20 de febrero de 2020

ESPARTINAS 2020

En 2018 escribí un post sobre Espartinas con motivo de la visita que hice a Bodegas Loreto y quedé pendiente de escribir otro un poco más extenso en el que hablara de sus demás lugares de interés. En aquella ocasión ya relaté con brevedad como fue la evolución urbanística espartinera, por lo que no me voy a repetir sobre ese particular e iré al grano, haciendo un rápido repaso de lo que puede llamar la atención en la localidad. Para refrescar la memoria, relativo al tema del desarrollo de Espartinas solo diré que este era a principio de los años 90 del siglo XX un pequeño pueblo que se vertebraba a partir de la carretera que une las ciudades de Sevilla y Huelva, la cual atraviesa el casco urbano. La época del boom del ladrillo hizo que se quintuplicara el número de habitantes del municipio gracias a la proliferación de adosados, lo cual ha tenido dos consecuencias: la primera es que el núcleo tradicional de Espartinas en la actualidad apenas se distingue. Lo que queda se concentra en la parte central de la travesía de la A-8076 (antigua N-431), a la que se asoma la iglesia, y en la zona de casas que esta tiene a su espalda.


La segunda consecuencia es que Espartinas, según datos de 2016, es el segundo municipio con más renta per cápita de Andalucía y el 66 de España.

Teniendo en cuenta lo dicho, cuando uno decide recorrer Espartinas con la idea de identificar sus sitios más destacados ha de tener en cuenta que no va a ver demasiados rincones pintorescos, en el sentido estricto de la palabra, pero que tampoco se va a encontrar zonas sórdidas. A este respecto, desde un punto de vista general he de decir que Espartinas me decepcionó el otro día, porque lo vi muy sucio y descuidado. Su PIB es el segundo más alto de la comunidad autónoma y tengo información de primera mano que me confirma que los vecinos pagan cada año un IBI brutal, por lo que no entiendo que los barrenderos brillen por su ausencia y que haya tantos rincones y plazas que pidan un manguerazo a gritos. Pese a esto, hay que decir también que a nivel global Espartinas es un pueblo impersonal, pero muy amable, no hay pisos y el desarrollo urbano no provocó la aparición de barrios atosigantes, sino que el entramado de calles da sensación de amplitud y sosiego. Hay muchos adosados, pero en una mañana de buen tiempo como la que disfruté el pasado viernes dar un paseo por allí es muy agradable.


Hecha la presentación general, voy a hablar a continuación de los lugares más relevantes de la población. La parte más céntrica del mismo no es demasiado bonita, como he dicho arriba lo que queda de la Espartinas antigua se reduce a un trozo de travesía y a la zona que tiene la misma en uno de sus lados. Lo que sucede es que ese sector tradicional tampoco tiene pinta de datar de épocas demasiado pretéritas, de hecho las casas tienen el aspecto típico de las viviendas populares de principios del siglo XX de los pueblos andaluces, que con sus zócalos de ladrillo o terrazo, sus fachadas simples y sus tejados aterrazados apenas si ofrecen algo de atractivo.



En ese sector los dos puntos más importantes son la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en la cual no pude entrar, y la Plaza de la Cruz, que es el principal ensanchamiento de la travesía y que resulta agradable, aunque ya digo que estaba un poco sucia, pese a que en la foto haya evitado reflejar esa circunstancia.


El desarrollo del casco urbano está jerarquizado por la mencionada travesía, que recibió hasta el 2000 el nombre de Avenida de José Antonio Primo de Rivera. Ese año se modernizó un poco la denominación y pasó a llamarse Avenida Alcaldesa María Regla Jiménez, en honor a la regidora municipal que gobernó Espartinas desde 1983 a 2003 sin que nadie fuera capaz de quitarle la mayoría absoluta. Regla Jiménez era conocida por sus simpatías hacia el régimen preconstitucional español, pero durante dos décadas nadie le tosió, hasta el punto de que murió siendo alcaldesa.

Hacia el norte de esa travesía la localidad ha crecido, pero poco. El meollo se extendió principalmente hacia el sur, que es donde se alza la Hacienda San Rafael. A su alrededor se proyectó la que, en la actualidad, es la principal zona de servicios del pueblo. Junto a ella, en una enorme explanada acondicionada se ha situado el Ayuntamiento. Dicha explanada se halla dividida en dos y es atractiva por su amplitud, aunque de nuevo la recordaba menos descuidada.


Una de sus mitades está enlosetada y se llama Plaza del Ejército Español del Aire, porque en ella se ubica el Monumento al T-33. Viendo la foto que he puesto abajo huelga decir por qué se llama así el monumento y la plaza.


