30 de agosto de 2024

BARBATE 2024

Barbate es un municipio gaditano, que cuenta con varios núcleos de población. Zahara de los Atunes y Los Caños de Meca son los más conocidos, aunque ninguno de ellos ejerce de capital. En efecto, el Ayuntamiento de Barbate se halla en la localidad homónima, que es donde residen el grueso de los barbateños. Sin embargo, esta está totalmente eclipsada por Zahara y por Los Caños, que son dos de los grandes epicentros del turismo playero andaluz. No me extraña, porque son un par de sitios preciosos, que se encuentran enclavados en un lugar maravilloso. Reconozco que soy un enamorado de la parte de la costa que va desde Cádiz hasta Tarifa, y, de toda ella, mi trozo favorito es el que empieza en Conil de la Frontera y acaba en Punta Paloma


La costa del municipio de Barbate se encuentra al completo en ese pedazo de litoral, que a mí me enloquece. En él, está el Cabo de Trafalgar, al que, por desgracia, hace mucho tiempo que no voy. La foto que he puesto arriba me la sacaron en él. Sin embargo, hoy no voy a hablar de Zahara de los Atunes, ni de Los Caños, ni de toda la zona natural que rodea a estos dos núcleos, en los cuales apenas si residen con carácter permanente unas 1.000 y unas 350 personas, respectivamente, pero que se llenan de pijipis en verano. Hoy voy a narrar mi fin de semana en Barbate capital, que es una localidad de algo más de 19.000 habitantes, que yo había ignorado hasta ahora, pero que tenía ganas de conocer.


He dicho que, tanto Zahara de los Atunes, como Los Caños de Meca, se abarrotan de pijipis en verano, pero tampoco quiero que nadie se me ofenda. Es innegable que se juntan allí, en ciertas fechas, un montón de pocholos y de alternativos chic, pero también se ve gente que no se caracteriza por nada. En cualquier caso, reconozco que he intentado ir por la zona lo menos posible en época estival, porque es innegable que se peta. A mí me gusta en primavera, en otoño y en invierno, cuando apenas hay visitantes. No obstante, en cuanto pueda iré en julio o en agosto, para librarme de mis prejuicios, o para confirmarlos, pero esa es una historia aparte. Ahora, lo que pretendo es mencionar el marcado contraste que hay entre Barbate capital y el entorno de Zahara y Los Caños. En efecto, a pesar del nivel que alcanza el turismo en sus pedanías, Barbate está en la posición 2.185, de 2.964, en el ranquin de riqueza de los municipios andaluces. De hecho, de los que tienen costa en las provincias de Cádiz y de Málaga, todos le superan en renta per cápita menos uno. Además, en el clasificación municipal estrictamente gaditana, Barbate ocupa el puesto 36 de 45, teniendo en cuenta que la provincia de Cádiz es, ya de por sí, la 47 más pobre de España, de las 52 que hay, es decir, que Barbate se encuentra en la cola de la cola. Con esta avalancha de datos, quiero reflejar que Barbate es un pueblo humilde, y que se respira en él un ambiente muy popular. A él no van los turistas. Otra cosa es que la población estacional que llena el resto del municipio en vacaciones tienda a ser selecta, pero los barbateños no parecen beneficiarse demasiado de ello.

Nosotros fuimos a Barbate porque encontramos allí un alojamiento bastante barato. Eso me dio la posibilidad de conocer la localidad, que, como digo, no suele ser objeto de la atención de la mayoría de la gente. En cierto modo es lógico, porque es como un barrio enorme, gestado una vez que ya estaba bien entrado el siglo XX. 


En efecto, Barbate es un producto del siglo XX, porque en el XIX solo era una aldea de 50 vecinos, que dependía de Vejer de la Frontera. Gracias a la explotación de almadrabas en sus costas, el pueblo creció, de manera que alcanzó los 1.000 habitantes entorno a 1900. Después, su desarrollo no paró, pero fue a partir de 1938, año en el que se independizó, cuando su vitalidad económica, ligada a las empresas conserveras y a su puerto pesquero, hizo posible que su población aumentara con más rapidez. Así, en 1960 tenía casi 17.000 residentes, y en 1970 había superado los 19.000, cifra en la que se ha mantenido. La conclusión de todo esto, es que el pasado barbateño no se remonta mucho. Por eso, la parte antigua de la localidad no es demasiado vetusta, y está flanqueada, además, por una zona muy grande, totalmente cuadriculada y con aspecto de barriada, que nació con la llegada de la gente que se mudó a Barbate buscando trabajo.

