30 de septiembre de 2021

CARRERA POPULAR NOCTURNA DE ALMENSILLA 2021

Tras romper el hielo y regresar, a mediados de mes, a una carrera, marqué en el calendario otras dos citas para septiembre. No obstante, aunque tengo ganas de pelear contra el crono, aún no he asumido, de nuevo, lo que supone apuntarse a las pruebas y movilizarse para ir a ellas. Entre la pandemia y el año 2019, en el que tuve que trabajar todos los fines de semana, hacía muchos meses que estaba ajeno a lo que supone irse de casa durante un buen rato, en algún momento del fin de semana. Está uno muy trabajado, la verdad es que en mí día a día no paro, y cuando llega el sábado y el domingo está ahí siempre la tentación de salir a correr cerca, y de no complicar mucho los planes. Por eso, de las dos citas a las que comentaba que me apunté, para esta segunda quincena del mes de septiembre, lo cierto es que la primera me la salté. Al llegar la hora no tenía ganas de líos y no fui. Para la segunda, sin embargo, decidí mantenerme un poco más firme con el compromiso conmigo mismo, más que nada porque se que, cuando algo me apetece, agradezco no dejarme llevar por la pereza. Esta actitud no me va nada y no le suelo dar cancha. Además, quiero volver a la normalidad desde hace tiempo, realmente tengo ilusión por competir, y al final no me gusta ceder a la flojera. Por eso, dado que estaba apuntado a la cuarta edición de la Carrera Popular Nocturna de Almensilla, el sábado pasado vencí, esta vez sí, a la tentación que me decía que me quedara en casita pasando una plácida velada. Este plan, que también me encanta y que hago a menudo, no era lo que había previsto en esta ocasión. Por ello, me tiré a la calle, cogí el coche y me dirigí a Almensilla.

Almensilla es una población que está relativamente cerca de la mía, pero yo nunca la había pisado. En consecuencia, era uno de los municipios que estaban pendientes en mi reto de participar al menos en una competición en cada uno de los pueblos de la provincia de Sevilla. En los últimos años, la verdad es que no me he preocupado demasiado por avanzar en este reto. Parece fácil de cubrir y he estado centrando mis energías en otros. Por eso, desde que escribo este blog, hace ya más de cinco años, solo había estrenado atléticamente una localidad sevillana, y fue porque me cuadró sin esfuerzo. Estos meses de pandemia, sin embargo, me han hecho pensar que más vale que espabile con todos los retos, incluido este. Yo estoy muy tranquilo y confiado, parece que tengo una larga vida por delante para ir haciendo muescas en el revolver, pero aunque me conserve sano y viva mucho, uno nunca sabe lo que le deparará el futuro. Por ello, me propuse que, cuando volvieran a organizarse pruebas, iba a intentar ir menos a lo conocido, para no correr siempre en los mismos lugares, e iba a preocuparme por buscar carreras en los pueblos que me faltan. A principios de mes me topé con la Carrera Popular Nocturna de Almensilla y me vino que ni pintada para romper la inercia. Almensilla es un sitio nuevo, y además no está demasiado lejos de casa. Por eso acabé allí el sábado por la noche.


La salida se dio junto al Pabellón Deportivo Municipal, en cuya pista se dieron los dorsales. Lo cierto es que no me había preocupado por echarle un vistazo al trazado de la prueba en el reglamento. Solo sabía que esta era urbana y que medía 6.000 metros, pero, como no conocía el pueblo, pensé que era inútil investigar más. Por eso, no supe, hasta que llevaba 2.000 metros, que la carrera era a tres vueltas. En ese momento, tras pasar de nuevo por la salida, que también era la meta, me percaté de que íbamos calcando el recorrido del principio, y deduje que íbamos a darle tres giros al mismo circuito. No me equivoqué.

La primera recta fue cuesta abajo y yo salí despendolado. En la foto inferior soy el de azul. En ese momento, aún iba corriendo con la mascarilla puesta.


