Antes de acabar el verano y de regresar a la vida real fuimos a Madrid, en una atípica escapada que hizo posible que pudiera explorar una zona de la capital del reino que no suele visitarse. Se trata del distrito de Barajas. Normalmente, cuando se menciona este topónimo, lo que se nos viene a la cabeza es el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Nosotros fuimos más allá, ya que conocimos el barrio junto al que se encuentra el aeródromo, pero, además, sí es verdad que también estuvimos en él.
Esta vez, sin embargo, no era yo el que iba a volar. La que se montó en un avión fue Ana, que se ha ido a Irlanda hasta Navidades, nada menos. Nosotros solo nos acercamos a llevarla al aeropuerto y a dejarla en manos de Elena, que es la persona que se va a encargar de supervisar su estancia en las Islas Británicas.
He dicho que este viaje a Madrid fue atípico, y las razones fueron tres. Para empezar, formamos un grupo bastante heterogéneo para ir. Efectivamente, con María, con Julia y conmigo vino mi madre, que quería despedir a su nieta como está mandado. Aparte, dado que Ana va con Julia, una amiga suya del pueblo, se unieron a la comitiva ella y su madre. Todos juntos, nos alojamos en un apartamento que alquilé a través de Airbnb.
Como digo, nos fuimos a dormir al mencionado distrito de Barajas, y esa es la segunda circunstancia que hizo que esta estancia madrileña fuera atípica. Lo hicimos así, porque el vuelo de Ana salía muy temprano y la idea era estar cerca del aeropuerto. No obstante, eso no quiere decir que no nos diéramos una vuelta por la parte noble de la ciudad. De hecho, dado que arribamos a Madrid a mediodía, para echar la tarde cogimos el metro y nos fuimos a una zona más céntrica. Aparte de pasar un buen rato, teníamos que comprar algún regalito para la familia con la que Ana vivirá durante el trimestre, por lo que decidimos ir a la tienda gourmet de El Corte Inglés. En Madrid, hay nueve establecimientos de esta cadena. De ellos, nosotros fuimos a El Corte Inglés Goya, porque era al que podíamos llegar en metro de manera más directa. Sin embargo, hubo un percance en la línea y tuvimos que subir a la superficie en la Plaza de la Prosperidad. Allí cogimos un taxi para completar el trayecto. Yo apenas conozco el barrio de Chamartín, lo que implica que no puedo poner en contexto esa plaza, pero queda anotado para hacerlo en el futuro.
Tras comprar aceite de oliva virgen extra y vino en El Corte Inglés Goya, decidimos tomarnos algo. En ese momento, se unió a nosotros mi amiga Ruth, que siempre que vamos a Madrid hace por vernos. Para el piscolabis, no nos alejamos demasiado, y acabamos sentados en las mesas exteriores del Mesón Paxairiños, en la Calle Lope de Rueda. Solo me pedí una cerveza, pero estuvimos bien.
En cualquier caso, la tarde no dio para más. De hecho, la cena nos la tomamos en el Burguer King de Barajas, que estaba cerca del apartamento, para abreviar, en vista de lo que nos esperaba.
La cosa era que había que acostarse pronto, porque teníamos que tirar para el aeropuerto a las 4 de la mañana. Finalmente, el protocolo para conseguir que Ana y su amiga Julia llegaran a tiempo salió perfecto. Después, nos fuimos de nuevo al apartamento, dado lo temprano que era, y ahí es donde tuvo lugar la tercera circunstancia, que hizo atípica esta estancia en Madrid. La verdad es que, en ese momento, unos se echaron a dormir con más facilidad, y otros con menos. Yo no pude pegar ojo, así que esperé un poco a que fuera una hora prudencial, y me fui a conocer Barajas. No en vano, es un barrio al que no es fácil ir, a pesar de que tiene un cierto atractivo.
Por lo visto, entre 1948 y 1954 Madrid fagocitó un total de 13 municipios, que pasaron a convertirse en barrios de la capital. En ese contexto, Barajas de Madrid perdió su independencia el 31 de marzo de 1950. Pese a esto, lo que fue su meollo mantiene su fisonomía pueblerina. En concreto, la Plaza de Barajas conserva una clara estructura de plaza mayor castellana.
