Es el momento de que vuelvan a aparecer Guns N' Roses en este blog.
Pues sí, el presente va a ser un post menos turístico de lo normal, porque el pasado fin de semana no fui a Portugal a conocer monumentos, ni a explorar algunas de sus muchas maravillas naturales. Fui a un concierto. No obstante, siempre que me muevo, aunque sea al pueblo de al lado, miro el entorno con ojos curiosos, y tengo la teoría de que los sitios, para conocerlos realmente, hay que visitarlos también con planes alternativos. No todo es ver iglesias y museos. Por eso, este artículo encaja a la perfección en el blog.
El caso es que en diciembre, mi amigo Raúl me comió el coco para que fuéramos a Coímbra a ver a Guns N' Roses. Lo cierto es que no tuvo que hacer demasiado esfuerzo para convencerme, porque la banda angelina está en el Top 5 de mis favoritas. Por eso, me dejé un riñón en una entrada para mí y en otra para María, él compró una para él y otra para su mujer Ana, y los cuatro nos hemos escapado dos días, yendo de Sevilla a Coímbra en coche.
Antes de hablar brevemente de lo que vimos, voy a dedicarle unos párrafos a Guns N' Roses, y también a su concierto, que fue la excusa para internarnos en Portugal.
Guns N' Roses llevan activos desde 1985. A pesar de lo que pueda parecer, nunca se han tomado un descanso, ni se han separado formalmente. Lo que sucede es que su line up mítico, que fue el que grabó en 1987 Appetite for Destruction, no pasó de 1990. A partir de este último año, y hasta 1998, todos los miembros que habían participado en el álbum debut del grupo se fueron marchando, salvo el cantante, Axl Rose, que se quedó al frente de una especie de banda tributo de su propia banda. Entre 1991 y 2008, además, Guns N' Roses no sacaron ni un disco con canciones nuevas. En esa época, dejaron de despertar interés en mí. Sin embargo, en 2016 regresaron Slash y Duff McKagan, y ahí la tortilla dio la vuelta, porque ver a un combo legendario, con tres de sus cinco miembros clásicos en escena, merece mucho la pena. Desde entonces, Guns N' Roses habían actuado en España y en Portugal en sus tres giras mundiales, con la cosa de que, en la segunda, llamada We're F'N' Back! Tour, tocaron en Sevilla. Yo, no solo fui a ese concierto, sino que hablé de él en un post.
Por lo que respecta a esta cuarta gira, desde que Slash, Duff McKagan y Axl Rose se rejuntaron, en ella están programados 43 conciertos. El de Coímbra fue el undécimo y el segundo en Europa.
Because What You Want & What You Get Are Two Completely Different Things Tour es como Guns N' Roses han bautizado a la gira 2025. El nombre está elegido con cierta sorna, e indica que ellos mismos parecen ser conscientes de que Axl Rose ya no canta demasiado. En 2022, yo lo vi todavía en plena forma, pero el viernes, quitando las pocas canciones en las que su destreza vocal era menos importante y pudo subir el volumen del micro, en el resto se le oyó regular. De hecho, cuando su voz emergía clara de entre el sonido de los instrumentos y de las voces corales de Duff McKagan y de Melissa Reese, lo que se escuchaban eran más chillidos que otra cosa. Axl Rose tenía una voz impresionante, y parte de la grandeza de Guns N' Roses se forjó sobre la base de su capacidad para alternar agudos profundos con tonos rasgados, a un volumen considerable y vocalizando a la perfección. Su voz era macarra y sentida a la vez. Ahora, por lo que yo vi, la mayoría del tiempo, cuando se le oye, es porque a duras penas grita.
Pese a todo, también tengo que resaltar lo bueno que vi en el concierto de Coímbra, que para mí fue bastante. Lo primero es que el espectáculo fue soberbio, ya que el Estadio Cidade de Coimbra casi se llenó, lo cual tiene mérito, dado que tiene un notable tamaño.
