2 de mayo de 2023

CARRERA POPULAR BOLLULLOS DE LA MITACIÓN 2023

La última carrera en la que participé, antes de empezar a escribir en este blog, fue en la edición 24 de la Carrera Popular Bollullos de la Mitación. Se celebró en abril de 2016.


Un mes después inauguré En Ole Väsynyt. Desde entonces, he hecho siempre una breve, o no tan breve, crónica de todas las competiciones deportivas en las que he tomado parte. La Carrera Popular Bollullos de la Mitación fue, por tanto, la última de una etapa, y tiene un cierto valor simbólico. El otro día volví a disputarla, y cerré un círculo pendiente, ya que por fin voy a poder hablar de ella en el blog.


Se da la circunstancia de que, dentro de una semana, se cumplirán siete años desde que estrené este repositorio de mis andanzas. Eso implica que el relato de mi participación en la edición de 2023 de la Carrera Popular Bollullos de la Mitación va a ser la culminación de mi sexto año como bloguero. Con este, ya han caído 268 posts. Es una pasada.

Con respecto a la carrera de Bollullos en sí, desde 2016 no había tomado parte en ella, como he señalado. A mí no me había cuadrado regresar, pero también es verdad que la cita no se organizaba desde 2019. Tras la pandemia, no había vuelto a arrancar. Por suerte, ha renacido en 2023. Mientras, en el pueblo ha surgido otra carrera, que no tiene nada que ver, ni en organizadores, ni en recorrido. De la misma ya hablé el pasado mes de octubre. Curiosamente, mi ultima prueba corta había sido esa. Desde ese día, solo había disputado una media maratón y un duatlón.

Es un hecho que el presente año no está siendo muy pródigo para mí, en lo que a correr carreras se refiere. Por un lado, he tenido mala suerte con los planes sobrevenidos e ineludibles, que han arruinado mi participación en un par de competiciones. También me lesioné, y aunque no fue nada grave, el problema coincidió con otra media maratón en la que estaba apuntado, y a la que no pude asistir. El caso es que, con tanto impedimento, dado que tengo mil cosas en la cabeza y pocas ganas de líos, aunque no he dejado el running, lo cierto es que no he puesto mayor interés en competir durante bastante tiempo. Hace un mes vi que la carrera de Bollullos había regresado, vivo cerca y el fin de semana se presentaba tranquilo, por lo que decidí ir, a ver si me engancho otra vez a los objetivos motivantes.

Por lo que se refiere a mi actuación concreta en la Carrera Popular Bollullos de la Mitación del pasado domingo, tengo que reconocer que no ha sido la peor prueba corta de mi vida, pero casi. Yo me apunto a las carreras con la idea de ir a tope, porque, para salir a rodar a gusto no necesito ir a ningún sitio a ponerme un dorsal. Corro por los alrededores de mi casa, y me resulta mucho más cómodo. Por tanto, cuando me inscribo en una competición es para ir a cuchillo y para probarme. En ese sentido, confieso que he seguido siempre la regla no escrita de apuntarme a carreras cortas, solo cuando he visto que podía aguantar todo el rato un ritmo de 4:30 o menos. Así, por ejemplo, si he estado lesionado, no he vuelto al ruedo hasta que no he notado que era capaz de bajar de 45 minutos en un diezmil, o de 38:15 en una prueba de 8.500 metros. Por ello, en las 171 carreras de menos de 21.097 metros que he disputado en mi vida, sin contar esta, apenas si he superado 18 veces la media final de 4:30. El domingo corrí a 4:31, por lo que no es falso que no anduve muy fino, dentro de mis parámetros habituales.


En vista de que cubrí los 8.500 metros en 38:21, cabe preguntarse qué sucedió. A esa cuestión, podría responder que los años no pasan en balde, y no mentiría, porque en Bollullos integré la categoría de Veteranos B por primera vez. Ahí es nada. Igualmente, podría aducir que iba cortísimo de punch, porque casi no he forzado el ritmo en los últimos cinco meses. Así, desde noviembre solo he apretado a saco el día de la Media Maratón Sevilla-Los Palacios, en diciembre, y el del Duatlón Cros Ciudad de Tomares, en marzo. Ambas pruebas son muy distintas a una carrera urbana de 8 kilómetros. O, más bien, podría afirmar que la marca se debe a una conjunción de ese par de factores, es decir, a que tengo ya 45 castañas, unido a que he perdido potencia. Ahora, me siento más resistente al rodar. Corro una mayor cantidad de tiempo, sin demasiado esfuerzo, pero la verdad es que, cuando intento acelerar, es como si me estuvieran tirando para atrás de la cintura con una goma. Eso también es debido a la falta de entrenamiento específico, aunque, siendo un veinteañero, haciendo lo mismo entre semana, me plantaba en una competición el domingo y bajaba de 4:10 el kilómetro, seguro. De hecho, la media que hice en 2016 en Bollullos, estando ya más madurito, fue de 4:04. En la actualidad, eso me parece surrealista. 


