27 de agosto de 2017

CASTILLO DE LA IRUELA 2017

El Castillo de La Iruela es una impresionante fortificación que está situada sobre una peña, en la parte más alta del pueblo de La Iruela. Toda la fortaleza se encuentra ubicada en un lugar bastante llamativo, pero lo que destaca por encima de todo de ella es su torre, que se asienta sobre el crespón rocoso más elevado del peñasco, al borde de un tremendo tajo, conformando una de las estampas más llamativas de Andalucía.


El Castillo de La Iruela es un perfecto ejemplo de edificio defensivo que se adaptó al entorno y en el que se aprovechó la encrespada orografía del terreno para construir un bastión inexpugnable. Con ese objetivo los diferentes paños de muralla almenada se dispusieron adaptándolos a la ladera de la montaña y en lo alto de la misma se levantó, aislada de todo, la torre del homenaje, que tiene un acceso inverosímil que debía ser fácil de defender.

El origen de la fortificación es musulmán, de hecho sus primeros cimientos son prebereberes, pero fueron los almohades los que construyeron realmente un castillo allí. Tras la reconquista, sobre el mismo se erigió una fortaleza cristiana, reforzándose en esa época las defensas. A partir de ahí, parece que durante unos años el Castillo de La Iruela perteneció a la Orden del Temple y esto siempre se resalta, dada la imagen legendaria con la que los Monjes Templarios han pasado a la historia. Ese halo de misterio resulta muy llamativo y por ello siempre que algo perteneció a la citada orden el adjetivo templario sale a relucir, como si el edificio en cuestión no hubiera tenido más historia. Como digo, ese hecho sucede también con el Castillo de La Iruela, al que se denomina por doquier castillo templario, pese a que incluso hay dudas sobre si llegó a pertenecer a la Orden del Temple o no: La Iruela se reconquistó por el Arzobispado de Toledo en 1231 y se sabe que los caballeros templarios colaboraron de manera activa en varias fases de la reconquista peninsular, pero faltan elementos que confirmen, sin ningún género de dudas, que en algún momento el Castillo fue propiedad de la Orden del Temple. Aún así, también hay voces que defienden que en la segunda mitad del siglo XIII la Orden del Temple estuvo presente por todas las partes del sur peninsular que se fueron reconquistando, por lo que tampoco sería raro que en alguna etapa hubiera ocupado el edificio. De todas formas, la congregación fue desmantelada en 1312, por lo que la fase templaria del Castillo de La Iruela, si existió, duró a lo sumo 81 años.

En cualquier caso, la historia de la fortaleza es dilatada, lo que no es de extrañar dada su ubicación. En la actualidad, está aún bien conservada la torre del homenaje y también parte de las murallas. Aparte, la construcción tenía varios recintos y aún se puede intuir como estaban organizados los dos superiores: el acceso al primero de ellos se realiza por una puerta que está situada bajo la torre que en su día sirvió de campanario a la Iglesia de Santo Domingo, mientras que el segundo es el que está detrás de los lienzos de muralla que aún se conservan.



Detrás de las murallas está, precisamente, la torre del homenaje, cuya vía original de subida desde la base de la peña donde se asienta casi no se distingue. Sin embargo, aguzando la vista o tomando un poco de perspectiva se puede distinguir por donde iba la estrecha escalera de piedra. 



Con la idea de que se pueda subir en la actualidad sin peligro se ha creado por el otro lado una gran escalera de madera que permite salvar el abrupto desnivel sin riesgo alguno.


Una vez alcanzado el torreón gracias a la escalera de madera se puede subir a la parte superior por una angosta escalinata interior que también da acceso a los dos pisos intermedios. Desde lo alto son espectaculares las vistas del pueblo, del Auditorio, de la Iglesia de Santo Domingo y también de los campos circundantes (realmente la torre, con independencia de su función simbólica, también era usada como atalaya).


Lo curioso es que Cazorla, que está pegada a La Iruela, por los accidentes del terreno no se ve desde lo alto.

Como complemento a la visita al propio Castillo uno no puede irse del pueblo sin explorar el Centro de Interpretación Castillo de la Iruela. El mismo está un poco alejado del recinto fortificado y como La Iruela tiene tantas cuestas al principio da un poco de pereza ir hasta allí.


En la foto superior el Centro de Interpretación es el edificio independiente que está a más altura en la ladera de la montaña ubicada frente al Castillo.


