22 de julio de 2021

LIÉRGANES 2021

En agosto de 1989, tras regresar del Reino Unido con mis padres por vía marítima, desembarcando en Santander, dormí una noche en el Gran Hotel Balneario de Liérganes. Mis abuelos estaban allí alojados y pasamos con ellos una jornada deliciosa. Yo tenía doce años recién cumplidos y me acuerdo con ternura de aquel día, en el que estuve con mi familia al completo, disfrutando, como solo un niño puede hacerlo, de una estancia entrañable. Entre lo que está grabado a fuego en mi mente de aquella tarde-noche, se encuentra el recuerdo del interior del alojamiento. En aquella época, hace más de 30 años, el hotel ya parecía un hospital de la Segunda Guerra Mundial. Según he leído en Internet, en esto no ha mejorado. No obstante, a mí ese aspecto no me importó. Por otro lado, del resto de Liérganes apenas si conservaba en la memoria un fogonazo, una breve imagen de una alameda arbolada por donde estuve paseando con mis padres, con mi hermana y con mis abuelos, antes de la cena. Desde hace tiempo tenía ganas de regresar a ese pequeño pueblo cántabro para tratar de ubicar ese chispazo del pasado, pero, a pesar de que llevo más de dos décadas veraneando relativamente cerca, hasta ahora no había encontrado el hueco o el ambiente propicio para volver. Sin embargo, este verano, en nuestra primera estancia en Llanes todo ha cuadrado, de manera que hemos podido echar un día en Liérganes, en el que he puesto en el mapa aquella alameda que recordaba y, además, he profundizado en el conocimiento de esta población tan pintoresca. 


Realmente, el paseo que dimos en 1989 debió ser mínimo, porque ahora he visto que la gran mayoría de las calles y rincones de Liérganes no los conocía.

Hay que decir, antes de nada, que en esta ocasión no he podido entrar en el Gran Hotel Balneario de Liérganes, ya que estaba cerrado. Desde fuera se veía bien a las claras que el establecimiento hotelero no está abandonado, pero parece que no ha abierto aún por los problemas derivados de la pandemia. En cualquier caso, lo identifiqué bien.


Aparte de esto, nosotros llegamos a Liérganes a la hora de comer y lo primero que hicimos fue buscar un lugar donde almorzar. Dejándonos guiar por Tripadvisor acabamos en el Restaurante La Juguetería, que está en la segunda posición en esta web, entre todos los negocios de restauración del pueblo. También intentamos encontrar hueco en el que está el primero, pero no tenía sitio en el exterior y nos apetecía sentarnos en una terraza. A la segunda fue la vencida y en La Juguetería sí pillamos una buena mesa. Sentados al aire libre estuvimos muy a gusto.


Como restaurante, La Juguetería no nos decepcionó. La comida estuvo buena, pero de todo lo que pedí, lo más destacado fue la cerveza, ya que no fue una al uso. En efecto, en la carta vi que tenían una cerveza artesana de una marca llamada Dougall's, que es originaria de Liérganes, y no dudé en pedirla. La empresa que produce la bebida comercializa tres productos y yo probé uno, llamado Raquera. Se trata de una cerveza rubia estilo Pilsen, que a mí me gustó mucho. Por lo visto, tiene cierta reputación internacional.


Con el estómago lleno llegó el momento de recorrer el pueblo para tratar de poner en pie donde había estado en 1989. Desde luego, la Calle Camino Real, que ejerce de travesía y que es donde estaba el restaurante, no la conocía.


Tampoco había pisado antes lo que puede ser considerado como el meollo del pueblo, que está erigido entorno a la Plaza del Marqués de Valdecilla y la Calle Jan Curtius. Liérganes destaca por sus bellos rincones y la mayoría de ellos se agolpan no muy lejos de la mencionada plaza.



Muy cerca de allí está el Puente Mayor, que pasa por encima del Río Miera. A sus pies se encuentra, por un lado el Centro de Interpretación del Hombre Pez, ubicado en el Molino de Mercadillo, un antiguo molino harinero del siglo XVII, y por el otro la Escultura del Hombre Pez.




La estatua la vimos sin problema, pero el centro de interpretación estaba cerrado temporalmente. Por lo que respecta a lo del hombre pez, el mismo es un personaje que protagoniza una leyenda local, que tiene varias versiones en ciertos puntos, pero que está bien definida en lo esencial. Por lo visto, en 1658 nació en Liérganes Francisco de la Vega Casar, que desde niño demostró una gran afición por la natación. En 1674, cuando tenía 16 años, Francisco desapareció mientras nadaba, algunos dicen que en las aguas de Río Miera y otros que en la Ría de Bilbao. Lo que es seguro, según la leyenda, es que apareció cinco años después en la Bahía de Cádiz, convertido en una especie de hombre pez, ya que tenía agallas, escamas en la espalda y membranas uniendo sus dedos. Cuando lo atraparon, solo consiguieron que dijera una palabra: "Liérganes". En vista de eso, fue llevado a su pueblo natal, donde su madre lo reconoció inmediatamente. En él vivió nueve años más, considerado poco menos que un loco, hasta que un buen día volvió a sumergirse en el agua y desapareció para siempre. En 2009 se inauguró la escultura que recuerda la leyenda. Es obra de Javier Anievas.

