28 de marzo de 2017

CARRERA POPULAR UPO 2017

Lo cierto es que a la Carrera Popular Universidad Pablo de Olavide probablemente nunca habría ido, si no hubiera aparecido una razón extradeportiva para hacerlo. De hecho, ya se habían celebrado dos ediciones de esta prueba, y no me había sentido tentado a participar en ninguna de ellas, dado que, en principio, correr 8 kilómetros por el interior del campus de una universidad, que se encuentra en mitad de la nada, camino de Dos Hermanas, no parece demasiado atractivo. Además, vivo en la periferia de Sevilla, pero en dirección opuesta, y, salvo que las carreras se organicen en municipios en los que no haya competido aún (que no es el caso de Dos Hermanas), o que se me metan por los ojos por alguna razón especial, la verdad es que tiendo a apuntarme a citas que queden lo más cerca posible de casa.

Sin embargo, el año pasado estuve unos meses trabajando en un proyecto con la responsable de comunicación de la Fundación Pablo de Olavide, y, durante ese tiempo, me enteré de que esta organización es la encargada de la montar la carrera. Mi compi de trabajo, por tanto, está también muy implicada en la puesta en marcha de la prueba, y, en vista de eso, en su día le dije que, como corredor, no faltaría a la próxima edición, que menos.


En consecuencia, el pasado sábado me fui para el Campus de la UPO, con la idea de correr por él, y, también, con la intención de echarle un ojo, ya que nunca había estado allí. La Olavide es una universidad que se creó en 1997, y que tiene un campus bien organizado y compacto, que está cerrado incluso por una valla. La Universidad de Sevilla, la de toda la vida, tiene sus centros repartidos por el casco urbano de Sevilla, y, pese a que se ha intentado que los mismos estén dispersos lo menos posible, la verdad es que tiene facultades y escuelas ubicadas en diversos puntos de la ciudad. La Olavide no es así, eso lo sabía, pero lo que no me imaginaba es que sus instalaciones fueran tan amplias.



El caso es que el Campus de la UPO es lo suficientemente grande, como para organizar por él una carrera de 8 kilómetros a una sola vuelta. Como dije al principio, a la misma no fui por motivos estrictamente deportivos, pero, una vez que ya me había mentalizado para ir, era preceptivo hacerlo lo mejor posible. Afortunadamente, la prueba no era temprano y no tuve que pegarme un madrugón importante, pero al salir de casa temí que me iba a mojar un poco. En efecto, la mañana amaneció lluviosa, no chispeaba, pero las nubes sí descargaban grandes chaparrones, de forma dispersa. Por la noche, sin embargo, había diluviado insistentemente, de manera que, aunque a la hora de empezar la competición el tiempo estaba solo inestable, el agua caída durante las horas nocturnas había convertido un tramo del recorrido, que iba a discurrir por tierra, en un intransitable fangal. Eso hizo que los organizadores tuvieran que modificar parte del circuito. Debido a ello, el trazado pasó de medir 8 kilómetros, a medir 7. El problema fue que nadie avisó de esa eventualidad, por lo que la descubrí de sopetón. El cambio fue algo muy de última hora, como lo demuestra el hecho de que los puntos kilométricos, que estaban fijos, no se pudieran mover y estuvieran, la mayoría, mal ubicados. Yo nunca había visto unos indicadores kilométricos tan currados, dicho sea de paso. Estaban colocados cada 500 metros, y conmemoraban los 250 años de la puesta en marcha de un proyecto ilustrado, encomendado a Pablo de Olavide, mediante el que se pretendió repoblar una gran extensión de terreno deshabitado que existía en Andalucía. Para llenar ese espacio se crearon una serie de nuevos pueblos, que hoy perviven (por ejemplo La Carlota, que se encuentra en la provincia de Córdoba).


Aparte del problema del cambio de recorrido (inevitable, aunque sí se podría haber avisado por el megáfono unos minutos antes de la salida) y de la inexplicable (y grave) circunstancia de que no hubo agua en meta (tampoco esto lo había visto nunca, solo dieron bebidas isotónicas), hay que decir que la carrera estuvo organizada con mucho mimo, lo cual se agradece.

Por mi parte, salí demasiado fuerte, no me había colocado bien en la salida y, para adelantar gente, apreté excesivamente en los dos primeros kilómetros (hice el primero en 3:44, se me fue un poco la pinza).



Luego moderé el ritmo, pero la carrera tuvo una cantidad enorme de rotondas y de giros cerrados (algunos incluso de 180º), así como algún que otro estrechamiento, por lo que no llegué, en ningún momento, a alcanzar un ritmo crucero, y fui incómodo hasta el final. La siguiente imagen muestra como era el circuito original. En el modificado, se suprimió el paso por la pista de atletismo y se incluyeron algunas revueltas más por otras zonas.


En cualquier caso, me fui contento, porque la semana pasada acusé la falta de punch en pruebas cortas, por no haber participado en ninguna en cuatro meses, y en esta carrera, en cambio, ya me vi mucho más potente, por lo que pasé del ritmo medio de 4:14 el kilómetro del otro día, a un decente 4:07 (puesto 77 de 712 finishers).


La carrera estuvo bien, hubo que sortear algunos charcos enormes, pero tuve suerte y, finalmente, no me cayó ni una gota (los que llegaron últimos, por desgracia, no pueden decir lo mismo). Tras la prueba, aproveché para conocer personalmente a unas cuantas personas, de esas que, desde el punto de vista laboral, es importante que te pongan cara, y, en líneas generales, di por bueno el desplazamiento hasta Dos Hermanas. Si puedo, volveré a participar en esta cita el año que viene.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 196.
% del Total de Carreras a completar: 19'5%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en DOS HERMANAS.
En 2002 (año de la primera carrera corrida en Dos Hermanas), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 3'8% (hoy día 34'2%).


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