31 de julio de 2021

MANILVA 2021

A finales de verano de 2019 estuve un par de días alojado en casa de unos conocidos que tienen mucha amistad con Rosalba, una amiga y vecina nuestra. Esa propiedad se encuentra en una urbanización llamada Aldea Beach, que pertenece a Manilva, el municipio malagueño costero más occidental. La vivienda está en primera línea de playa.


El caso es que este último fin de semana regresé a esa casa, ya que Ana estuvo en ella con dos amigas, disfrutando de unos días de playa con la familia propietaria y con Rosalba. Para ir allí se fue con ellos, pero para traerla de vuelta sí tuvimos que desplazarnos nosotros. Eso nos dio pie a echar el sábado y el domingo en la Costa del Sol. Para dormir, nos fuimos hasta Benarrabá, como conté en el post anterior, pero para ir a la playa sí aprovechamos la costa manilveña. En concreto, pasamos la primera de las dos jornadas en la Playa de Sabinillas, a la que se asoma San Luis de Sabinillas, que es una de las poblaciones que se han desarrollado junto al mar en Manilva


El segundo día lo pasamos en la Playa de los Toros y en la casa de nuestros conocidos. Por mi parte, cayeron un par de baños en el Mar Mediterráneo, uno en cada playa. El agua estaba increíblemente fría, pero no me quise ir sin darme sendos chapuzones.

Con respecto a San Luis de Sabinillas y a Aldea Beach, por ponerlos en contexto he de decir que, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), en el municipio de Manilva hay seis núcleos habitados. Son Manilva, Castillo de la Duquesa, La Chullera, Honda Cavada, San Luis de Sabinillas y Alcorrín. Hay cierta confusión con la nomenclatura de algunos de estos entes poblacionales y tampoco, a priori, parece estar claro al 100% donde empiezan y donde terminan todos, ya que muchos se hallan unidos entre sí y, en ocasiones, es difícil individualizarlos. Además, mirando un mapa satélite se observa que Aldea Beach está bastante mejor definido que otros enclaves y, sin embargo, no se ha incluido en los seis que he mencionado. En definitiva, en Manilva si hiciera un listado de las poblaciones que integran el municipio mirando una imagen desde el aire, en primera línea de costa, desde el extremo oeste del mismo hasta el este, yo hablaría de La Chullera, Aldea Beach, Alcorrín, Castillo de La Duquesa y San Luis de Sabinillas. Luego, el casco urbano de Manilva se encuentra ya en la sierra y, al norte del término municipal, más aislado aún, está Honda Cavada, que la verdad es que en la imagen satélite parece estar formado apenas por cuatro casas. Yo hablé, en el post de 2019, de Manilva pueblo y de Aldea Beach, que son dos núcleos claramente separados de los demás, aunque sean muy distintos. El pasado fin de semana donde estuvimos fue en San Luis de Sabinillas.


San Luis de Sabinillas cuenta con más de 7.000 habitantes y es el núcleo más poblado de Manilva. De hecho, vive allí el doble de gente que en la capital municipal. En apariencia, parece que no hay solución de continuidad entre sus pisos y las primeras edificaciones que ya pertenecen a Castillo de la Duquesa, por un lado, o al término municipal de Casares, por el otro. Sin embargo, por ambos extremos San Luis de Sabinillas está bien delimitado por sendos arroyos. Ninguno de ellos corta la playa, ya que las desembocaduras se han soterrado, pero sí provocan que las líneas de casas sufran dos pequeñas cesuras y que esté bien señalado donde se encuentran los límites de San Luis de Sabinillas. En consecuencia, entre el Arroyo de la Peñuela y el Río Manilva lo que queda es una población compuesta, en su mayor parte, por calles dispuestas en cuadrícula, paralelas al paseo marítimo o perpendiculares a este. 


En esas calles predominan los bloques de pisos. Las construcciones no se han elevado demasiado, por lo que no es una población que apabulle, aunque sí hay algunos edificios de cinco o seis plantas. 