Lo de la mascarilla se debió al protocolo de seguridad que se puso en marcha. Debido a este, en la salida nos tuvimos que poner en tres filas, separados del de delante por un metro. Además, teníamos que empezar a correr con la mascarilla y ponérnosla de nuevo al llegar a meta. No niego que la intención era buena y, en cualquier caso, no vi entre los participantes a nadie especialmente preocupado por la mala puesta en práctica de las medidas, pero lo cierto es que todo fue muy cutre y, por tanto, inútil. Yo, a estas alturas, soy partidario de olvidar ya esos teatros. No obstante, como siempre, tuve en cuenta lo que me dijeron. Por eso, eché a correr enmascarado. 

Por otra parte, lo de las tres filas hizo que, sin estar demasiado atrás, sí estuviera menos cerca de la línea de salida que de costumbre. Al darse el pistoletazo inicial, arranqué y me dio la sensación de que tenía más gente de lo habitual por delante. En un primer momento pensé que, transcurridos unos metros, el ritmo de cada uno ordenaría los puestos, pero la verdad es que la carrera se abrió y yo solo había adelantado a unos pocos. Luego, al ver la clasificación final me ha sorprendido comprobar que el 40% de los participantes llegaron por delante mía. Normalmente, cuando corro en una prueba de esta distancia, a 4:14, que es la media final que marqué, me preceden en meta entre el 10% y el 19% de los corredores, por lo que la diferencia es considerable. No se a qué se debió el nivelazo que tenía la competición, pero yo me quito el sombrero.

Lo cierto es que fui bien. El pasado día 12 de septiembre, en mi primera carrera tras la pandemia, corrí a 4:27, y en Almensilla ya me noté algo más hecho. La prueba tuvo dos tramos de cuesta arriba, que multiplicados por las tres vueltas, arrojan un total de unos dos kilómetros duros. Luego, también hubo las correspondientes bajadas, ya que se partió y se llegó al mismo punto. Al final, quedé en el puesto 49. Llegaron a meta 122 personas.

En todo caso, la carrera sirvió para dos cosas. En primer lugar, me reencontré con mi amigo Mármol, al que no veía desde antes de la pandemia. Charlamos un buen rato. Las competiciones también sirven para eso y echaba un poco de menos ese plan. Él está en el Club Deportivo Universo Sevilla, y antes de irme me hice una foto con él y con los otros dos compis de su club que fueron a Almensilla.


Por otro lado, la cita también sirvió para ponerme las pilas definitivamente. Tras la pandemia, tenía ganas de volver a las andadas atléticas, pero aún no había acabado de motivarme a tope con el hecho de probarme, de competir y de luchar por mejorar. En San Juan corrí en 4:27 y esa media me dejó algo frío, pese a que, por porcentaje, quedé mejor que en Almensilla (ese día solo el 15% de los compis llegaron antes que yo). No obstante, como esto en el fondo me da igual, ya que yo en lo que me fijo es en mi propio ritmo, el hecho de ver que hice 6.000 metros a 4:14 fue como un chute de motivación muy grande. Tanto, que el lunes me apunté a la primera de las carreras de distrito de Sevilla. Esas pruebas miden 10.000 metros exactos y son planas. Yo siempre las uso para medir mi estado real de forma. Hasta el sábado no le veía mucho sentido a participar en ninguna de ellas, pero al ir a 4:14 me entró el gusanillo de ir, para intentar recorrer a esa velocidad un diezmil. Eso, es síntoma inequívoco de que estoy definitivamente de vuelta...


Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en ALMENSILLA.
% de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que he corrido una Carrera: 36'1%.

Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 228.
% del Total de Carreras a completar: 22'7%.


16 de septiembre de 2021

CROSS POPULAR SOLIDARIO VIRGEN DEL CARMEN 2021

Tras 658 días volví a ponerme un dorsal. Desde que participé por primera vez en una competición organizada, el 29 de septiembre del 2000, nunca había pasado tanto tiempo sin hacerlo. De hecho, 238 días era mi anterior récord. La diferencia es abismal, pero es que hacía mucho que no sucedía algo tan tremendo como la pandemia de COVID-19 que lleva tantos meses dándonos la lata. Yo no había vivido nada parecido, y tengo 44 tacos. Tras la expansión masiva del virus, durante un buen número de semanas no hubo carreras, evidentemente. Después, de manera tímida se ha ido conformando un calendario y se han empezado a organizar algunas pruebas. Sin embargo, hasta principios de septiembre no ha acabado de arrancar la cosa.

