12 de junio de 2025

PORTUGAL 2025 (VISITA DE JUNIO)

Es el momento de que vuelvan a aparecer Guns N' Roses en este blog.


Pues sí, el presente va a ser un post menos turístico de lo normal, porque el pasado fin de semana no fui a Portugal a conocer monumentos, ni a explorar algunas de sus muchas maravillas naturales. Fui a un concierto. No obstante, siempre que me muevo, aunque sea al pueblo de al lado, miro el entorno con ojos curiosos, y tengo la teoría de que los sitios, para conocerlos realmente, hay que visitarlos también con planes alternativos. No todo es ver iglesias y museos. Por eso, este artículo encaja a la perfección en el blog.

El caso es que en diciembre, mi amigo Raúl me comió el coco para que fuéramos a Coímbra a ver a Guns N' Roses. Lo cierto es que no tuvo que hacer demasiado esfuerzo para convencerme, porque la banda angelina está en el Top 5 de mis favoritas. Por eso, me dejé un riñón en una entrada para mí y en otra para María, él compró una para él y otra para su mujer Ana, y los cuatro nos hemos escapado dos días, yendo de Sevilla a Coímbra en coche.

Antes de hablar brevemente de lo que vimos, voy a dedicarle unos párrafos a Guns N' Roses, y también a su concierto, que fue la excusa para internarnos en Portugal


Guns N' Roses llevan activos desde 1985. A pesar de lo que pueda parecer, nunca se han tomado un descanso, ni se han separado formalmente. Lo que sucede es que su line up mítico, que fue el que grabó en 1987 Appetite for Destruction, no pasó de 1990. A partir de este último año, y hasta 1998, todos los miembros que habían participado en el álbum debut del grupo se fueron marchando, salvo el cantante, Axl Rose, que se quedó al frente de una especie de banda tributo de su propia banda. Entre 1991 y 2008, además, Guns N' Roses no sacaron ni un disco con canciones nuevas. En esa época, dejaron de despertar interés en mí. Sin embargo, en 2016 regresaron Slash y Duff McKagan, y ahí la tortilla dio la vuelta, porque ver a un combo legendario, con tres de sus cinco miembros clásicos en escena, merece mucho la pena. Desde entonces, Guns N' Roses habían actuado en España y en Portugal en sus tres giras mundiales, con la cosa de que, en la segunda, llamada We're F'N' Back! Tour, tocaron en Sevilla. Yo, no solo fui a ese concierto, sino que hablé de él en un post

Por lo que respecta a esta cuarta gira, desde que SlashDuff McKagan y Axl Rose se rejuntaron, en ella están programados 43 conciertos. El de Coímbra fue el undécimo y el segundo en Europa.


Because What You Want & What You Get Are Two Completely Different Things Tour es como Guns N' Roses han bautizado a la gira 2025.  El nombre está elegido con cierta sorna, e indica que ellos mismos parecen ser conscientes de que Axl Rose ya no canta demasiado. En 2022, yo lo vi todavía en plena forma, pero el viernes, quitando las pocas canciones en las que su destreza vocal era menos importante y pudo subir el volumen del micro, en el resto se le oyó regular. De hecho, cuando su voz emergía clara de entre el sonido de los instrumentos y de las voces corales de Duff McKagan y de Melissa Reese, lo que se escuchaban eran más chillidos que otra cosa. Axl Rose tenía una voz impresionante, y parte de la grandeza de Guns N' Roses se forjó sobre la base de su capacidad para alternar agudos profundos con tonos rasgados, a un volumen considerable y vocalizando a la perfección. Su voz era macarra y sentida a la vez. Ahora, por lo que yo vi, la mayoría del tiempo, cuando se le oye, es porque a duras penas grita.

Pese a todo, también tengo que resaltar lo bueno que vi en el concierto de Coímbra, que para mí fue bastante. Lo primero es que el espectáculo fue soberbio, ya que el Estadio Cidade de Coimbra casi se llenó, lo cual tiene mérito, dado que tiene un notable tamaño.