Ni que decir tiene que en pleno mes de julio San Luis de Sabinillas está en temporada alta, aunque quizás vimos aquello más tranquilo que nunca, ya que en la Costa del Sol abunda el turismo guiri y el mismo es el que ha sido más golpeado por la pandemia. Quizás por eso nosotros pudimos aparcar con relativa facilidad al llegar, lo que no significa que no nos tuviéramos que alejar un poco de la primera línea de playa. No obstante, esa circunstancia posibilitó que pudiera ver bien una mayor parte de la población. Por ejemplo, recorrimos entera la Avenida de Manilva, que es la principal calle perpendicular al mar de San Luis de Sabinillas.


La Avenida de Manilva empieza en la rotonda donde acaba la A-377, que es la vía interurbana que lleva desde Manilva capital a San Luis de Sabinillas. Esta avenida es como la continuación de dicha carretera y, además, ejerce de calle bisagra del asentamiento, de modo que, a sus dos lados, este ha crecido de manera simétrica. Andando por la Avenida de Manilva, camino de la playa, pasamos por la Plaza de San Luis, que podría ser considerado el epicentro de la población.


De todas formas, la playa era nuestro destino y, por ello, tiramos directos hacia el paseo marítimo sin explorar más. Cuando llegamos era mediodía, pero, para no encontrarnos sin sitio donde almorzar, un par de horas antes habíamos reservado en un restaurante. El objetivo que llevábamos era claro: degustar un espeto de sardinas, la gran especialidad de la costa malagueña. Por esa razón, buscamos en Tripadvisor en qué lugar de San Luis de Sabinillas podíamos pegarnos el homenaje con garantías. Por suerte, no fallamos el tiro. De hecho, antes de sentarnos en la mesa que habíamos reservado en el Restaurante Marymar ya nos dimos cuenta de que comer sardinas no iba a ser un problema.


Comer en el Restaurante Marymar fue un acierto. Las sardinas me encantaron y también pedimos un espeto de pulpo, hecho igualmente a la brasa, que tampoco defraudó. En San Luis de Sabinillas hacía un calor apañado. Soplaba Terral, que es el viento que viene del monte en Málaga, y que en verano es abrasador, ya que provoca una densa bruma caliente que, al mezclarse con la humedad marítima, no deja ni respirar. Aún así, en la terraza del restaurante estuvimos a gusto y pudimos comer con mucha calma.


He de decir que se llenaron, tanto el Restaurante Marymar, como el que tenía al lado. Me da la impresión de que la afluencia de extranjeros este año ha disminuido en la Costa del Sol, pero en esos dos negocios, al menos durante el fin de semana, parece que no se notó.

Una vez que nos quitamos el antojo de sardinas nos adentramos en la Playa de Sabinillas y echamos en ella la tarde en remojo. El calor era brutal, pero la bruma evitó que el sol pegara tanto, y junto al agua pudimos mitigar el sofoco provocado por el Terral, por lo que estuvimos bien. A media tarde llegó el momento del helado. Para saborearlo fuimos a la Heladería Da Vinci, que vimos que estaba en la Calle Duquesa de Arcos, la cual es paralela al paseo marítimo. Allí, en el cartel de la puerta ofertaban 55 sabores, nada menos. En las vitrinas no llegaban a tantos, pero las 40 opciones reales nos tuvieron un buen rato cavilando. Los helados fueron sensacionales y los despacharon muy bien.


Antes de marcharnos no quise perder la oportunidad de recorrer parte del Paseo del Carmen, que es el nombre que recibe el paseo marítimo de San Luis de Sabinillas. Como no podía ser de otra forma, está muy cuidado y, si bien no es muy ancho, a mí me resultó agradable.


El domingo estuvimos en Aldea Beach y no vi nada que no conociera ya de mi visita de 2019. En definitiva, en Manilva aún hay cosas que ver, sobre todo en Castillo de la Duquesa y en La Chullera. Las dos visitas que ya he hecho a esta zona de la costa de Málaga me han permitido entender bien como se encuentra organizada y qué ofrece. La próxima vez que vaya, por tanto, podré dirigirme a tiro hecho a profundizar en los detalles que me faltan. 