Sobre la razón de ser de la presencia ahí de ese avión hablaré más adelante.

La otra mitad de la gran plaza de denomina Plaza Nuestra Señora del Rocío, en ella los parterres con vegetación son más grandes que en la otra parte y es donde se sitúa el edificio del Ayuntamiento.


Frente a esta enorme zona de plazas se encuentra la entrada a la citada Hacienda San Rafael, que durante parte del siglo XX ejerció de convento de religiosas franciscanas y que, tras ser adquirida por el Ayuntamiento, ha sido convertida en un centro cultural que recibe el nombre de Casa de las Monjas.


Espartinas, como buen pueblo aljarafeño que es, tenía en su término varias haciendas, esta era una de ellas y se ha acondicionado para acoger diversas dependencias municipales y también culturales (allí hay una biblioteca, salas de estudio, aulas, espacios con ordenadores,...). Es un edificio muy bonito y, este sí, está muy arreglado y cuidado.




El centro ya no tiene mucha más historia. Más al sur de la Plaza Nuestra Señora del Rocío hay cientos de adosados que han transformado Espartinas en una ciudad dormitorio. Hacia el oeste hay más, siendo esta parte más interesante, dentro de la monotonía que suele caracterizar las barriadas de calles cuadriculadas y viviendas unifamiliares. En efecto, hacia el sur no hay nada que merezca la pena, pero al oeste de la población hay una zona que se ha convertido en el segundo foco de actividad espartinera y, aparte, en el límite mismo del casco urbano. En su extremo está el edificio más emblemático del pueblo, que en realidad son dos que se encuentran pegados. Uno de ellos es la Hacienda Loreto, donde se ubican las Bodegas Loreto de las que ya hablé en el post de 2018. El otro, que está anexo, es el Convento de Loreto, que es lo que vi el pasado viernes. Hace años ese conjunto se hallaba aislado y hoy día aún da al campo por tres de sus lados, pero por el cuarto los chalés han llegado hasta él, hecho que no le resta encanto.



Ninguna visita a Espartinas estará completa si no se ha visto el Convento de Loreto. Yo me fui para allá después de asegurarme de que iba a poder entrar, pese a lo cual al llegar me lo encontré cerrado. En un primer momento me dio palo llamar, pero resultó que coincidí con un grupo del Aula de la Experiencia que acababa de desembarcar allí para conocer el santuario (el Aula de la Experiencia es un programa de desarrollo cultural que la Universidad de Sevilla ofrece a los mayores de 50 años), ellos entraron y yo aproveché la coyuntura para hablar con el fraile responsable, que me indicó muy amablemente que yo también podía acceder. En consecuencia, pude deambular durante un rato por el interior del monasterio.


El Convento está muy bien conservado, en él viven 13 frailes franciscanos y se compone de una iglesia, un par de claustros de dos plantas a los que dan varias dependencias y un patio, que se acondicionó en 1982 junto a una torre de origen árabe que lleva ahí desde la Edad Media (a uno de sus lados se construyeron las instalaciones de la bodega y al otro las conventuales, de manera que ha quedado rodeada de edificaciones).


El primer claustro, llamado El Mudejar, es de 1526, fecha en la que se fundó el monasterio.


El segundo claustro, alrededor del cual vive actualmente la comunidad, está lleno de vegetación bien cuidada y flores, tiene un aspecto muy vistoso y data del siglo XVIII.



A este segundo claustro se asoman dos estancias que se han habilitado como un museo. El fraile que estaba acompañando la visita dijo que eran "la parte más importante del Convento", yo no soy muy aficionado al arte sacro, como bien es sabido, por lo que no suelo verle la gracia a ese tipo de exposiciones repletas de cuadros anónimos y de piezas de orfebrería religiosa, pero no cabe duda de que lo que allí se exhibe se ha colocado con mucho mimo y, además, en esta ocasión me vi sorprendido por la presencia en una vitrina de varios incunables muy bien conservados que, sin duda, elevaron el interés de la muestra.


Por su parte, al primer claustro da la Iglesia, que se erigió también en el siglo XVIII sobre los cimientos de otra del siglo anterior que, a su vez, se había levantado para sustituir a una capilla de 1525.


