31 de diciembre de 2017

SEVILLA 2017 (DICIEMBRE)

Los dos últimos meses han sido un auténtico desierto a la hora de viajar y de correr carreras. En lo relativo a lo primero, 2018 se presenta cargadito de proyectos, pero hacía falta poner un poco de calma en este final de 2017 y casi no nos hemos movido de casa desde principios de noviembre. Por lo que respecta a las carreras, al empezar el otoño lo di todo en dos de esos eventos que te dejan bien trabajado y exigen un periodo posterior de regeneración física y psicológica (fueron el Maratón de Berlín y el Doñana Trail Marathon). En noviembre y diciembre no he dejado de correr, ni mucho menos, pero bajé el ritmo y luego lo he ido subiendo poco a poco sin intención de forzar la máquina antes de fin de año, lo que ha significado que no he participado en ninguna competición.

En consecuencia, durante casi dos meses no he tenido nada que contar en este blog, pero no quería despedir el año sin escribir un par de nuevos posts, uno viajero y otro atlético. El primero está dedicado a Sevilla, donde no soy turista, pero donde me gusta, de vez en cuando, visitar lugares como si lo fuera (de ahí que haya escrito viajero en cursiva). El segundo estará dedicado a la última carrera que voy a disputar en el presente año, la San Silvestre Sevillana, que va a ser una manera liviana de volver a ponerme un dorsal, como paso previo a los retos que tengo planeados para 2018 (este post ya lo escribiré en enero, realmente).

Sobre Sevilla ya escribí en junio y tenía ganas de escribir otra vez ahora en invierno, coincidiendo con las Navidades. Con la excusa de ver belenes, en estos días es bonito disfrutar un rato del centro de la ciudad en plena efervescencia y entrar en algunos edificios destacados que se abren de par en par para que se puedan ver dentro sus nacimientos. Con esa idea, antes de ayer me fui con María y con las niñas al centro para aprovechar las horas diurnas y disfrutar de una tarde navideña muy completa. Como extra, ayer estuve con María de nuevo por Sevilla y, dado que comimos en un lugar muy especial y que acabamos viendo una película en el cine más emblemático e histórico que queda en la ciudad, he decido ampliar el objeto del post y hablar, más que de una jornada aislada, de un fin de semana completo.

El caso es que el viernes, tras salir del trabajo y después de haber comido en el Restaurante La Tagliatella, del que hablaré más tarde, nos dirigimos al meollo de Sevilla dispuestos a ver algún belén. Hacía una tarde bastante templada y el simple hecho de dar un paseo por la Avenida de la Constitución a una hora en la que no estaba aún demasiado masificada ya mereció la pena.


Nuestro objetivo al principio no estaba muy claro, pero al poco de empezar a andar decidimos ir a ver el Belén de la Fundación Cajasol. Sin embargo, antes de llegar al lugar donde está montado ya vimos el Belén del Ayuntamiento de Sevilla, que, como de costumbre, está colocado bajo el arquillo que tiene la casa consistorial en uno de sus laterales y que tiene la particularidad de que se puede ver desde el lado del arco que da a la Plaza Nueva y desde el que da a la Plaza de San Francisco.



Después cruzamos la Plaza de San Francisco y nos pusimos en la cola del Belén de la Fundación Cajasol, que siempre suele ser bastante larga. Por suerte, nosotros llegamos temprano y solo esperamos veinte minutos. Ese belén me recuerda a mi niñez, ya que de pequeño me llevaron varias veces a ver a su más directo antepasado, el de la Caja San Fernando (Cajasol, antes de ser en exclusiva una fundación, fue una caja de ahorros que se formó en 2007 al fusionarse El Monte y la Caja San Fernando. En 2012 desapareció como entidad bancaria tras ser absorbida por CaixaBank). Precisamente, la Caja San Fernando montaba un espectacular belén en el mismo lugar donde hoy lo hace la Fundación, lo recuerdo y me pareció bastante simbólico ir a ver con las niñas a su sucesor.

El belén se monta en el patio de la sede de la Fundación Cajasol, ubicada en un edificio histórico que da a la Plaza de San Francisco.


Dicho edificio se construyó en el siglo XVI para albergar la Real Audiencia de Sevilla y se merece una visita. El viernes su patio estaba irreconocible, ya que el montaje del belén lo ha camuflado completamente.


El belén fue muy bonito, desde luego no estaba hecho para salir del paso. Ana y Julia lo disfrutaron mucho, que era de lo que se trataba, pero el conjunto es espectacular también para los adultos.






A mí me gustaron especialmente los guiños a la figura de Bartolomé Esteban Murillo, en el año de la conmemoración del cuarto centenario de su nacimiento (el cuadro que asoma por la puerta del edificio en la foto de abajo, por ejemplo, es la Inmaculada del Coro, también conocido como La Niña, una de las obras de Murillo que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Sevilla).