El ambiente, por tanto, acompañó, pero, además, vimos sobre el escenario a siete músicos que lo dieron todo a lo largo de tres horas. Es innegable que la voz de Axl Rose flaqueó durante mucho rato, pero su tono físico ha mejorado con respecto a 2022, y su derroche de energía fue encomiable. Aparte, Duff McKagan, sin dejar de cubrir las espaldas vocales del frontman de la banda, demostró que sigue siendo un titán al bajo, por no hablar de que cantó una versión de New Rose de The Damned de una manera más que solvente.


Por su lado, los dedos de Slash no han perdido destreza con la guitarra, e Isaac Carpenter, que es el nuevo batería de la banda, no solo se salió del pellejo interpretando los temas, sino que, además, resultó ser un robaplanos de libro, ya que le vimos a menudo en pantalla en plan espectacular. Junto a ellos, Richard Fortus, Dizzy Reed y Melissa Reese, encargados, respectivamente, de la guitarra rítmica, del piano y de los teclados, no explotaron tanto su faceta rock star, pero demostraron un gran talento. En resumen, las canciones sonaron de maravilla, salvo por la voz. Aparte, fue bastante brillante, en conjunto, la interpretación de Estranged, que es más lenta, así como de Knockin' on Heaven's Door y de Live and Let Die, que son versiones. En ellas, Axl se vio menos exigido y todo cuadró mejor. Lo cierto es que fue un conciertazo.


Además, hay tres cosas que me gustaron especialmente del concierto. La primera fue que Axl Rose presentó a los demás integrantes de Guns N' Roses. La mayoría de las bandas no lo hacen, y yo creo que es algo que las realza. Aparte, no hubo bises, porque Guns N' Roses se saltaron el teatro típico de los grupos, que simulan que se despiden, se van en apariencia, y vuelven al escenario un minuto después. Los bises tienen sentido si son de verdad, pero el numerito de irse diciendo adiós y regresar enseguida, para interpretar cuatro canciones más, siempre me ha parecido un poco ridículo. Axl y compañía se lo ahorraron. Ellos tocaron del tirón la apabullante cantidad de 28 temas, y al terminar se fueron sin pantomimas. Por último, me encantó que salieron todos a saludar como colofón, poniéndose en fila y haciendo una reverencia al publico. Ese es otro detalle de gente grande.

En definitiva, no se como va a aguantar la voz de Axl Rose los 19 bolos que le quedan hasta el 31 de julio. Ojalá mejore su capacidad para cantar. Después, podrá descansar un par de meses, antes de dar otros 13 conciertos por Sudamérica.

En cualquier caso, la nuestra fue toda una experiencia, y, con la excusa de ir a ver a Guns N' Roses, pasé dos días sensacionales en Portugal, aunque es verdad que no vi demasiado de Coímbra. Allí, el plan era comer en algún lugar céntrico, y después tirar para los alrededores del Estadio Cidade de Coimbra, apurando un poco. Sin embargo, al llegar a la ciudad ya nos encontramos cortados los accesos a las inmediaciones del recinto. Era importante no alejarnos para soltar el coche, con la idea de que no estuviera a tomar por culo al acabar, y, entre pitos y flautas, para cuando aparcamos eran las cuatro de la tarde y no nos habíamos echado nada a a boca. Esa hora era tardía incluso para España, por lo que no nos quedó más remedio que pensar en almorzar en un restaurante tipo McDonald's. Tras una rápida búsqueda en Internet, vimos que había varios en un centro comercial que estaba junto al estadio, así que cortamos por lo sano, nos olvidamos de los enclaves pintorescos de Coímbra, y nos fuimos a hacer una previa como Dios manda al Alma Shopping.


Antes de asistir a un concierto de Rock, comerse una hamburguesa en un Burger King y beberse unas cuantas latas de cerveza no es un plan que desentone.


Con respecto a la cerveza, como estábamos en Portugal, lo que pegaba era que fuera autóctona. Yo iba pensando en beber Sagres, pero Super Bock es otra marca portuguesa que me encanta. La misma es originaria de Oporto, que se encuentra a 115 kilómetros de Coímbra, por lo que es lógico que se despache con normalidad en esta ciudad.

El tema es que pillamos una mesa cojonuda en el centro comercial, donde estábamos frescos y cómodos. A nuestra edad, si las cervezas nos las podemos tomar sentados y sin pasar calor, pues mejor. Por eso, estuvimos un par de horas allí apalancados, charlando y bebiendo la mar de a gusto. La parte negativa es que apenas me paseé por Coímbra.

