28 de diciembre de 2016

TOMARES 2016

Las experiencias que se viven durante la infancia y la adolescencia quedan grabadas a fuego en la mente en forma de recuerdos imborrables, y los lugares donde han tenido lugar esas experiencias siguen provocando un montón de sensaciones especiales, aunque pasen los años y uno acabe viviendo en otro sitio totalmente diferente.

Yo me mudé a Tomares en 1983, cuando tenía 5 años, y estuve viviendo allí hasta después de cumplir los 19. En total, he vivido más tiempo fuera de ese pueblo que en él, pero en Tomares pasé unos años clave y eso no se olvida.


Actualmente Tomares no se parece en nada a lo que era en 1983. Hay lugares que han cambiado menos, pero Tomares ha mutado completamente: a principios de los ochenta era un municipio de unos 6.000 habitantes, en el que se estaba empezando a desarrollar, colindante al casco urbano tradicional, una zona residencial en la que aún solo había unas cuantas urbanizaciones de pisos, entre olivos, y algunas parcelas con chalets. Hoy, Tomares tiene alrededor de 25.000 habitantes y es el municipio con mayor renta per cápita de Andalucía (y el 58º de España). A mediados de los 80 empezaron a proliferar allí los adosados y los pareados, y esa tendencia se mantuvo hasta que el término municipal estuvo prácticamente colmado, dado que, por su cercanía a Sevilla, la zona siempre ha estado muy valorada. En Tomares, durante años, la lluvia de dinero fue abundante y eso se nota en sus calles.

Así pues, Tomares actualmente se parece poco al pueblo en el que yo crecí. Sin embargo, los mimbres siguen estando. Ya no queda ni un olivo y probablemente los niños ya no se muevan por allí con la libertad con la que nosotros íbamos y veníamos, pero cuando me doy un paseo por sus calles sigo reconociendo muchos lugares, como si no hubiera pasado el tiempo.


Hay que decir que aún conservo las amistades de la adolescencia (o de la infancia, en algunos casos), es decir, que mis amigos siguen siendo los que hice en Tomares. Dos siguen viviendo allí y los padres del resto también. Por eso, o porque la cabra siempre tira al monte, el caso es que tendemos a quedar en Tomares de vez en cuando. Hacía ya varios meses que no se daban las circunstancias para vernos allí, pero el pasado sábado organizamos una quedada navideña y el lugar fijado para el encuentro volvió a estar en nuestro pueblo de la juventud.

Como casi todo el mundo sabe, en Navidades los planes se amontonan y para atenderlos todos a veces casi hay que hacer milagros. En esas circunstancias, si en estos días no se encuentra el momento para ver a los amigos que siguen viviendo en los alrededores de Sevilla, no pasa nada, solo hay que esperar a que pasen las fiestas y la ocasión aparecerá con más facilidad. Sin embargo, para ver a los que viven lejos a veces no hay más remedio que abrir como sea un hueco en la agenda, tal y como tuvimos que hacer el sábado pasado, a pesar de que era día 24 de diciembre. Esta vez, para encajar la quedada tuvimos que cambiar las cervezas y las tapas de otras veces por café y tostadas (quedamos a las diez y media de la mañana, aquello no llegó ni a la categoría de brunch). La Plaza del Ayuntamiento de Tomares, que tiene una buena zona peatonal y es muy cómoda para estar en ella con niños, nos pareció el lugar perfecto para echar un rato relajado.

Como he dicho antes, en los años lustrosos de la economía española en Tomares el dinero fluyó en abundancia y hay que decir que le dieron al mismo un buen uso, al menos en parte, porque el pueblo está muy cuidado. Para llegar a nuestro punto de encuentro aparcamos en la Calle Príncipe de Asturias y pasamos por el meollo tradicional del pueblo, un cruce conocido como las cuatro esquinas, que en mis tiempos era un galimatias de tráfico. Hoy día las cuatro calles que dan a ese cruce se han peatonalizado y aunque, por fortuna, algunos de los negocios de mi época resisten aún (la Papelería Andaluza, la Peña Bética, la Freiduría Carmelita, el Bar Estanco,...), la verdad es que el lugar ha cambiado mucho y para mejor. De hecho, el sábado había allí un mercadillo y la animación navideña era máxima.