Sin embargo, tras superar la pereza uno acaba descubriendo que merece la pena bajar del Castillo y subir de nuevo un par de cuestas para llegar al Centro, ya que el edificio, inaugurado en 2013, se ha diseñado de tal manera que las vistas desde allí son las mejores.


Además, a diferencia del Castillo de la Yedra de Cazorla, donde las señoras que nos lo enseñaron se limitaron a cubrir el expediente y el propio procedimiento para verlo dejó bastante que desear, en el Centro de Interpretación Castillo de La Iruela nos encontramos con una chica cuya actitud fue de diez: para empezar, no pudo disimular que estaba deseando trabajar, ya que cuando llegamos estaba sola en el Centro y se vino con nosotros para hacernos una visita guiada, con ganas, en apariencia, de que le pudiéramos sacar todo el jugo posible a la exposición. Gracias a eso nos contó muchas cosas, por ejemplo, nos habló de los túneles que hay bajo la montaña, que unen de manera oculta diversos puntos de La Iruela y Cazorla. Ella afirmó haber estado en alguno y nos dijo que sería precioso restaurarlos todos, pero reconoció que ya se daba con un canto en los dientes con el hecho de que se hubiera puesto en valor el Castillo y de que se hubiera creado su Centro de Interpretación, dadas las pocas ayudas que hay. La chica era del pueblo y demostró bastante cariño por él, que es básicamente lo que se le pide a los guías en este tipo de visitas, da igual que luego la exposición sea más o menos modesta (la del Castillo está hecha con buenas intenciones y está muy cuidada, aunque sin la aportación de la responsable perdería un poco).


En cualquier caso, más allá de lo que tiene dentro, como he dicho el Centro de Interpretación Castillo de La Iruela está diseñado para mostrar todo el esplendor del Castillo, tanto desde su terraza como desde un gran ventanal que tiene en el segundo piso.


Tras ese último vistazo del Castillo de La Iruela desde el Centro de Interpretación nos despedimos del pueblo con la sensación de haber pasado en él una tarde bastante completa.



Reto Viajero MARAVILLAS DE ANDALUCÍA
Visitado CASTILLO DE LA IRUELA.
% de Maravillas de Andalucía visitadas en la Provincia de Jaén: 21'4%.
% de Maravillas de Andalucía visitadas: 34'7%.


25 de agosto de 2017

LA IRUELA 2017

La Iruela es un municipio de 2.000 habitantes que tiene a su población un tanto dispersa, ya que además del núcleo homónimo que ejerce de capital cuenta con 15 pedanías. La capital municipal, además, está prácticamente pegada a Cazorla, por lo que podría llegar a ser eclipsada por este pueblo, que da nombre a la comarca. Pese a todo esto, La Iruela tiene en su casco urbano una construcción, el Castillo de La Iruela, que hace que no corra realmente el riesgo de pasar desapercibida. De esta fortaleza hablaré en un post aparte, porque es uno de los monumentos que deben ser visitado sin excusa en Andalucía.


La Iruela, sin embargo, tiene también otro par de enclaves de un cierto interés que se merecen unas palabritas en este post: son una iglesia que está medio destruida, pero que tiene su historia, y un auditorio que es moderno, pero que se ha construido al borde de un precipicio, aprovechando la ladera de la montaña al más puro estilo romano. Ambos se pueden ver comprando una entrada conjunta a la del Castillo y están a su lado, en la parte alta del pueblo (La Iruela tiene muchas cuestas, conviene visitarlo sin prisas).


En nuestro caso, el día que visitamos La Iruela habíamos estado por la mañana viendo el Nacimiento del Río Guadalquivir y habíamos comido no muy lejos de este, junto a un punto en el que el río tiene ya algo de corriente, incluso en verano, y forma unas pozas de poca profundidad en las que la gente se baña a pesar de la gélida temperatura del agua. Después de comer y de bañarnos nosotros también, nos encaminamos a La Iruela, pero al llegar los monumentos aún estaban cerrados, por lo que nos dirigimos al centro del pueblo buscando un lugar donde tomar café. La Iruela no es un lugar muy poblado ni demasiado turístico, lo que hizo que nos costara dar con un bar. Por un momento, de hecho, temí que no íbamos a encontrar ninguno y que íbamos a tener que regresar a la carretera, a la entrada de la población, donde había visto un hotel, pero finalmente descubrimos que el pueblo sí tenía dos bares abiertos, que estaban casi enfrente el uno del otro. Teníamos una hora por delante y en la desierta calle hacía bastante calor, así que acabamos entrando en los dos y pude comprobar que en ambos se respiraba un ambiente totalmente diferente.