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado MANILVA.
En 2019 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Málaga: 16'6% (hoy día 17'5%).
En 2019 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 20'4% (hoy día 20'8%).


30 de julio de 2021

BENARRABÁ 2021

Se que no es muy normal ir a pasar un fin de semana playero a la Costa del Sol y acabar pernoctando en una localidad que está a 37 kilómetros del litoral, pero lo cierto es que nosotros a veces hacemos cosas poco comunes. No me tengo que ir muy lejos para encontrar personas que, si van a la playa, ya protestan si el alojamiento no está a tiro de piedra del agua. No quiero ni pensar en su reacción si se hubieran visto en la tesitura de tener que meterse en plena sierra de Málaga para pasar la noche, después de un intenso día en la arena. Nosotros lo hicimos y, además, a la mañana siguiente volvimos a acercarnos a la costa y echamos otra jornada de sol y mar. Eso no nos supuso ningún problema. De hecho, me alegro de haber elegido Benarrabá para dormir, porque además de disfrutar de dos días veraniegos en las playas de Manilva, tuve la oportunidad de conocer este pueblo, que no sabía ni que existía y que es una maravilla.


En Benarrabá disfrutamos de una velada nocturna de sábado deliciosa, ya que es un remanso de paz, y el domingo por la mañana nos dimos un agradable paseo, en el que descubrimos hasta que punto es bonita esta pintoresca y blanca población semidesconocida.


De todas formas, tengo que reconocer que la razón de pernoctar en Benarrabá tuvo que ver con la ausencia de alojamientos asequibles más cerca de la costa. Realmente, nuestra idea primigenia era echar un fin de semana de playa y, para ello, lo que pretendimos de inicio fue hospedarnos cerca de esta, cosa que resultó imposible. Lo que sí es verdad es que no somos de abortar los planes ante impedimentos como el de no encontrar, para dormir, un sitio cercano adaptado a nuestros bolsillos. Si hay que explorar otras soluciones se exploran y, gracias a eso, a veces acabamos conociendo lugares impresionantes que no son mainstream

En Benarrabá viven poco más de 440 personas, por lo que es un pueblo muy pequeño. Además, pese a que la glamourosa Costa del Sol dista pocos kilómetros, es un sitio bastante aislado que no tiene nada que ver con esta. Su territorio es muy montañoso, porque, como ya dije cuando hablé de Manilva en 2019, en la provincia de Málaga en cuanto uno se aleja un poco del mar, se adentra en un terreno escarpado y rural, que no se parece en nada al costero.


El caso es que Benarrabá es una población cuyo origen se remonta a época islámica, como se deduce con facilidad de su nombre. En efecto, el asentamiento original fue creado en la ladera del Monte Porón por la tribu bereber Banu Rabbah (este nombre significa "los hijos de Rabbah"). Desde lo alto de ese monte se podía tener contacto visual con otros núcleos de la zona, por lo que se erigió allí una fortificación. A la vez, un poco más abajo, en sus faldas, se generó una villa con las características típicas de los pueblos de origen musulmán, es decir, formada por un entramado de callejuelas serpenteantes creadas por la superposición de blancas casas.



Benarrabá, por tanto, es la clásica población donde lo más destacado no son los edificios concretos, sino las calles en sí mismas y su disposición. Todas están muy cuidadas. Un ejemplo de ello es la Calle Mesón.


En la Calle Pósito está el edificio del Ayuntamiento y también la mayoría de los bares del pueblo. Nosotros la vimos desierta, como corresponde a un domingo por la mañana, pero está claro que esa vía es uno de los epicentros de la vida benarrabeña.



El pueblo en sí me sorprendió, pero el alojamiento donde dormimos me dejó con la boca abierta, tanto o más. Nosotros acabamos pernoctando en Benarrabá, porque, buscando a la desesperada un improvisado hospedaje asequible lo más cerca posible de Manilva, apareció allí el Benarrabá Hostel. Al principio dudamos, porque el establecimiento es un albergue juvenil y no teníamos ganas de renunciar, en esta ocasión, a ciertas comodidades, pero nada más llegar ya comprobamos que el youth hostel no es ninguna covacha para mochileros.