Tras cruzar el Puente Mayor nos dirigimos al norte por la Calle Puente Romano, que ejerce de límite oriental de la población. A su derecha ya empieza el campo. Sin embargo, si se recorre hasta el final, esa calle vuelve a enlazar con el pueblo, en concreto con la parte más moderna.


En ese punto se puede volver a cruzar el Río Miera por otro puente. Este y el paseo arbolado que en ese punto tiene el río en su margen izquierda, llamado, como no, Paseo Hombre Pez, es precisamente lo que yo recordaba de mi anterior visita.



Un poco más al norte está el Gran Hotel Balneario. No muy lejos habíamos aparcado nosotros el coche. En definitiva, hicimos un recorrido muy completo, bajando hacia el sur por un camino (la Calle Camino Real) y subiendo por otro.

En el Paseo Hombre Pez está la Pastelería Confitería María Luisa, donde nos habían recomendado que compráramos unos sacristanes. Así lo hicimos. 


Tras el piscolabis, llegó el momento de regresar a Llanes, ya con una idea bastante clara de como es el pueblo, y con los recuerdos del pasado bien asentados y puestos en contexto. En general, se puede decir que Liérganes está muy cuidado y cuenta con bonitos rincones. Quizás no es tan espectacular o pintoresco como otras poblaciones de Cantabria, pero desde luego es recomendable.

Como anécdota, he de decir que tuve dos interesantes conversaciones con sendas lugareñas. La segunda, realmente, tan solo me indicó para donde tenía que mirar para ver las Tetas de Liérganes, unas montañas cercanas que se observan desde el pueblo y que parecen lo que su nombre indica.


En realidad, las elevaciones se denominan genéricamente Picos de Busampiro o Peñas de Rucandio. En concreto, el pico de la izquierda se llama Cotillamón y el de la derecha Marimón.

Con la primera lugareña, no obstante, la conversación fue un poco más larga y comenzó tras detenerme yo a ver un cartel anunciador de una reunión ya pasada, en la que, en su día, se pretendió informar a los vecinos acerca de los efectos perniciosos que puede tener la construcción de un parque eólico no muy lejos de la población. Una chica de Liérganes, más o menos de mi edad, me vio leyendo el cartel y quiso informarme de la razón de ser de ese rechazo a los molinos de viento. El mismo se basa en las consecuencias negativas que el parque eólico puede tener para la belleza del entorno, que vive en gran parte del turismo. Cierto es que Liérganes pertenece a la Asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, que agrupa a una selección de villas que destacan por su atractivo, y que intenta implicar a las administraciones para que cuiden el patrimonio y promocionen los eventos culturales de los pueblos integrados en la asociación. Con esto quiero decir que Liérganes es un sitio que destaca por su encanto, y parece que los lierganeses tienen miedo de que se afeen sus alrededores. La chica también añadió otras razones algo más vagas y difusas por las cuales se oponen a los molinos, pero, en resumen, yo saqué en claro que no quieren por allí instalaciones que puedan romper el equilibrio visual, por mucho que sean sostenibles. Yo, personalmente, le tengo que dar la razón en el hecho de que esos molinos no van a revertir en una bajada en el precio de la electricidad, ni para los vecinos ni para nadie. Es evidente que el objetivo del que monta los molinos es hacer negocio. Sin embargo, puestos a hacer negocio con la electricidad, mejor hacerlo partiendo de energías renovables. La electricidad la consumimos todos, yo abogo por el ahorro, y es en el fomento de ese ahorro en lo que hay que incidir, pero lo que consumamos, de alguna fuente tiene que salir, y los molinos de viento siempre me han parecido una buena opción ¿Afean el paisaje? Pues sí que lo modifican, igual que una carretera, las mismas casas o una antena. Hace 100 años el mundo era diferente y dentro de otro siglo habrá cambiado más. Lo que hay que intentar es que en la balanza del cambio, lo negativo pese menos que lo positivo. Yo creo que el gasto eléctrico hay que reducirlo, que hay que fomentar el consumo de proximidad, en la medida de lo posible, y que hay que abaratar el coste de la energía para que no sea un negocio para nadie, ya que es un bien básico, pero esas son otras luchas diferentes a la que algunos plantean en Liérganes. Allí no hacen hincapié en el ahorro, sino en el hecho de que no se instalen en su entorno industrias productoras, por las buenas. En cualquier caso, parece que se ha hecho un estudio de los efectos nocivos que los molinos pueden tener y, si bien en este se hace especial hincapié en el impacto visual negativo, también se habla de otras razones. No se. Los molinos de viento y las plantas solares me parecen una buena opción para generar energía y en algún lugar tienen que estar. Además, realmente la chica tampoco supo entrar en detalles sobre por qué son tan perniciosos. Me queda la duda de si las protestas son razonables o no. Ya veremos que pasa. En fin, me he ido un poco por las ramas, pero al final, por una casualidad, estos pensamientos quedaron ligados a Liérganes y, por ello, han quedado reflejados como colofón del post.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado LIÉRGANES.
En 1989 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales visitadas en Cantabria: 22'2% (hoy día, confirmada ya esta visita, 100%).
En 1989 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 5'2% (hoy día, confirmada ya esta visita, 35'7%).


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