Bajo el nombre de Monumentos de Oviedo y del Reino de Asturias, en 1985 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a tres edificios históricos asturianos. Fueron Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena. Trece años después, se sumaron a la lista San Julián de los Prados, la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo y la Foncalada. Yo conozco todos esos magníficos monumentos, y opino que el más sobresaliente es Santa María del Naranco.
Se considera que el Reino de Asturias nació en el 718. Su primer rey fue Pelayo, y después vinieron otros cuantos monarcas, hasta que Ramiro I subió al trono en el 842. Su reinado solo duró ocho años, pero ese corto periodo de tiempo tuvo una importancia capital para el arte, ya que, por orden suya, se construyeron Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena, que constituyen la triple corona del prerrománico asturiano. Los monumentos de este estilo artístico que se conservan están en tan buen estado, que conforman el conjunto arquitectónico más completo y homogéneo de la Alta Edad Media en Europa Occidental. Como he dicho, de todos, el que me gusta en mayor medida es Santa María del Naranco. Se trata de un edificio armónico, elegante, proporcionado, equilibrado e innovador. Además, ha tenido la suerte de que se ha mantenido intacto, y sus alrededores tampoco se han visto degradados. Evidentemente, el entorno ha cambiado mucho en los últimos doce siglos, pero lo cierto es que las laderas del Monte Naranco siguen siendo preciosas.
Todo lo comentado provoca que estemos hablando de uno de los grandes edificios de la arquitectura española. En origen, Ramiro I lo hizo construir para que formara parte de un grupo de construcciones que estaban destinadas a servir de base para poder salir de caza. En efecto, en las laderas del Naranco se extendía, por aquel entonces, un gran bosque, que era perfecto para organizar buenas cacerías, sin alejarse demasiado de Oviedo, la capital del reino. Por esa razón, se erigió allí un complejo palatino. Este incluía Santa María del Naranco, que era un inmueble pensado para recibir a los súbditos, y también una iglesia, que sigue, igualmente, en pie. Es San Miguel de Lillo.
El resto del conjunto palaciego debía ser más modesto, porque no queda ni rastro de él a la vista. Sus cimientos estarán enterrados por las inmediaciones de Santa María del Naranco. Aparte de esta, solo se conserva la mencionada Iglesia de San Miguel de Lillo, que dista unos 200 metros.
Santa María del Naranco, por su parte, parece que se proyectó como lugar donde organizar audiencias y también reuniones, pero tampoco está claro, ya que a la construcción le faltan elementos, de acuerdo a lo que era un salón del trono estándar en aquellos tiempos. Se piensa, por ello, que a lo mejor era un edificio destinado a fines lúdicos, es decir, que era un sitio donde el rey interactuaba con sus coetáneos, pero sin tanto boato. De ser cierto esto, el piso superior estaría dedicado a la celebración de fiestas, dado que es bastante diáfano,...
... y en el piso inferior se organizarían reuniones, ya que tiene un banco corrido pegado a la pared y espacio suficiente para que charlen un buen número de personas.
En todo caso, lo que sí es seguro es que, en algún momento del siglo XII, el inmueble dejó de ser civil y pasó a convertirse en la Iglesia de Santa María del Naranco. Hoy día, sigue siendo un edificio religioso. No obstante, no reúne las condiciones necesarias para estar abierto al culto, por lo que, pese a que es el templo oficial de su parroquia, está vacío y se usa otra capilla para las misas y las ceremonias.
No me voy a detener demasiado en los aspectos arquitectónicos de Santa María del Naranco. No es el objeto de este blog. Sin embargo, para hacer entender por qué es un edificio tan magnético, sí es menester explicar cómo es. La iglesia se encuentra construida sobre un zócalo de piedra, que la separa del suelo, y está cubierta por un tejado a dos aguas. Mide 20 metros de largo y 6 de ancho, aproximadamente, y tiene una altura de 11 metros. Esas medidas son las que provocan que parezca tan vertical.
Los dos pisos del edificio no están comunicados por dentro. Al de arriba se accede por la escalera exterior. En sendas plantas destacan las salas principales, que tienen el mismo tamaño. A la de abajo la acompañan un par de habitáculos, que no se sabe muy bien para qué servían. A uno de ellos se accede desde el interior, y parece que debió ser una sala de baño, dado que tiene una pila, pero esta explicación es controvertida. La otra habitación, en cambio, solo es accesible desde fuera, y tampoco está claro para qué se usaba. Quizás era una garita. En la actualidad, allí es donde se venden los tickets para ver el monumento. Aparte, la simetría del inmueble hace que, en el nivel superior, encima de la supuesta garita y de la presunta sala de baño, queden dos espacios equivalentes, que, en ambos casos, se encuentran abiertos. Esos balcones, en mi opinión, aligeran visualmente el conjunto, y lo equilibran más aún. Toda la estructura es responsable de que la Iglesia de Santa María del Naranco sea, a la vez, esbelta y sólida.
