29 de septiembre de 2020

ACANTILADO DEL ASPERILLO 2020

Curso nuevo, vida nueva. Pues sí, este verano a pesar de la COVID-19 salvamos las vacaciones de una manera más que aceptable, pero volvimos a casa y el final del mes de agosto y el mes de septiembre al completo han sido una locura. El regreso a la rutina después de la época de asueto estival siempre es un poco estresante, pero este año la pandemia, que está por todos lados, ha convertido las últimas semanas en una auténtica montaña rusa. Fruto de la situación que hemos vivido, con la vuelta al cole y al trabajo en medio de una crisis sanitaria, la verdad es que no ha habido tiempo ni espacio mental para hacer nada susceptible de ser reseñado en este blog. Sin embargo, hace tres días, una vez que ya ha arrancado por fin el curso, decidimos tomarnos un pequeño respiro y organizamos una jornada de playa. Gracias a ello generé material para escribir este post y eso ha hecho que no se me haya ido el mes de septiembre sin haber publicado ni una palabra.

Lo cierto es que me encantan las playas urbanas, pero esta vez lo que buscábamos era perdernos en la naturaleza. No está la cosa como para mezclarse con la gente al libre albedrío y, además, estamos saturados de ir a todas partes con mil miramientos, por lo que queríamos aislamiento. Por ello, decidimos ir a un pedazo de costa lo más salvaje posible. Eso podría haber provocado que, finalmente, me hubiera quedado sin nada sobre lo que escribir, pero resulta que hay en el litoral de la provincia de Huelva un monumento natural que está en mi lista de imprescindibles y que, sorprendentemente, aún no conocía. Es el Acantilado del Asperillo. El mismo da al mar y está aislado, por lo que la oportunidad para ir a tacharlo de la lista apareció que ni pintada. Era el lugar perfecto para la ocasión.


El Acantilado del Asperillo se encuentra en la costa del municipio de Almonte, entre las poblaciones de Matalascañas y Mazagón. Se asoma a la Playa de Castilla, el infinito arenal virgen del que ya he hablado otras veces. 

Aunque puede que me repita, por poner en contexto el Acantilado diré que todo el litoral de la provincia de Huelva, desde la desembocadura del Río Odiel hasta la del Río Guadalquivir, es una única playa ancha y arenosa que no tiene discontinuidades durante 50 kilómetros. En los 45 kilómetros que pertenecen a Almonte, los 17 que van del extremo del municipio hasta Matalascañas conforman oficialmente la mencionada Playa de Castilla. Sin embargo, esta se suele dividir extraoficialmente en varios sectores, que reciben denominaciones diversas y que no siempre tienen límites bien definidos. Aún así, se podría decir que entre Matalascañas y el límite municipal, en la desembocadura del Arroyo del Loro, las sucesivas divisiones populares son apodadas Playa de Torre de la Higuera, Playa de Castilla (propiamente dicha), Playa de la Mata del Difunto, Playa del Asperillo, Playa de Cuesta Maneli y Playa de la Torre del Loro (la Playa del Asperillo y la de Cuesta Maneli muy a menudo se consideran una sola y para hacer referencia a ella se usan uno u otro nombre de manera indistinta). 

A ese tramo de playas vírgenes y de nombres extraoficiales mal definidos es, precisamente, adonde se asoma el Acantilado del Asperillo. De hecho, el alto nivel de protección de este y de todos los terrenos que tiene a su espalda, que forman parte del Parque Natural de Doñana, es lo que ha propiciado que toda esa enorme franja del litoral onubense no se haya urbanizado. Dado lo agreste que se ha conservado el terreno, llegar al mar en muchos puntos es imposible y los accesos abiertos no son precisamente cómodos. Eso hace que la Playa de Castilla se haya mantenido intacta.


El caso es que el Acantilado del Asperillo es una duna fósil que se extiende a lo largo de doce hectáreas de costa. Cuando estás encima lo que percibes es que se trata de una elevación montañosa recubierta de arena de playa. 


En esa elevación crece la vegetación, por lo que uno se da cuenta con facilidad de que no se está pisando una duna como las del Desierto del Sahara. Realmente, solo la capa superior del promontorio es de arena fina. Debajo, el subsuelo está formado por la sedimentación de diferentes capas de arenas de origen eólico y aluvial, mezcladas durante miles de años con materia orgánica. Dichas capas se han ido depositando a lo largo del tiempo, se han endurecido y, luego, las fuerzas de la tierra las han levantado conformando una montaña de sedimentos. Por ello, desde la playa lo que se ve es un acantilado de tierra dura. 


Es interesante saber que el del Asperillo es el acantilado de este tipo más alto de Europa. Su parte protegida por la etiqueta Monumento Natural se extiende a lo largo de 12 kilómetros de costa, aunque realmente la prominencia va desde el extremo del núcleo habitado de Matalascañas hasta el centro de Mazagón, que está en alto. Sin embargo, solo se ha preservado el sector central, que está dentro del municipio de Almonte. Resulta difícil para un mortal saber cuales son los puntos exactos donde empieza y termina el monumento, dado que en la declaración de Monumento Natural se dan unas coordenadas muy precisas, pero difíciles de situar para un cualquiera. Yo he logrado saber que la zona que goza de medidas de protección se inicia unos metros al oeste del sendero de Cuesta Maneli y llega hasta el Parque Dunar de Matalascañas. Al este de ese parque la elevación se acaba y comienzan las casas de Matalascañas. Al oeste de Cuesta Maneli, por contra, la montaña de sedimentos sigue muchos kilómetros y es también impresionante, aunque no se ha garantizado su conservación a un nivel similar.