Hay que decir que este templo tiene en mi vida una importancia capital, ya que en él se casaron mis padres el 11 de septiembre de 1976. El por qué de la elección de ese lugar para la ceremonia no va más allá de la mera casualidad, porque mis padres no tenían ninguna relación con la zona, ni tampoco ninguno de mis abuelos, que no vinieron a vivir a Sevilla hasta bien entrada la edad adulta. Pese a esto, alguien les habló de que el Convento era bonito, por lo que mis padres contrajeron matrimonio en la Iglesia y celebraron el convite en el claustro principal (realmente el cenobio es precioso y lo debía ser aún más hace casi 44 años, cuando estaba en mitad del campo).


El destino me convirtió en 2008 en vecino de Villanueva del Ariscal, que está junto a Espartinas. De hecho, muy cerca de mi casa parte un camino que lleva directo al Convento, por lo que estoy apenas a diez minutos corriendo y paso por delante de él muy a menudo.


Para terminar, me voy a referir a Tablantes, la antes mencionada zona que ejerce de segundo foco de actividad en Espartinas. Tablantes es realmente otra hacienda que queda un poco más allá y que no ha llegado, por poco, a verse rodeada de adosados, la crisis y el final del boom urbanístico llegaron justo cuando se estaba iniciando el acondicionamiento de sus alrededores para la construcción de viviendas y eso provocó que no se acabara de hacer nada y que en su perímetro lo que aún haya sean olivos. Pese a esto, toda la parte que tiene al norte sí se urbanizó por completo y se levantaron, además de muchas casas, una plaza de toros, el campo de fútbol del Espartinas C. F. y un polideportivo cubierto llamado Pabellón Municipal de Deportes Rey Juan Carlos I. Allí está también la explanada donde cada mes de septiembre se monta la feria.


La razón de dedicarle ahora otro artículo en el blog a Espartinas se debe al hecho de que el pasado sábado Ana disputó en el citado pabellón un partido de voleibol, ella juega en los alevines del equipo de Villanueva del Ariscal y en el marco de la presente edición de los Juegos Deportivos Municipales le tocó ir con sus compis a nuestro pueblo vecino a jugar contra el conjunto local. En realidad la liga comenzó el 18 de enero y yo aún no había podido ir a verla por motivos laborales, pero el sábado hice encaje de bolillos y conseguí librar, por lo que pude ir al partido. Dado que ese día iba a entrar en el Pabellón y que me iba a pasear por Tablantes, y aprovechando que el viernes no empezaba a currar hasta las dos y que tenía que llevar a reparar el ordenador portátil (lo llevo a un negocio que está, precisamente, en Tablantes), decidí dedicar la mañana del viernes a dar una vuelta por Espartinas, con la idea de juntar esa jornada a la del sábado y reunir así suficiente material para el post. De lo que saqué en claro el viernes ya he hablado, ahora voy a finalizar con lo que hice el sábado, que estuvo centrado casi por completo en los alrededores del Pabellón.


En Tablantes el enclave que atrae la atención por encima de todo, más allá de la propia Hacienda, que está un poco apartada, es la Plaza de Toros. En Espartinas nació Juan Antonio Ruiz Espartaco, un célebre matador de toros que fue el número uno del escalafón taurino en 1982 y de 1985 a 1991. En esos años fue el torero top, yo solo puedo hablar de oídas de su talento en los ruedos, pero sí se que fue durante tres lustros una de las figuras más mediáticas del toreo. No es de extrañar, por tanto, que tenga una Estatua delante de la plaza de toros.


Lo de la estatua es normal, lo de la infrautilizada plaza quizás no, ya que por lo visto está por dentro en un estado algo destartalado, dado que se construyó en plan un tanto faraónico en 2005, en los años de derroche económico (en aquella época se proyectó una plaza con 5.000 asientos en un pueblo de 9.000 habitantes) y, pese a que ha albergado grandes eventos, se usa de higos a brevas y está muy dejada.

Otra imagen totalmente distinta es la que da el Pabellón Municipal de Deportes Rey Juan Carlos I, que fue inaugurado en 2014 y que me consta que se usa mucho. Yo nunca había entrado en él hasta el sábado, cuando pude ver que está genial. Ana disputó su partido ahí y aunque esta vez no le fue muy bien a su equipo (perdieron 25-4 y 25-3), sí pudimos comprobar que desde las cómodas gradas la visibilidad es perfecta.


Yo además tuve la oportunidad de bajar a la pista y constaté que todo está muy bien mantenido.


En Tablantes también está El Espartal, un centro comercial abierto donde hay un buen número de bares y restaurantes, así como negocios de otro tipo.