Sea como fuere, lo cierto es que el domingo me noté mucho más pesado que hace un año. Ya en septiembre tuve un par de encontronazos con mis limitaciones. Sin embargo, me di un poco de vida en los rodajes, y en noviembre noté mejoría. Luego, volví a mi hábito de salir a correr sin apretar, y, en consecuencia, estoy otra vez en modo elefante. Por eso, de aquí a verano, si las obligaciones y la mala suerte no lo impiden, intentaré dar un nuevo giro de tuerca, para tratar de rebajar los ritmos, hasta donde pueda. Veremos. De momento, tengo la referencia inicial de la carrera de Bollullos.

Por lo que respecta al circuito de la prueba, al mismo le dimos dos vueltas casi idénticas, y estuvo bien servido de desniveles. 


Para empezar, se salía cuesta arriba. La rampa inicial era la más jodida del recorrido, así que hubo leña desde bien pronto. Yo intenté no cebarme, pero lo logré solo a medias. No había avanzado ni un kilómetro y ya llevaba el corazón a mil. Después, tras rodear la rotonda que se ve en el plano, la carrera descendió muchísimo. En efecto, fuimos bordeando el extremo oeste de Bollullos, y esa sucesión de rectas calles fue muy favorable. Al llegar abajo, nos dirigimos al centro de la localidad y lo atravesamos, volviendo al punto de partida con un leve callejeo ascendente. Siempre que un circuito pasa por los principales lugares de los pueblos hay que resaltarlo, con independencia de que también haya kilómetros por partes residenciales e impersonales. En este caso, corrimos por un trozo de la Calle Larga y cruzamos la Plaza de Nuestra Señora de Cuatrovitas. Ese es el meollo de Bollullos de la Mitación.


Además, como la cita era a dos vueltas, pasamos sendas veces por los lugares emblemáticos. Mi enhorabuena. Por otro lado, resulta que en Bollullos no hay adoquines de los bastos, por lo que nos evitamos el incómodo trance de correr por un suelo excesivamente irregular, lo cual es muy habitual en las carreras de pueblo en Andalucía.


Yo hice los 4.450 metros de primera vuelta a 4:18, y los 4.050 de la segunda a 4:45. Es verdad lo que he dicho arriba de que he perdido potencia, pero también es evidente que me pudo la ansiedad, y que salí más fuerte de la cuenta. Yo no noté debacles, pero el petardazo existió, eso está claro. Por el tiempo que hice, se ve que la vuelta inicial no estuvo mal. Realmente, la subida dura del principio me pilló fresco, y, a continuación, la bajada fue larga y cómoda. Cuando llegué al centro del pueblo aún iba manteniendo el tipo.


Luego, tras pasar junto a la salida subimos de nuevo la rampa, y yo creo que ahí fue donde me pegó el palo. Ya digo que no noté un bajón fuerte, ni sufrí las típicas sensaciones de ir KO, pero lo cierto es que reduje el ritmo. Cuando volví a atravesar la Plaza de Nuestra Señora de Cuatrovitas iba pesado a más no poder.


Tras el segundo paso por el centro de Bollullos tan solo quedaba el último tirón. Hay que decir que los kilómetros no estuvieron señalados, por lo que no pude jugar con los tiempos parciales. Ir con referencias concretas siempre ayuda a rebajarle segundos al crono final, pero esta vez no pudo ser. En otro orden de cosas, tampoco quiero dejar de resaltar que la carrera fue gratuita. Ya es muy difícil encontrar pruebas que no cuesten dinero. Esta, además, estuvo muy bien montada, por lo que es de justicia elogiar al ayuntamiento y a los organizadores.

En definitiva, la carrera me gustó y disfruté de la vuelta a la competición, aunque el resultado no fuera del todo bueno. Como he comentado al principio, mi intención es la de engancharme otra vez a objetivos motivantes, a ver si es posible. El séptimo año de En Ole Väsynyt empezará con el próximo post, así que ya iré contando.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 242.
% del Total de Carreras a completar: 24'1%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en BOLLULLOS DE LA MITACIÓN.
En 2016 (año de la primera carrera corrida en Bollullos de la Mitación), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 34'2% (hoy día 37'1%).


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