19 de junio de 2021

VALLADOLID 2021 (VISITA DE JUNIO)

Pues sí que tuve la oportunidad de regresar a Valladolid. En mayo escribí un post en el que hablaba de la visita que hice a la ciudad pucelana, con el fin de hacer la primera de las pruebas selectivas para el ingreso como auxiliar de bibliotecas en la Universidad de Valladolid. Ese examen era eliminatorio y había que colarse entre las 140 mejores notas para poder hacer el segundo. Yo quedé el 84, de manera que he vuelto a la capital de Castilla y León para intentar rematar la faena. No se si lo habré conseguido. Lo sabré en unos días, aunque me da en la nariz que no. Mi objetivo es entrar en la bolsa de interinos y en ella solo habrá 35 personas. Para lograr estar entre los elegidos, partiendo de la nota 84 del primer ejercicio, tendría que haber clavado el segundo, y no fue así. No obstante, hasta el rabo todo es toro, como se suele decir. Yo lo di todo y ahora toca esperar un poco, para saber como lo he hecho en relación con los demás opositores. Eso será lo que marque el resultado. De momento tengo mi trabajo en Sevilla, por lo que estoy tranquilo.

Como ya escribí el mes pasado, cuando hago un examen, sea del tipo que sea, para mí son muy importantes las últimas horas. Por eso, en aquella visita de mayo, la tarde antes de examinarme no dio para mucho, y ahora ha sucedido algo parecido con el rato vespertino del viernes que pasé en Valladolid. En efecto, más allá de las calles cercanas al lugar donde me alojé y del campus universitario, ese día no vi mucho más, aunque es cierto que pernocté en otro sitio diferente al de la primera vez, lo que me permitió ampliar un poco mis miras desde el principio. Lo del alojamiento de mayo en el Barrio España fue pintoresco, pero en esta ocasión me busqué el apartamento en un emplazamiento más céntrico. Por ello, tuve la oportunidad de conocer el barrio de La Rondilla. El mismo está al suroeste del Barrio España, al otro lado del Río Esgueva, y se encuentra situado al norte del meollo de la ciudad. Al oeste está limitado por el Río Pisuerga.


La Rondilla nació en los años 60 del siglo XX, cuando se edificó en una zona en la que solo había huertas. A finales de esa década y principios de la siguiente se construyó allí a un ritmo muy elevado, debido a la expansión industrial de Valladolid. El nuevo enclave se llenó de lo que podríamos calificar como obreros, es decir, de personas venidas, en gran medida, del medio rural, con la idea de ganarse la vida en la capital en oficios de poca cualificación. Por ello, las calles del vecindario presentan un marcado aspecto de barrio obrero. En Sevilla me he movido mucho por una zona similar, en la que se respira un ambiente popular y, a la vez, amable. La Rondilla, lejos de ser un parte deprimida de la ciudad, es una barriada revalorizada por su relativa cercanía al centro, en la que se ha luchado por humanizar y desarrollar lo que en su día fue un agresivo barrio colmena, lleno de gente humilde con bajos recursos.


Yo llegué a mediodía del viernes y logré aparcar cerca del apartamento que tenía alquilado. Era un día laborable y a esa hora las calles rebosaban vida. Ese tipo de vecindarios suelen estar llenos de bares y tienen comercios de todo tipo. Por otro lado, a consecuencia de la manera en la que surgió el barrio, este es muy cuadriculado. Por lo visto, en La Rondilla se construyó alto y mucho, aprovechando el espacio de manera agresiva. No se dejó sitio para parques, pero sí quedaron entre los bloques las llamadas calles patio, que eran las únicas zonas abiertas que se mantuvieron libres de tráfico y sin edificar. Con el tiempo, las reivindicaciones vecinales han contribuido a acondicionar y a agrandar las aceras, se han abierto placitas donde se ha podido, y se han adecentado algunas calles patio.


Mi apartamento en el barrio de La Rondilla estuvo en la Calle Moradas y, desde allí, la tarde del viernes fui caminando hasta el Campus Universitario Miguel Delibes, que es donde tenía que hacer el examen el sábado. 


En el Campus encontré sin problemas el edificio que alberga la Escuela de Ingeniería Informática y la ETS de Ingeniería y Telecomunicaciones.


Al regresar, además de elegir otro camino para tener la oportunidad de volver a recorrer un tramo del agradable Paseo del Cauce, comprobé hasta que punto la Avenida de Palencia ejerce de límite este de La Rondilla.


Esa amplia avenida marca una clara cesura en la zona que rodea el centro de Valladolid. Viniendo desde el extrarradio ejerce de vía de acercamiento al meollo vallisoletano. Aún así, no llega hasta allí, otra vez me pareció que en la ciudad pucelana no hay avenidas que, viniendo desde las afueras, conduzcan de manera directa hasta el epicentro urbano. La Avenida de Palencia se prolonga hasta sus inmediaciones, pero antes de alcanzar núcleo se pierde en un entramado irregular, que hace que no pueda ser considerada tampoco una puerta de entrada a la parte histórica.

