Hace unos meses, vi que la Carrera Popular Triana había regresado al Circuito de Carreras Populares de Sevilla, y supe enseguida que tenía que volver a correrla.
Yo participé en ella desde 2012 a 2015, y luego la disputé en 2017 y en 2019. Dado que en 2018 también tomé la salida, y que llegué casi hasta el kilómetro 9, antes de lesionarme y retirarme, pues se puede decir que la carrera que discurre por los barrios sevillanos de Triana y de Los Remedios era una cita clásica para mí. Sin embargo, por alguna razón que desconozco, desde 2020 la prueba se había excluido del calendario, y yo ya temía que nunca iba a volver. Por suerte, ha regresado, y su edición 29 se celebró el pasado domingo.
Tengo que decir que le guardo tanto cariño a la Carrera Popular Triana, porque yo viví una década en Los Remedios. Además, mi madre, por un lado, y mi hermana, por otro, siguen residiendo allí. Lo que pasa es que este barrio hace años que dejó de mencionarse en el nombre oficial del evento, por lo que parece erróneamente que este solo tiene lugar en Triana. En efecto, la cita se llamaba Carrera Popular Triana cuando yo la conocí, allá por 2001. En 2012 y en 2013, pasó a denominarse Carrera Popular Parque de los Príncipes, porque acababa en esa zona verde, que está en Los Remedios. No obstante, este barrio seguía sin ser mencionado. Con posterioridad, en 2015, y hasta 2019, la meta se trasladó al Parque Vega de Triana, y la prueba se rebautizó. Ahora que ha resucitado, y que ya no termina en ningún parque, se ha vuelto al apelativo primigenio. Me parece bien, aunque Los Remedios siga en el ostracismo. Entiendo que es un vecindario muy gris, y que Triana, en cambio, es un reclamo en todos los sentidos.
En relación con el recorrido, no puedo dejar de comentar que ha mejorado mucho. Antaño, yo era asiduo a la carrera por motivos sentimentales, pero el trazado era feo, dado que se le daba preferencia, en los dos barrios, a la amplitud de las calles, más que a su relevancia estética. Además, todos los años que finalizó en el Parque Vega de Triana, los últimos tres kilómetros fueron un horror, porque aquel no tenía apenas vegetación, por lo que no era demasiado agradable dar vueltas por él. Por fortuna, lo malo ha cambiado. Ahora, el circuito es espectacular.
En efecto, el domingo la salida y la meta estuvieron situadas a los pies de la Torre Sevilla, y nos pudimos olvidar de recorrer parques dejados de la mano de Dios. Además, los organizadores hicieron pasar la prueba por una serie de destacadas vías que ya estaban ahí, pero que se habían ignorado hasta ahora. Con una participación tan alta como la que tiene este evento, es imposible transitar por ciertas calles trianeras, pero la Calle Betis, la Calle Castilla y el Paseo de Nuestra Señora de la O son un emblema en Triana, y ha quedado patente que se pueden integrar en el trazado de una carrera, incluso aunque sea masiva. En Los Remedios ha sucedido igual, de manera que corrimos, por primera vez, por la Calle Asunción, que es la más atractiva del barrio.
Total, que desde el punto de vista del recorrido, me encantó disputar de nuevo la Carrera Popular Triana. Otra cosa es que yo ya no sea capaz ni de acercarme a los 45 minutos de marca final. La verdad es que me lo tengo merecido, porque estoy yendo al gimnasio desde hace unos meses. Gracias a eso, me siento menos alcayatado y más armónico, pero he cogido cuatro o cinco kilos de masa muscular que, sí, lo reconozco, quedan muy bien, pero que me penalizan para correr rápido.
Teniendo en cuenta que hace un par de años ya di un bajonazo enorme por culpa de la edad, lo que me faltaba era haber perdido, en parte, el look keniata. El caso es que, hace dos meses, terminé en Huevar un diez mil en 45 minutos pelados, pero, desde entonces, me he puesto más serio con las pesas, he cambiado incluso el entrenamiento atlético por el gimnasio alguna vez, cosa que ha sido toda una novedad para mí, y en la Carrera Popular Triana pagué un poco el precio. Aparte, el domingo estábamos en alerta naranja, y, aunque se adelantó la salida a las 8'30 de la mañana, corrimos con 26º de temperatura.
Objetivo inalcanzable
En definitiva, mi idea era tratar de seguir a la liebre de los 45 minutos. Ir con la de 40, como hace años, ya ni se me pasa por la cabeza, porque es que no aguanto su ritmo ni 200 metros, pero mi objetivo era correr junto al peacemaker que debía avanzar a 4:30 el kilómetro. Por eso, me puse cerquita suya en la salida.
Sin embargo, al darse el pistoletazo inicial, el que llevaba la banderola no sé qué hizo, que se coló entre la gente, y le perdí la estela. Al principio lo veía cerca, e intenté pillarlo, pero vi enseguida que me iba a tener que pegar un calentón suicida para alcanzarlo. Además, pronto noté que, en cualquier caso, no iba a ser capaz de ir a 4:30 todo el rato. No me equivocaba. En el primer 5.000 marqué parciales de 4:46 (incluyendo un buen puñado de segundos que perdí antes de echar a correr), 4:45, 4:37, 4:41 y 4:51. Pasé por el ecuador de la carrera en 23:42.
Después, durante el séptimo kilómetro me entró la crisis, me empezaron a pesar las piernas como si fueran de mármol (puto gimnasio), comencé a sentirme como Robocop, y sufrí como un bellaco para no bajar demasiado el ritmo. Por suerte, al enfilar la Calle Asunción, que es parte de mi vida, me vine arriba, y el cuerpo me acompañó.
Gracias a eso, me solté un poco en el último dosmil, y las sensaciones positivas regresaron. Ni siquiera los suaves adoquines de la Calle Betis, ni los bastos de la Calle Castilla y del Paseo de Nuestra Señora de la O, me hicieron volver a ir mal. Otra cosa fue el ritmo, que mejoró con respecto al kilómetro fatal, pero que no superó el de la primera mitad de la carrera. Así, en la segunda marqué, sucesivamente, 4:45, 4:46, 4:55 en mi peor momento, 4:43 y 4:42.
El postrero kilómetro lo corrí a gusto. No me mermó la rampa de 40 metros al 20% de inclinación que tuvimos que subir justo antes de la recta de meta, por lo que avancé por esta con sorprendente agilidad, pero, eso sí, paré el crono en 47:33.
A pesar del bochornoso clima, me recuperé rápido del esfuerzo. Por otro lado, me resulta sorprendente lo estable que fui, en lo que al ritmo se refiere, sobre todo porque, en lo relativo a las sensaciones, sí fui de más a menos, y, luego, de menos a algo más. Desde el punto de vista del fuelle, hubo vaivenes, pero a nivel de crono apenas se notó.
En resumen, traspasé por séptima vez en mi vida la meta de la Carrera Popular Triana, y no se me han quitado las ganas de hacerlo de nuevo en el futuro. Por ello, si se sigue organizando así de bien, tengo claro que volveré.
Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 262.
% del Total de Carreras a completar: 26'2%.
Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 39%).