24 de agosto de 2023

CARRERA NOCTURNA SAN GINÉS 2023

No es recomendable participar en una carrera estando lesionado, aunque yo lo hice el otro día. En efecto, tomé la salida en una prueba atlética, sabiendo que iba a terminar corriendo con dolor. Mal hecho.

De todas formas, forzar estaba, hasta cierto punto, justificado. Yo siempre he sido muy cuidadoso con mi salud y con mi cuerpo, a la hora de correr. Llevo disputando carreras desde el año 2000, y cuando me han surgido contratiempos he reculado. Eso significa que, si me he tenido que retirar de una competición, lo he hecho. Sin problema. También he renunciado a participar en citas, teniendo incluso el dorsal en mi mano. La última vez fue en enero, sin ir más lejos. En esta ocasión, sin embargo, las circunstancias excepcionales invitaban a asumir riesgos, ya que la prueba se celebraba en mi pueblo. No podía faltar.


En Villanueva del Ariscal se han disputado, desde que vivo allí, once citas atléticas. En parte, se debe al hecho de que Fran Castillo, que es un corredor popular de los que ganan premios, es ariscaleño de nacimiento y de crianza. A Fran le encanta organizar eventos centrados en el atletismo, y la mayoría de las movidas las ha montado en su pueblo, logicamente. Yo he participado en casi todas. Para mí, competir por Villanueva es muy especial, y, además, como Fran es amigo mío, pues trato de no faltar a las carreras que él maquina. La última fue la del 18 de agosto. Lo cierto es que la improvisó un poco, pero acabó siendo un éxito. Uno de sus principales atractivos fue su recorrido.


Efectivamente, el trazado de la competición que disputamos el otro día fue la bomba, puesto que partimos de la Plaza de España y llegamos al mismo lugar. A mitad de trayecto, se cruzó de nuevo el arco de inicio y de fin, y a lo largo de 5.000 metros se dieron vueltas por el meollo de Villanueva. Esto, aunque parezca que es lo lógico, llevaba años sin suceder en las carreras celebradas en el pueblo. De hecho, Fran ha organizado ya cinco ediciones de la prueba que lleva su nombre, y siempre se ha encontrado con trabas a la hora de montar los itinerarios. Por eso, ninguna de sus carreras ha circulado por el centro de la localidad. Estas citas siempre han salido de un parque que está en uno de los extremos de la población, han transitado por una zona de urbanizaciones y por caminos, y han acabado donde habían empezado. La parte noble de Villanueva nunca la han olido. La verdad es que, en el último lustro, los responsables municipales han preferido no complicarse la vida, y no han dado permiso para que la carreras de Fran atraviesen las principales calles ariscaleñas. Ellos siempre le han echado la culpa a la policía, pero el pasado viernes se comprobó que, cuando el alcalde hace un poder y su deseo es lógico, las fuerzas del orden no ponen pegas. Esta vez, el recién estrenado mandamás municipal estaba por la labor, por lo que la edición inaugural de la Carrera Nocturna San Ginés tuvo un recorrido muy vistoso.


De todas formas, Fran Castillo ha organizado sus cinco carreras sin importarle que el recorrido haya estado un poco escondido. En ese sentido, la situación habría seguido siendo calcada, seguramente, si el pasado 28 de mayo hubiera ganado las elecciones, por tercera vez, el alcalde que ha gobernado en Villanueva del Ariscal los últimos ocho años. No obstante, no fue así. Al contrario, el pueblo habló, y Martín Torres tuvo que ceder la vara de mando a Francisco García, con la cosa de que, en la lista electoral, este iba acompañado de José Antonio Castillo, que ha acabado siendo el nuevo Concejal Delegado de Deportes. José Antonio es hermano de Fran, por lo que estaba cantado lo que iba a suceder. Con él, el atletismo ha salido del ostracismo en un tiempo récord. En efecto, el equipo de gobierno entrante tomó posesión el 17 de junio, y el 18 de agosto se ha celebrado la primera edición de un evento, que partió del corazón de la localidad, y que llegó al mismo punto, después de atravesar sus calles más señeras. En esta ocasión, la policía parece que no dijo nada.


