29 de febrero de 2024

LLANES 2024

Por segunda vez fui a Llanes en febrero, pero en esta ocasión estuve más tiempo que en 2022, y también vi el pueblo y su entorno con un clima que yo creo que debe ser el normal en esta época del año.


Por fortuna, no estuvo diluviando de la manera que se intuye en la foto los tres días que estuvimos en Llanes. Eso sí, la tarde que llegamos hasta había nieve en la Sierra de Cuera


Tenía muchas ganas de contemplar así los paisajes que rodean La Galguera. Los llevo viendo de una forma bastante distinta cada verano, desde 1997, pero me faltaba echarles un vistazo invernal.


El simple hecho de haber estado en pleno mes de febrero ya le ha imprimido un carácter novedoso a la estancia en Llanes de esta semana, pero, además, yo quería seguir profundizando en los atractivos del concejo, como siempre hago. En esta ocasión, uno de los días lo hemos pasado en Potes, y, aparte, el clima ha puesto algunos impedimentos, pero, aun así, he logrado cumplir con los objetivos que me había marcado. En efecto, he podido conocer un nuevo núcleo de población de los que se reparten por el territorio llanisco, y he visitado dos enclaves naturales que merecen mucho la pena. También he tenido la oportunidad de pasear por las calles de la capital concejil, viéndolas de una manera tan distinta a como están en verano, que parecen de otro lugar.



Con respecto al núcleo de población que he conocido, el mismo ha sido La Borbolla. Tuve la oportunidad de recorrerlo la mañana que fuimos a ver el Nacimiento del Río Cabra, que es uno de los dos enclaves naturales que he comentado que vi. En La Borbolla viven poco más de 150 personas, que se dedican mayoritariamente a labores agrícolas y ganaderas. Esas gentes se reparten por un buen número de casas dispersas, pero la localidad también tiene un centro, vertebrado alrededor de una bonita plaza.


La Borbolla se halla en el corazón del Valle de Carranzo, que es conocido popularmente como Valle Oscuru. Se trata de una llanura que se abre entre la imponente Sierra de Cuera, que discurre paralela a la costa, por el interior del concejo llanisco, y la moderada Sierra Plana de la Borbolla, que también sigue la línea costera, pero más cerca del mar. Hoy día, el encajonado Valle de Carranzo se encuentra pelado, y el terreno se dedica a pastos y a cultivos, pero antaño parece que estaba cubierto por un tupido bosque, que fue el que hizo que se bautizara, de manera coloquial, como Valle Oscuro. En la actualidad, la sensación de que aquello está embutido entre montañas boscosas aún se percibe, y realmente hay que transitar por una intrincada y umbría carretera para llegar, por lo que no ha dejado de resultar apropiado el apelativo, pese a que el valle no es un sitio demasiado oscuro.


El Nacimiento del Río Cabra, por otra parte, fue todo un descubrimiento. La ruta hasta él, desde La Borbolla, es, más bien, un simple paseo. Lo cierto es que apenas si distan unos 1.500 metros desde el centro del pueblo hasta la surgencia. 


Lo que pasa es que nosotros nos confundimos, para variar, y no vimos el cartel de la foto superior, por lo que convertimos el paseo de 3 kilómetros en una ruta de 7. No pasa nada. Lo que queríamos era andar por el campo, aprovechando que había dejado de llover. En el trecho extra que recorrimos contemplamos parajes preciosos.




Además, a pesar de que anduvimos más de la cuenta, finalmente encontramos el camino correcto, y acabamos llegando a nuestro destino. Antes, vimos un pintoresco molino restaurado que tuvimos que bordear.


Siguiendo ya el curso del Río Cabra, unos metros más allá del molino alcanzamos un puente, por el que vadeamos el curso de agua. Se percibía que el nacimiento estaba cerca. 



En efecto, al poco de pasar por encima del puente llegamos al lugar donde el agua brota. Me encantó ver el agujero tan borboteante, porque me consta que en otras épocas del año no está así.



La segunda excursión de las vacaciones la hicimos el día que la meteorología estaba peor, porque queríamos avistar bufones en acción. Para contemplar estos fenómenos naturales no es necesario que llueva, pero el mar sí tiene que estar bravío, y las probabilidades de verlo así aumentan con un tiempo de perros invernal. En la costa de Llanes hay tres campos de bufones que se han declarado Monumento Natural. La otra vez que estuve en febrero, vi los Bufones de Pría. En esta ocasión, el objetivo era pillar activos los Bufones de Arenillas, que son los que quedan más cerca de La Galguera


Por la mañana había estado diluviando, pero paró por la tarde. Para llegar hasta los bufones había que caminar un rato, y no estaba claro que no fuera a llover más, pero nosotros nos lanzamos sin miedo. Mereció la pena.


