10 de marzo de 2017

MEANDRO DE MONTORO 2017

En el post dedicado a la Real Colegiata de Santa María la Mayor de Antequera expliqué cual es el criterio que seguí para hacer mi lista de los monumentos andaluces que hay que visitar sin excusa, pero entonces solo hablé de los que están hechos por el hombre y no dije nada de los naturales, que también están en esa lista y que tuvieron su propio criterio de selección. Realmente, para encontrar una fuente relevante que me ayudara a elegir los monumentos hechos por la mano humana más destacados de Andalucía tuve que complicarme un poco la vida, pero en el caso de los naturales la fuente estuvo mucho más clara, ya que la Junta de Andalucía creó en 1999 la figura Monumento Natural de Andalucía para agrupar a los espacios o elementos de la naturaleza que destacan por su rareza o belleza, y que merecen ser objeto de una protección especial (pueden ser geológicos, bióticos, geográficos, ecoculturales o mixtos, y se pueden considerar también como tales las formaciones geológicas, los yacimientos peleontológicos y los demás elementos inorgánicos que tengan un interés especial por la singularidad o importancia de sus valores científicos, culturales o paisajísticos).

El caso es que los Monumentos Naturales de Andalucía son un conjunto de enclaves que pueden recogerse directamente en una lista. En la provincia de Córdoba hay tres y uno de ellos es el Meandro de Montoro. El mismo es un tramo del Río Guadalquivir de unos cinco kilómetros de extensión en el que este discurre encajonado en un meandro de curvatura muy acusada, formando uno de los ejemplos más espectaculares de este tipo de formaciones en la Península Ibérica.


El pasado fin de semana, además de explorar bien el casco histórico de Montoro, teníamos como objetivo recorrer también su Meandro y conocerlo bien. Durante gran parte de la mañana del domingo estuvo chispeando, por lo que la visita estuvo pendiente de un hilo, pero a las doce, cuando ya no quedaba otra que arriesgarse o renunciar, decidimos hacer la ruta. Fue una decisión acertada, porque apenas si cayeron cuatro gotas más.

Al nivel del río bajamos por el extremo de la parte de Montoro que queda más encajada en el meandro. Como en esa parte no hay puente para cruzar a la otra orilla, nos dirigimos a la izquierda siguiendo el curso del río y recorrimos el trozo de la zona declarada Monumento Natural que queda a los pies del centro de la población.


En esa parte lo que hay es un camino de tierra bien preparado que deja el río a su derecha. Entre el camino y el agua hay un buen número de huertas que, de hecho, forman parte del Monumento Natural Meandro de Montoro de manera explícita, ya que se pretende proteger también esa forma tradicional y sostenible de explotar la tierra, que es compatible con la preservación de la riqueza natural y biológica de la ribera. Ese uso de la orilla como huerta y la dinámica natural del río, que crece de vez en cuando, ayudan a preservar los laterales del río de ocupaciones más agresivas.



En nuestro caso, tras recorrer esa parte del camino llegamos, finalmente, al puente por el que queríamos cambiar de orilla. Ese puente se inauguró en julio de 2009, por lo que hace apenas diez años no hubiera sido posible realizar el cómodo recorrido casi circular que nosotros hicimos.


Tras cruzar el puente caminamos, ya en la otra orilla, por la parte más arreglada del recorrido. En ese tramo fuimos por una acera que está muy bien para pasear e incluso para correr, sin mancharse los zapatos. Desde la valla vimos bonitas vistas del pueblo, del meandro y del camino por el que habíamos caminado antes de atravesar el puente, pero también pudimos observar que por la parte más cercana al río, en ese trozo es imposible avanzar.



Tras un rato caminando por esa acera divisamos el Puente de las Donadas, construido con piedra molinaza en 1498. Este es el puente tradicional de Montoro y une el núcleo principal de la población con el barrio de Retamar.


