30 de enero de 2023

GETAFE 2023

Fui a Getafe para participar en la Media Maratón Ciudad de Getafe. Esta prueba tiene bastante buen nombre, dentro del mundillo del atletismo popular, y, por fin, este 2023 me decidí a ir a la localidad madrileña a disputarla. Sin embargo, en el último momento no pude tomar parte en ella. En efecto, después de haber montado el plan y de haberme desplazado, la mañana antes de la cita, la del sábado, me levanté con unas inexplicables molestias en la cara interna del muslo de mi pierna izquierda, que se fueron convirtiendo en dolor con el paso de las horas. Tras todo el día, me acosté muy cascado, y el domingo de la carrera me levanté peor. En consecuencia, no pude correr. La aventura se me chafó cuando menos lo esperaba, y eso me jodió tremendamente. No obstante, me queda el consuelo de que aproveché a tope el finde. Para empezar, la excusa de la media maratón me dio la oportunidad de visitar Getafe, que es un lugar que no conocía.


Tengo que reconocer que el sábado me levanté con molestias, como he dicho, y aun así no paré quieto hasta la noche. Esto implica que fui responsable, en cierto sentido, del desastre de ir a Getafe para correr su media maratón, y finalmente no poder hacerlo. Sin embargo, ni se me cruzó por la mente la idea de pasarme la jornada sentado, reposando. Parte de la gracia del fin de semana era disfrutar de Madrid y visitar Getafe, y eso hice. De hecho, la diversión en la 35ª ciudad más poblada de España empezó el viernes a última hora, dado que pernoctamos en ella.


Lo de dormir la primera noche en Getafe tuvo que ver más con la logística del fin de semana, que con el hecho de que fuera a correr una carrera en esa localidad. En efecto, yo quería viajar en automóvil, porque, para dos personas que comen de la misma cuenta corriente, es más barato ese medio de transporte que desplazarse a Madrid en AVE. Sin embargo, no me apetecía entrar en la capital conduciendo, ni deseaba sufrir las consecuencias de no saber qué hacer con el coche, así que decidí que era buena idea aparcarlo en una calle de Getafe el viernes, movernos en metro el sábado y el domingo, y rescatar nuestro vehículo ya en el momento de regresar a casa. Tengo que decir que esa parte del plan fue un éxito. Aparte, en vista de la manera en la que estaba montado el programa, y de que, a la ida, no podíamos salir de Sevilla hasta la hora de comer, me pareció una buena idea llegar a Getafe y pernoctar allí directamente. Debido a eso, busqué un alojamiento y encontré uno, llamado Hostal Carlos III, en el que la habitación nos costó apenas 58 euros. Estuvo sensacional.


El hostal estaba totalmente reformado y tenía hechuras de hotel, por lo que fue un acierto dormir en él. Además, estaba muy bien ubicado. Gracias a su céntrico emplazamiento, tanto la noche del viernes, como la mañana del sábado, pudimos movernos por Getafe.


Getafe, en la actualidad, se divide en once barrios. Nosotros nos pateamos más en profundidad el Centro, y luego anduvimos por el extremo oeste de Las Margaritas, y por el este de Juan de la Cierva. También nos adentramos un poco en la parte sur de Getafe Norte. De esta última zona solo tuvimos ocasión de conocer el Complejo Deportivo Municipal Juan de la Cierva, adonde entramos por la puerta que da a la Avenida de las Ciudades. Dentro, dimos un pequeño rodeo para llegar al Pabellón Deportivo Juan de la Cierva, que fue el sitio en el que sábado por la mañana recogimos el dorsal de la fallida carrera.

Con respecto a los barrios de Las Margaritas y de Juan de la Cierva, que quedan al sur de ese gran complejo polideportivo, y que lo separan del Centro, ambos surgieron en la década de los 70 del siglo pasado, por lo que las calles limítrofes entre ellos, que son las que nosotros recorrimos al ir a por el dorsal y al regresar, son similares. Allí predominan los pisos de tres o cuatro plantas, así como el ambiente típico de barrio humilde, pero digno, que caracteriza a las zonas de expansión que nacieron, en muchas ciudades, en la segunda mitad del siglo XX. 


En todo caso, la mayoría del tiempo que estuvimos en Getafe lo pasamos en el Centro. Como he mencionado, nos alojamos allí, por lo que pudimos ver el ambiente de la zona el viernes. Ese día, cuando llegamos, al final de la tarde, las tiendas estaban aún abiertas, por lo que vimos mucha animación. Después, al salir a cenar los comercios ya habían cerrado, pero las calles se habían llenado de gente que parecía querer disfrutar de Getafe la nuit, a pesar del frío.

Al día siguiente, como en el hostal no teníamos desayuno, María y yo nos echamos a la calle al despertarnos, y buscamos un bar. Nos costó encontrar uno, pero, gracias a eso, llegamos caminando hasta la Plaza de la Constitución, siguiendo la torre del edificio del Ayuntamiento, que nos sirvió de referencia.


Desde la Plaza de la Constitución, llegamos a bajar un poco por la Calle Toledo, que también es peatonal y que tenía más tiendas. Hacía una mañana deliciosa, fría y clara, y disfrutamos mucho del paseo.