El Benarrabá Hostel es un albergue juvenil privado que tiene capacidad para 84 personas. Aunque hay una habitación doble y cuatro cuádruples, tiene otra para seis personas, así como otras más grandes aún, para ocho, diez y doce huéspedes. En principio, está habilitado para que se pueda compartir la estancia con desconocidos, pero a nosotros nos dieron una con cuatro camas y, aunque éramos tres (solo íbamos María, Julia y yo), nos reservaron el dormitorio completo, que además tenía el cuarto de baño dentro y ofrecía unas vistas maravillosas desde la ventana. Eso, unido a que todo estaba muy nuevo, hizo que los 45 euros que pagamos por la habitación fueran una ganga. Aparte, el establecimiento da a la Plaza Veracruz, que estaba en obras, pero en la que había un montón de espacio habilitado para aparcar, aunque no se aprecie en la foto inferior. Hasta en eso fue un lugar muy cómodo.


Lo mejor del Benarrabá Hostel, no obstante, es la terraza de su bar, que, como pude ver, los sábados por la noche se llena de benarrabeños relajados. El albergue está en la parte alta de la población y la terraza la han construido de manera que queda sobre el pueblo. Fue una delicia tomar una cerveza en ella después de cenar, disfrutando del frescor de la sierra y de las vistas nocturnas de Benarrabá.


Por la mañana, también desayunamos en el bar y pudimos ver las mismas vistas de día.


En definitiva, tras regresar de Asturias improvisamos este plan de fin de semana y eso me permitió conocer Benarrabá, a la espera de que volvamos al norte cuando tengamos vacaciones en agosto. 


Antes de eso, sin embargo, voy a escribir sobre lo que hicimos en Manilva y, dentro de un par de semanas, hablaré también de otra experiencia que tenemos planeada en el sur de España, antes de tirar hacia el norte.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado BENARRABÁ.
% de Municipios ya visitados en la Provincia de Málaga: 17'5%.
% de Municipios de Andalucía ya visitados: 20'8%.


23 de julio de 2021

LLANES 2021 (VISITA DE JULIO)

Llevo veraneando en Llanes desde 1997, pero nunca había estado allí durante la primera quincena de julio. Sin embargo, en 2021 iré dos veces y la estancia inicial ha transcurrido, precisamente, durante esa parte de este mes. De Llanes capital ya lo he contado casi todo en otros post. Por ello, desde el pasado año estoy centrado en intentar visitar y hablar de las aldeas del concejo, que son muchas. En concreto, el municipio llanisco tiene 71 núcleos habitados, contando la capital. Yo conocía 20 y en este blog, hasta la fecha, he escrito sobre 11 de ellos. No se si cuando vuelva en agosto podré sumar alguno más, pero, de momento, ahora en julio ya he ido a una población en la que no había estado. También he profundizado en otra que solo había nombrado de pasada. Por tanto, actualizando números, puedo decir que de las 71 localidades de Llanes conozco 21 y he mencionado 13 en En Ole Väsynyt. Aún queda para el pleno.

La población en la que he estado por primera vez, hace unos días, se llama La Arquera. Este minúsculo asentamiento tiene entidad propia por herencia de su pasado y, por ello, se halla incluido en el listado de los 71 entes llaniscos habitados, pero realmente hoy día es más bien un suburbio de la capital concejil, el cual pasa totalmente desapercibido. El núcleo original de La Arquera está compuesto por siete u ocho casas, de las cuales, al menos tres son alojamientos turísticos. Yo, tras recorrer el camino que lleva al pueblo, me interné en él y enseguida llegué a un punto de no retorno, dado que se encuentra en un fondo de saco. Comprobé, no obstante, que todas sus construcciones, tanto las que albergan establecimientos hoteleros, como las que no, están rehabilitadas.