Tirando por la calle que sale de ese cruce en dirección sur se llega a la Plaza del Ayuntamiento. La misma es tan amplia que había en ella una pista de patinaje sobre hielo y otras atracciones para niños.


Lo primero que hicimos al llegar fue desayunar (la mayoría por primera vez, yo me había levantado temprano para correr y había desayunado antes, de manera que en mi caso aquello era la media mañana). Para tomarnos el café y las tostadas nos sentamos en la terraza de Chocolatíssimo, que estaba muy agradable (la mañana invernal salió deliciosa). La chica que atendía el bar nos miró como si fuéramos marcianos cuando le pedimos los desayunos, cosa que no entiendo, porque no eran ni las once, pero evidentemente no pudo objetar nada y con parsimonia fue sacando las tostadas. Desayunando echamos un buen rato, hacía tiempo que no nos veíamos y estuvimos muy a gusto.


Luego no teníamos planes preestablecidos, pero rápidamente improvisamos un par de ellos, sin alejarnos mucho. Lo primero que hicimos fue coger el Tren de la Navidad, un vehículo articulado gratuito que, por gentileza de las autoridades municipales, recorre durante las fiestas parte del pueblo, varias veces al día. La cosa prometía, y lo pasamos bien, aunque el recorrido fue un poco sui géneris: ya suponía que el trenecito no iba a llegar hasta la zona de Tomares donde yo vivía, pero además de no ir hasta allí también evitó el centro del pueblo, centrándose en recorrer la zona de adosados que está al sur del municipio, la cual, en su mayor parte, ni existía en los 90. Visualmente el viaje no aportó nada, pero los niños se lo pasaron bien y el aire que nos dio en la cara fue muy agradable.

La segunda actividad de la mañana fue más interesante. Hace un mes, cuando estuvimos en Estepa, vimos una exposición de muñecos de Playmobil formada por cuatro escenas independientes, y en el post de ese día comenté que, pese a estar muy bien esa exposición, no se podía comparar con la que vimos en Tomares en 2014, cuando montaron un monumental belén de clicks en el Salón de Plenos del Ayuntamiento

Este año en Tomares han hecho algo parecido a lo de Estepa, pero mucho más a lo grande: han disminuido el tamaño del belén de otros años, pero en el propio Salón de Plenos y en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento han montado en cambio otras 13 maquetas con más de 10.000 muñequitos, que hacen un recorrido por la historia de la humanidad. Los responsables de los dioramas han sido coleccionistas de clicks de toda Andalucía.


Me gustó sobre todo el diorama de la prehistoria (titulado Cazadores de Mamuts) y el medieval (en la primera foto que hay abajo). También estaba muy simpático el del mundo tenebroso, el único que era más fantástico (se titulaba El Mundo Oscuro del Rey Enano y es el de la segunda foto).



Entrar a ver la exposición de Playmobil nos permitió curiosear un poco por las dependencias del Ayuntamiento, ubicadas en la Hacienda Santa Ana. Tomares, como ya he dicho, está muy cuidado, pero no tiene monumentos que vayan más allá del siglo XVII. El origen del pueblo está ligado a la actividad de las haciendas que estaban destinadas a la explotación de los olivares circundantes, y esas haciendas, precisamente, son su mayor atractivo. El Ayuntamiento está en la más destacada, es decir, en el edificio de mayor interés arquitectónico y patrimonial del pueblo.


La hacienda fue mandada construir por el conde-duque de Olivares en el siglo XVII y ha sido rehabilitada en 2004, respetando el carácter que tenía cuando su función era rústica, pero adaptándola a su nueva realidad. Al edificio se puede entrar a través del precioso jardín que tiene a un lado o desde la Calle de la Fuente. Las diferentes dependencias municipales están distribuidas en torno a una serie de bonitos patios.



Tras la visita llegó el momento de despedirnos y a nosotros no nos quedó más remedio que desandar el camino hasta el coche. Seguro que dentro de no mucho regresaré a Tomares y probablemente recorreré otras partes del pueblo. Ese día, sin duda, volveré a sentir un cosquilleo en la barriga similar al que sentí el sábado.


Nos vemos en 2017. ¡Feliz Año!


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado TOMARES.
En 1983 (primera visita), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Sevilla: 1'9% (hoy día 61%).
En 1983 (primera visita), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 0'2% (hoy día 18'9%).


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