Después de ver con calma todo el belén entramos en la exposición Belenes del Mundo, que estaba abierta al público en la Sala Murillo. La misma está también en el edificio principal de la Fundación, pero se accede a ella desde la Calle Francisco Bruna.


Esta exposición mostraba belenes de la Colección Basanta-Martín, la más importante del mundo en su rango (en total está formada por 25.000 figuras procedentes de casi 150 países).


Me gustó mucho, por ejemplo, el belén de gnomos procedente de Dinamarca y también me llamó la atención el nacimiento japonés, en el que estaban representados los abuelos maternos y paternos de Jesús (una de las raíces de la cultura japonesa es el respeto a los mayores, por lo que el conjunto era una mezcla de la cultura occidental y la oriental).



Me resultó curioso que hubiera belenes artesanales procedentes de países como Japón, donde el cristianismo es más que minoritario. Más normal fue ver un buen número de belenes sudamericanos.


También había un belén español, obra de José Luis Mayo. Le hice una foto porque, aunque era de los más clásicos, Mayo es uno de los grandes belenistas de nuestro país. Yo solo lo conozco de vista, pero mis padres tuvieron hace tiempo algo más de trato con él, por casualidades de la vida, y me llamó la atención que en esta exposición tan importante el nacimiento español fuera, precisamente, suyo.


En definitiva, el viernes disfrutamos de una tarde en familia en la que, además de ver belenes, nos dimos una vuelta por una parte del centro de Sevilla que se pone muy entrañable en esta época del año y que está un poco menos masificada que otras, por la relativa ausencia de tiendas (aunque en la Plaza Nueva estaba montado el Mercado Navideño de Artesanía, que este año ha cumplido su XVIII edición).




Como dije antes, ayer sábado volvimos María y yo al centro, esta vez para ir al cine. En Sevilla el tema cinematográfico está regular, apenas quedan tres cines que no estén ubicados en centros comerciales y hay muchas películas que es muy difícil o imposible ver. De los tres cines míticos que quedan, el Cervantes es el único de una sola sala, el mas antiguo y el único histórico. Originalmente fue un teatro que abrió sus puertas en 1873 y aunque ha sufrido algunas remodelaciones (fue en los años 50 del siglo XX cuando se adaptó para proyectar pelis), aún conserva la estructura antigua, por lo que tiene un encanto único.


El Cine Cervantes es una auténtica reliquia. La calidad de sus instalaciones no se puede comparar con la de los nuevos multicines (la pantalla es más pequeña, el patio de butacas tiene menos inclinación y todo, en general, está más viejo), pero tiene un sabor que lo compensa todo. En él revives ese viejo placer que provoca ir al cine de manera relajada.


A la hora de proporcionar ese valor añadido a la película que se ve, al Cervantes solo se le acercan los otros dos que están en el casco histórico, el Avenida y el Alameda, aunque estos son de mediados del siglo XX. Todos están en serio peligro, y aunque en los últimos dos años se ha generado una corriente popular que está intentando que se garantice su supervivencia, la verdad es que no está nada claro que vayan a sobrevivir demasiado tiempo. Es por ello que el sábado, cuando surgió la posibilidad de ir al Cervantes, me alegré de tener una nueva oportunidad de ver allí una película. Es complicado hacerlo, la verdad, el cine está en la céntrica Calle Amor de Dios, llegar a él es difícil y solo tiene una sala, lo cual reduce al máximo su oferta. Yo voy al cine solamente tres o cuatro veces al año, por lo que no suele coincidir que proyecten alguna de las películas que más me apetecen en esos momentos conque, a la vez, tenga tanto tiempo extra como para echar la tarde en meterme en el centro y en salir luego de allí. Por eso, en los últimos diez años solo había ido una vez. En esta ocasión vimos que ponían allí El Gran Showman, que era una de las pelis que más nos apetecían, y, realmente, teníamos tiempo de sobra para ir y volver paseando, así que surgió una buena oportunidad para visitar el Cine Cervantes de nuevo.

Tras ver la película atravesamos el meollo comercial tradicional de Sevilla, que tiene su epicentro en La Campana y que ayer sábado por la tarde era una auténtica locura.


Afortunadamente, no tuvimos la tentación de ir de tiendas, porque yo habría acabado mal de la cabeza. Fue mucho más agradable, como complemento a la sesión de cine, la paradita para tomar café en el Café Bar Emperador Trajano.


En esa cafetería desayuné a diario los dos años que estuve trabajando enfrente. Siempre fue un lugar simpático y lo sigue siendo.

Antes de acabar el último post de este 2017 no puedo dejar de hablar de los dos lugares donde comimos en nuestro fin de semana sevillano. En primer lugar, el viernes a mediodía, antes de ir a ver los belenes, fuimos a comer al Restaurante La Tagliatella. Por un error de cálculo creí que comer en el centro de Sevilla un viernes navideño no tenía por qué ser difícil, pero cuando quise reservar mesa para seis (nosotros cuatro y mis padres) me resultó imposible, pese a que lo intenté en tres sitios distintos. Finalmente, encontré acomodo en La Tagliatella, que está en la Avenida de la República Argentina, un poco en el extrarradio del centro.