Antes de llegar al Puente vimos que se podía bajar de la zona peatonal y no lo dudamos dos veces. El acceso al nivel inferior realmente está construido para que se pueda uno acercar a la Fuente de la Oliva, otro emblemático lugar de Montoro. Se trata de un manantial que ya existía a finales del siglo XV, aunque la estructura actual con los caños es posterior. Esta construcción es uno de los elementos de patrimonio monumental que están insertos en el Monumento Natural Meandro de Montoro. Por desgracia, había bastante basura en los alrededores de la Fuente, aunque conseguí que no se notara mucho en la fotografía.


En ese punto vimos que la parte agreste que va pegada al río ya era más transitable y que había un acceso a ella desde la plataforma de la Fuente. El día anterior nos habían comentado que hace un tiempo (no se si dos o tres años), habilitaron por esa zona un paseo para que se pudiera recorrer el meandro al nivel del río. El Guadalquivir, sin embargo, tiene sus propios ciclos y no pareció muy dispuesto a permitir que aquello durara mucho, de manera que el camino no aguantó ni un invierno. En la actualidad, aún se pueden ver los restos de la valla de madera que se construyó, aunque me parece a mí que dentro de no mucho ya no quedará nada.




En cualquier caso, pese a que las crecidas del río no permiten que ninguna estructura se mantenga en esa zona de manera perenne, la verdad es que la misma es transitable, hay un caminito que, dado lo que había llovido, estaba bastante embarrado, pero que pudimos recorrer sin problemas. Finalmente, tras un rato pasamos por debajo del Puente de las Donadas y accedimos a la parte del Meandro que más me gustó. En ella se puede, incluso, tocar el agua del río, que el domingo iba bastante embravecido (razón por la cual no llegué a acercarme tanto como para meter la mano).


El hecho de que nos encontráramos, en esa parte, con arena de playa da muestras de que por ahí el agua corre de vez en cuando. No debe ser una cosa muy brutal, porque los bancos que pusieron resisten a duras penas, pero está claro que tampoco es una zona por la que puedan pasear los abuelos de Montoro con facilidad.



La parte final del recorrido que hicimos fue la más desoladora, aunque las vistas siguieron siendo una maravilla.


Sin embargo, al llegar al punto donde el Monumento Natural se ensancha nos encontramos con el típico merendero que, seguramente, un día se construyó con buenas intenciones y con algún tipo de partida presupuestaria puntual, pero que luego no se ha mantenido... o quizás es que se construyó en una zona poco apropiada que también se inunda...

El caso es que había repartidas por la planicie un montón de mesas con bancos y varias barbacoas de piedra, pero es evidente que aquello no se usa. Un poco más allá, cruzamos un riachuelo que desemboca en el Guadalquivir y accedimos a la Huerta de la Isla, una zona donde en su día había huertas que, con las crecidas, quedaban aisladas. En ese lugar se construyó un Arboreto para la educación ambiental que gestionaba el Ayuntamiento, pero que está cerrado y que, al igual que el merendero, se encuentra algo deteriorado (sobre todo el edificio y la valla, los árboles que se ven en el interior parecen estar bien).



Tras bordear la valla del Arboreto llegamos al Puente de Hierro, por el que volvimos a pasar por encima del río.



Tras cruzar el Puente de Hierro y salvar una buena pendiente volvimos a acceder al casco urbano de Montoro. Al final de esa cuesta hay un mirador desde el que nos despedimos el Meandro disfrutando de otra bonita vista. Está claro que el Meandro de Montoro no es una de esas maravillas naturales que quitan el hipo, pero tras recorrerlo casi en su totalidad puedo decir que bien ser merece un detenido paseo.


Reto Viajero MARAVILLAS DE ANDALUCÍA
Visitado MEANDRO DE MONTORO.
% de Maravillas de Andalucía visitadas en la Provincia de Córdoba: 45'5%.
% de Maravillas de Andalucía visitadas: 33'9%.


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