El cualquier caso, no es este el único foco construido que tiene La Arquera. Como se puede ver en la imagen inferior, su núcleo original (que está rodeado por un círculo rojo) se encuentra un poco apartado de la carretera de acceso a Llanes (marcada con una flecha verde). Esta vía interurbana es la AS-379 y, además de unir la A-8 con el casco urbano llanisco, luego sigue y conecta Llanes con Ribadesella por la costa.


Sin embargo, el pueblo primigenio tiene, no muy lejos, otra serie de construcciones que también se considera que pertenecen a La Arquera (están rodeadas por una forma geométrica azul). Son un supermercado, un cash & carry, un parque de bomberos, más hoteles y unos cuantos edificios residenciales. Todos esos inmuebles dan a la AS-379, son modernos y se encuentran a las puertas de Llanes. Por eso, y porque el núcleo original también ha perdido gran parte de su esencia, es difícil individualizar La Arquera. No obstante, es una de las 71 localidades llaniscas tradicionalmente establecidas y, por tanto, había que explorarla.

Bastante diferente es Cué, la población que solo había nombrado de pasada en otros dos artículos. Esta aldea tiene bastante más consistencia que La Arquera, ya que cuenta con 265 habitantes. Se trata de la 15ª localidad más poblada de Llanes y es atravesada por la LL-2. Esa travesía vertebra el pueblo.



Luego, a partir de la travesía, cuya orientación es este-oeste, el pueblo se extiende un poco hacia el norte y hacia el sur. 


A ambos lados de esa carretera principal, Cué tiene callecitas más estrechas que tienen un puntillo pintoresco.


En Cué hay un vivero enorme al que mis padres van con frecuencia para comprar flores para su jardín. Yo no había ido nunca hasta este año, cuando acompañé a mi madre y a las niñas.


La verdadera visita a Cué, no obstante, la hice yo solo. Una tarde salí a dar un paseo y, en lugar de quedarme en el entorno de La Galguera, donde mis padres tienen la casa, conduje cinco minutos y me desplacé a Cué. En el blog, antes ya había hablado de pasada de este sitio, porque en los últimos años hemos estado en su playa y también comiendo en un restaurante que se halla a las afueras, pero no había parado a andar por el núcleo habitado desde 2010. En aquella ocasión, María y yo nos tomamos una cerveza en la Sidrería La Espuela, que está ubicada en la Plaza La Bolera. Esta vez, aunque pasé por delante y se respiraba en su terraza un ambiente muy bueno, no me detuve.


Durante mi paseo, lo más interesante que vi en Cué fue el Lavadero de San Fernando y la Fuente anexa del mismo nombre. Ambos fueron inaugurados en 1888, gracias a la donación monetaria del indiano y benefactor Alonso Noriega Mijares, que había nacido en la aldea. Fueron rehabilitados en 2002, por lo que están impecables. 



Aparte de los paseos por La Arquera y por Cué, la semana en Llanes fue muy tranquila. Solo hicimos un par de excursiones, a San Vicente de la Barquera y a Liérganes, que ya han quedado reflejadas en el blog, y fuimos a algunos de los sitios llaniscos adonde vamos siempre, sin innovar demasiado. Por ejemplo, comimos un día, como de costumbre, en El Sucón.


También fuimos a la Playa de San Antolín y almorzamos un par de veces en el Chiringuito la Playa, que se abre directamente a la arena. Con respecto al mismo, el año pasado hablé de él especialmente, porque teníamos pensado comer allí un día y unas horas antes lo cerraron por un brote de COVID-19. Por eso, ya no alcancé a verlo abierto y me marché de vuelta a Sevilla con muy mal sabor de boca. Me ha alegrado comprobar que este verano vuelve a estar a pleno rendimiento.


Aparte, a la capital del concejo también fuimos varias veces, aunque solo dos fueron por verdadero ocio (las otras fuimos a comprar comida y, en una ocasión, tocó ir al centro de salud, sin mayores consecuencias, por fortuna). Con respecto a las visitas agradables, en la primera fuimos a tomar un yogur helado a la Heladería Revuelta.