El entorno de los Bufones era un caos de vientos huracanados y agua pulverizada. Eso evitó que pudiera curiosear por los acantilados. Sí nos acercamos al lugar desde el que, en teoría, hay que contemplar los chorros, pero en otras épocas puede uno arrimarse más. Ahora era imposible. 

De los bufones llaniscos ya solo me queda ver el de Santiuste, que dicen que es el más espectacular. Todo se andará.

No he dicho nada, pero la visita a Llanes tuvo, esta vez, un punto agridulce. Mi padre ya no está, y mi madre no se encuentra en su momento más boyante. La casa de La Galguera ha notado esa doble circunstancia. Tampoco es necesario profundizar en ese asunto, porque no es el objeto de este blog. Prefiero hacer hincapié en lo positivo, que es lo que he reflejado. A principios de agosto espero regresar. Para entonces, confío en que las aguas habrán vuelto a su cauce. Lo que es seguro es que, en verano, Llanes se habrá convertido, de nuevo, en un hervidero de gente. No hay problema, porque, a pesar de lo bonito que es contemplar la localidad tal y como aparece en la siguiente imagen, la verdad es que también me gusta verla rebosando vida. 



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado LLANES.
En 1997 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en Asturias: 13'3% (hoy día 60%).
En 1997 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 11'8% (hoy día 36%).


28 de febrero de 2024

POTES 2024

El pasado 29 de mayo de 2023 falleció mi padre. Tenía 73 años. Él ha salido en unos cuantos post que he escrito en este blog, e incluso está en alguna foto que he puesto, por lo que ha tenido su pequeña cuota de protagonismo en En Ole Väsynyt. Me alegro mucho de ello. En todo caso, tras su funeral, me enteré de que le había pedido a mi madre que echáramos sus cenizas al Río Deva, a su paso por Potes. Simbólicamente, quería atravesar Liébana una vez más, y deseaba descansar para siempre en las aguas del Mar Cantábrico.


Liébana es una comarca de difícil acceso, que está un poco escondida y apartada. Pese a esto, cuando se llega a ella, se descubre que es un rincón precioso, acogedor y tranquilo. A mi padre le encantaba, y no es raro, porque todos los adjetivos que he empleado en lo que llevo de párrafo lo podrían describir a él a la perfección. A pesar de ser andaluz, prefería los días frescos, grises y lluviosos, y no era muy amigo de los planes bulliciosos. Por otro lado, asomado a las aguas del Mar Cantábrico se sentía feliz. No le atraía ir a la playa, ni era fácil verlo en bañador, pero en la costa cántabra su carácter melancólico y reservado, pero siempre afable y bondadoso, parece que encontraba su sitio. Nunca fue un triste, ni era una persona negativa. Al revés, le gustaba la buena vida como al que más. Por eso, Cantabria es el lugar perfecto para que repose eternamente.

En verano no pudimos reunirnos todos para cumplir su voluntad y verter sus cenizas en el Río Deva. Tampoco en las vacaciones de Navidad encontramos el hueco para acercarnos a Liébana. Sin embargo, no queríamos dilatar más el momento en el que pudiera pasar página. Además, en julio y agosto Potes se llena de gente, y deseábamos que el acto fuera íntimo, por lo que consideramos que era mejor no esperar a esos meses. Por ello, hemos aprovechado el Día de Andalucía para marcarnos un macropuente y subir a Cantabria.

No obstante, yo no tenía demasiado claro en qué lugar exacto podíamos echar las cenizas a las aguas del río. Tampoco quería que nos pusiéramos a dar vueltas por Potes con la urna, buscando el emplazamiento oportuno. Afortunadamente, Google Maps me permitió hacerme una idea con antelación de qué sitio tenía pinta de ser bueno, y hacia allí nos encaminamos al llegar. Lo primero que hicimos fue descender al nivel del Deva, por una de las bajadas habilitadas.


A continuación, fuimos caminando por el cómodo y bonito Paseo del Río, que bordea las aguas por la orilla derecha. Apenas si nos cruzamos con un par de personas. 



No recorrimos entero el Paseo del Río, por lo que no puedo acotarlo con exactitud, pero creo que no es muy largo. La próxima vez que vaya a Potes lo exploraré entero.