En cualquier caso, acceder al Acantilado del Asperillo no es fácil. A pie de playa lo que se observa es un murallón impenetrable y desde atrás, como contaré a continuación, tampoco resulta sencillo llegar al borde del precipicio.


Que yo sepa, solo hay dos maneras permitidas para un dominguero de penetrar en la zona protegida del Acantilado. La primera es recorriendo el sendero denominado Cuesta Maneli que ya he nombrado. Este es el trayecto más normal. Se trata de un camino de 1.500 metros que está preparado al máximo, dado que sobre él se ha construido una pasarela de madera que permite que el trayecto a pie desde el aparcamiento habilitado junto a la carretera sea más llevadero. Dicha pasarela por desgracia se quemó en el incendio que asoló Doñana en 2017 y se ha reconstruido en junio de este año. Nuestra idea el pasado sábado era acceder a la playa atravesando el escarpe por esa vía. Yo esta no la conocía, por lo que nunca había visto realmente la parte especial del Acantilado del Asperillo. Lo que pasa es que, fieles a nuestro estilo, cuando salimos de casa cogimos comida, agua en abundancia, una sombrilla, crema solar, gorras y hasta una pelota, pero dinero no. Para qué, si íbamos a un lugar que está en mitad de la nada. Gran error. Al llegar al inicio de Cuesta Maneli nos encontramos conque estaba operativo un parquin vigilado que vale 2 euros. Apenas es dinero, pero nosotros no llevábamos ni 80 céntimos. Obviamente, aquello está pensado para que no sea posible soltar el coche en plan pirata en ningún sitio. Eso quiere decir que, o pagas los 2 euros o te vas, con la cosa de que irse implica que no hay donde aparcar en varios kilómetros, ni se puede alcanzar la costa partiendo de cualquier punto de la carretera A-494. Esta discurre paralela a la costa, pero tiene a pocos metros una valla, la cual aparentemente solo presenta una abertura a la altura de Cuesta Maneli

Nosotros, maldiciendo y sin habernos bajado del coche, no tuvimos más remedio que volvernos por donde habíamos venido. Nuestra vía de acceso a la playa ya tenía que estar, sin más remedio, en Matalascañas. Sin embargo, mientras íbamos para allá vi junto a la verja, en un momento dado, tres coches aparcados en un ensanchamiento, en mitad de ninguna parte. Deduje que cerca debía haber alguna manera de cruzar la alambrada y no me equivoqué, puesto que encontramos una puerta. La misma estaba cerrada, pero se podía abrir sin problema. 


Pensamos que por ahí podríamos llegar a nuestro destino, aparcamos, cruzamos la valla y echamos a andar. No me arrepiento, lo que vimos fue maravilloso y nos permitió subir a la parte alta del Acantilado del Asperillo. En efecto, habíamos dado por casualidad con otro de sus puntos de acceso, pero la realidad es que la playa no pudimos ni tocarla. 

Para acceder al Acantilado anduvimos unos 2 kilómetros. El camino al principio fue llano y el suelo entre pinos era más firme. Fuimos bordeando la Laguna del Jaral, que en esta época está seca. Me encantó conocer este rincón del Parque Natural de Doñana


Al poco de dejar atrás la Laguna del Jaral empezamos a subir a la duna. Se notó, además de por la pendiente, por el hecho de empezar a andar sobre arena seca. 


Desde lo alto de la duna vimos unas vistas realmente sensacionales de los pinares del Parque Natural de Doñana.


Una vez que la pendiente suavizó anduvimos un poco más y enseguida vimos el mar. La buena noticia fue que llegamos a lo alto del Acantilado del Asperillo, un lugar precioso. Sin embargo, nosotros teníamos la intención de alcanzar la playa y nos encontramos conque desde allí era materialmente imposible bajar. 



Quizás dolió menos el contratiempo por la belleza del paisaje, pero desde lo alto del precipicio no había forma de descender al nivel del mar y no quedó otra que volver. Antes, para reponer fuerzas nos zampamos los bocadillos que nos pensábamos comer en la playa. 


La vuelta, dado que eran más de las 2 de la tarde, que apretaba el calor y que aún no habíamos tocado el agua, fue un tanto ardua. Una vez que llegamos al coche decidimos dejarnos de experimentos y tiramos hacia Matalascañas, donde estábamos seguros de que no nos íbamos a encontrar sorpresas. Una vez allí, casi sin pisar la población almonteña nos internamos un poco en la Playa de Castilla desde su extremo este y nos quedamos a unos metros de donde empieza la parte protegida del Acantilado por ese lado. Finalmente, echamos una placentera tarde y, gracias a ello, nos fuimos a casa con todos los objetivos cumplidos. Eso sí, la próxima vez que queramos aunar en una sola jornada un día de playa y una excursión al Acantilado del Asperillo me aseguraré de llevar 2 euros para poder dejar el coche en el parking de Cuesta Maneli.


Reto Viajero MARAVILLAS DE ANDALUCÍA
Visitado ACANTILADO DEL ASPERILLO.
% de Maravillas de Andalucía visitadas en la Provincia de Huelva: 35'3%.
% de Maravillas de Andalucía visitadas: 36'7%.