29 de noviembre de 2016

CÓRDOBA 2016

En junio me apunté a la Media Maratón de Córdoba con la idea de correr ahora en noviembre esta célebre prueba de una vez por todas. Entonces pensé que si, llegado el momento, no se daban las circunstancias adecuadas para organizar un desplazamiento familiar a Córdoba, siempre podría ir yo solo muy temprano a la carrera y volverme después. No obstante, en octubre María me dijo que le apetecía que fuéramos todos juntos a pasar un par de días, así que al final organizamos un plan más completo.


Hace un par de semanas mi cuñada, sin saber nada de nuestros planes, nos pidió el favor de que nos quedáramos con mis sobrinas la noche que teníamos pensada pasar en Córdoba. A María y a mi nos supo mal decirle que no, así que decidimos liarnos la manta a la cabeza y llevarnos a la ciudad califal a las cuatro niñas: mis sobrinas de 5 y 7 años y mis hijas de 6 y 8. 

El día antes de la carrera me hice daño entrenando y vi que finalmente no podría correrla. El contratiempo me jodió de una manera infinita, pero esto prefiero no recordarlo demasiado. Lo que cuenta ahora es que el infortunio terminó de cambiar el plan del todo: al principio, en junio, me vi yendo yo solo a correr en media mañana, pero, llegado el momento, ahora en noviembre, ya no solo no ha habido carrera para mí, sino que el fin de semana ha girado en torno a visitar Córdoba con cuatro niñas. No obstante, fue precisamente el atractivo de este plan un poco atrevido lo que me ayudó a olvidar pronto la decepción de haberme quedado a las puertas de correr por fin la media maratón cordobesa.

El alojamiento lo teníamos pillado con Airbnb y los seis nos metimos en él sin problema. El mismo se ajustó perfectamente a nuestras necesidades, aunque no pudimos instalarnos en el apartamento hasta pasadas las siete de la tarde: es muy raro que yo tenga que trabajar un sábado por la mañana, pero en este caso tuve que hacerlo, por lo que no pudimos salir de Sevilla hasta después de comer. Una vez que estábamos ya ubicados decidimos salir a dar un paseo por el centro de la ciudad, a pesar de que a esa hora ya era de noche y lloviznaba.

Yo a Córdoba he ido bastantes veces, pero, al igual que me pasa en Madrid, Granada y Cádiz, allí tengo familia y eso ha hecho que en muchas ocasiones no haya visto más que cuatro paredes y un jardín particular. Ya a partir de 2000 sí he tenido la oportunidad de explorar la ciudad en varias ocasiones, pero no tengo recuerdos de haber visitado nada antes de ese año. No obstante, desde 2000 he ido a Córdoba cuatro veces con ánimo de conocerla (y alguna vez más, de nuevo, solo de visita familiar).


La zona donde estuvimos alojados en esta ocasión, sin embargo, no la conocía en absoluto, pero gracias a la ubicación del apartamento (estaba en la Calle María Auxiliadora) pudimos recorrer el Barrio de San Lorenzo, que es el que está al noreste del centro de Córdoba (justo en el extremo opuesto a la zona más célebre del casco histórico).

 

El sábado, dada la tardía hora a la que llegamos a la ciudad, tuvimos que olvidarnos de los planes que habíamos pensado para esa tarde y simplemente decidimos salir a dar un paseo y a cenar. Para no vagar sin rumbo nos fijamos como destino la Plaza de las Tendillas, pero nos despistamos y en vez de llegar a esta plaza acabamos frente al Palacio de Viana, después de dar una vuelta tremenda que nos llevó incluso a ver el Monumento a Manolete y la Plaza de Santa Marina. Afortunadamente, para volver nos orientamos mejor. Antes, también por suerte, encontramos en la Plaza de Don Gome, justo enfrente del Palacio de Viana, un lugar perfecto para cenar. Allí nos quitamos todos el hambre y eso hizo que la vuelta, pese a que seguía lloviendo, no se hiciera tortuosa (cenamos en la Taberna Viana, que debe petarse en otros momentos, pero que en esa noche lluviosa y algo desangelada estaba vacía, por lo que estuvimos a nuestras anchas, pese a que el bar no es muy grande. Allí nos pedimos unas tapas de tortilla, unos pinchos de pollo y media ración de croquetas de jamón, y con eso nos dimos todos por cenados. Nos atendieron con cordialidad y el precio estuvo ajustado).

La excursión del sábado por la noche no tenía un objetivo claro, solo queríamos pasear y por eso tampoco nos importó demasiado perdernos, pudimos ver el Barrio de San Lorenzo y el de Santa Marina, y con eso nos fuimos felices a la cama. El domingo, sin embargo, sí que teníamos un objetivo claro, por lo que espabilamos para no volvernos a perder. La mañana empezó tranquila, nos levantamos sin despertador y desayunamos bien en el apartamento para coger fuerzas, pero a las once nos pusimos en marcha con la idea fija de llegar atravesar el Barrio de la Catedral y llegar hasta el Alcázar de los Reyes Cristianos. En Córdoba, el atractivo de la Mezquita-Catedral hace que siempre que voy de turismo acabe visitándola (he entrado tres veces). Sin embargo, esta vez quería conocer algo nuevo, por lo que decidimos que íbamos a prescindir de entrar de nuevo allí y que íbamos a explorar el Alcázar. En nuestro periplo matutino tuvimos que pasar junto a la Mezquita-Catedral y estuvimos tentados de volver a entrar, pero nos resistimos a sus cantos de sirena y continuamos un poco más. Para entonces llevábamos caminando con las niñas más de una hora, ya que atravesamos el centro de extremo a extremo. Durante el trayecto hicimos breves paradas en la Plaza del Poeta Juan Bernier, en los Jardines de Orive y en la Calle Claudio Marcelo, donde nos hicimos unas fotos delante de las ruinas romanas que allí hay.


