25 de septiembre de 2016

MILLA DE VILLANUEVA DEL ARISCAL 2016

Nunca había competido en una milla, la verdad es que siempre he pensado que para correr 1.609 metros no merece la pena hacer ni el más mínimo desplazamiento. El pasado viernes, sin embargo, se celebró la primera edición de la Milla Nocturna Solidaria Villanueva del Ariscal en el pueblo donde vivo. No había excusa para no correrla.


En efecto, a pesar de mis reticencias habituales a participar en este tipo de pruebas, a esta milla no podía faltar, porque, además de ser en mi pueblo, el Club Atletismo Guadiamar al que pertenezco ha participado en la organización del evento. De hecho, yo mismo he estado un poco implicado en los preparativos del mismo, aunque mi labor como colaborador se ha limitado a ir a las reuniones con los representantes del Ayuntamiento para solventar dudas y para opinar. También puse unos cuantos carteles de la carrera por el pueblo, pero hasta el viernes a las seis de la tarde tampoco había hecho mucho más.

El viernes, no obstante, ya había que arrimar el hombro a tope, de manera que María y yo nos acercamos un par de horas antes del inicio de la carrera a la Caseta Municipal, en cuyas inmediaciones estaba el circuito, para ayudar en lo que pudiera hacer falta. La recaudación del evento ha estado destinada a Cáritas, que montó en la propia Caseta un ambigú muy agradable. A las seis ellos estaban ultimando el montaje de la barra, pero, por falta de experiencia, hubo un buen número de cosas relativas a la carrera que los responsables del Ayuntamiento dejaron para el último momento y que estaban por hacer a esa hora: faltaban trofeos, no estaban preparadas las plaquitas de los que había, no habían traído el agua del lugar donde la tenían almacenada, estaban sin acabar de preparar las bolsas de regalos,... Aún así, dado que la prueba no iba a ser multitudinaria, entre los que allí estábamos fuimos resolviendo temas, de manera que poco antes de las ocho todo estaba ya aparentemente en orden.

Sin embargo, cuando se acercaba ya el momento de la primera competición, la de benjamines, con los jueces de la Federación Andaluza de Atletismo ya allí, alguien se dio cuenta de que faltaba algo esencial: la ambulancia. En este tipo de carreras sin ambulancia los jueces no se hacen responsables de los problemas que puedan surgir, lo que significa que es como si no estuvieran: no controlan la carrera, ni oficial ni extraoficialmente. Por desgracia, la autoridad competente se había olvidado por completo de avisar a los servicios médicos, con lo que eso supone.

Afortunadamente, la gente esperó con paciencia, no hubo sensación de nerviosismo, pero la suspensión del evento planeó sobre nuestras cabezas durante un buen rato, lo que hubiera sido un desastre sin precedentes. No había ambulancia y durante media hora no pareció que fuera a haberla. Por ello, los del Club decidimos coger el toro por los cuernos y empezar con las carreras de los niños. Los de la Federación dijeron que sin asistencia médica no se responsabilizaban de nada, pero, más allá de eso, con el consentimiento de los padres no había impedimentos para que nosotros organizáramos a los pequeños y controláramos sus carreras, que eran muy cortas y no parecían entrañar riesgo alguno. Los circuitos estaban medidos, por lo que se empezó con las pruebas sin esperar más. Yo me situé en meta y fui apuntado, con la ayuda de otro compañero del club, el orden de llegada de los niños y niñas. Gracias a la ayuda de todos las competiciones se fueron disputando, no había tantos críos como para que no fuera posible tomar nota manual de los dorsales de los que iban llegando (los tiempos no los anotamos, eso era ya imposible sin medios). Así, además, ganamos tiempo, de manera que cuando la última carrera de chavales ya se había disputado y tocaba empezar con las verdaderas millas nos dijeron que la ambulancia ya estaba avisada y que venía de camino. Por fortuna, las carreras restantes se iban a poder disputar en condiciones, con jueces y todo. Lo malo fue que la ambulancia tardó bastante en llegar, por lo que la primera milla de adultos empezó con más de una hora de retraso.

Lo importante, sin embargo, es que la prueba se disputó al completo. Desde juveniles a veteranos se corrían ya los 1.609 metros, pero como tampoco había tanta gente se unieron varias categorías, de manera que se minimizó un poco el retraso. Así, primero se disputó la carrera de Juveniles y Senior A, luego la de Senior B (la mía y la de María) y, por último, la de Veteranos A y B.


Yo había estado liado mucho rato con el tema de las clasificaciones de los niños. De hecho, tras la última carrera de peques el de la Federación cogió mi papel con los dorsales apuntados en orden de llegada, por categorías, y pasó los resultados al ordenador para establecer los premios. Hasta que no acabó con esta tarea no pude desentenderme del asunto (mis números eran un poquito difíciles de entender). Por fin, cuando llegó la ambulancia pude cambiar el chip, yo en teoría había ido allí a correr.