En esta ocasión, nos limitamos a pasear hasta el punto concreto que yo había localizado, gracias a la imagen satélite. Se trata de un lugar donde se corta el camino hecho por la mano del hombre, y se puede bajar hasta la misma orilla del Río Deva


Ese sitio no está fuera de Potes. De hecho, a su espalda hay casas, pero no me equivoqué a la hora de deducir que iba a ser un lugar tranquilo. En efecto, allí había un par de mesas habilitadas para pícnics, pero a media mañana, y en esta época del año, no había nadie en los alrededores. Al llegar, no nos demoramos mucho, pero tampoco tuvimos que darnos prisa. Lo cierto es que todo salió perfecto. 

Mi padre era catedrático de física, por lo que respondía más bien al perfil de científico. Sin embargo, siempre fue un ávido lector, y dedicó los últimos años de su vida a darle rienda suelta a su pasión por la escritura. En 2023, pudo publicar una novela, lo cual le colmó de felicidad. Aparte, presentó relatos a varios concursos, y llegó a ganar algún premio. Una de sus pequeñas historias también fue incluida en un libro de la escritora zaragozana Patricia Esteban Erlés, titulado El Sillón de Terciopelo Verde. En esta obra, se recoge el contenido de diez programas, emitidos en Aragón Radio, en los que la autora impartió un taller radiofónico de escritura creativa, en 2020. Como colofón a cada uno de esos programas, Esteban Erlés puso en marcha un concurso de microrrelatos, y en el siguiente eligió un ganador y un finalista. Mi padre ganó una de las veces, con un texto que la escritora reprodujo en su manual, y que mi madre leyó en voz alta, justo antes de que yo arrojara sus cenizas al Río Deva. Es el que sigue... 


Es precioso. Habla, con elegancia y sin pena, del amor y de la vida después de la muerte. Es muy él. Por eso, leerlo y escucharlo fue un bonito homenaje de despedida.

La novela que publicó mi padre se titula Los días del Alción. La editó Adarve, y todavía está a la venta. La tirada no fue muy elevada, pero sí generó algunos derechos de autor, que mi madre se ha encargado de pedir. A él, una de las cosas que más le gustaban era comer en restaurantes con su familia, con nosotros. Por eso, mi madre tuvo la idea de que gastáramos el dinero obtenido con su libro en almorzar en Potes, brindando por su memoria. El sitio que elegimos para hacerlo fue el Restaurante El Bodegón. Zamparme un buen cocido lebaniego hubiera sido una magnífica manera de hacerle un guiño a su recuerdo, porque le chiflaba, pero me decanté, finalmente, por otro de sus platos favoritos. 


Los huevos fritos con jamón y patatas fritas me encantaron, pero, no por ello, dejé de probar un poco de ese famoso cocido lebaniego del que hablaba, que, por fortuna, no faltó en la mesa. En El Bodegón comimos de lujo, y muy bien atendidos. Fue el colofón a un homenaje que mi padre se merecía con creces.

Al margen de todo, el día salió lluvioso, pero solo cayó agua por la tarde. Para mí, fue un privilegio ver Potes en invierno. Yo nunca había estado allí, fuera de los meses de julio y agosto, y me gustó ver la localidad en una época en la que puede mostrar su verdadera cara.



Incluso, mientras hacíamos tiempo para ir al restaurante, pude ver el edificio del Ayuntamiento por dentro. Está ubicado en el Antiguo Convento de San Raimundo de Peñafort, del que se conservan la portada y el claustro.


Su iglesia, en cambio, ha desaparecido. Hoy día, en su lugar han levantado un inmueble moderno, que, pese a todo, no desentona demasiado. Delante del Antiguo Convento, en la Plaza de San Raimundo, esperamos muy a gusto a que fuera la hora de comer.


Potes es conocida como la villa de los puentes. Algunos dicen que su nombre se deriva de la palabra latina pons, cuyo nominativo plural, efectivamente, es pontes. Es cierto que de ahí a Potes no hay mucha distancia. En todo caso, para mí no era el día de hacer verdadero turismo, pero, sin duda, cuando vuelva a Potes sí encontraré el hueco para investigar con exhaustividad cuáles son esos puentes, que parece que han llegado, incluso, a marcar el topónimo de la bella localidad cántabra, a la que ya siempre estaré unido.



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado POTES.
En 1998 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales visitadas en Cantabria: 67'7% (hoy día, confirmada ya esta visita desde 2018, 100%).
En 1998 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 14% (hoy día, confirmada ya esta visita desde 2018, 36'3%).