La otra vez nos alejamos menos del aparcamiento donde habitualmente dejamos el coche en Llanes, en la Calle Hermanos García Gavito, ya que fuimos a tomar algo al Bluu Beach Café Bar. Este está en un terraza alucinante, junto al extremo oriental del Paseo de San Pedro, a media altura, sobre la Playa del Sablón.


A pesar de que en el Bluu Beach Café Bar se puede comer, nosotros solo nos tomamos un aperitivo, como estaba haciendo la mayoría de la gente allí. El sitio me gustó por su emplazamiento. En definitiva, de Llanes capital ya tengo poco que contar sin repetirme. De todas formas, en esta ocasión no paseamos apenas, aunque sí lo suficiente como para darme cuenta de que en la primera semana de julio hay menos gente en el pueblo que a finales de mes o que en agosto. Aún así, la Plaza de Parres Sobrino se veía tan animada como siempre, pero no me resultó difícil encontrar calles tranquilas no muy lejos. La Calle Cotiello Bajo, por ejemplo, que sale de la misma Plaza de Parres Sobrino en dirección oeste, pude verla sin un alma.



Después de una semanita en el norte tocó regresar a Sevilla. Esta vez, sin embargo, me despedí de Llanes por poco tiempo. En agosto, volveremos de nuevo a La Galguera. La aldea donde mis padres tienen la casa ya nos espera de nuevo, para regalarnos más momentos entrañables.



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado LLANES.
En 1997 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en Asturias: 13'3% (hoy día 60%).
En 1997 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 11'8% (hoy día 35'7%).


22 de julio de 2021

LIÉRGANES 2021

En agosto de 1989, tras regresar del Reino Unido con mis padres por vía marítima, desembarcando en Santander, dormí una noche en el Gran Hotel Balneario de Liérganes. Mis abuelos estaban allí alojados y pasamos con ellos una jornada deliciosa. Yo tenía doce años recién cumplidos y me acuerdo con ternura de aquel día, en el que estuve con mi familia al completo, disfrutando, como solo un niño puede hacerlo, de una estancia entrañable. Entre lo que está grabado a fuego en mi mente de aquella tarde-noche, se encuentra el recuerdo del interior del alojamiento. En aquella época, hace más de 30 años, el hotel ya parecía un hospital de la Segunda Guerra Mundial. Según he leído en Internet, en esto no ha mejorado. No obstante, a mí ese aspecto no me importó. Por otro lado, del resto de Liérganes apenas si conservaba en la memoria un fogonazo, una breve imagen de una alameda arbolada por donde estuve paseando con mis padres, con mi hermana y con mis abuelos, antes de la cena. Desde hace tiempo tenía ganas de regresar a ese pequeño pueblo cántabro para tratar de ubicar ese chispazo del pasado, pero, a pesar de que llevo más de dos décadas veraneando relativamente cerca, hasta ahora no había encontrado el hueco o el ambiente propicio para volver. Sin embargo, este verano, en nuestra primera estancia en Llanes todo ha cuadrado, de manera que hemos podido echar un día en Liérganes, en el que he puesto en el mapa aquella alameda que recordaba y, además, he profundizado en el conocimiento de esta población tan pintoresca. 


Realmente, el paseo que dimos en 1989 debió ser mínimo, porque ahora he visto que la gran mayoría de las calles y rincones de Liérganes no los conocía.

Hay que decir, antes de nada, que en esta ocasión no he podido entrar en el Gran Hotel Balneario de Liérganes, ya que estaba cerrado. Desde fuera se veía bien a las claras que el establecimiento hotelero no está abandonado, pero parece que no ha abierto aún por los problemas derivados de la pandemia. En cualquier caso, lo identifiqué bien.


Aparte de esto, nosotros llegamos a Liérganes a la hora de comer y lo primero que hicimos fue buscar un lugar donde almorzar. Dejándonos guiar por Tripadvisor acabamos en el Restaurante La Juguetería, que está en la segunda posición en esta web, entre todos los negocios de restauración del pueblo. También intentamos encontrar hueco en el que está el primero, pero no tenía sitio en el exterior y nos apetecía sentarnos en una terraza. A la segunda fue la vencida y en La Juguetería sí pillamos una buena mesa. Sentados al aire libre estuvimos muy a gusto.