Hay que decir, de todos modos, que yo ya había hablado, en este blog, de un lugar concreto que está ubicado en el sur de Barajas. En efecto, cuando estuvimos en Países Bajos en 2017, antes de coger el avión dormimos en un hotel, que se encontraba en otra parte del barrio, llamada Alameda de Osuna. No obstante, ese día no salimos a la calle, por lo que no vi nada. Aparte, esta vez, en realidad no nos alojamos en el Casco Histórico de Barajas, sino en Timón, que se extiende a su izquierda, y que fue el primer ensanche que se realizó en Barajas, cuando la zona ya estaba integrada en Madrid. Estos dos vecindarios están separados por la Avenida de Logroño, que es, precisamente, donde está el Burguer King que tuvimos la oportunidad de conocer.
Perpendicular a la Avenida de Logroño está la Calle Timón, que ejerce de arteria principal del mencionado barrio de Timón. Una parte de este es más moderna.
El primer día, antes de ir a El Corte Inglés, comimos en esa zona moderna de Timón. En concreto, terminamos, por casualidad, en un lugar autodenominado Bar de Diario e Independiente El Liberal. A mí, lo de liberal me da un poco de mal rollo. En un principio, el liberalismo vino a acabar con el absolutismo, por lo que fue un paso adelante en la historia. El nombre del negocio parece que evoca ese sentido. Sin embargo, en tiempos recientes es más común llamar liberalismo al sistema político que limita el papel del Estado y la intervención de los poderes públicos en la economía, y que aboga por la preminencia de las iniciativas privadas en la sociedad. Esa idea, que remite al sistema económico basado en el precepto de que cada mástil aguante su vela, el cual es defendido en España, hoy día, por el PP y por VOX, ya no me gusta tanto, por decirlo finamente. No obstante, como digo, creo que lo de liberal, en este caso, pretendía jugar con la acepción histórica. De cualquier forma, en la acera que estaba a las puertas del bar se estaba de lujo, y comimos muy bien.
Por su parte, el apartamento donde dormimos se encontraba en otra zona de Timón algo más antigua. No obstante, el mismo estaba impecable, igual que el entorno. De hecho, estaban arreglando el asfalto de las calles.
La mañana que me fui a curiosear por Barajas era laborable, por lo que pude ver como amanecía el barrio. No tardé mucho en cruzar la Avenida de Logroño, y en adentrarme en el Casco Histórico de Barajas. Allí, lo primero que vi fueron más pisos de gente de clase media.
Conforme me fui acercando a la Plaza de Barajas, andando por la Avenida General, el aspecto de barrio más humilde aumentó, pero el ambiente fue, en todo momento, inmejorable.
De vuelta al apartamento, me detuve a desayunar en el Obrador de Cardín, cuando estaba de nuevo en la Calle Timón. Allí, me pude tomar una tostada con tomate triturado bastante buena, mientras un nutrido grupo de policías locales se pegaba su correspondiente desayuno en la mesa de al lado.
En definitiva, el viaje a Madrid fue raro, porque fuimos a dejar a Ana, que se marchó por primera vez durante tres meses. La voy a echar mucho de menos. Por eso, no iba yo con el cuerpo normal que llevo en las escapadas. No lo llevábamos ninguno, realmente, y el viaje tuvo un puntillo surrealista, al que, sin duda, supimos sacarle partido.
Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Comunidad de Madrid: 7'7% (hoy día 26'9%).
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Comunidad de Madrid: 7'7% (hoy día 26'9%).
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 4'4% (hoy día 36%).
Reto Viajero PRINCIPALES CIUDADES DEL MUNDO
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Principales Ciudades del Mundo que están en Europa que ya estaban visitadas: 2'7% (hoy día 45'9%).
En 1988 (primera visita consciente), % de Principales Ciudades del Mundo que ya estaban visitadas: 1% (hoy día 19%).