Pese a lo dicho, Barbate también tiene su zonas especiales. La que se encuentra cercana a la playa es, por supuesto, la más importante. Dicha playa se denomina Playa del Carmen, y está bordeada por el Paseo Marítimo.



La Playa del Carmen ocupa todo el frente costero de la localidad, y algo más. Ese extra no urbanizado, se corresponde con el trozo de que hay entre el final del pueblo por el este y la desembocadura del Río Barbate




Además, como se puede ver en el mapa, a la izquierda del Puerto de Barbate hay otro arenal, denominado Playa de la Hierbabuena, que no es urbano, pero al que se puede llegar andando con relativa facilidad.


Nosotros estuvimos dos días y medio en Barbate, y, como no podía ser de otra manera, exploramos con interés su litoral asociado. Para empezar, el viernes por la tarde fuimos a la Playa del Carmen por las buenas, sin complicarnos la vida. Por eso, nos quedamos donde todo el mundo.


En cambio, tanto la mañana del sábado, como la del domingo, cruzamos el centro de Barbate y nos fuimos hasta el extremo de la playa, buscando, con éxito, un ambiente más tranquilo.




Por último, la tarde del sábado fuimos en coche a la Playa de la Hierbabuena. En principio, pensábamos aparcar en el descampado que hay junto a ella, pero vimos, al llegar, que había que pagarle a un gorrilla, y no teníamos ni un euro suelto. Por ello, seguimos por la carretera, y nos internamos un poco en el Parque Natural de La Breña y Marismas de Barbate. Algo más adelante, vimos un pequeño claro al lado de la carretera, y ahí sí dejamos el coche. A continuación, cogimos una especie de camino, que iba entre los pinos en dirección a la playa, y echamos a andar. No debíamos estar muy lejos. 



Sin embargo, no habíamos tenido en cuenta que, al avanzar por la carretera, la misma había subido una duna, por lo que, al ir a pie por ella, pronto nos topamos con un terraplén descendente insalvable. Además, no estábamos tan cerca...


Total, que nos echamos unas risas y nos volvimos por donde habíamos venido. Lo bueno fue que, entre unas cosas y otras, se nos fueron 45 minutos, de manera que, cuando volvimos a pasar por el aparcamiento de la playa, el gorrilla ya había acabado su jornada y se había ido. Al final, casi sin quererlo, solucionamos el problema del euro, y pudimos disfrutar de una tarde playera muy agradable.

Con respecto al centro de Barbate, el mismo lo vimos bien, porque lo atravesamos los dos días que fuimos a la parte virgen de la Playa del Carmen, y porque María y yo madrugamos el domingo, para recorrerlo a primera hora de la mañana.

El llamado casco histórico de Barbate es pequeño, y sus viviendas no son antiguas, pero están muy cuidadas y tienen mucho sabor. Por lo que yo vi, el meollo barbateño se articula a los dos lados de la Calle Agustín Varo, que más adelante se denomina Calle Niño Barbate hasta que llega a la Plaza de Carlos Cano.



Saliendo de la Plaza de Carlos Cano, y haciendo un ángulo de 90º con la Calle Niño Barbate, se extiende la Calle Real, que es muy bonita.



Si la Calle Real y la Calle Niño Barbate hacen de lados de un ángulo de 90º, lo que queda dentro de ese ángulo esconde también otros lugares de interés, como la Plaza Hoyo La Tota. Para mi sorpresa, al mirar como sale esa plaza en Google Street View, he visto que estaba hecha polvo cuando hicieron las fotos. Parecía el espacio más decadente del barrio más chungo. Hoy día, en cambio, es un enclave precioso.


No se cuanto hace que se tomaron las fotos de Google Street View, ni tampoco como ha podido cambiar tanto la Plaza Hoyo La Tota y sus alrededores, pero me alegra que los vecinos del barrio hayan conseguido que el aspecto de la zona mejore hasta ese punto.