Realmente, en esta segunda visita he vuelto a comprobar que los principales edificios llamativos que tiene Valladolid están un tanto dispersos y se han quedado rodeados de construcciones más recientes. La ciudad no tiene un casco histórico homogéneo. Parece muy atractiva para ser vivida, es moderna y tiene vida, al menos en primavera, pero sus edificaciones emblemáticas, algunas de las cuales son notables, están dispersas y rodeadas, en su mayoría, de inmuebles más actuales. La verdad es que los highlights más destacados casi siempre tienen en el plano de visión otros que afean un poco las panorámicas. 


Yo, al igual que en mayo, el momento en el que pude pasear, más o menos tranquilo, fue el sábado por la mañana, tras terminar el examen. Las seis horas de coche que me quedaban hasta Sevilla provocaron, de nuevo, que no me detuviera en exceso, pero no se va uno hasta Valladolid para regresar sin haber paseado, al menos, un poco. En esta ocasión me puse como objetivo asomarme al Río Pisuerga (la otra vez no lo vi ni de lejos), y también quería acercarme a ver la Iglesia de San Pablo, que había visto en fotos que es muy impresionante. Por ello, tras dar por finiquitada la prueba de oposición me encaminé, aún con la cabeza a punto de explotar, desde el Campus Universitario Miguel Delibes hasta el centro. En concreto, volví a desandar el trayecto hasta la Avenida de Palencia, aunque no era el camino más directo, y la recorrí entera. Tras desechar, por falta de tiempo, varios sitios que me hubiera gustado ver mejor, llegué a la Plaza de San Pablo. La misma me gustó mucho.


Con respecto a la Iglesia de San Pablo, he de decir que llama más la atención por fuera que por dentro. Su fachada es espectacular.


Por dentro es mucho más sobria y me impresionó menos, aunque tiene un gran tamaño. A falta de grandes ornamentos, lo que sobresale en su interior son las esculturas de Gregorio Fernández


En efecto, en la capilla mayor la Escultura de Santo Domingo de Guzmán es obra suya (está a la derecha del crucificado), pero si por algo es conocido Gregorio Fernández, máximo exponente de la escuela castellana de escultura, tan pródiga en el reflejo de la expresividad, es por sus cristos yacentes. En la Iglesia de San Pablo hay dos. El de la izquierda, en la foto inferior, es menos destacado, pero el Cristo Yacente de la derecha es uno de los mejores y más impactantes de este artista. Fue encargado por el Duque de Lerma y data de 1615.


Las capillas que quedan a la izquierda de la entrada del templo están unidas de una forma muy curiosa. En ellas es donde están las urnas con las imágenes yacentes.


Aparte, esta iglesia es un ejemplo perfecto del poderío que llegó a tener Valladolid en la Edad Moderna, hecho que hoy día no está tan reflejado en sus calles, por aquello de que es una urbe renovada y sin un centro llamativo. Sin embargo, Pucela fue durante cinco años, entre 1601 y 1606, capital de España, nada menos. En Valladolid nació Felipe II, que era pucelano. También se casaron en la población en 1469 los Reyes Católicos, fueron jurados reyes de Castilla Juana La Loca y Felipe El Hermoso en 1504, y en ella murió Cristóbal Colón en 1506. Desde el punto de vista literario, mucho antes de que vieran la luz allí José Zorrilla, Jorge Guillén o Miguel Delibes, vivió en sus calles Miguel de Cervantes, que era vecino de la ciudad cuando se publicó Don Quijote de la Mancha en 1605. En consecuencia, queda claro que Valladolid fue, durante un tiempo, un imán de grandes personalidades españolas. Es más, tanto Felipe II, como su hijo Felipe III, fueron bautizados en la Iglesia de San Pablo. De hecho, la casa donde nació el primero también está en la Plaza de San Pablo (es la que se ve en primer plano en la foto inferior).


Acabada mi visita a la Iglesia de San Pablo me encaminé a ver el Rio Pisuerga, cosa que hice desde el Puente de Poniente. Desde el mismo vi, tanto a un lado como al otro, una imagen del skyline de la otra orilla de Valladolid, que me confirmó que la capital de Castilla y León es una señora ciudad.


Después, llegó el momento de regresar al coche. Tenía que comer algo y volver a Sevilla, pero la vuelta la hice tranquilo, e incluso di un pequeño rodeo para atravesar la Plaza Mayor. También recorrí las calles porticadas de los alrededores de esta y las pequeñas plazas que hay en ellas, como la Plaza de la Rinconada. Tras ese paseo me reafirmé en la idea de que esa es la parte más bonita de la ciudad.


En breve llegará el verano de este complicado curso. Hemos pasado medio año confinados en nuestra comunidad e, incluso, en nuestros municipios. Después, se nos ha quedado el cuerpo un poco cortado y, para cuando hemos reaccionado, hemos tenido que prestar atención a otras circunstancias que nos han impedido movernos mucho. Ahora, por fin, llega la época estival. Todavía no vamos a poder tirar la casa por la ventana, pero la situación va mejorando, con respecto al tema de la pandemia. El año pasado la cosa estaba mucho peor y le sacamos partido a las vacaciones. Este 2021, como reflejaré en el próximo post y en los sucesivos, no va a ser menos.



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado VALLADOLID.
En 2001 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la provincia de Valladolid: 50% (hoy día 50%).
En 2001 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 19'2% (hoy día 35'7%).


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