En líneas generales, tengo que decir que Getafe me sorprendió gratamente. De las localidades similares del extrarradio de Madrid no conocía más que Alcorcón y Leganés, y solamente de la primera había hablado en este blog. La percepción de Alcorcón, que quedó reflejada en el post que escribí en su día, no fue muy buena. Getafe, sin embargo, no tiene nada que ver. A lo mejor es una impresión mía sin fundamento, pero lo cierto es que Alcorcón no me gustó, y Getafe, en cambio, me ha parecido una ciudad cuidada, habitable y agradable. Tiene vida propia.

Pese a todo, en Getafe, la oferta turística propiamente dicha tiene pinta de ser inexistente. No obstante, en lo que a negocios de restauración se refiere, María y yo sí tuvimos la oportunidad de conocer cuatro, de muy diversa factura. Ninguno me defraudó.

El primero en el que estuvimos se llamaba Café El Violín, y estaba en la calle de nuestro hostal. En principio, nuestra idea fue cenar allí, pero luego vimos que solo era un bar, por lo que apenas servían de comer. Sin embargo, era pronto y decidimos tomarnos una cerveza, a modo de aperitivo, dado que el sitio parecía acogedor, estaba animado y tenía una amplia variedad de bebidas. También nos sirvieron muy bien, por lo que nos gustó. Tras el piscolabis, ya sí fuimos a quitarnos el hambre. La oferta era amplia por los alrededores, y podríamos haber optado por una opción alimenticia algo más local, pero cedimos a lo que se nos metió por los ojos, que fue una buena hamburguesa gourmet de Goiko Grill. Ni María ni yo somos demasiado carnívoros. De hecho, para cenar nos acabamos pidiendo una Edamami, ella, y una Guaca-Chicken, yo, es decir, María se tomó una hamburguesa vegetariana y yo otra de pollo al grill con guacamole. No eran hamburguesas de verdad, por tanto. No obstante, el rollo de los burguers de calidad sí nos mola, por el ambiente y por todo lo que acompaña a la carne. Además, aunque Goiko es una franquicia, no es un Mc'Donalds, precisamente. Yo conocía uno de los tres que hay en Sevilla, y el de Getafe me encantó igualmente, por la atmósfera, por el trato y, por supuesto, por la comida.

El sábado por la mañana teníamos que desayunar en un bar, como he comentado, y al final acabamos en uno que tenía reminiscencias andaluzas. Se llamaba Bar La Puente. En él, las camareras eran sudamericanas, pero la dueña era, seguro, de Puente Genil. Lo supimos por la decoración, que estaba dedicada a este pueblo cordobés. Aparte, tras ver los carteles y los cuadros que había en las paredes del local, nos dimos cuenta de que el nombre del negocio también hacía referencia al origen de, supongo, la propietaria (entiendo que lo de La Puente está relacionado con la manera como se la conoce en Getafe). Con independencia de esto, yo pedí un café y una tostada con tomate triturado, y me pusieron lo que se ve en la foto inferior.


Lo del brick me pareció entrañable. Los zumos de naranja de bote están regulín, pero me gustó tanto el detalle, que ese me lo tomé con gusto. María, por su parte, fiel al estilo intrépido y curioso que la caracteriza, decidió aculturarse y pidió un pincho de tortilla con un café. Este último fue normal, pero el pincho resultó ser 1/4 de tortilla de papas de tres dedos de grosor, acompañado de una pieza entera de pan. Dadas las dimensiones de todo aquello, yo también pude probar el típico desayuno Madrid style.

El sábado a mitad de la mañana nos fuimos a Madrid y ya no retornamos a Getafe hasta el domingo a mediodía. El plan inicial implicaba volver temprano, para que yo corriera, pero como no lo hice, apuramos más en la capital. A pesar de esto, teníamos que regresar a Getafe a por el coche y decidimos almorzar allí. A María se le apeteció comer en un restaurante japonés que habíamos visto el día anterior, llamado Jusco Sushi, y yo accedí. A mí, los japos me encantan, pero este era del tipo buffet libre a la carta, y esa clase de negocios all you can eat no me gustan, porque me da la sensación de que están hechos para que te cebes, a base de comida de derrumbe. No obstante, optamos por el japonés, y no me arrepentí. Barato no era, pero pude devorar deliciosos sushis y sashimis a discreción, sin que el exceso me sentara mal. De nuevo, el ambiente, el servicio, las viandas y el emplazamiento fueron sobresalientes.


En definitiva, Getafe es un lugar un tanto extraño para ir a curiosear, pero yo voy a tener que volver. No es ningún secreto que es complicado ir allí, si uno no tiene una excusa concreta. Sin embargo, yo sí tengo una cosa específica que llevar a cabo, que es por la que he ido esta vez. En efecto, la razón de ser de la visita del pasado finde era participar en la Media Maratón Ciudad de Getafe, en circunstancias normales lo habría hecho y mis motivos para regresar se habrían agotado, pero, dado que finalmente no pude correr, no me va a quedar otra que maquinar un viaje de retorno. No se cuando será, eso sí, pero, cuando sea, podré profundizar en los atractivos de Getafe, una localidad que ha resultado ser agradable en todos los sentidos.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado GETAFE.
% de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Comunidad de Madrid: 26'9%.
% de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 36%.


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