Casi todo por descubrir en Coímbra

Y es ahora cuando voy a dedicarle unas palabras a esta ciudad de 106.000 habitantes, que se encuentra enclavada en un municipio que ronda los 140.000. Coímbra fue capital de Portugal entre 1131 y 1255, y es sede de una universidad, que no solo es de las más antiguas de Europa, sino que tiene el privilegio de ser la primera que se fundó en Portugal. No estamos hablando, por tanto, de una localidad cualquiera. 

Hoy día, el municipio coimbrense se halla dividido en 18 freguesias (la freguesia es la división administrativa equivalente a los distritos o barrios en España). Lo que sucede es que apenas cinco de ellas se considera que son urbanas. De esas cinco, nosotros estuvimos en Coímbra y en Santo Antonio dos Olivais. No obstante, pese a que Coímbra se corresponde con la zona más céntrica de la ciudad homónima, en nuestro caso solo anduvimos por su extremo este, camino del Estadio, que se encuentra ya en Santo Antonio.


En efecto, la freguesía de Coímbra se divide, a su vez, en 4 zonas extraoficiales, que son Sé Nova, Santa Cruz, Almedina y São Bartolomeu. Puestos a rizar el rizo, se puede decir que en Santa Cruz se diferencian una serie de barrios históricos. Uno de ellos es Baixa, que es el más famoso, pero yo por ahí no me moví, por lo que no voy a hablar de él en esta ocasión. Nosotros dejamos el coche en la Avenida Doutor Dias Da Silva, en el tramo en el que cruza la freguesia de Coímbra por Se Nova.

La zona de Se Nova tiene un carácter eminentemente residencial. Por lo que respecta a la Avenida Doutor Dias Da Silva, se ve que perteneció a la periferia noble de la ciudad de Coímbra hace muchas décadas, ya que en ella se alternan casas de un aspecto decimonónico, con otras equivalentes más modernas.


Coímbra se extiende por un terreno encrespado, por lo que es una ciudad en la que no faltan las cuestas. La Avenida Doutor Dias Da Silva va de norte a sur, descendiendo suave, pero constantemente, desde lo alto de una elevación que supera los 150 metros. Nosotros, aparcamos en esa calle y comenzamos a bajar, hasta alcanzar su final. 


Después, continuamos descendiendo, hasta que llegamos a una zona más llana, que pertenece ya a la freguesia de Santo Antonio dos Olivais. Esa llanura empieza cerca del Estadio Cidade de Coimbra y se extiende hacia el sur.


El Estadio Cidade de Coimbra se construyó con vistas a ejercer de sede de la UEFA Euro 2004. Por eso, se inauguró en 2003 y acogió dos encuentros de la primera fase de ese torneo de selecciones nacionales. Sus gradas tienen aforo para más de 29.000 espectadores. No obstante, caben en él 50.000 personas, cuando se organizan conciertos y se aprovecha el terreno de juego para meter gente. Para ver a Guns N' Roses, nos juntamos allí 48.000 incondicionales. Se registró un lleno casi total, aunque la organización fue modélica y no hubo problemas, ni al salir ni al entrar. 


Por otro lado, adosado a su gol norte, se encuentra el centro comercial del que hablaba, que también tiene un tamaño importante.

El concierto de Guns N' Roses duró tres horas, y al acabar nos moríamos de hambre. Dado que era más de medianoche, al salir del estadio temí que nos íbamos a quedar sin cenar, porque Alma Shopping estaba ya cerrado, pero, por fortuna, en los bajos de un edificio residencial que había enfrente, dimos con un restaurante abierto llamado Noodles Massas do Oriente.


Noodles Massas do Oriente no era un restaurante asiático de comida rápida, sino que tenía mesas y camareros, pero se encontraron con un montón de gente hambrienta y supieron potenciar sobre la marcha su vertiente take away. Nosotros le echamos paciencia, y nos llevamos una ración de Chow Mein cada uno. Aún tardamos un buen rato en llegar a nuestro alojamiento, pero, al hacerlo, fue un alivio tener la cena lista.

