31 de octubre de 2023

CARRERA POPULAR GERENA 2023

Regresé a Gerena, una vez más, para disputar la Carrera Popular Villa de Gerena. Ir a ese pueblo me resulta fácil, y la cita la conozco, por lo que son ya varios los años en los que me he decantado por competir allí, cuando he querido ponerme a prueba y no he tenido ganas de muchos líos.


Con anterioridad, yo había disputado las ediciones 13, 14 y 16 de esta prueba. Esta ha sido la 19. De manera sucesiva, mis prestaciones en ella han ido bajando, pese a que la distancia apenas ha variado. Sí ha ido cambiando el circuito, pero la verdad es que la dureza de la carrera no ha menguado, por lo que no se puede achacar la peor marca a las modificaciones del trazado. El caso es que el primer año que participé en la Carrera Popular Gerena corrí a 3:58. Entonces, allá por 2015, estaba que me salía. Poco después, me lesioné tontamente, y ya no he logrado volver a ese nivel. De hecho, en 2016 mi ritmo medio fue de 4:12, y en 2018 de 4:18. Por último, el pasado domingo mi media final fue de 4:24. No obstante, a pesar de esta decadencia, lo cierto es que el otro día acabé muy contento.

El resultado me pareció bueno, porque este 2023 he sufrido varios percances físicos, leves, pero molestos. El más reciente fue en agosto, y me hizo participar lesionado en la Carrera Nocturna San Ginés. Después de aquello, decidí parar y recuperarme del todo. Finalmente, tras estar un mes y medio en dique seco, volví a las andadas, sin fijarme objetivos. Hace un par de semanas ya me vi bien para competir, y por eso he ido a Gerena. Puede parecer que la marca no es para tirar cohetes, pero el hecho de haber logrado acelerar 10 segundos por kilómetro, en dos meses, es buena señal. Además, hacía tiempo que no tenía tan buenas sensaciones yendo a tope. En vista de esas circunstancias, y de que hay margen de mejora, la verdad es que terminé satisfecho.

Con respecto a lo de las sensaciones, lo cierto es que Carrera Popular Gerena es un leñazo considerable, por lo que es todo un reto mantener la estabilidad. Tiene un buen número de rampas largas, que te dejan frito si no te andas con ojo. También se baja, pero es la típica prueba en la que te fundes si no tienes cuidado subiendo, sin que te de tiempo a recuperar en los trechos cuesta abajo. En cambio, si controlas el ritmo en los ascensos, evitando ponerte nervioso, se puede avanzar rápido en los tramos más favorables. Yo fui capaz de correr así. Quedé en el puesto 34, de las 115 personas que acabaron.


Por lo que respecta al circuito, en la última edición en la que yo participé, la Carrera Popular Gerena dio dos vueltas a uno, pero este año no se repitieron calles, salvo un tramito de la Avenida de la Estación, que fue recta de salida, en un sentido, y recta de meta, en el opuesto.


El trazado de la carrera fue duro, como he dicho, aunque se puede dividir en bloques, algunos de los cuales resultaron bastante favorables. Así, los 300 metros iniciales fueron llanos, pero luego comenzó el primero de los tramos complicados. El mismo estuvo compuesto por una larga y constante rampa de 1.800 metros, que nos llevó al extremo del pueblo más alejado de su parte histórica. En ese trecho, ascendimos de los 87 metros sobre el nivel del mar, que había en la salida, a los 122 que alcanzamos en el kilómetro 2'1. Fue un comienzo asfixiante. Salir demasiado fuerte me podría haber costado caro, pero lo cierto es que controlé los nervios y ajusté bien el ritmo. Además, después de superar el kilómetro 2, la pendiente se volvió favorable. De hecho, empezamos bajando poco a poco, y acabamos haciéndolo de manera brusca. Corriendo cuesta abajo, fuimos desde la esquina noreste del casco urbano, a la suroeste. Atravesamos la localidad de lado a lado, por tanto, y pasamos de los comentados 122 metros, a los 75 que había en el kilómetro 5'3. Yo agradecí el perfil descendente, pero, tras un rato, me di cuenta de que esa bajada implicaba que nos esperaba una buena subida final.