El ambiente, por tanto, acompañó, pero, además, vimos sobre el escenario a siete músicos que lo dieron todo a lo largo de tres horas. Es innegable que la voz de Axl Rose flaqueó durante mucho rato, pero su tono físico ha mejorado con respecto a 2022, y su derroche de energía fue encomiable. Aparte, Duff McKagan, sin dejar de cubrir las espaldas vocales del frontman de la banda, demostró que sigue siendo un titán al bajo, por no hablar de que cantó una versión de New Rose de The Damned de una manera más que solvente.
Por su lado, los dedos de Slash no han perdido destreza con la guitarra, e Isaac Carpenter, que es el nuevo batería de la banda, no solo se salió del pellejo interpretando los temas, sino que, además, resultó ser un robaplanos de libro, ya que le vimos a menudo en pantalla en plan espectacular. Junto a ellos, Richard Fortus, Dizzy Reed y Melissa Reese, encargados, respectivamente, de la guitarra rítmica, del piano y de los teclados, no explotaron tanto su faceta rock star, pero demostraron un gran talento. En resumen, las canciones sonaron de maravilla, salvo por la voz. Aparte, fue bastante brillante, en conjunto, la interpretación de Estranged, que es más lenta, así como de Knockin' on Heaven's Door y de Live and Let Die, que son versiones. En ellas, Axl se vio menos exigido y todo cuadró mejor. Lo cierto es que fue un conciertazo.
Además, hay tres cosas que me gustaron especialmente del concierto. La primera fue que Axl Rose presentó a los demás integrantes de Guns N' Roses. La mayoría de las bandas no lo hacen, y yo creo que es algo que las realza. Aparte, no hubo bises, porque Guns N' Roses se saltaron el teatro típico de los grupos, que simulan que se despiden, se van en apariencia, y vuelven al escenario un minuto después. Los bises tienen sentido si son de verdad, pero el numerito de irse diciendo adiós y regresar enseguida, para interpretar cuatro canciones más, siempre me ha parecido un poco ridículo. Axl y compañía se lo ahorraron. Ellos tocaron del tirón la apabullante cantidad de 28 temas, y al terminar se fueron sin pantomimas. Por último, me encantó que salieron todos a saludar como colofón, poniéndose en fila y haciendo una reverencia al publico. Ese es otro detalle de gente grande.
En definitiva, no se como va a aguantar la voz de Axl Rose los 19 bolos que le quedan hasta el 31 de julio. Ojalá mejore su capacidad para cantar. Después, podrá descansar un par de meses, antes de dar otros 13 conciertos por Sudamérica.
En cualquier caso, la nuestra fue toda una experiencia, y, con la excusa de ir a ver a Guns N' Roses, pasé dos días sensacionales en Portugal, aunque es verdad que no vi demasiado de Coímbra. Allí, el plan era comer en algún lugar céntrico, y después tirar para los alrededores del Estadio Cidade de Coimbra, apurando un poco. Sin embargo, al llegar a la ciudad ya nos encontramos cortados los accesos a las inmediaciones del recinto. Era importante no alejarnos para soltar el coche, con la idea de que no estuviera a tomar por culo al acabar, y, entre pitos y flautas, para cuando aparcamos eran las cuatro de la tarde y no nos habíamos echado nada a a boca. Esa hora era tardía incluso para España, por lo que no nos quedó más remedio que pensar en almorzar en un restaurante tipo McDonald's. Tras una rápida búsqueda en Internet, vimos que había varios en un centro comercial que estaba junto al estadio, así que cortamos por lo sano, nos olvidamos de los enclaves pintorescos de Coímbra, y nos fuimos a hacer una previa como Dios manda al Alma Shopping.
Antes de asistir a un concierto de Rock, comerse una hamburguesa en un Burger King y beberse unas cuantas latas de cerveza no es un plan que desentone.
Con respecto a la cerveza, como estábamos en Portugal, lo que pegaba era que fuera autóctona. Yo iba pensando en beber Sagres, pero Super Bock es otra marca portuguesa que me encanta. La misma es originaria de Oporto, que se encuentra a 115 kilómetros de Coímbra, por lo que es lógico que se despache con normalidad en esta ciudad.
El tema es que pillamos una mesa cojonuda en el centro comercial, donde estábamos frescos y cómodos. A nuestra edad, si las cervezas nos las podemos tomar sentados y sin pasar calor, pues mejor. Por eso, estuvimos un par de horas allí apalancados, charlando y bebiendo la mar de a gusto. La parte negativa es que apenas me paseé por Coímbra.