Otros lugares destacados de Barbate son la Plaza de la Inmaculada, que está en uno de los extremos del centro, y que es donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento, así como la Plaza del Faro, que colinda con el Paseo Marítimo.



Relacionada con esas dos plazas está la Avenida del Mar. Esta recta y larga calle parte Barbate en dos, con una perfección casi absoluta. Por tanto, aunque no destaca por su belleza, sí lo hace por su importancia, ya que atraviesa el pueblo de lado a lado.


Entre la Avenida del Mar y el Río Barbate está el casco antiguo barbateño. La Plaza de la Inmaculada se halla en uno de sus extremos, como he dicho, y se asoma a la Avenida del Mar en su tramo más alejado del océano. Luego, la gran arteria continúa, y no desvía su trayectoria hasta que no llega a la Plaza del Faro. Allí, deja de ir perpendicular a la costa, y recorre su último pedazo en paralelo a esta. Poco después, abandona el territorio urbano y se convierte en la carretera A-2233

Como he comentado, el casco antiguo de Barbate está a uno de los lados de la Avenida del Mar. Al otro, lo que tiene es el resto del pueblo, organizado en una gran cuadrícula. Todo ese entramado de calles son las que decía que parecen un barrio enorme. Allí nos alojamos nosotros.

Dos momentos especiales de nuestro fin de semana en Barbate fueron la noche del sábado y la mañana del domingo. En esta, bastante temprano, María y yo dejamos a las niñas durmiendo y nos dimos un largo paseo, como dije antes. Curiosamente, nos encontramos el pueblo sumido en una niebla fantasmagórica, que le dio un atractivo toque durante un rato.


Luego, la bruma fue levantándose poco a poco. De hecho, cuando paramos a desayunar en la terraza del Bar Restaurante El Mirador, ya estaba la cosa empezando a abrirse.


Lo del sábado por la noche fue distinto, aunque también estuvimos en el Paseo Marítimo. En este caso, fuimos a cenar, y pudimos comprobar hasta que punto estaba animada la zona cercana a la playa.


Después de la cena, no tuvimos más remedio que dejarnos contagiar por el ambiente festivo, y acabamos tomando algo en el Habana Café & Copas. La que había allí liada era tremenda.


Por lo que vi, el Habana se une con el bar del al lado, que es del mismo estilo, y juntos llevan a grupitos que amenizan las veladas. En la del sábado, había una buena banda sobre el escenario, que estaba tocando canciones españolas de los 80 y de los 90 del siglo XX. Ni que decir tiene, que a María y a mí nos tocaron la fibra.

Por lo que respecta a la cena, la tomamos en el Restaurante El Boquerón. El lugar lo elegimos al azar, y luego he visto que tiene, desde hace tiempo, unas críticas demoledoras en Tripadvisor. A mí no me encandiló, pero tampoco estuvo tan mal. No puedo esconder que nos barrieron un poco los pies al final, pero también es verdad que no era temprano cuando llegamos. En todo caso, me gustó bastante más el almuerzo del domingo, en el Chiringuito Flamenco Beach. El mismo está justo en el extremo del Paseo Marítimo, es decir, se asoma ya a la punta virgen de la Playa del Carmen. El domingo, como teníamos que hacer el check out del apartamento a primera hora de la tarde, fuimos a la playa pronto, y decidimos comer cerca de donde habíamos estado. Por eso, pillamos sitio en el Flamenco Beach sin problema. La comida allí fue una gozada.


No quiero acabar sin hablar de la Confitería Tres Martínez, porque es clásica en Barbate, y nosotros tuvimos la suerte de alojarnos cerca, por lo que nos topamos con ella a pesar de que no está en un sitio especialmente relevante. 


Sin embargo, está claro que sus pasteles son una institución. Por lo visto, el obrador lleva abierto desde 1886, regentado por la misma familia. Nosotros pasábamos por delante todo el rato, así que cayeron unos cuantos pasteles a lo largo del fin de semana.