Tengo que decir que la organización de una carrera, el 18 de agosto, me pareció algo precipitado. Yo no daba un duro por ella, porque creí que era una fecha nefasta. Yo mismo pude ir de casualidad, ya que, a mediados de agosto no suelo estar en casa, pero lo cierto es que me tuve que tragar mis palabras. La prueba fue un éxito de participación, hasta el punto de que llegaron a meta 239 personas.

Yo me había lesionado dos semanas antes, y sabía, por el test previo que había hecho, que no estaba bien. En consecuencia, no tenía demasiadas expectativas, pero, aun así, no me podía perder la carrera. Buscaba disfrutar, tanto del ambiente, como de la sensación de competir por el centro de Villanueva. Aparte, no puedo negar que quería pillar uno de los trofeos a los mejores corredores locales. En este caso, los otorgaban a los tres mejores, fueran da la categoría que fueran. La verdad es que siempre he sido un atleta del montón, y nunca he ganado nada... salvo en Villanueva. Allí se me considera autóctono, y, dado que el pueblo solo ronda los 6.000 habitantes, pues he optado a esos galardones cada vez que se ha disputado un evento atlético. De los ocho en los que he participado en Villanueva del Ariscal, en cinco he subido al podio a recoger alguno de los premios a los vecinos más rápidos.

Esta vez, sin embargo, estaba fatal. Hasta enero no anduve mal, pero en los últimos ocho meses he tenido tres percances físicos. No han sido graves, pero sí han alterado mi dinámica. Los dos últimos, además, han venido muy seguidos, y el problema de la rodilla, para colmo, aún no lo había superado, por lo que aspiraba a ganar algo, pero porque contaba conque la participación de la carrera iba a ser baja, no porque estuviera muy boyante de estado de forma. Cuando vi la cantidad de gente que se había apuntado, me temí lo peor. Luego, lo cierto es que conozco a la mayoría de los que corren en Villanueva, y se quienes son inalcanzables, y contra quienes puedo competir. De los primeros, solo vi a Javier Toscano. De los demás, mi principal rival era Óscar Sánchez. Había opciones de quedar entre los tres primeros, pero tenía que marcar de cerca a Óscar, por si acaso. Por eso, al empezar me centré en que no se me fuera, sin que se me notara que iba a cuchillo. En efecto, tras el pistoletazo inicial, dejé que me sacara unos metros, para llevarlo delante y tenerlo fichado. Por un momento, temí que se me iba a ir irremediablemente, pero pronto vi que la distancia se mantenía. En vista de ello, corrí los primeros 400 metros más pendiente de no caerme, que de otra cosa. La verdad es que estos discurrieron por la Calle Nueva, que está adoquinada y que es cuesta abajo. Su iluminación no es ninguna maravilla, todavía había muchas personas a mí alrededor, y la agudeza visual no es uno de mis puntos fuertes, así que, al principio, me concentré para no irme de boca. Al llegar al final de la calle, giramos 180 grados y comenzamos a subir por la Calle Juan Antonio Samaranch, que es paralela a la Calle Nueva, pero que no tiene adoquines en su primera parte. Era consciente de que me esperaba un repecho de 600 metros, por lo que pensé en reservarme, pero no lo hice. Conforme avanzaba por la subida, vi que Óscar iba cediendo terreno, y justo al cumplirse el primer kilómetro lo rebasé. La mitad del ascenso la habíamos vuelto a hacer por adoquines, lo que hizo que ese tramo fuera demoledor para mucha gente, que tuvo que bajar el ritmo. Yo me encendí en exceso, pero iba con el objetivo, único y exclusivo, de hacer podio, y no dudé en arriesgar, ir a por Óscar y adelantarlo. Al poco de hacer esto, desembocamos en la zona de salida y atravesamos el pasillo humano que había en ella. Cuando enfilé de nuevo la Calle Nueva, iba demasiado al límite. 