Casi todo por descubrir en Coímbra
Y es ahora cuando voy a dedicarle unas palabras a esta ciudad de 106.000 habitantes, que se encuentra enclavada en un municipio que ronda los 140.000. Coímbra fue capital de Portugal entre 1131 y 1255, y es sede de una universidad, que no solo es de las más antiguas de Europa, sino que tiene el privilegio de ser la primera que se fundó en Portugal. No estamos hablando, por tanto, de una localidad cualquiera.
Hoy día, el municipio coimbrense se halla dividido en 18 freguesias (la freguesia es la división administrativa equivalente a los distritos o barrios en España). Lo que sucede es que apenas cinco de ellas se considera que son urbanas. De esas cinco, nosotros estuvimos en Coímbra y en Santo Antonio dos Olivais. No obstante, pese a que Coímbra se corresponde con la zona más céntrica de la ciudad homónima, en nuestro caso solo anduvimos por su extremo este, camino del Estadio, que se encuentra ya en Santo Antonio.
La zona de Se Nova tiene un carácter eminentemente residencial. Por lo que respecta a la Avenida Doutor Dias Da Silva, se ve que perteneció a la periferia noble de la ciudad de Coímbra hace muchas décadas, ya que en ella se alternan casas de un aspecto decimonónico, con otras equivalentes más modernas.
Después, continuamos descendiendo, hasta que llegamos a una zona más llana, que pertenece ya a la freguesia de Santo Antonio dos Olivais. Esa llanura empieza cerca del Estadio Cidade de Coimbra y se extiende hacia el sur.
El Estadio Cidade de Coimbra se construyó con vistas a ejercer de sede de la UEFA Euro 2004. Por eso, se inauguró en 2003 y acogió dos encuentros de la primera fase de ese torneo de selecciones nacionales. Sus gradas tienen aforo para más de 29.000 espectadores. No obstante, caben en él 50.000 personas, cuando se organizan conciertos y se aprovecha el terreno de juego para meter gente. Para ver a Guns N' Roses, nos juntamos allí 48.000 incondicionales. Se registró un lleno casi total, aunque la organización fue modélica y no hubo problemas, ni al salir ni al entrar.
Por otro lado, adosado a su gol norte, se encuentra el centro comercial del que hablaba, que también tiene un tamaño importante.
El concierto de Guns N' Roses duró tres horas, y al acabar nos moríamos de hambre. Dado que era más de medianoche, al salir del estadio temí que nos íbamos a quedar sin cenar, porque Alma Shopping estaba ya cerrado, pero, por fortuna, en los bajos de un edificio residencial que había enfrente, dimos con un restaurante abierto llamado Noodles Massas do Oriente.
Noodles Massas do Oriente no era un restaurante asiático de comida rápida, sino que tenía mesas y camareros, pero se encontraron con un montón de gente hambrienta y supieron potenciar sobre la marcha su vertiente take away. Nosotros le echamos paciencia, y nos llevamos una ración de Chow Mein cada uno. Aún tardamos un buen rato en llegar a nuestro alojamiento, pero, al hacerlo, fue un alivio tener la cena lista.
Ruralismo en Portugal
Con respecto al sitio donde pernoctamos, fue un poco original, pero me permitió conocer un pueblo del Portugal rural. Mi intención original era alquilar en Coímbra un apartamento donde dormir, pero descarté rápido esa opción, porque no había absolutamente nada. En vista de eso, busqué algo bueno, bonito y barato, que estuviera en las afueras, lo más cerca posible. Encontré A Casa do Barbeiro, que se ubica en Casais da Granja.
Casais da Granja es una pequeña población que pertenece al municipio de Ansião, en el que viven unas 11.000 personas. Casais se encuentra a 8 kilómetros de la capital municipal y a 40 de Coímbra. La cosa es que A Casa do Barbeiro cumplió plenamente con nuestras exigencias, pero nos obligó a meternos en carretera tras el concierto, y a llegar de madrugada a un lugar un tanto recóndito. Yo me acosté medio muerto. Sin embargo, al día siguiente, antes de marcharnos, pude darme una vuelta por la diminuta aldea.