Primero entramos en la Cafetería Vandelvira, dado que tenía más pinta de servir cafés.


En esta cafetería nos tomamos un cafelito e incluso comprobamos que había pasteles, pero lo que me llamó la atención fue que aquel resultó ser el lugar donde la tercera edad del pueblo se reúne a jugar el dominó (había ambiente de peña futbolística, de bar de asociación de vecinos... o de hogar del pensionista). Allí estuvimos a gusto, frescos y tranquilos un buen rato, pero el lugar, estando con las niñas, no daba para más que para media hora.

En consecuencia, decidimos marcharnos y, tras comprobar en la calle que el sol seguía tostando de los lindo, cruzamos y nos dispusimos a echar la restante media hora en el bar de enfrente (Café Bar Puerta 77). Allí el ambiente era bastante distinto, se ve que es el lugar donde paran los hombres de mediana edad del pueblo con pinta de ser aficionados a los bares. En cualquier caso, pese a ser de otro estilo, este bar tenía en la parte de atrás una terraza agradable con una diana, donde nos tomamos unos refrescos jugando una partida de dardos.


Gracias a los dardos llegó volando el momento de subir, por fin, a ver los highlights de La Iruela. La visita estrella, sin duda, es la del Castillo, pero las ruinas de la Iglesia de Santo Domingo también resultan interesantes, porque al igual que la de Cazorla esta iglesia está casi destruida por completo debido al ataque de las tropas francesas en el siglo XIX.



En el caso de la Iglesia de Santo Domingo, se levantó en el siglo XVI reemplazando a otra medieval y siempre tuvo problemas de mantenimiento, aunque parece que fueron las tropas napoleónicas las responsables de su ruina total. Tras la Guerra de la Independencia, dado su estado, dejó de tener culto y pasó a convertirse en el cementerio municipal, de hecho se abrieron un montón de nichos en las paredes que ya no se ven, pero que estuvieron ahí hasta los años sesenta. En esa época se clausuró definitivamente ese cementerio y se vaciaron los nichos, pero se dejaron muchas de las tumbas que estaban en el suelo (hoy día en la parte trasera de la iglesia aún se ven recuerdos a personas que fueron enterradas ahí a lo largo del siglo XX).



Por su parte, el Auditorio Castillo de la Iruela es moderno (se construyó en 1990) y no tiene más interés que el de ver como está acostado en la montaña, pero estoy seguro de que será muy útil a la hora de organizar conciertos y espectáculos.


De hecho, nosotros llegamos a ver como se le daba un uso práctico, porque en él se estaba grabando un programa de televisión. Esta circunstancia fue, sin duda, una de las anécdotas de esta parte de las vacaciones, porque el día anterior en Cazorla nos habíamos topado en la explanada de las ruinas de la Iglesia de Santa María con el mismo rodaje. En principio, creí que lo que estaban filmando era un vídeo musical, porque en Cazorla lo que vimos fue a un joven que estaba haciendo como que cantaba a la vez que sonaba de fondo una canción en un radiocasete, mientras a su espalda otros dos hacían como que tocaban una guitarra y un bajo. En ese momento me pareció un poco cutre el número, porque no había batería y los instrumentos estaban claramente desenchufados, se veía a la legua que todos estaban haciendo como que tocaban y cantaban poniendo caras. Seguro que luego, al montar las imágenes y mezclarlas con la música todo junto queda bien, muchas veces he visto el resultado final en vídeos, pero observarlo en vivo es raro. En cualquier caso, me pareció curioso, pero como no me sonaban de nada los músicos no le di más importancia al tema y la cosa no habría ido más allá si, al día siguiente, esperando en La Iruela junto a la cancela que daba acceso al recinto del Castillo, la Iglesia y el Auditorio, no nos hubiéramos encontrado al mismo cantante junto con todos los técnicos que el día anterior estaban llevando a cabo el rodaje (el del bajo y el de la guitarra ya no estaban). El hecho de ver otra vez al artista y de comprobar que tenía allí a su disposición, por segundo día consecutivo, a casi una decena de personas, ya me picó la curiosidad. "¿Quién será este?" pensé. El chico parecía un poco intimidado, la verdad, los técnicos que estaban con él daban muestras de estar más relajados, pero allí todos estaban trabajando para grabarle, estaba claro que era algo más que un aficionado. Al abrir las puertas, todos ellos se dirigieron al Auditorio y nosotros vimos la Iglesia y el Castillo, pero antes de irnos nos asomamos al teatro y vimos que en las gradas estaban en plena grabación. Al verlos a todos en faena otra vez ya no me pude resistir y le pregunté a uno que estaba allí mirando que quién era el cantante. "Lukas Layton", me contestó.