En la segunda vuelta, el circuito se desvió un poco del trazado de la primera, y después volvió a él. Ese trocito novedoso nos hizo atravesar la Plaza del Santísimo Sacramento. Fue un trozo de los que asfixian, porque tuvo tres buenas revueltas, una bajada muy pronunciada, y una pequeña subidita por adoquines. Luego regresamos a la Calle Nueva, donde nos aguardaban 200 metros más de adoquines en descenso. Para cuando llegamos a la Avenida 28 de Febrero, empezamos a correr por asfalto, y nos dirigimos a la zona del recinto ferial, yo todavía no había logrado coger un ritmo estable.

Corriendo por el descampado de la feria aún mantuve el tipo, pero, tras pasar por el kilometro 2, comencé a perder posiciones. Acabé en el puesto 53, y me superaron en los últimos 3 kilómetros unos 15 hombres, y también las mujeres que quedaron en segunda y en tercera posición. En esos 3.000 metros pasé un calvario. Villanueva del Ariscal no tiene grandes pendientes, pero tampoco es un pueblo llano, y yo había salido muy fuerte. Mi ritmo medio final fue de 4:34. No tomé referencias parciales, pero hubo momentos en los que no me eché a andar de puro milagro. El caso es que, entre el kilometro 2'5 y el 3'8 me adelantaron unos cuantos, y uno, que venía solo, se puso a mi lado y no me sobrepasó. Fue en ese instante cuando me empezó a molestar la rodilla. El compi que se puso junto a mí me animó a que me pegara a él. Él iba sobrado, pero parece que no quería rodar en solitario, y me hizo de liebre. Yo decidí sufrir y hacer un esfuerzo por seguirle. Me vino bien para avanzar metros. Lo que ocurre es que, en el kilometro 3'8, nos rebasaron otros corredores, y le dije que se uniera a ellos, que iba suelto. No lo dudó, y tiró hacia delante. Los siguientes 700 metros fueron una pesadilla. Íbamos por una barriada de Villanueva que se llama Almargen, y que tiene una buena cuesta. Justo al quedarme sin compañía enfilé la subida. Todavía no se como no me puse a caminar...

Los últimos 500 metros fueron de nuevo por el centro del pueblo, avanzando por adoquines. Óscar me dijo, después, que iba detrás mía y que había apretado. Corrió el último mil en 4:20. Él aceleró y no logró pillarme. Si yo fui a esa velocidad los últimos 500 metros, no se ni como lo hice. No obstante, conseguí que no me alcanzara. La llegada fue emocionante, pero los primeros minutos fueron un horror, porque acabé fundido y tardé en recuperarme.

Sin embargo, me dio la sensación de que había logrado el objetivo. En efecto, había llegado por delante de Óscar, y aunque cabía la posibilidad de que se me hubiera colado por delante algún otro local ramdom, como así fue, lo cierto es que me pareció que había logrado plaza en el podio. No me equivocaba. 


Además, la rodilla, que me había ido doliendo desde mitad de la carrera, había aguantado. Me molestaba mucho, pero tampoco tenía la sensación de haberla machacado.

Participé en la primera edición de la Carrera San Ginés en unas condiciones que me hubieran dejado en casa en circunstancias normales. En primer lugar, no corro nunca lesionado, pero, además, no suelo competir si no me veo en condiciones de darlo todo sin sufrir. Hago siempre un esfuerzo enorme, pero yo siempre distingo entre lo que es esforzarse a saco y lo que es pasarlas canutas. El otro día comprobé la diferencia entre ambas sensaciones. No es la primera vez que me sucede, ni será la última, en ocasiones el tío del mazo te da cuando menos te lo esperas, pero el viernes sabía a lo que iba, y esa fue la diferencia. No obstante, tenía un objetivo, claro y puntual, y lo alcancé. A la segunda edición de la prueba espero poder acudir de una manera menos forzada.