Luego recorrimos la Calle San Fernando y atravesamos el Arco del Portillo para llegar a la Mezquita-Catedral por esas calles tan bonitas que conformaban el corazón de la ciudad en época musulmana. En nuestra visita a Córdoba del año 2014 ya habíamos estado por esa zona.



El pateo que nos dimos fue apañado, las niñas respondieron como campeonas, hubo que poner cuidado en que ninguna se nos descalabrara o se nos perdiera, como es normal con la edad que tienen, pero se portaron como auténticas jabatas. Por ello, al llegar a la Plaza Campo Santo de Los Mártires, que está frente al Alcázar, se merecían un tentempié antes de visitar el mismo.


Para dar un respiro a las chicas nos metimos en La Flor del Azahar, el bar más cercano que encontramos, con la idea de tomar una media mañana. Lo malo fue que la mitad de la mañana, tras nuestro periplo, quedaba ya algo lejos, pasaban las 12 y en el bar ya no servían tostadas. Por suerte, en Andalucía, las tostadas con jamón y aceite de oliva, a partir de las 12 pasan a llamarse bocadillo de jamón. En muchos sitios ambas cosas son lo mismo, solo que desde el mediodía el pan no va tan tostado y la consumición vale el doble. No obstante, en este caso el bocadillo de jamón que nos pusieron tenía un buen tamaño, no se como sería la tostada, pero con el bocata bastó para que todos recobráramos fuerzas y afrontáramos con energía la visita al Alcázar, de la cual hablaré en otro post.

La visita la hicimos con total parsimonia, las chicas volvieron a portarse de miedo y pudimos explorar con detenimiento el edificio, pero al salir el hambre apretaba de nuevo y la papeleta ya no se solventaba con un piscolabis, porque eran casi las tres. En ese momento se planteó la típica circunstancia en la que las cosas pueden salir muy bien o muy mal, dependiendo de la suerte: no teníamos pensado ningún lugar adonde ir a comer, no conocíamos la zona y la misma es muy turística, así que eran altas las probabilidades de acabar siendo timados en un restaurante para guiris y/o acabar comiendo con cuatro niñas en un lugar poco apropiado para peques (por estar muy lleno, por la distribución,...). En este caso, sin embargo, la diosa fortuna decidió que el último detalle del fin de semana también iba a salir redondo y el lugar donde nos metimos por pura casualidad, llamado La Posada del Caballo Andaluz, fue perfecto: el restaurante, al que se entra por la Calle San Basilio, ocupa una casa entera y conserva la estructura de la misma, con una serie de habitaciones distribuidas alrededor de un patio central techado. Gran parte del restaurante estaba hasta los topes, pero en el piso de arriba había aún una habitación bastante grande que estaba medio vacía. A un lado de la misma había una familia bastante amplia, pero al otro lado, tras una zona de mesas que no estaban llenas, junto a una ventana con bonitas vistas (no nos arrinconaron), había sitio de sobra para que comiéramos a nuestras anchas. Estábamos en el centro de Córdoba e iba a comer tranquilo y rico, por ello hubiera pagado medio riñón, pero lo mejor es que no hizo falta: nos atendieron a la perfección, pedimos lo que quisimos (salmorejo, ensalada, croquetas, huevos fritos e incluso dos tartas de chocolate de postre) y el precio fue más que ajustado.



El fin de semana acabó, por tanto, de maravilla. Tras comer volvimos a pasar por la zona de la Mezquita-Catedral y nos dimos un paseo por la orilla del Río Guadalquivir, ya no por turismo, sino porque el coche lo habíamos dejado en la zona del apartamento y atravesar de nuevo el centro, andando en dirección contraria, no era una opción. Por ello buscamos la forma de volver en bus y fue eso lo que posibilitó que nos diéramos ese paseito tan agradable junto al río. Ese último rato fue el colofón perfecto a un día y medio muy diferente al que había pensado en un principio, pero que acabó siendo entrañable.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado CÓRDOBA.
En 2000 (primera visita real), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Córdoba: 16'6% (hoy día 33'3%).
En 2000 (primera visita real), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 17'1% (hoy día 31'7%).

Reto Viajero TESOROS DEL MUNDO
Visitado CÓRDOBA.
En 2000 (primera visita real, aunque incompleta aún para este reto), % de Tesoros ya visitados de la España Musulmana: 50% (hoy día, estando aún esta visita incompleta, 50%).
En 2000 (primera visita real, aunque incompleta aún para este reto), % de Tesoros del Mundo ya visitados: 2'6% (hoy día, estando aún esta visita incompleta, 4%).

Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado CÓRDOBA.
En 2000 (primera visita real), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Córdoba: 1'3% (hoy día 4%).
En 2000 (primera visita real), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 4'3% (hoy día 18'9%).


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