Llegados este punto, tengo que hacer un inciso aclaratorio, porque realmente yo ya pasé 2019 un poco paradillo, en lo que a competir se refiere, aunque no dejara de entrenar en ningún momento. Parece que ha pasado un siglo, pero ese año estuve trabajando los fines de semana, mañana y tarde, y eso, como es lógico, afectó a mi capacidad para apuntarme al grueso de las pruebas. Además, quizás porque, por instinto, se pierde el interés por lo que se sabe que no se puede hacer, la imposibilidad de participar en carreras me hizo perder, en gran medida, las ganas de tomar parte en ellas. No en todas, afortunadamente, pero sí en la mayoría. En realidad, la motivación por disfrutar de ciertas citas, elegidas a conciencia, no desapareció. Si no, no hubiera disputado el Maratón de San Sebastián en noviembre de 2019. No obstante, cuando la pandemia hizo acto de presencia y el calendario atlético se suspendió por completo, lo que menos me importó fue no poder correr con dorsal. Luego pasaron los meses, empezamos a hacer vida seminormal, y en esas circunstancias sí noté como el gusanillo de la competición regresaba. Lo que pasa es que he preferido aguardar a que las carreras volvieran a ser lo que fueron. Es verdad que no he intervenido en experimentos en los que se toma la salida de uno en uno, por ejemplo, o en los que hay que guardar la distancia de seguridad. Yo preferí esperar. En julio, ya me pareció que la normalidad se estaba imponiendo y, entonces sí, me metí de cabeza en Internet, buscando una cita en la que redebutar. La que encontré que me venía mejor fue el Cross Popular Solidario Virgen del Carmen.


Elegí el Cross Popular Solidario Virgen del Carmen para volver a las andadas, porque ya me sonaba de años anteriores. La presente ha sido la sexta edición, por lo que la prueba ya cuenta con un cierto bagaje. Además, discurre en su mayor parte por caminos. Yo quería normalidad y me pareció más fácil encontrarla en una carrera que tiene una salida y una meta urbanas, pero que recorre un terreno básicamente campestre. No me equivoqué.

No puedo negar que el domingo me dirigí a la salida nervioso como un principiante. En primer lugar, no estaba seguro, del todo, de lo que iba a encontrarme, porque, como es lógico, había que seguir ciertos protocolos COVID y en el reglamento de la prueba se reservaban la opción de tomar medidas drásticas si era necesario. Aparte, no tenía muy claro como iba a responder mi cuerpo, tras casi dos años sin hacer esfuerzos intensos. Es verdad que no he dejado de salir a correr. No perdono mis diez kilómetros de running, cinco días a la semana. También, en ocasiones, meto un día extra de bici y hago un rodaje de una horita de rodillo. Sin embargo, yendo sin compañía aprieto con moderación. Tampoco voy al trote cochinero. En realidad, me gusta ir a un ritmo vivo, exigente, pero no agónico. A las carreras me apunto, precisamente, para disfrutar de los leñazos, pero si no tengo puesto un dorsal nunca me achucho igual. Por ello, no sabía muy bien como me iba a sentir al forzar de nuevo la máquina. 

Con respecto al primero de mis resquemores, enseguida pude comprobar que nada ha cambiado, y eso es algo que me llena de satisfacción. En San Juan de Aznalfarache me encontré con un montón de gente sin miedo, con ganas de disfrutar, ajena a las paranoias. Por el ambiente, fue como si hubiéramos vuelto a 2019. A nivel organizativo, por otro lado, en la carrera tampoco hubo protocolos raros. Allí estábamos vacunados, seguro, el 100% de los presentes. En consecuencia, yo llegué, recogí mi dorsal, con mascarilla, pero sin tensiones, me puse en la salida, al mogollón, esperé a que dieran el pistoletazo inicial, al oírlo eché a correr, pasado un minuto me quité la mascarilla... y a pegarle fuerte. Como antaño. Me adelantaron, por la derecha y por la izquierda, yo adelanté, llevé gente pegada atrás, yo, igualmente, traté de juntarme a otros corredores, y así transcurrieron los 46:39 minutos que estuve compitiendo. Luego, en meta, la gente charlaba, se contaba su vida, se dieron bebidas, fruta y hubo ceremonia de premiación. Todo fue normal, y eso para mí fue como una bocanada de aire fresco.