Como restaurante, La Juguetería no nos decepcionó. La comida estuvo buena, pero de todo lo que pedí, lo más destacado fue la cerveza, ya que no fue una al uso. En efecto, en la carta vi que tenían una cerveza artesana de una marca llamada Dougall's, que es originaria de Liérganes, y no dudé en pedirla. La empresa que produce la bebida comercializa tres productos y yo probé uno, llamado Raquera. Se trata de una cerveza rubia estilo Pilsen, que a mí me gustó mucho. Por lo visto, tiene cierta reputación internacional.


Con el estómago lleno llegó el momento de recorrer el pueblo para tratar de poner en pie donde había estado en 1989. Desde luego, la Calle Camino Real, que ejerce de travesía y que es donde estaba el restaurante, no la conocía.


Tampoco había pisado antes lo que puede ser considerado como el meollo del pueblo, que está erigido entorno a la Plaza del Marqués de Valdecilla y la Calle Jan Curtius. Liérganes destaca por sus bellos rincones y la mayoría de ellos se agolpan no muy lejos de la mencionada plaza.



Muy cerca de allí está el Puente Mayor, que pasa por encima del Río Miera. A sus pies se encuentra, por un lado el Centro de Interpretación del Hombre Pez, ubicado en el Molino de Mercadillo, un antiguo molino harinero del siglo XVII, y por el otro la Escultura del Hombre Pez.




La estatua la vimos sin problema, pero el centro de interpretación estaba cerrado temporalmente. Por lo que respecta a lo del hombre pez, el mismo es un personaje que protagoniza una leyenda local, que tiene varias versiones en ciertos puntos, pero que está bien definida en lo esencial. Por lo visto, en 1658 nació en Liérganes Francisco de la Vega Casar, que desde niño demostró una gran afición por la natación. En 1674, cuando tenía 16 años, Francisco desapareció mientras nadaba, algunos dicen que en las aguas de Río Miera y otros que en la Ría de Bilbao. Lo que es seguro, según la leyenda, es que apareció cinco años después en la Bahía de Cádiz, convertido en una especie de hombre pez, ya que tenía agallas, escamas en la espalda y membranas uniendo sus dedos. Cuando lo atraparon, solo consiguieron que dijera una palabra: "Liérganes". En vista de eso, fue llevado a su pueblo natal, donde su madre lo reconoció inmediatamente. En él vivió nueve años más, considerado poco menos que un loco, hasta que un buen día volvió a sumergirse en el agua y desapareció para siempre. En 2009 se inauguró la escultura que recuerda la leyenda. Es obra de Javier Anievas.

Tras cruzar el Puente Mayor nos dirigimos al norte por la Calle Puente Romano, que ejerce de límite oriental de la población. A su derecha ya empieza el campo. Sin embargo, si se recorre hasta el final, esa calle vuelve a enlazar con el pueblo, en concreto con la parte más moderna.


En ese punto se puede volver a cruzar el Río Miera por otro puente. Este y el paseo arbolado que en ese punto tiene el río en su margen izquierda, llamado, como no, Paseo Hombre Pez, es precisamente lo que yo recordaba de mi anterior visita.



Un poco más al norte está el Gran Hotel Balneario. No muy lejos habíamos aparcado nosotros el coche. En definitiva, hicimos un recorrido muy completo, bajando hacia el sur por un camino (la Calle Camino Real) y subiendo por otro.

En el Paseo Hombre Pez está la Pastelería Confitería María Luisa, donde nos habían recomendado que compráramos unos sacristanes. Así lo hicimos. 


Tras el piscolabis, llegó el momento de regresar a Llanes, ya con una idea bastante clara de como es el pueblo, y con los recuerdos del pasado bien asentados y puestos en contexto. En general, se puede decir que Liérganes está muy cuidado y cuenta con bonitos rincones. Quizás no es tan espectacular o pintoresco como otras poblaciones de Cantabria, pero desde luego es recomendable.

