La sexta edición del Cross Popular Solidario Virgen del Carmen fue la primera carrera que disputé, cuando se reanudó la vida medio normal tras la pandemia de COVID-19. Dicha prueba se celebró en septiembre de 2021. Para mí fue muy especial, por lo que di mi palabra de que volvería. El pasado domingo cumplí la promesa.
Lo cierto es que quería volver a participar en el Cross Popular Solidario Virgen del Carmen por lo que he comentado arriba, pero también porque fue una carrera que me encantó. La misma parte del Paseo Fluvial Virgen del Carmen, que está situado junto al Río Guadalquivir, en la localidad de San Juan de Aznalfarache.
El Paseo Fluvial Virgen del Carmen está adoquinado y cuenta con un carril bici, pero pronto se convierte, tanto hacia el sur, como hacia el norte, en un camino de tierra apelmazada.
Hacia el sur, el camino no pasa de Gelves, por lo que no se alarga mucho, pero, en cambio, hacia el norte llega hasta la altura de Santiponce. En este sentido es en el que se disputó la carrera. El sendero de tierra era estrechito, pero su suelo estaba muy bien.
Al principio, durante 3 kilómetros corrimos paralelos al Guadalquivir, pero, en un momento dado, el circuito se separó del río y se metió hacia el interior, llevándonos, a lo largo de 2.500 metros, por un camino que hizo como un arco, antes de enlazar de nuevo con el sendero primigenio. Por él, pero en sentido inverso, regresamos, recorriendo los 5 kilómetros que había hasta la meta.
La carrera, por tanto, discurrió entera por caminos. Estos estaban en perfecto estado, salvo el del tramo que se alejó del río, en el cual había bastantes piedras sueltas. Por otro lado, el trazado fue llano. Solo se subieron, y luego se bajaron, unas cuantas pequeñas rampas, que se han generado al no soterrar del todo algunos desagües o tuberías que van a dar al río.
El caso es que en 2021 participé en el Cross Popular Solidario Virgen del Carmen, porque en aquel momento me pareció una buena carrera para volver al ruedo tras la pandemia, y esta vez he vuelto porque me encantó. Después de disputarla de nuevo, me reafirmo en que es una cita muy recomendable. Para mí es perfecta, porque es llana y recta. Me chiflan las pruebas así. A cambio, no se ve un alma animando, y hay que soportar una considerable dosis de calor húmedo. Lo cierto es que hay bastante sombra, pero lo de ir corriendo a tope junto al Rio Guadalquivir, en pleno mes de septiembre sevillano, es sinónimo de sudar a chorros.
Aparte de disfrutar mucho del recorrido, yo iba con el objetivo de mejorar la marca que hice hace 3 años. En aquella ocasión, tras 22 meses sin competir, corrí los 10.500 metros a 4:27. Superar eso no parecía difícil, pero no lo logré, porque, en el tiempo transcurrido desde septiembre de 2021, mi punta de velocidad ha desparecido. Ahora, soy capaz de rodar diez kilómetros, solo y sin vaciarme, a una media estable de 4:50, pero bajar de 4:30 en una carrera me parece una utopía, aunque me deje los higadillos. El pasado domingo, sin ir más lejos, ese fue mi ritmo.
La verdad es que las sensaciones en carrera fueron buenas, pese a la media. De hecho, una vez que superé el primer kilómetro, en los siguientes 9.500 metros rebasé a 6 corredores y me pasaron 9, por lo que fui bastante estable. Solo tuve un rato menos confortable. En efecto, durante los 3 kilómetros iniciales fui a tope, pero bien. Sin embargo, en el trozo en el que nos separamos del río, la presencia de piedras me incomodó y me sacó de punto un pelín. Por ello, encaré el retorno con una cierta inquietud, ante la posibilidad de hundirme. Por suerte, me perseguía otro corredor, que me pasó cuando cogimos de nuevo el camino junto al rio, y que se me puso delante. Siguiendo su ritmo, sentí como la energía volvía a mí. En un determinado momento, me percaté de que él empezaba a flaquear, y comencé a tirar yo, con la idea de devolverle el favor. Así fuimos un tiempo, hasta que noté que perdía comba. Aflojé algo, para ver si aguantaba, pero, al darme cuenta de que se me separaba de todos modos, incrementé la marcha muy poco a poco, sin brusquedad, para que me fuera teniendo de referencia. Gracias a esos movimientos fui distraído. Aparte, al regresar fue de gran ayuda divisar, a lo lejos, la torre del Monumento al Sagrado Corazón, que se eleva por encima de San Juan de Aznalfarache. Conforme avanzaba lo fui viendo más cerca, y esto me vino genial, aunque el tramo final se me hizo un tanto largo, dado que no estaban marcados los kilómetros y que no llevaba ninguna referencia real de lo que me quedaba.
En meta, paré el crono en 47:13. A pesar de las sensaciones positivas, y de todo lo que apreté, el ritmo medio fue de 4:30. No logré el objetivo. Sin embargo, me fui con un sabor de boca muy bueno, gracias al agradable rato que eché en la zona de meta. Para empezar, Juan Manuel Villalba, mi compañero de fatigas durante unos kilómetros, que entró 16 segundos después que yo, me tendió la mano cuando me vio. Eso me encantó. También charlé con unos cuantos conocidos, y, por último, estuvo conmigo María, que me está acompañando otra vez a las carreras.
En definitiva, empecé la temporada 2024-25 disfrutando de una de esas pruebas que se organizan los domingos por la mañana en los pueblos, en las que uno pasa un rato saludable y entrañable, que revitaliza cuerpo y mente.
Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 253.
% del Total de Carreras a completar: 25'2%.
Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SAN JUAN DE AZNALFARACHE.
En 2004 (año de la primera carrera corrida en San Juan de Aznalfarache), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 6'6% (hoy día 37'1%).
Completada Carrera en SAN JUAN DE AZNALFARACHE.
En 2004 (año de la primera carrera corrida en San Juan de Aznalfarache), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 6'6% (hoy día 37'1%).
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