Ruralismo en Portugal

Con respecto al sitio donde pernoctamos, fue un poco original, pero me permitió conocer un pueblo del Portugal rural. Mi intención original era alquilar en Coímbra un apartamento donde dormir, pero descarté rápido esa opción, porque no había absolutamente nada. En vista de eso, busqué algo bueno, bonito y barato, que estuviera en las afueras, lo más cerca posible. Encontré A Casa do Barbeiro, que se ubica en Casais da Granja.


Casais da Granja es una pequeña población que pertenece al municipio de Ansião, en el que viven unas 11.000 personas. Casais se encuentra a 8 kilómetros de la capital municipal y a 40 de Coímbra. La cosa es que A Casa do Barbeiro cumplió plenamente con nuestras exigencias, pero nos obligó a meternos en carretera tras el concierto, y a llegar de madrugada a un lugar un tanto recóndito. Yo me acosté medio muerto. Sin embargo, al día siguiente, antes de marcharnos, pude darme una vuelta por la diminuta aldea. 



A media mañana del sábado, el ambiente en Casais da Granja era de tranquilidad absoluta, pero, por la tarde, dio la casualidad de que iban a comenzar las fiestas del pueblo. Por lo que vi, las mismas iban a durar cuatro días. A la hora a la que yo me paseé, estaban ultimando los preparativos en la zona que ejerce de plaza principal de la aldea. En ella, ya habían montado el escenario para las actuaciones.



Elvas, ciudad de frontera

Tras el paseo por Casais da Granja, llegó el momento de volver a casa. Sin embargo, no quisimos despedirnos tan rápido de Portugal, y decidimos comer en Elvas, justo antes de atravesar la frontera.


En Elvas viven 16.000 personas, las cuales mantienen una relación casi simbiótica con los habitantes de Badajoz, dado que ambas localidades solo distan unos 20 kilómetros. Por lo visto, los elvenses van con frecuencia a ciudad extremeña a comprar, mientras que los pacenses acostumbran a ir a comer a Elvas, aprovechando que es una población pintoresca, que cuenta con un buen número de restaurantes destacados.

Yo ya había estado dos veces en Elvas. La primera fui a disputar el Medio Maratón Elvas-Badajoz. Fue en abril de 2009. Sin embargo, en aquella ocasión solo vi el pueblo de refilón, porque la carrera empezó en el Parque da Piedade, que se encuentra a las afueras de la zona moderna de la población. Pese a esto, me quedé con la copla de que Elvas merece la pena, y regresé con María un par de meses después, con la intención de hacer turismo. Incluso, dormimos allí una noche, en el Hotel São João de Deus.

Lo cierto es que recuerdo aquella escapada con mucho cariño, porque María y yo fuimos con Ana, cuando no había siquiera cumplido el año, y pasamos en Elvas un par de días entrañables, paseando y descansando. Entonces, ya vi que su casco histórico está en una elevación, y que la ciudad conserva todo su perímetro amurallado. 


Además, Elvas presenta la particularidad de que, antes de la Muralla, en el lugar en el cual estaría el foso, han dejado un amplio espacio sin construir, incluso en la vertiente meridional de la elevación, que tiene una inclinación moderada, de manera que el recinto fortificado brilla en mayor medida. Después, la localidad ha crecido, sobre todo por ese lado sur, pero el casco histórico está bien definido y conservado. Realmente, es una población para visitar. Nosotros, el otro día aparcamos en la céntrica Praça 25 Abril, que se halla muy cerca del hotel donde pernoctamos en 2009. Fue una casualidad, puesto que lo que íbamos buscando era un restaurante que había visto recomendado en Tripadvisor. Comer en el Restaurante El Cristo hubiera sido un pelotazo, porque María y yo ya comprobamos en 2009 que hace honor a su fama, pero en esta ocasión optamos por controlar un poco el gasto. Lo que pasa es que, cuando llegamos a la puerta del sitio elegido, nos lo encontramos cerrado. Por suerte, enfrente había una alternativa abierta. Se llamaba Restaurante Girassol


De nuevo, era tarde para almorzar en Portugal, pero la verdad es que no importó. El trato que nos dispensaron en el Restaurante Girassol fue exquisito, comimos muy bien, a un precio moderado, y nos dejaron a nuestro aire, sin meternos prisa para nada. 