Como anécdota, he de decir que tuve dos interesantes conversaciones con sendas lugareñas. La segunda, realmente, tan solo me indicó para donde tenía que mirar para ver las Tetas de Liérganes, unas montañas cercanas que se observan desde el pueblo y que parecen lo que su nombre indica.


En realidad, las elevaciones se denominan genéricamente Picos de Busampiro o Peñas de Rucandio. En concreto, el pico de la izquierda se llama Cotillamón y el de la derecha Marimón.

Con la primera lugareña, no obstante, la conversación fue un poco más larga y comenzó tras detenerme yo a ver un cartel anunciador de una reunión ya pasada, en la que, en su día, se pretendió informar a los vecinos acerca de los efectos perniciosos que puede tener la construcción de un parque eólico no muy lejos de la población. Una chica de Liérganes, más o menos de mi edad, me vio leyendo el cartel y quiso informarme de la razón de ser de ese rechazo a los molinos de viento. El mismo se basa en las consecuencias negativas que el parque eólico puede tener para la belleza del entorno, que vive en gran parte del turismo. Cierto es que Liérganes pertenece a la Asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, que agrupa a una selección de villas que destacan por su atractivo, y que intenta implicar a las administraciones para que cuiden el patrimonio y promocionen los eventos culturales de los pueblos integrados en la asociación. Con esto quiero decir que Liérganes es un sitio que destaca por su encanto, y parece que los lierganeses tienen miedo de que se afeen sus alrededores. La chica también añadió otras razones algo más vagas y difusas por las cuales se oponen a los molinos, pero, en resumen, yo saqué en claro que no quieren por allí instalaciones que puedan romper el equilibrio visual, por mucho que sean sostenibles. Yo, personalmente, le tengo que dar la razón en el hecho de que esos molinos no van a revertir en una bajada en el precio de la electricidad, ni para los vecinos ni para nadie. Es evidente que el objetivo del que monta los molinos es hacer negocio. Sin embargo, puestos a hacer negocio con la electricidad, mejor hacerlo partiendo de energías renovables. La electricidad la consumimos todos, yo abogo por el ahorro, y es en el fomento de ese ahorro en lo que hay que incidir, pero lo que consumamos, de alguna fuente tiene que salir, y los molinos de viento siempre me han parecido una buena opción ¿Afean el paisaje? Pues sí que lo modifican, igual que una carretera, las mismas casas o una antena. Hace 100 años el mundo era diferente y dentro de otro siglo habrá cambiado más. Lo que hay que intentar es que en la balanza del cambio, lo negativo pese menos que lo positivo. Yo creo que el gasto eléctrico hay que reducirlo, que hay que fomentar el consumo de proximidad, en la medida de lo posible, y que hay que abaratar el coste de la energía para que no sea un negocio para nadie, ya que es un bien básico, pero esas son otras luchas diferentes a la que algunos plantean en Liérganes. Allí no hacen hincapié en el ahorro, sino en el hecho de que no se instalen en su entorno industrias productoras, por las buenas. En cualquier caso, parece que se ha hecho un estudio de los efectos nocivos que los molinos pueden tener y, si bien en este se hace especial hincapié en el impacto visual negativo, también se habla de otras razones. No se. Los molinos de viento y las plantas solares me parecen una buena opción para generar energía y en algún lugar tienen que estar. Además, realmente la chica tampoco supo entrar en detalles sobre por qué son tan perniciosos. Me queda la duda de si las protestas son razonables o no. Ya veremos que pasa. En fin, me he ido un poco por las ramas, pero al final, por una casualidad, estos pensamientos quedaron ligados a Liérganes y, por ello, han quedado reflejados como colofón del post.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado LIÉRGANES.
En 1989 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales visitadas en Cantabria: 22'2% (hoy día, confirmada ya esta visita, 100%).
En 1989 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 5'2% (hoy día, confirmada ya esta visita, 35'7%).