A media mañana del sábado, el ambiente en Casais da Granja era de tranquilidad absoluta, pero, por la tarde, dio la casualidad de que iban a comenzar las fiestas del pueblo. Por lo que vi, las mismas iban a durar cuatro días. A la hora a la que yo me paseé, estaban ultimando los preparativos en la zona que ejerce de plaza principal de la aldea. En ella, ya habían montado el escenario para las actuaciones.
Elvas, ciudad de frontera
Tras el paseo por Casais da Granja, llegó el momento de volver a casa. Sin embargo, no quisimos despedirnos tan rápido de Portugal, y decidimos comer en Elvas, justo antes de atravesar la frontera.
En Elvas viven 16.000 personas, las cuales mantienen una relación casi simbiótica con los habitantes de Badajoz, dado que ambas localidades solo distan unos 20 kilómetros. Por lo visto, los elvenses van con frecuencia a ciudad extremeña a comprar, mientras que los pacenses acostumbran a ir a comer a Elvas, aprovechando que es una población pintoresca, que cuenta con un buen número de restaurantes destacados.
Yo ya había estado dos veces en Elvas. La primera fui a disputar el Medio Maratón Elvas-Badajoz. Fue en abril de 2009. Sin embargo, en aquella ocasión solo vi el pueblo de refilón, porque la carrera empezó en el Parque da Piedade, que se encuentra a las afueras de la zona moderna de la población. Pese a esto, me quedé con la copla de que Elvas merece la pena, y regresé con María un par de meses después, con la intención de hacer turismo. Incluso, dormimos allí una noche, en el Hotel São João de Deus.
Lo cierto es que recuerdo aquella escapada con mucho cariño, porque María y yo fuimos con Ana, cuando no había siquiera cumplido el año, y pasamos en Elvas un par de días entrañables, paseando y descansando. Entonces, ya vi que su casco histórico está en una elevación, y que la ciudad conserva todo su perímetro amurallado.
Además, Elvas presenta la particularidad de que, antes de la Muralla, en el lugar en el cual estaría el foso, han dejado un amplio espacio sin construir, incluso en la vertiente meridional de la elevación, que tiene una inclinación moderada, de manera que el recinto fortificado brilla en mayor medida. Después, la localidad ha crecido, sobre todo por ese lado sur, pero el casco histórico está bien definido y conservado. Realmente, es una población para visitar. Nosotros, el otro día aparcamos en la céntrica Praça 25 Abril, que se halla muy cerca del hotel donde pernoctamos en 2009. Fue una casualidad, puesto que lo que íbamos buscando era un restaurante que había visto recomendado en Tripadvisor. Comer en el Restaurante El Cristo hubiera sido un pelotazo, porque María y yo ya comprobamos en 2009 que hace honor a su fama, pero en esta ocasión optamos por controlar un poco el gasto. Lo que pasa es que, cuando llegamos a la puerta del sitio elegido, nos lo encontramos cerrado. Por suerte, enfrente había una alternativa abierta. Se llamaba Restaurante Girassol.
No obstante, no era el día de dar mayores paseos por Elvas, ni tampoco profundizamos demasiado en otros encantos portugueses. Lo pasé genial en buena compañía, pero sigue pendiente el viaje exploratorio que tengo previsto por el país vecino. De hecho, ha quedado patente que es pertinente que espabile, porque no es de recibo que, viviendo a 130 kilómetros de su frontera, la presente sea tan solo la segunda vez que Portugal aparece en En Ole Väsynyt, teniendo en cuenta, además, que, como digo, en esta ocasión ni siquiera he ido a hacer verdadero turismo.
Reto Viajero TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO
Visitado PORTUGAL.
En 1987 (primera visita), de los 44 Países del Mundo que están en Europa, % de visitados: 4'5% (hoy día 43'2%).
En 1987 (primera visita), de los 196 Países del Mundo, % de visitados: 1% (hoy día 10'2%).
Visitado PORTUGAL.
En 1987 (primera visita), de los 44 Países del Mundo que están en Europa, % de visitados: 4'5% (hoy día 43'2%).
En 1987 (primera visita), de los 196 Países del Mundo, % de visitados: 1% (hoy día 10'2%).
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