Con respecto a Elvas, como nos habíamos internado en su casco histórico, recorrimos un par de calles buscando el restaurante, y, además de la Praça 25 Abril, pude ver también Largo da Miséricordia, que es una plaza que está presidida por la Estatua del Rei Don Manuel I. Este monarca es el que reinó en los años más lustrosos de Portugal como potencia descubridora.


No obstante, no era el día de dar mayores paseos por Elvas, ni tampoco profundizamos demasiado en otros encantos portugueses. Lo pasé genial en buena compañía, pero sigue pendiente el viaje exploratorio que tengo previsto por el país vecino. De hecho, ha quedado patente que es pertinente que espabile, porque no es de recibo que, viviendo a 130 kilómetros de su frontera, la presente sea tan solo la segunda vez que Portugal aparece en En Ole Väsynyt, teniendo en cuenta, además, que, como digo, en esta ocasión ni siquiera he ido a hacer verdadero turismo.


Reto Viajero TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO
Visitado PORTUGAL.
En 1987 (primera visita), de los 44 Países del Mundo que están en Europa, % de visitados: 4'5% (hoy día 43'2%).
En 1987 (primera visita), de los 196 Países del Mundo, % de visitados: 1% (hoy día 10'2%).


7 de junio de 2025

CARRERA POPULAR TRIANA 2025

Hace unos meses, vi que la Carrera Popular Triana había regresado al Circuito de Carreras Populares de Sevilla, y supe enseguida que tenía que volver a correrla. 


Yo participé en ella desde 2012 a 2015, y luego la disputé en 2017 y en 2019. Dado que en 2018 también tomé la salida, y que llegué casi hasta el kilómetro 9, antes de lesionarme y retirarme, pues se puede decir que la carrera que discurre por los barrios sevillanos de Triana y de Los Remedios era una cita clásica para mí. Sin embargo, por alguna razón que desconozco, desde 2020 la prueba se había excluido del calendario, y yo ya temía que nunca iba a volver. Por suerte, ha regresado, y su edición 29 se celebró el pasado domingo. 


Tengo que decir que le guardo tanto cariño a la Carrera Popular Triana, porque yo viví una década en Los Remedios. Además, mi madre, por un lado, y mi hermana, por otro, siguen residiendo allí. Lo que pasa es que este barrio hace años que dejó de mencionarse en el nombre oficial del evento, por lo que parece erróneamente que este solo tiene lugar en Triana. En efecto, la cita se llamaba Carrera Popular Triana cuando yo la conocí, allá por 2001. En 2012 y en 2013, pasó a denominarse Carrera Popular Parque de los Príncipes, porque acababa en esa zona verde, que está en Los Remedios. No obstante, este barrio seguía sin ser mencionado. Con posterioridad, en 2015, y hasta 2019, la meta se trasladó al Parque Vega de Triana, y la prueba se rebautizó. Ahora que ha resucitado, y que ya no termina en ningún parque, se ha vuelto al apelativo primigenio. Me parece bien, aunque Los Remedios siga en el ostracismo. Entiendo que es un vecindario muy gris, y que Triana, en cambio, es un reclamo en todos los sentidos.

En relación con el recorrido, no puedo dejar de comentar que ha mejorado mucho. Antaño, yo era asiduo a la carrera por motivos sentimentales, pero el trazado era feo, dado que se le daba preferencia, en los dos barrios, a la amplitud de las calles, más que a su relevancia estética. Además, todos los años que finalizó en el Parque Vega de Triana, los últimos tres kilómetros fueron un horror, porque aquel no tenía apenas vegetación, por lo que no era demasiado agradable dar vueltas por él. Por fortuna, lo malo ha cambiado. Ahora, el circuito es espectacular.


En efecto, el domingo la salida y la meta estuvieron situadas a los pies de la Torre Sevilla, y nos pudimos olvidar de recorrer parques dejados de la mano de Dios. Además, los organizadores hicieron pasar la prueba por una serie de destacadas vías que ya estaban ahí, pero que se habían ignorado hasta ahora. Con una participación tan alta como la que tiene este evento, es imposible transitar por ciertas calles trianeras, pero la Calle Betis, la Calle Castilla y el Paseo de Nuestra Señora de la O son un emblema en Triana, y ha quedado patente que se pueden integrar en el trazado de una carrera, incluso aunque sea masiva. En Los Remedios ha sucedido igual, de manera que corrimos, por primera vez, por la Calle Asunción, que es la más atractiva del barrio.