Pues bien, Lukas Layton es un joven cantante de Úbeda que tiene un disco y un EP en el mercado. En realidad, no estaba grabando ningún videoclip, aunque he visto que ha rodado algunos, sino que estaba filmando los exteriores de un programa de TVE llamado TVE es música que se dedica a promocionar a músicos de múltiples estilos. Yo ese programa no sabía ni que existía, pero por lo visto en él se emite un concierto en directo del artista (sin público, grabado en un plató de televisión) y algo rodado en exteriores. Lo que nosotros vimos fue la parte del programa grabada al aire libre. Según he leído, el programa de Lukas Layton se emite este otoño.

Musicalmente, Lukas Layton no está mal, hace una especie de rock indie que no me disgusta si se hace bien, aunque lo cierto es que lo que he escuchado suyo tampoco me ha encandilado y rodando tenía un aire un tanto lacio, haciendo como que cantaba mientras se balanceaba levemente. Aún así, grabar para TVE no debe ser fácil, hay que reconocer que el chaval tiene su mérito. Ojalá triunfe a mayor escala.



Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado LA IRUELA.
% de Municipios ya visitados en la Provincia de Jaén: 5'2%.
% de Municipios de Andalucía ya visitados: 19'5%.


24 de agosto de 2017

CAZORLA 2017

Cazorla es un pueblo que no queda demasiado lejos de casa y que es muy conocido por sus encantos, por lo que ha aparecido con frecuencia entre las posibles opciones cuando he planeado escapadas y viajes. Sin embargo, al final nunca había ido a la zona de la Sierra de Cazorla, realmente no había estado por allí ni de paso. 

Resulta, por tanto, un poco irónico que, tras haber barajado tantas veces la posibilidad de ir a Cazorla, haya acabado yendo por primera vez cuando menos pensado estaba. En efecto, la opción de pasar allí la tercera fase de las vacaciones de este año surgió de improviso en Madrid y estuvo irremediablemente unida a nuestro percance con el coche: íbamos a ir a Navarra al volver de los Países Bajos, pero el coche se calentó poco después de recogerlo del aparcamiento de larga estancia del aeropuerto y esto provocó que acabara en un depósito de Mapfre a la espera de que el seguro lo llevara a Sevilla. El caso es que, pese al incidente, no quisimos renunciar a la última parte de las vacaciones y decidimos alquilar otro vehículo, tras lo cual pensamos que Cazorla casi estaba en el camino de vuelta a Sevilla (todo lo contrario que la Selva de Irati), por lo que yendo allí ahorrábamos gasolina, podíamos recortar un día nuestras vacaciones sin que se notara mucho y, con todo ello, compensábamos un poco el sobrecoste resultante de alquilar un vehículo.

En consecuencia, 24 horas después de llegar a España, pensando aún que nuestro siguiente destino era Navarra, llegamos al Camping Cortijo San Isicio en Cazorla a bordo de un Fiat 500 alquilado. La ubicación de este camping, cerca del pueblo, fue clave en su elección, pero luego comprobamos que acertamos por otras muchas razones.


En primer lugar, el Camping Cortijo San Isicio resultó ser una buena elección porque sus dueños son muy escrupulosos con el cuidado de la hierba y aquello no es un secarral (no es nada fácil encontrar campings con hierba en Andalucía, ni siquiera en zonas de sierra). Por otro lado, su piscina está genial y tenía algo de sombra para pasar las calurosas horas del mediodía, además de que el ambiente general que nos encontramos fue familiar y sano. Es un camping modesto (no tiene supermercado ni bar, tiene pocos baños y duchas, y son unisex), pero las instalaciones bastaron para la gente que había, y para comprar comida o tomar algo Cazorla estaba a tiro de piedra, de hecho estuvimos en el camping tres días completos y en dos de ellos fuimos al pueblo.


El primer día fuimos por la mañana y nos dimos un buen paseo desde la Plaza de Santa María (en la foto de abajo) hasta la Plaza de la Constitución, pasando la Plaza de la Corredera, de manera que recorrimos de extremo a extremo la columna vertebral del pueblo.