Yo he ido allí con cierta frecuencia, dado que esa parte del pueblo es la que queda más cerca de Villanueva y me resulta muy cómoda. En esta ocasión echamos un rato en la Cervecería El Gordito, ya que se me ocurrió ir al partido de Ana en el autobús del equipo (el trayecto no fue ni de cinco minutos, pero siempre ponen autobús), con la cosa de que en ese vehículo iban las alevines y las cadetes, que jugaban su partido a continuación del de Ana. Yo vi el partido de alevines, pero después tenía que regresar a Villanueva en el bus ejerciendo aún de padre acompañante, por lo que tuve que esperar a que acabara el partido de las mayores. Lo que pasa es que a Julia le entró hambre, no llevaba nada y nos acercamos a El Espartal a tomar algo mientras hacíamos tiempo. Eran las 12 de la mañana y no conseguí tomar café en el único sitio de desayunos que hay allí, que ya estaba cerrando. En El Gordito, que no es más que el típico bar de batalla, tampoco tenían café, pero al menos acababan de abrir, así que Julia se tomó un montadito y yo un refresco.


Es de destacar, a otro nivel, que en la zona de Tablantes vivió el célebre cantaor y actor Juanito Valderrama (si digo que es célebre es porque yo, que soy por lo general un ignorante en todo lo relacionado con el flamenco, la copla y su mundo, se perfectamente quién es). Valderrama era jiennense, pero residió hasta su muerte en Espartinas, donde en su honor erigieron una Estatua en 2006, no muy lejos de la de Espartaco.


La Calle Juanito Valderrama también está muy cerca, aunque no he podido averiguar si en ella es donde vivió el artista.

En Espartinas probablemente el lugar más afamado para comer sea Casa Pedro, por lo que el sábado tras el partido de Ana fuimos allí a almorzar. Se trata de una bodega fundada a finales de los años 50 del pasado siglo, que da a la travesía y a la ya mencionada Plaza de la Cruz.


Yo solo había estado allí una vez en 2012 y no lo recordaba muy bien, pero había leído que su menudo es excepcional, por lo que no me quedaba otra que ir y probarlo, a pesar de que no soy muy carnívoro y de que lo de la casquería casi que me supera (menudo es el nombre que reciben los callos hechos a la manera del oeste de Andalucía, es decir, es el estómago del cerdo guisado con pimentón). Aún así, le eché valor y me pedí media ración...


En mi opinión estaban buenísimos. Allí, de igual modo, es una especialidad la caldereta, por lo que fue otro plato que pedimos. En este caso, sin estar ni mucho menos mala, calderetas las he tomado mejores, pero de todas formas el rato que echamos en el patio interior que tiene Casa Pedro fue una gozada, yo repetiré, porque es de esos sitios donde puedes tomarte unas raciones y unas cañas en un emplazamiento agradable, disfrutando del benévolo clima que solemos tener en Sevilla, con toda la calma del mundo y a un precio ajustado.

No quiero terminar sin hacer referencia a la razón de que en la Plaza del Ejército Español del Aire haya un avión. Lo he dejado para el final, porque en uno de los extremos de Tablantes, justo en la rotonda que cojo yo a diario para tirar para Villanueva, hay otro elemento relacionado con la aviación. Se trata de la hélice de un T-12.


Esa rotonda se denomina Rotonda de Tablada y Tablada es un acuartelamiento aéreo que hay en Sevilla, por lo que pica ya a la curiosidad el por qué de esa relación tan aparentemente estrecha entre Espartinas y el Ejército del Aire español. La razón que yo le encuentro a la misma es que la Virgen de Loreto es la patrona de la aviación y de las Fuerzas Aéreas, pero también del Aljarafe sevillano y de Espartinas. Por ello, ha hecho de nexo de unión entre la localidad y el Ejército, y, dado que la devoción a la Virgen de Loreto es de las más arraigadas de Andalucía y que su epicentro está en el Convento de Loreto, dado asimismo que entre un sector de los militares es el referente devocional y dado, por último, que Espartinas se ha caracterizado durante años por ser un bastión de la derecha, justo en la zona en la que la solidez del PSOE es casi monolítica, no es de extrañar que en el pasado las autoridades locales hayan fomentado el acercamiento entre el pueblo y las Fuerzas Armadas, siendo esa la razón de que encontremos allí esos homenajes tan llamativos.

Por lo que a mi respecta, Espartinas es toda una referencia y he intentado reflejar el hecho de que,  aunque pueda no parecerlo, tiene sus atractivos.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado ESPARTINAS.
En 2008 (primera visita), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Sevilla: 42'8% (hoy día 62'9%).
En 2008 (primera visita), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 13'7% (hoy día 20'6%).