Con respecto a la valoración global de la carrera, la verdad es que la buena participación le dio lustre a la cita. Además, el circuito estuvo bien señalizado y correctamente medido, hubo agua en abundancia y se tomaron bien los tiempos. Sí es cierto que se notó algo de bisoñez a la hora de organizar el protocolo posterior. En primer lugar, pusieron los papeles con los resultados provisionales en un sitio malísimo. Por otro lado, la idea de usar las escaleras del Ayuntamiento para dar los trofeos fue acertada, pero había coches aparcados delante de ellas, haciendo de barrera, lo que hizo imposible que la gente se acercara mientras se daban los galardones. Semejante obstáculo creó un poco de sensación de lío. Se habían puesto carteles, y la policía multó a los vehículos (lo siento por sus despistados dueños), pero se debía haber previsto con más tiempo que ese espacio tenía que estar libre. En general, la ceremonia de premiación fue un tanto caótica, también debido a la moderada iluminación que había en la Plaza de España, al filo de la medianoche. De todas formas, esos detalles se pueden solventar en el futuro, y lo importante salió bien. En general, la Carrera San Ginés fue un éxito.

Para acabar, quiero hacer notar que los responsables municipales se implicaron en el evento, hasta el punto de que tres participaron en él. No quiero decir con esto, que los ediles y el alcalde, si se celebra una prueba en un pueblo, tengan que echarse a morir si no son corredores habituales. Sin embargo, en Villanueva del Ariscal el apoyo municipal que recibe el equipo de fútbol es brutal, y se ha tendido, durante lustros, a ningunear un poco a los demás deportes, y a tratarlos en plan condescendiente (fue así con los anteriores gobernantes, y también con los que les precedieron, que eran de la misma cuerda que los nuevos). Carreras se han disputado, pero no es igual apostar por algo, porque sabes que te conviene hacerlo, que apostar por algo en lo que crees. Los actuales responsables del Ayuntamiento tienen que demostrar que fomentan el deporte de verdad, en general, no solo que apoyan el atletismo porque el Concejal Delegado de Deportes es hermano de Fran Castillo, pero, para empezar, a mí me ha gustado que haya habido voluntad de organizar una competición pedestre sin reservas.

En todo caso, lo de ver al alcalde y a dos concejales participar en la carrera fue otro punto a favor del evento. El mejor de los tres fue Santiago Limón, el más joven, que corrió los 5.000 metros a 4:46. Es un tiempo muy bueno. Él es el Concejal Delegado de Juventud, Memoria Democrática y Bienestar Animal, y se ve que le gusta el running. El segundo clasificado de la particular competición municipal fue el propio alcalde, Francisco García, cuya media fue de 6:09. No está mal, para tener 48 años. Con esa edad, que es casi la mía, si no haces por mantenerte un poco en forma, no aguantas ese ritmo. Además, me dio la impresión de que el hombre no se vació, ni mucho menos, con la idea de mantener su capacidad para no dejar de sonreír (en la siguiente foto, no es muy difícil averiguar quién es). 


El tercero de los tres políticos fue Manuel Boa, que finalizó en 35:01, por lo que corrió a 7:00. Manuel es dueño, junto con su hermano, de uno de los bares más emblemáticos del pueblo, y ahora también ejerce de Segundo Teniente de Alcalde, así como de Concejal Delegado de Recursos Humanos, Cultura y Fiestas Mayores. A él ya lo había visto participar en alguna carrera. 

En definitiva, el año que viene intentaré volver a la Carrera San Ginés, y lo haré en mejores condiciones, pero, de momento, me quedo conque el otro día disfruté de lo lindo.



Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 244.
% del Total de Carreras a completar: 24'3%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en VILLANUEVA DEL ARISCAL.
En 2012 (año de la primera carrera corrida en Villanueva del Ariscal), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 19% (hoy día 37'1%).


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