En la Plaza de Santa María está la Fuente de las Cadenas, que data del siglo XVII, aunque ha sufrido alteraciones a lo largo de la historia.


En nuestro primer paseo fuimos atravesando el casco urbano de Cazorla, como ya he dicho, pero para volver al punto de partida recorrimos entero el bonito Paseo del Río Cerezuelo, que va bordeando el cauce de ese pequeño afluente del Río Guadalquivir.


Antes de los paseos habíamos hecho una visita guiada realmente interesante a la que nos unimos sobre la marcha cuando fuimos a la Oficina Municipal de Turismo, que está en una de las pocas partes que se conservan en pie en las ruinas de la Iglesia de Santa María.


En esa parte del antiguo templo, junto a la puerta grande que da acceso a la Oficina de Turismo, hay otra más pequeña que permite subir arriba por una preciosa escalera de caracol. Tras hacerlo también recorrimos lo que queda de la iglesia.


La iglesia fue un capricho de Francisco De los Cobos, secretario de estado del rey Carlos I, al que el mismo nombró adelantado de Cazorla, un prestigioso cargo que hasta entonces permanecía bajo la jurisdicción del Arzobispado de Toledo y que otorgaba el control de un amplio territorio que años atrás había sido fronterizo con el Reino Nazarí de GranadaDe los Cobos, que además de ser una de las personas más poderosas de su tiempo, era de Úbeda, a raíz de su nombramiento quiso hacer en Cazorla una iglesia que fuera digna de su figura, pero se encontró con el problema de que por allí no había ninguna superficie llana tan grande como para levantar un gran templo. Pese a esto, no se resignó y decidió sufragar una titánica obra de ingeniería consistente en abovedar el cauce del Río Cerezuelo y crear una superficie plana lo suficientemente extensa como para levantar la iglesia encima. La dirección del proyecto de la iglesia se la encargó a Andrés de Vandelvira, uno de los grandes arquitectos de la época. Por desgracia, De los Cobos murió antes de que se terminara su faraónica construcción y, además, sus descendientes vieron como el Arzobispado de Toledo recuperaba el Adelantamiento de Cazorla, lo que provocó que nadie siguiera soltando dinero y la obra quedara inacabada. Pese a eso, parte de la iglesia llegó a estar construida y se consagró, pero primero una enorme riada acaecida en 1694 y luego los franceses durante la Guerra de la Independencia dejaron la Iglesia de Santa María reducida a algo parecido a lo que es hoy. En la actualidad, lo que queda son los restos de la planta original que iba a tener el templo, los muros perimetrales, la torre de los pies con su escalera, una portada y la parte de la cabecera que llegó a estar en uso.

Aparte de esto, se conserva otro elemento relacionado con la iglesia y que es quizás el más interesante: la Bóveda sobre el Río Cerezuelo, que sigue pasando por debajo de las ruinas y de la Plaza de Santa María. La visita guiada a la que nos apuntamos recorrió esa bóveda por debajo.



Por otro lado, la entrada al túnel de la Bóveda daba derecho, pagando solo un euro más, a visitar La Casa de la Luz, un centro de atención al viajero que está dividido en dos partes, de manera que a última hora de la tarde volvimos a Cazorla para aprovechar esa posibilidad. Así pues, en primer lugar vimos el Centro Temático Frondosa Naturaleza, una pequeña exposición dedicada a la flora y la fauna de la Sierra de Cazorla. La visita al centro fue guiada por una chica muy amable, pero el mismo tampoco aportó mucho más que un par de datos interesantes.



A continuación, seguimos con la segunda parte de la visita a La Casa de la Luz, que consistió en entrar a ver otro edificio que está contiguo al del Centro Temático Frondosa Naturaleza y que fue en tiempos pasados un molino harinero (actualmente es el Centro de Interpretación Molinos del Río Cerezuelo).


En este caso, hay que reconocer que los cazorleños no tuvieron demasiada suerte con nosotros, ya que a esas alturas teníamos el listón bastante alto en lo que respecta a las visitas a molinos, tras haber visitado este mismo verano el molino de aceite De Zoeker en Países Bajos y, sobre todo, la Ferrería de Cades en Cantabria. La visita al molino neerlandés fue ilustrativa, pero la que de verdad no se puede comparar es la visita al molino cántabro: en Cades el molino propulsado por agua lo han restaurado al 100% y lo han puesto en marcha, de manera que vives realmente como era el funcionamiento de aquello. En Cazorla el molino lo han restaurado de una manera muy interesante, pero menos espectacular. La visita, explicada también por otra agradable chica, merece la pena, pero no pudimos evitar hacer odiosas comparaciones. Aún así, el triplete cazorleño del primer día nos permitió ver tres de los principales puntos de interés del pueblo.