Como he dicho al principio, nunca había corrido una milla y no tenía ni idea de como encarar una prueba aparentemente corta, pero que se puede hacer muy larga si se sale demasiado rápido. Para añadir más incertidumbre, no sabía como me iban a responder las piernas, porque me lesioné el día del Triatlón Puerto de Sevilla y había estado casi dos semanas totalmente parado (de hecho, hasta el mismo viernes por la mañana, que hice una pequeña prueba, ni siquiera sabía si podría participar).

Por otro lado, para cuando empezó la carrera yo estaba ya bastante cansado, hasta las seis de la tarde la jornada había sido un día normal de madrugón y trabajo (este en abundancia, no solo trabajé hasta las 16'00 horas en Sevilla, sino que desde que llegué a casa hasta el momento de irme a la carrera también estuve resolviendo asuntos). Además, desde las seis de la tarde no había parado ni un segundo.

Pese a todo, llegado el momento de correr había que darlo todo. Por ello, al darse la salida salí escopetado y aguanté a un ritmo lo más alto posible todo el tiempo que puede. El recorrido de la milla fue feo, la verdad, mi pueblo tiene un centro bonito, pero el Recinto Ferial es como todos, un descampado. Darle vueltas a su perímetro es funcional, pero poco vistoso. Además, aunque el terreno donde se ponen las casetas es llano, la calle que lo circunda tiene una cuesta apañada. Las tres vueltas al rectángulo donde se pone la feria tenían, por tanto, tres buenas rampas para arriba y las consiguientes rampas para abajo. Aún así, eran 1.609 metros, se trataba de salir rápido y apretar los dientes. Finalmente acabé en 5:55 (3:41 el kilómetro), lo doy por bueno porque me noté más tieso que un palo, tras trece días parado. Además, quedé el séptimo en mi carrera (7 de 24, no éramos muchos...) y acabé subiendo al podio a recoger una medalla de manos de las autoridades: fui el primer atleta local de mi categoría.


Lo mejor fue que María también consiguió su medalla (acabó la segunda atleta local), así como las niñas, que participaron en la prueba de benjamines (Ana quedó sexta y Julia novena: ambas se llevaron también sus premios como locales, Ana el primero y Julia el segundo de su categoría).


Hay que decir que, de cara al reto de correr una carrera en cada municipio de Sevilla, no ha sido esta la primera carrera que he corrido en Villanueva del Ariscal. En 2012 el profesor de educación física del instituto organizó con mucho merito una carrera para recaudar fondos para el viaje de fin de curso de los chicos y chicas de segundo de bachillerato, consiguió su objetivo económico, pero la carrera fue tan modesta que ni me enteré. Al año siguiente repitió y sí me enteré: me apunté y quedé quinto (ya digo, la carrera fue modestísima, solo se tomó nota de los tres primeros de cada sexo). Me lo pasé pipa corriendo cerca de la cabeza.

En 2014 ya sí se organizó, desde el Ayuntamiento, una carrera más estándar, fue por el centro del pueblo, igual que la otra, pero en esta ocasión hubo clasificaciones y categorías. Mi objetivo en esa carrera fue ganar el premio a mejor local de mi categoría, cosa que no conseguí (quedé segundo). Al año siguiente volví a intentarlo en la segunda edición de la carrera. Esta vez la misma también empezó y termino en el campo de la feria, pero por problemas con la policía local, que no quería follones por el centro de Villanueva, el trazado salió del pueblo y discurrió por caminos (con buenas cuestas). En esa ocasión sí logré quedar primer atleta local de mi categoría y gané, no sin pelea, el que hasta el viernes era el único premio real de mi vida (tengo más medallas, como todo el mundo, pero siempre por participar o por acabar). Aquel día corrí los 8.000 metros a 4:07, pero el segundo local de mi categoría quedó solo 20 segundos por detrás mía, después de ir conmigo hasta el kilómetro 7. Esa pugna también la disfruté al máximo (a pesar de la cara que llevo en la foto de abajo).


Lástima que esa carrera, que se llamó en su día Carrera Solidaria de Villanueva del Ariscal, no haya cuajado tras esas dos primeras ediciones, esta milla ha sido, en cierto sentido, heredera de aquellas. Las cosas no salieron todo lo bien que podrían haber salido, pero yo espero que el año próximo vuelva a disputarse, ya que los detalles que fueron mal pueden solventarse sin problemas.



Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en VILLANUEVA DEL ARISCAL.
En 2012 (año de la primera carrera corrida en Villanueva del Ariscal), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 19% (hoy día 34'2%).

Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 188.
% del Total de Carreras a completar: 18'7%.


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