Aparte de todo, otro ingrediente que hace que el edificio sea tan trascendental, con independencia de lo que transmite, es el abovedamiento de sus techos, tanto arriba como abajo. Este constituye un logro técnico, que no se podría replicar en Europa hasta dos siglos después.
En efecto, las bóvedas de cañón de Santa María del Naranco se construyeron con un sistema que ya había sido usado por los romanos, pero ellos solo pudieron utilizarlas para cubrir edificios mucho más grandes y macizos. Las asturianas, por contra, están construidas en un palacete de dimensiones reducidas, que sobresale por su esbeltez. Esa combinación de estilización y bóveda de cañón fue revolucionaria. El truco se halla en la ligereza de los materiales que se emplearon en las cubiertas de Santa María del Naranco, que, no por pesar menos, son menos resistentes, como ha quedado evidenciado.
Además, Santa María del Naranco muestra otra hazaña técnica, y es que cuenta con grandes ventanas en la zona abovedada. Las soluciones arquitectónicas que posibilitaron esa circunstancia no sería normales hasta el gótico.
Cabe decir, al margen de todo, que, en origen, la planta de arriba estuvo mucho más abierta que en la actualidad. Efectivamente, en la Edad Media los extremos del piso primero no tenían tanta pinta de terraza. Entonces, los muretes y las puertas que separan la gran sala y los balcones no existían. En aquella época, los arcos estaban abiertos por completo. La verdad es que, cuando uno se fija, nota que esas paredes y portones son posteriores.
Otro elemento curioso es el de las acanaladuras de las columnas de las terrazas, que se hicieron para colocar ahí barandillas.
Hoy día no hay quitamiedos de ningún tipo en las terrazas, aunque es verdad que ahora se permanece en ellas solo unos minutos. Son suficientes, en cualquier caso, para apreciar que las vistas son una maravilla. En la Edad Media pasarían allí más rato, admirando el bello paisaje, y se ve que no se fiaban de no caerse.
En resumen, Santa María del Naranco es un edificio que no solo es precioso, sino que es de una relevancia impresionante. Además, se ha conservado intacto, y el devenir de la historia ha respetado sus alrededores. Así, 1181 años después de su construcción, sus entorno se podría haber echado a perder, pero lo cierto es que, pese a que hay unas cuantas casas unifamiliares no muy lejos, y aunque pasa la carretera muy cerca, el emplazamiento de la iglesia es fascinante.
Resulta fácil obtener bellas panorámicas de Santa María del Naranco, desde todos sus lados, sin trucos. Las fotos de la iglesia que uno ve son bonitas, y no están sacadas haciendo uso de estratagemas ópticas, porque, sobre el terreno, se pueden ver estampas igual de llamativas sin demasiado esfuerzo.
Comenté en el post anterior que yo había estado en Oviedo en cuatro ocasiones. La de la semana pasada fue la quinta visita, y en tres de ellas he subido a ver Santa María del Naranco. Cuando digo que ejerce una atracción magnética no estoy exagerando. La primera vez fui en 1998, y la segunda en 2003. Desde entonces, han cambiado allí algunas cosas, pero pocas. Actualmente, han habilitado un gran aparcamiento abajo, y se sube hasta los monumentos por una rampa. La misma tiene unos 500 metros y es empinada, en algunos momentos, pero se puede ascender sin traumas. Otra novedad es que se ha creado un centro de interpretación, pero nos lo encontramos cerrado. Por lo demás, todo se mantiene igual... o mejor. En efecto, como ahora se aparca lejos, el entorno de las iglesias se mantiene más despejado, si cabe.
Con respecto a la visita en sí, nosotros la hicimos junto a otras 25 personas. Son bastantes, pero no resultó molesto. El recorrido lo hicimos con una guía, que nos contó muchas cosas. Fue un tanto académica, no fue de los cicerones que te cuentan, sino más bien de los que te hablan (espero que se entienda la diferencia), pero fue amable y no aburrió (el tour fue breve, tampoco tuvo tiempo de ponerse pesada).
El caso es que refresqué mis recuerdos, vi Santa María del Naranco en temporada baja, y tuve ocasión de recrearme sobradamente en los detalles. También lo hice en San Miguel de Lillo, adonde fuimos después. Yo no recordaba, por ejemplo, que esta iglesia, que parece, igualmente, un edificio esbelto, en realidad lo es porque se cayó gran parte del mismo en el siglo XIII, y, en vez de reconstruirlo, lo que hicieron fue levantar un pequeño añadido con un tejado a dos aguas, para cerrar el templo por detrás.
En definitiva, regresé por tercera vez a Santa María del Naranco, y, debido a eso, pude dedicarle un artículo en este blog. Gracias a ambas cosas, ahora tengo los detalles bien fijados en mi memoria.
Reto Viajero MONUMENTOS DESTACADOS DE ESPAÑA
Visitado SANTA MARÍA DEL NARANCO.
En 1997 (primera visita), % de Monumentos Destacados de España visitados en el Principado de Asturias: 33'3% (hoy día 100%).
En 1997 (primera visita), % de Monumentos Destacados de España visitados: 18% (hoy día 43%).
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