El segundo día que estuvimos en el Camping Cortijo San Isicio fuimos a ver el Nacimiento del Río Guadalquivir, pero el tercero volvimos a Cazorla de nuevo dos veces. La primera de ellas fuimos a ver el Castillo de la Yedra, el imponente edificio que vigila desde lo alto a la población.


Para llegar a él le echamos valor y subimos andando desde la Plaza de Santa María, merece la pena acercarse al Castillo de esa manera por las panorámicas que se van viendo, pero hay que reconocer que la subida te deja sin aliento.


Nosotros enfilamos la cuesta pasadas las 12 y a esa hora el sol estaba empezando ya a caer a plomo.


El Castillo es interesante y alberga en su interior el Museo de Artes y Costumbres Populares del Alto Guadalquivir, por lo que se puede decir que vimos dos cosas en una. Sin embargo, todo está gestionado por la Junta de Andalucía y eso provocó indirectamente que viviéramos una visita un tanto surrealista: resulta que el Museo no lo puedes ver a tu aire, lo cual de por sí ya es un poco raro, pero además la visita la guían por turnos dos funcionarias de mediana edad que nos atendieron amablemente al llegar, pero que resultó evidente que no tenían demasiadas ganas de hacer de guías. Lo hicieron, sí, porque es su trabajo, pero poco más. Realmente, su labor se podría limitar a vender las entradas o algo así, pero el problema es que se dedican a enseñar el Museo y el Castillo, controlando los movimientos de los visitantes por el recinto. Por ello, tuvimos que esperar un poco a que se hiciera un grupo y al rato una de las dos señoras nos acompañó por las diferentes estancias del Castillo. Su labor se limitó a recitar mecánicamente en cada una un escueto discurso general y a esperar junto a la puerta con gesto impaciente a que los visitantes nos diéramos una vueltecita por la sala. En esas circunstancias costaba un poco relajarse y acababa uno deseando pasar a la siguiente habitación para no prolongar en demasía el suplicio de la señora. La misma, no se por qué, no podía pasar a la siguiente estancia hasta que no hubiera salido todo el grupo de la anterior, por lo que la visita acabó siendo un poco tensa. Sin embargo, lo que verdaderamente me dejó sin habla fue que junto al mostrador de entrada al Castillo las guías tenían instalada una televisión en la que, a esa hora, estaban sintonizando La Mañana de La 1. Al irme pude comprobar que lo mismo que las dos se turnaban para hacer las visitas, también lo hacían para sentarse y echar un rato viendo la tele...

El Castillo, aparte de todo, está bastante restaurado, pero es muy espectacular, está en un lugar impresionante y las vistas del pueblo desde él son sensacionales. Por su parte, el Museo sería normalito viéndolo con calma, pero viéndolo a jopo pierde casi todo su sentido.


En cualquier caso, la visión más espectacular que vimos de Cazorla no fue desde el Castillo, sino que fue la que disfrutamos al atardecer desde el Balcón del Pintor Zabaleta, un mirador que está dentro del casco urbano y desde el que se ve, precisamente, una panorámica espectacular de la fortificación. El caso es que la tarde de ese tercer día la pasamos descansando en la piscina del camping, pero a última hora decidimos despedirnos de Cazorla y de nuestras tres semanas de vacaciones itinerantes cenando en el pueblo. Antes de elegir el sitio donde picar algo nos dimos una vuelta por la zona más pintoresca de la población, que es la que se encarama por el principio de la ladera de la Peña de los Halcones, ya que por esa parte aún no habíamos ido.


Tras ese paseo acabamos casi por casualidad en el Balcón del Pintor Zabaleta, justo al final del atardecer, y eso me permitió contemplar una de las puestas de sol más bonitas que he visto en mi vida.

Allí, al borde del mirador, tiene sus mesas un bar llamado Lusco Taberna. Esas mesas se llenaron en un momento, pero al llegar nosotros aún había algunas libres y gracias a eso pudimos coger una junto a la barandilla del mirador y disfrutar de la espectacular puesta de sol saboreando una cerveza fresca. El momento fue mágico.


En la Lusco Taberna, además, nos dieron a elegir entre una serie de tapas bastante originales para acompañar la bebida, yo me pedí una de mejillones con bechamel que estaba riquísima, por lo que hasta en ese detalle el rato fue redondo.