Por otra parte, desde el punto de vista personal tengo que decir que, pese a las dudas, acabé muy contento, porque me sentí aún mínimamente fuerte y, sobre todo, comprobé que la maña que se adquiere con los años, para ajustar la velocidad máxima que uno puede mantener a las circunstancias, no se pierde tan fácilmente. En ese sentido, las cosas fueron mucho mejor de lo esperado. Pensé que, tras tantos meses, iba a salir más excitado de la cuenta. Por ello, iba preparado para sufrir un poco. Sin embargo, no fue así. La temperatura fue buena y salí a tope, pero en ningún momento me cebé, y cuando noté que el ritmo de los otros no era el mío lo acepté y los dejé marchar. No sufrí bajones. Me noté estable y sólido durante los 10.500 metros.

Como he dicho, la carrera fue casi toda por caminos, que estaban bien conservados. El recorrido era de ida y vuelta, y está señalado en la imagen inferior. Esta, no obstante, es de la edición de 2018. El trayecto, en 2021, ha sido el mismo, pero ha cambiado el sentido. Nosotros, el tramo en el que nos separamos del río lo hicimos corriendo hacia arriba, no hacia abajo.


En lo relativo al transcurso de la carrera, cuando esta se abrió, tras medio kilómetro, me vi persiguiendo a tres corredores del club Deportemanía. A pesar de ser del mismo club, no iban juntos. Por delante nuestra, pronto se abrió un cierto hueco. Yo no tardé mucho en darme cuenta de que no iba a ser buena idea obsesionarme por ir con ese trío y dejé que me sacaran un par de metros.


Por detrás, enseguida se abrió un abismo (yo soy el de amarillo que va corriendo en última posición, en la imagen inferior). 


Los tres corredores del Deportemanía iban cada uno a su bola y acabaron separados entre ellos. Tras un rato, yo perdí la estela del más rezagado y, tras cuatro kilómetros, me quedé definitivamente en tierra de nadie.


Después de otro kilómetro me fijé en que, delante mía, a unos 30 o 40 metros, uno de los del Deportemanía y otros cuantos habían formado una especie de grupeto. Me sentía bien, ya había pasado el ecuador de la carrera, apreté lo que pude y me fijé el objetivo de intentar ir a por ese grupo. Sin embargo, al poco el mismo empezó a perder unidades. Los más rápidos se iban marchando por delante y en el pelotón cada vez quedaba menos gente. En el momento en el que volvimos a pegarnos al río, tras haber acabado de completar el trozo en el que fuimos separados de él, el grupito ya había saltado por los aires, definitivamente, y mi referencia ya estaba compuesta solo por dos personas. Una era Hassania Barrhouss. Esa chica es muy buena competidora y la conozco de vista. Quedó tercera en la general de féminas. Con la mirada fija en pillarla a ella y al que la acompañaba, avancé un buen rato. Cogerlos me motivaba y al final lo logré, los pasé, y tiré para adelante, cuando quedaban apenas un par de kilómetros para la meta. En esos últimos 2.000 metros, me adelantaron un par de corredores que venían muy fuertes desde atrás. 


Aún así, el hueco con los que venían a mi espalda seguía siendo enorme.


Finalmente, acabé en el puesto 51. Llegaron a meta 232 personas. Los kilómetros no estaban marcados, así que no tuve una referencia clara del ritmo. Al parar, ya sí calculé la media y vi que había ido a 4:27. No es para tirar cohetes, pero yo llevaba casi dos años sin correr a esas velocidades y esas cifras me supieron a gloria. Me sentí mínimamente competitivo. Estoy seguro de que en las próximas carreras mejoraré. Además, volví a disfrutar, como si fuera la primera vez, del ambiente del atletismo popular. Lo echaba en falta.



Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 227.
% del Total de Carreras a completar: 22'6%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SAN JUAN DE AZNALFARACHE.
En 2004 (año de la primera carrera corrida en San Juan de Aznalfarache), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 6'6% (hoy día 35'2%).