En 2018 critiqué esta prueba, y dije que no era lógico que no pasara por el centro, por mucho que este estuviera en alto, cuando, por la parte moderna por la que se circulaba había también un montón de cuestas. Pues bien, se ve que los organizadores, finalmente, se han dado cuenta de que diseñar un circuito que margina la zona noble de Gerena no es buena idea. Por eso, el otro día no esquivamos su casco histórico, aunque sí se evitó el callejeo y no subimos hasta los alrededores de la iglesia. No cabe duda de que meternos en un laberinto de esquinas y de revueltas hasta la cima, nos hubiera castigado más aún, así que tampoco me quejo. Suficiente tuvimos ya, porque lo cierto es que el colofón de la carrera fue leñero. Para empezar, tras estar bajando el rato comentado, nos encontramos, después de un giro, con una rampa de 300 metros al 5'3% de desnivel ascendente. Luego, corrimos medio kilómetro por adoquines, cosa que nunca es fácil.


El tramo adoquinado, no obstante, fue llano, y después bajamos una cuesta de 200 metros, que fue la antesala de otra prolongada subida de unos 1.000 metros, que tuvo un desnivel medio del 4'1%. Esta nos llevó, de nuevo, hacia el norte. Un ascenso tan largo, a esas alturas de carrera, puede provocar una auténtica escabechina, por lo que fue un reto correrlo a buen ritmo. Finalmente, volvimos a cambiar de sentido, y encaramos un descenso definitivo de 800 metros, que nos llevó a la recta de meta. El último trecho fue rápido e ideal para llegar con sensación de velocidad.


Personalmente, después de unas cuantas carreras algo atravesadas, esta vez recuperé la capacidad para gestionar bien las fases de la competición. Así, encaré la postrera subida con fuelle, y pude lanzarme en la bajada final, hasta donde me llegaron los pulmones. Como dije al principio, corriendo por estas calles otros años he ido más veloz, pero ya, a mis cuarenta y muchos veranos, cuando compito no pretendo hacer milagros, sino sacarme todo el partido, experimentando buenas sensaciones. Hacía muchos meses que no lograba esto de una manera tan clara.

Esta prueba tuvo, para mí, un premio extra, que fue el de correr junto a Julio Molina. Este señor es una de las cinco personas que ha terminado las 38 ediciones del Maratón de Sevilla. No es que sea famoso, a nivel general, pero he leído bastante sobre él. Lleva, creo, 117 maratones, y su mejor marca es de 2h47. Ahí es nada. Yo ya lo había visto en los prolegómenos de alguna carrera, pero en esta ocasión lo llevé delante mucho rato, y lo adelanté en la última subida (en la foto que he puesto arriba sale en primer plano, y yo al fondo, vestido de negro). Tras pasarle, a falta de poco más de un kilómetro, el hombre aguantó mi estela, a pesar de que yo me di caña con todas mis ganas. Tiene 63 años, y cubrió a 4:24 los 8.250 metros. Es evidente que estamos hablando de un máquina.

Por último, otra cosa curiosa que tuvo la Carrera Popular Gerena fue la cantidad de atletas locales que hubo. Viendo las clasificaciones, me he percatado de que llegaron a meta 51, sobre un total de 115 finishers. Es un porcentaje muy elevado. La razón de que existan tantos corredores gerenenses se debe a que hay en el pueblo dos clubes de atletismo muy bien organizados, el Club Deportivo El Adoquín y el Club Atletismo Gerena. Ambos estuvieron implicados en la carrera, y son responsables de que la misma esté a punto de cumplir las dos décadas de vida.

En resumen, volví a pasar un buen rato en Gerena, gracias a su carrera. En 2018 me cayó el diluvio universal encima, por lo que la participación fue divertida, pero agitada. En cambio, el domingo salió una mañana maravillosa, y pude disfrutar de la sensación de tomar parte, una vez más, en una prueba muy bien organizada, que me resulta entrañable y cómoda.


Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en GERENA.
En 2015 (año de la primera carrera corrida en Gerena), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 32'3% (hoy día 37'1%).

Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 245.
% del Total de Carreras a completar: 24'4%.