La cena la completamos en Casa Tino, un bar situado en la Plaza de Santa María, el lugar donde empezaron y terminaron todos nuestros paseos por Cazorla. Esa plaza está llena de bares con veladores y a mediodía, tras bajar sudorosos del Castillo, ya nos habíamos tomado una cerveza con su contundente tapa de calamares a la romana en la Taberna Quinito, pero por la noche estaba llena su terraza y nos acomodamos en la de Casa Tino. La cena no estuvo mal y para la cantidad de gente que había nos sirvieron rápido. Para rematar, nos pedimos todos unos helados en la Cafetería Kebab Boabdil y nos los comimos sentados bajo la torre de la Iglesia de Santa María, contemplando una vez más la animación de la plaza. Fue el colofón perfecto.


Cazorla se merece una visita en temporada alta, que allí no es el verano (por lo visto aquella zona es espectacular en invierno). Todo se andará.



Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado CAZORLA.
% de Municipios ya visitados en la Provincia de Jaén: 5'2%.
% de Municipios de Andalucía ya visitados: 19'4%.

Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado CAZORLA.
% de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Jaén: 40%.
% de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 32'5%.


19 de agosto de 2017

MADRID 2017 (VISITA DE AGOSTO)

Por segunda vez en este 2017 recalamos en Madrid. En mayo, la visita dio bastante de sí, pero en esta ocasión la estancia fue muy fugaz, ya que solo estuvimos de paso en la ciudad, camino de Amsterdam, el día 8 de agosto, y de vuelta de la capital neerlandesa el día 15.

Al volver de los Países Bajos, con la idea de despedirnos a lo grande de esta segunda etapa de nuestras vacaciones veraniegas, tuvimos la suerte de poder dormir, gracias una vez más a mis padres, en un buen hotel en el Distrito de Salamanca. El objetivo era disfrutar del alojamiento y sentir un poco Madrid, pese a que apenas íbamos a estar allí unas horas.

El día 8, por contra, primó el lado práctico y nuestro alojamiento (el Senator Barajas Hotel) estuvo cerca del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. En esta ocasión, el hotel resultó ser un poco decepcionante, pese a tener cuatro estrellas. No estuvo mal, pero hubo una serie de detalles que sumaron negativamente. El más importante fue que la supuesta habitación triple resultó ser una doble con dos camas un poco más grandes de lo normal. En los hoteles, las habitaciones triples suelen tener tres camas, o todo lo más dos camas normales y una supletoria, pero en el Senator Barajas Hotel consideraron que en una habitación triple es suficiente poner dos camas grandes donde quepan tres (y no es lo mismo). Aparte de esto, el hotel tiene un aire un tanto añejo, no está viejo, pero parece un hotel para turistas de la Costa del Sol



Por otro lado, el desayuno bufé no estuvo mal, pero los he visto más cuidados. En general, el hotel tenía pinta de ser el típico alojamiento adonde las empresas de nivel medio mandan a sus empleados, cuando tienen que viajar por motivos de trabajo. En esos casos se busca lo práctico y los detalles no se tienen en cuenta, y eso es lo que ofrece el Senator Barajas Hotel. Es un lugar pulcro y funcional, pero no tiene pinta de que pretendan ir más allá.

Todo esto tampoco importó demasiado, por otro lado, porque el verdadero gustazo nos lo pensábamos dar a la vuelta en el Hotel VP Jardín de Recoletos. Las circunstancias, sin embargo, hicieron que la estancia del día 15 tuviera un sabor algo más agridulce de lo deseado, ya que, al poco de recoger el coche del aparcamiento de larga estancia del aeropuerto, la aguja de la temperatura se disparó y eso acabó marcando por completo los días que nos quedaban de vacaciones. De hecho, la propia estancia en la capital se vio alterada por el incidente.