En definitiva, nuestro verano de 2024 lo acabamos en Barbate, disfrutando del mar, de la playa, del sol, de la buena gastronomía y del relax. El lunes terminé mis vacaciones, y dio comienzo un nuevo curso, que seguro que nos traerá un montón de nuevas experiencias, dignas de ser contadas.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado BARBATE.
En 1999 (primera visita incompleta), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Cádiz: 18'2% (hoy día, completada ya esta visita, 59'1%).
En 1999 (primera visita incompleta), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 3'9% (hoy día, completada ya esta visita, 22'2%).


22 de agosto de 2024

PAMPANEIRA 2024

Hace menos de un siglo, Pampaneira ya era un pueblo tan bonito como lo es hoy, pero, seguramente, vivir en él era demasiado duro para muchos. Por eso, de las más de 1.000 personas que residían allí en 1950, 700 se fueron antes de que diera comienzo la década de los 90 del siglo XX. En la actualidad, los 300 vecinos que quedan viven del turismo, por lo que Pampaneira se asemeja un poco a un decorado.


Con eso que digo, no quiero criticar ni al turismo, ni mucho menos a los pampanurrios. De hecho, considero que es muy positivo que, gracias a los turistas, en lugares como Pampaneira haya gente que pueda vivir decentemente, y que mantenga impolutas esas localidades.


Pampaneira es uno de los pueblos más famosos de la Alpujarra. Esta es una región histórica, que se encuentra repartida entre las provincias de Granada y de Almería. Si uno se atiene a la demarcación tradicional del territorio alpujarreño, no es fácil definir con precisión sus límites, pero, hace unos años, se estableció una división oficial, que fijó un contorno y separó la zona en dos comarcas. La que está en Granada se denomina Alpujarra Granadina, y la que está en Almería se llama Alpujarra Almeriense. No lo han complicado mucho. 


La Alpujarra Almeriense la conforman 22 municipios, que se extienden por la falda sur de Sierra Nevada que se encuentra en la provincia de Almería, así como por el flanco norte de la Sierra de Gádor. Por lo que respecta a la Alpujarra Granadina, esta está integrada por 25 municipios, que ocupan la parte granadina de la vertiente meridional de Sierra Nevada. Sin embargo, Sierra Nevada se suele asociar solo con Granada, y la Alpujarra también. La Alpujarra Almeriense, en cambio, es una zona muy desconocida. Eso se debe a varias razones. La primera es que, poblaciones alpujarreñas granadinas como Lanjarón o como Trevélez, comercializan productos con su nombre que son bastante famosos. Este último pueblo, además, siempre se ha dicho que es el más alto de España, lo que le pone en el candelero en mayor medida, aunque ese dato no sea del todo cierto (cuando vaya a Trevélez hablaré de este tema). Por otro lado, son entes poblacionales de la Alpujarra Granadina los que se vinculan a escritores como Lorca o como Gerald Brenan. Finalmente, entre los 122 pueblos que pertenecen a la asociación Los Pueblos más Bonitos de España, hay cuatro de la Alpujarra Granadina (Bubión, Capileira, Pampaneira y Trevélez), pero ninguno de la Alpujarra Almeriense. Queda claro, por tanto, que esta comarca es una gran desconocida, a la que habrá que prestarle atención en el futuro. Ahora, no obstante, me voy a centrar en una de las localidades del núcleo duro del sector granadino de la Alpujarra, es decir, en Pampaneira, que es donde estuve el otro día.


Hay que decir, para empezar, que yo jamás había estado en la Alpujarra, a pesar de su gran fama, y pese a que viví dos años en Granada capital. La visita a Pampaneira, por tanto, fue solo un pequeño adelanto de lo que tendrá que llegar, tarde o temprano, que no es otra cosa que una ruta mucho más exhaustiva por la región. Con respecto a la citada localidad, pues no me defraudó. Yo esperaba ver un pueblo blanco, cuidado y pintoresco, y eso es justo lo que me encontré.


El principal atractivo de Pampaneira es que conserva muchas de las señas de identidad propias de las localidades de la comarca. Uno de esos signos distintivos clave es su trama de calles estrechas y empinadas, empedradas y con canalillos de agua en el centro. 