La Tagliatella es una franquicia y no es precisamente barata, pero sus restaurantes me resultan muy agradables por como están ambientados. Normalmente, además, se come bien allí, aunque en esta ocasión toda la comida estuvo extremadamente salada (además de mis spaguetti peperoncino e gamberi probé los fusilli con salsa bolognesa de las niñas y los tortellone caprese con salsa trapanese de María, y en todos los platos al cocinero se le había ido la mano con la sal). Habrá que darle más oportunidades.


El almuerzo estrella, no obstante, fue el del ayer. Ya he hablado en otras ocasiones de lo que me gusta la comida japonesa. Por ello, he comido ya en la gran mayoría de los restaurantes japoneses que hay en Sevilla, pero había uno al que aún no había ido: Kakure Sushibar.


Kakure está en la Calle Marqués de Paradas y hace un año me enteré de que es propiedad de Fernando, un antiguo compañero de colegio (compartimos clase de 3º a 6º de E.G.B.), que también fue mi vecino durante casi una década. Su hermano mayor, además, es dueño del Cadillac, un pub que está justo debajo del piso en el que viví entre 1996 y 2005 (mis padres siguen viviendo allí), por lo que no había olvidado su cara (se parecen una barbaridad).

No había vuelto a ver a Fernando desde principios de los 90, pero el pasado año retomé el contacto con los compañeros del colegio y también con él. Fue entonces cuando me enteré de que es el propietario de Kakure. Me alegré de que le hubiera ido tan bien, porque de niño era un pieza bueno, hasta el punto de que con 12 años me tiro a la cara un petardo encendido que me explotó a escasos 5 centímetros de la oreja izquierda, provocándome una aparatosa quemadura en el cuello y un pitido que me duró un día entero. Él recuerda el incidente (mi padre se encargó de que su madre se enterara del percance) y yo también, aunque nunca me cayó mal y eso ha hecho que hayamos retomado el contacto con bastante cordialidad. De hecho, ir a Kakure era una cuenta pendiente que tenía desde hace un año.

Tengo que decir que, por la relación que tengo con Fernando, mi opinión con respecto a su restaurante no es nada imparcial. De hecho, si la experiencia en Kakure no hubiera sido satisfactoria simplemente habría corrido un tupido velo y en este blog no habría quedado reflejada opinión alguna sobre mi almuerzo allí. Lo que pasa es que la comida que probamos me encantó y eso sí que lo cuento, en realidad ya sabía que la visita iba a ser un éxito, porque Fernando es un apasionado de su trabajo, es muy detallista y también es meticuloso con la calidad de sus productos. Además, es de los que se remangan y supervisan in situ que todo funcione a la perfección, pero, aún conociendo todo eso, no sabía hasta que punto íbamos a comer bien. Para empezar, la ensalada de espinaca frita que pedimos de entrante nos la recomendó él y estaba sobresaliente.


También el variado de sushi y sashimi estuvo delicioso, lo mismo que el yakisoba udon, y, aunque nos pedimos un coulant de postre, que no es precisamente una especialidad japonesa, también pedimos, por recomendación, un par de mochi que fueron todo un acierto (es una especialidad nipona hecha a base de una masa de harina de arroz rellena de una mousse dulce).


Al final ha resultado que Kakure es uno de los mejores restaurantes japoneses de Sevilla, algo de lo que ya se ha hecho eco incluso El Comidista.

Hace unas semanas, en una quedada con otros antiguos compañeros de clase, Fernando ya me invitó a una copa para compensarme por el daño ocasionado cuando lo del petardo (fue una buena excusa para tomarnos la penúltima...). El pasado viernes nos invitó al postre y a una ronda de bebidas, y nos trató de lujo. Me temo que ahora soy yo el que está en deuda con él...


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado SEVILLA.
En 1977, % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Sevilla: 14'2% (hoy día 100%).
En 1977, % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 0'2% (hoy día 32'5%).

Reto Viajero TESOROS DEL MUNDO
Visitado SEVILLA.
En 1977 (aún incompleta esta visita), % de Tesoros ya visitados de la España Musulmana: 10% (hoy día, estando aún esta visita incompleta, 50%).
En 1977 (aún incompleta esta visita), % de Tesoros del Mundo ya visitados: 0'1% (hoy día, estando aún esta visita incompleta, 4%).

Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado SEVILLA.
En 1977, % de Municipios ya visitados en la Provincia de Sevilla: 0'9% (hoy día 61%).
En 1977, % de Municipios de Andalucía ya visitados: 0'1% (hoy día 19'5%).