Total, que desde el punto de vista del recorrido, me encantó disputar de nuevo la Carrera Popular Triana. Otra cosa es que yo ya no sea capaz ni de acercarme a los 45 minutos de marca final. La verdad es que me lo tengo merecido, porque estoy yendo al gimnasio desde hace unos meses. Gracias a eso, me siento menos alcayatado y más armónico, pero he cogido cuatro o cinco kilos de masa muscular que, sí, lo reconozco, quedan muy bien, pero que me penalizan para correr rápido. 


Teniendo en cuenta que hace un par de años ya di un bajonazo enorme por culpa de la edad, lo que me faltaba era haber perdido, en parte, el look keniata. El caso es que, hace dos meses, terminé en Huevar un diez mil en 45 minutos pelados, pero, desde entonces, me he puesto más serio con las pesas, he cambiado incluso el entrenamiento atlético por el gimnasio alguna vez, cosa que ha sido toda una novedad para mí, y en la Carrera Popular Triana pagué un poco el precio. Aparte, el domingo estábamos en alerta naranja, y, aunque se adelantó la salida a las 8'30 de la mañana, corrimos con 26º de temperatura.

Objetivo inalcanzable

En definitiva, mi idea era tratar de seguir a la liebre de los 45 minutos. Ir con la de 40, como hace años, ya ni se me pasa por la cabeza, porque es que no aguanto su ritmo ni 200 metros, pero mi objetivo era correr junto al peacemaker que debía avanzar a 4:30 el kilómetro. Por eso, me puse cerquita suya en la salida.


Sin embargo, al darse el pistoletazo inicial, el que llevaba la banderola no sé qué hizo, que se coló entre la gente, y le perdí la estela. Al principio lo veía cerca, e intenté pillarlo, pero vi enseguida que me iba a tener que pegar un calentón suicida para alcanzarlo. Además, pronto noté que, en cualquier caso, no iba a ser capaz de ir a 4:30 todo el rato. No me equivocaba. En el primer 5.000 marqué parciales de 4:46 (incluyendo un buen puñado de segundos que perdí antes de echar a correr), 4:45, 4:37, 4:41 y 4:51. Pasé por el ecuador de la carrera en 23:42. 


Después, durante el séptimo kilómetro me entró la crisis, me empezaron a pesar las piernas como si fueran de mármol (puto gimnasio), comencé a sentirme como Robocop, y sufrí como un bellaco para no bajar demasiado el ritmo. Por suerte, al enfilar la Calle Asunción, que es parte de mi vida, me vine arriba, y el cuerpo me acompañó. 


Gracias a eso, me solté un poco en el último dosmil, y las sensaciones positivas regresaron. Ni siquiera los suaves adoquines de la Calle Betis, ni los bastos de la Calle Castilla y del Paseo de Nuestra Señora de la O, me hicieron volver a ir mal. Otra cosa fue el ritmo, que mejoró con respecto al kilómetro fatal, pero que no superó el de la primera mitad de la carrera. Así, en la segunda marqué, sucesivamente, 4:45, 4:46, 4:55 en mi peor momento, 4:43 y 4:42. 

El postrero kilómetro lo corrí a gusto. No me mermó la rampa de 40 metros al 20% de inclinación que tuvimos que subir justo antes de la recta de meta, por lo que avancé por esta con sorprendente agilidad, pero, eso sí, paré el crono en 47:33.
 

A pesar del bochornoso clima, me recuperé rápido del esfuerzo. Por otro lado, me resulta sorprendente lo estable que fui, en lo que al ritmo se refiere, sobre todo porque, en lo relativo a las sensaciones, sí fui de más a menos, y, luego, de menos a algo más. Desde el punto de vista del fuelle, hubo vaivenes, pero a nivel de crono apenas se notó.

En resumen, traspasé por séptima vez en mi vida la meta de la Carrera Popular Triana, y no se me han quitado las ganas de hacerlo de nuevo en el futuro. Por ello, si se sigue organizando así de bien, tengo claro que volveré.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 262.
% del Total de Carreras a completar: 26'2%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 39%).