Además, en Pampaneira también se ven muy bien los terraos de las casas tradicionales de la zona. La definición de terrao, que he encontrado en una página web dedicada al pueblo de Timar, es sensacional, por lo que la voy a copiar, adaptándola un poco con mis palabras. Por lo visto, un terrao es un tejado plano, de color gris, recubierto, para su impermeabilización, por una arcilla especial llamada launa. De esa cubierta sobresalen chimeneas de forma troncocónica, que están rematadas por un sombrerete, realizado con una lasca de pizarra, sobre la que descansa una piedra castigadera, cuya misión es que el viento no se lleve la laja. 


Otro elemento característico, que se ve sin dificultad en Pampaneira, es el tinao. Un tinao es una solución arquitectónica que crea espacios cubiertos, al disponer una estructura de viguería sobre la calle. Encima del pequeño soportal, suelen situarse algunas habitaciones de las casas colindantes.


Por último, en Pampaneira no es complicado ver telares y tiendas de artesanía local, llenas de coloridas jarapas en sus fachadas. En definitiva, este pueblo es perfecto para tomar contacto con el poblamiento de la región, ya que no le falta ni uno de los elementos alpujarreños característicos.

Ni que decir tiene, que en Pampaneira los vehículos hay que soltarlos pronto. Ni por asomo puede uno pretender circular por la mayoría de sus calles. Nosotros, nada más llegar, dejamos el coche abajo, junto a la carretera. Pronto, vimos adónde teníamos que dirigirnos.


El epicentro de Pampaneira está en la Plaza de la Libertad. En ella, se encuentra el único edificio del pueblo que puede ser visitado por dentro, que es la Iglesia de Santa Cruz. La misma se acabó de construir en 1730. En su interior, destaca el artesonado.




Otros elementos destacados de Pampaneira son las fuentes y los lavaderos. De las cuatro fuentes que hay, nosotros vimos dos. La Fuente de San Antonio es la que está en pleno centro del pueblo, junto a la iglesia. 


La Fuente del Cerrillo, por su parte, se halla en la zona alta de la localidad, junto al Lavadero Fuente del Cerrillo.


Por lo que respecta al cuidado Lavadero Fuente del Cerrillo, desde sus ventanas se ven bonitas vistas, pero, además, el sitio es muy bello de por sí.


Pampaneira está lleno de atractivas calles, que serpentean para salvar la escarpada orografía de la zona. Dos de ellas son la Calle Rodadera y la Calle Camino del Rio. La primera es perpendicular a la pendiente, por lo que tiene su particular canalillo para conducir el agua. La segunda, en cambio, sigue las curvas de nivel, lo mismo que el Paseo Federico García Lorca. Este, al no tener casas a uno de los lados, se abre a la montaña sin trabas. 





Una de las calles más icónicas de Pampaneira es la Calle Verónica. A su canal, llegan las aguas que, partiendo de las cumbres de Sierra Nevada, bajan hasta la Fuente del Cerrillo y hasta el Lavadero. Después, al salir a la superficie en esos lugares, las frescas aguas siguen por la Calle Estación, y continúan su descenso por la citada Calle Verónica, buscando salir del pueblo por su extremo inferior.


Como he dicho, nosotros no tuvimos ocasión de profundizar en los encantos de la Alpujarra, y tampoco nos pudimos quedar a comer en Pampaneira. Lo cierto es que nuestras vacaciones en el cercano Valle de Lecrín habían terminado, y, aunque no quisimos regresar a Sevilla sin hacer esa pequeña incursión en la zona alpujarreña, no pudimos entretenernos demasiado. Sin embargo, aun así, nos dimos el gustazo de echar una caña, con su oportuna tapa de jamón de Trevélez. Para ello, nos sentamos en el velador del Café Europa, que estaba a la espalda de la Iglesia de Santa Cruz.


A la sombra de un toldo que habían puesto sobre las mesas, pasamos un delicioso rato, que hizo las veces de epílogo a mi primera visita a la Alpujarra Granadina.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado PAMPANEIRA.
% de Municipios ya visitados en la Provincia de Granada: 7'6%.
% de Municipios de Andalucía ya visitados: 22'1%.

Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado PAMPANEIRA.
% de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Granada: 25%.
% de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 36'5%.