Para empezar, tuvimos que parar de improviso en un lugar de Madrid totalmente desconocido. Afortunadamente, Mapfre respondió perfectamente, la grúa tardó solo veinte minutos y el seguro también nos envió un transporte para llevarnos al hotel. Lo malo fue que nuestro coche durmió en un depósito de la aseguradora, de manera que nos acostamos sin saber qué íbamos a hacer con él y qué iba a pasar con lo que nos quedaba de vacaciones. Al final, encontramos una buena solución al día siguiente, pero es evidente que nuestras horas en Madrid estuvieron mediatizadas por completo por el incidente del coche, hasta el punto de que, en esta ocasión, todo lo que vi outdoors fue la Calle Gil de Santibañes (en la foto de abajo), que es donde estaba el hotel, y la Calle Princesa, donde estaba el local de Hertz en el que acabamos alquilando un coche a la mañana siguiente. También tuve la suerte de recorrer la desolada Calle del Cidro, en el Distrito de Carabanchel, que es donde estaba el depósito adonde llevaron nuestro Seat León. Total, que más vale centrar la crónica en lo que hicimos en el hotel. En esta visita hay que quedarse con eso.


El Hotel VP Jardín de Recoletos es un aparthotel de 4 llaves lujo (la máxima categoría de este tipo de establecimientos), que está en un lugar envidiable, en la zona del Distrito de Salamanca más cercana al Paseo de Recoletos. Como dije antes, en el Senator Barajas Hotel hubo unos cuantos detalles negativos, pero en el Hotel VP Jardín de Recoletos todos fueron muy positivos, ya que, para empezar nos dieron una suite al precio de una habitación normal (hubo un ligero mal entendido a la hora de hacer la reserva y compensaron así a mi madre). La habitación fue un lujo (tenía bebidas gratis en el minibar, albornoz, jacuzzi, ducha de hidromasaje,... y era bastante espaciosa), pero, además, tenía una terraza muy agradable (no destacaba por sus vistas, como es lógico dada la ubicación del hotel, pero era amplia y estaba muy cuidada).


Con respecto a la cena, la noche había empezado torcida y cuando llegamos al hotel, hechos polvo de cansancio y algo nerviosos, ya pasaban las diez. En esas circunstancias, quedarnos a cenar en el restaurante del hotel (Restaurante Jardín de Recoletos) era la mejor idea, aunque parecía tener un punto más lujoso de lo que es normal para nosotros. Pese a esto, decidimos probar, y la verdad es que la cena fue como un oasis de paz en mitad de una situación un poco desagradable. La terraza interior del restaurante, rodeada de vegetación, resultó ser un lugar encantador. Allí no llegaba ningún ruido de la calle y cenamos escuchando el sonido del agua. En la terraza había un buen número de mesas con comensales (gente con pinta de tener pasta, a decir verdad) pero estaban bastante espaciadas. Gracias a todo eso, disfrutamos de una cena genial. Realmente, el restaurante es caro, pero pedimos un salmorejo cordobés por persona, compartimos una croquetas de ibérico y un taco de aguacate con salmón marinado, y con eso cenamos más que de sobra. Aquel rato fue como un bálsamo. Para rematar, a la mañana siguiente el bufé de desayuno fue sensacional por su variedad.

Después del desayuno llegó el momento de coger el toro por los cuernos y tomar decisiones. El seguro nos llevaba el coche a Sevilla y nos ofrecía un día de coche de alquiler para ir a casa... pero no queríamos acabar así las vacaciones. Fueron momentos complicados, volvernos hubiera sido lo más cabal, pero ese hecho se me hacía bastante duro y María propuso ampliar por nuestra cuenta el alquiler del vehículo, saltándonos bastante nuestro ajustado presupuesto para la semana, ir al depósito, cambiar el equipaje de nuestro maletero al del coche de alquiler, y seguir con nuestros planes de camping como si nada hubiera pasado.

El plan era un pequeña locura, pero la idea llegó como un soplo de aire fresco, cuando todo parecía perdido. Aparte de eso, para que la locura no se saliera de madre yo propuse cambiar nuestro destino. Ir a Navarra, al punto opuesto de España de donde está nuestra casa, hubiera sido demasiado en esas circunstancias. Nos íbamos a gastar más de 300 euros extra en un coche alquilado y era preceptivo ahorrar gasolina e irnos a un lugar que estuviera más a mano, recortando también un día las vacaciones. Por ello, había que cambiar sobre la marcha de objetivo. Durante un rato lo pensamos y, al final, decidimos ir a Cazorla, pero esa historia corresponde ya a otro post. 



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Comunidad de Madrid: 7'7% (hoy día 19'2%).
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 4'4% (hoy día 32'2%).

Reto Viajero PRINCIPALES CIUDADES DEL MUNDO
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Principales Ciudades del Mundo que están en Europa que ya estaban visitadas: 2'7% (hoy día 40'5%).
En 1988 (primera visita consciente), % de Principales Ciudades del Mundo que ya estaban visitadas: 1% (hoy día 17'%).