19 de abril de 2017

ALMERÍA 2017

El hecho de que los amigos se vayan a vivir lejos es algo que no le gusta a nadie. Normalmente, si la relación es estrecha el contacto no se pierde, pero, ante la lejanía, inevitablemente pasa a ser más difícil que el trato sea fluido. Hay, sin embargo, algo a lo que se le puede sacar partido si un amigo de confianza se instala en otro sitio, y es que gracias a ello uno acaba teniendo una buena excusa para ir a ese lugar, con el valor añadido de que, pasado un tiempo, nuestro amigo será allí casi un autóctono que podrá mostrarnos su entorno de una manera mucho más certera.

En mi caso, nunca había estado en Almería hasta 2003, que fue el año en que mi amigo Fran se fue a estudiar allí. Luego, habida cuenta de que él ha echado raíces por aquellas tierras, he vuelto en 2005, en 2006 (dos veces) y en 2010, en esta última ocasión para asistir a su boda. Aparte, en 2007 estuve una semana en Cabo de Gata (la localidad con ese nombre pertenece al municipio de Almería y está dentro de los límites del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. En ella viven de manera perenne unas 1.500 personas, pero como está al borde del mar y en un entorno de total tranquilidad, en verano es un lugar muy recomendable para disfrutar de la playa).


Como se puede comprobar, entre 2003 y 2007 nos dejamos caer por Almería con cierta frecuencia.



Luego nacieron las niñas y se hizo difícil ir hasta allí con tanta ligereza (son un buen puñado de kilómetros), y también se complicó lo de invadir las casas ajenas para dormir. Por ello, salvo la ida a la boda de 2010, en los últimos diez años no habíamos vuelto a Almería.

Para esta Semana Santa, sin embargo, ha surgido la posibilidad de juntarnos todos los amigos, con la prole incluida, en una casa que tiene la familia de la mujer de mi amigo en Retamar, que es un núcleo que también pertenece a Almería, pero que está aislado, justo al borde del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Hasta ahora lo de reunirnos allí no había cuajado, pero hace unos meses el tema se planteó ya en términos serios y hemos sido cuatro familias las que hemos acabado yendo a pasar en ese chalet los días de vacaciones de Semana Santa. Hace casi un año, en el tercer post que escribí en este blog, hablé del fin de semana que pasé en Cazalla de la Sierra con casi los mismos amigos (repetimos tres, se ha caído del presente plan uno, pero en cambio se ha unido el almeriense). Diez meses después hemos materializado otra escapada juntos, ojalá se convierta en una tradición y dentro de otros diez o doce meses pueda escribir otro post sobre otra iniciativa similar.

En esta ocasión, como he dicho, hemos estado en Retamar y no hemos pisado la capital almeriense, que está a unos 10 kilómetros. Retamar es una zona residencial que solo tiene unos pocos cientos de metros paralelos al mar, pero que hacia el interior se alarga unos 3 kilómetros. Su límite por el este es la Rambla del Agua, que marca el inicio del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Por el sur, el límite es el Mar Mediterráneo y por el oeste, desde la celebración de los XV Juegos del Mediterráneo en 2005, lo que hay es otro núcleo adyacente, El Toyo, construido en el marco de ese evento, y que está separado de Retamar por un largo parque que hace de frontera (el Parque de Alborán).


En 2010 yo ya había estado en El Toyo, ya que allí está el Hotel Barceló Cabo de Gata, que es donde mi amigo celebró el convite de su boda. María y yo nos alojamos también allí ese día, de manera que a la mañana siguiente, antes de volvernos, tuvimos ocasión de dar un buen paseo que nos llevó hasta la Plaza del Mar, un amplio espacio al borde del mar lleno de locales de ocio y restauración al aire libre, dispuestos alrededor de una laguna artificial. Toda esa zona es eminentemente turística y gira en torno a los hoteles que hay allí y al campo de golf que tienen al lado. También hay en El Toyo una serie de urbanizaciones que se construyeron para alojar a los deportistas que participaron en los Juegos del Mediterráneo y que luego se vendieron a particulares.

Por otro lado, en 2010 también estuvimos en Retamar, pero nuestra estancia allí se limitó a visitar La Trastienda, un bar donde tomamos algo cuando acabó la celebración de la boda en el hotel.

En esta ocasión, sin embargo, la cosa ha sido distinta. Retamar lo hemos visitado bien, pero en El Toyo no hemos estado para nada (en la foto de abajo estoy en el extremo sur del parque que hace de frontera entre los dos núcleos, que parecen uno solo).


Realmente, Retamar no es un núcleo que tenga nada de especial. El mismo se divide en tres partes: la norte, que está separada del resto por la N-344 (allí no hemos estado), la centro, que tiene una zona de servicios donde solo estuvimos para ir a la frutería, y la sur, que empieza en la AL-3115 y que es la que llega hasta el Paseo Marítimo, junto al cual hay más negocios a los que hemos ido de manera puntual (uno de ellos es, precisamente, La Trastienda). En esta última parte es donde está la casa en la que nos hemos alojado.

Aparte de los lugares donde se concentran los negocios, lo que hay en Retamar son casas con jardín privado, chalets y urbanizaciones de duplex, unido todo por amplias calles. Allí se respira tranquilidad.


Como he dicho, nuestro cuartel general ha estado en la preciosa casa que tiene nuestra amiga en la parte sur de la localidad. De allí hemos salido para ir a las playas que tiene el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar y también para dar algún paseo, pero en el jardín de la vivienda hemos pasado bastantes ratos.


La mayor parte del tiempo que hemos estado en Retamar, fuera de la casa, lo hemos pasado en el Parque de Alborán. En su extremo más pegado al mar está el Yelamos Toyo, un bar adonde fuimos tanto el jueves por la noche como el sábado, ya que en él se puede cenar por poco dinero mientras los niños corretean sin molestar a nadie por la amplia zona ajardinada que rodea el local.


En Yelamos Toyo volvimos a disfrutar de esa costumbre tan genial que tienen en Andalucía oriental, que consiste en subir un poco el precio de las bebidas, ofreciendo a cambio una tapa con ellas. A Jordi Cruz, el afamado cocinero de Masterchef, parece que ese hábito no le gusta, ya que opina que le resta valor a la tapa, que va como regalada, pero lugares como Yelamos Toyo le quitan totalmente la razón a su argumento: allí te dan para elegir entre una amplia variedad de tapas que, además de estar muy bien servidas, están riquísimas (tomé, por ejemplo, tataki de atún, chipirón plancha o una especie de brocheta de pollo con salsa). La única pega al sistema es que si tienes hambre, como con cada tapa te ponen una cerveza, al final te levantas un poco mareado, pero como, estando con amigos y a dos pasos de casa, eso no es un problema, la verdad es que disfrutamos de un par de veladas sensacionales.

El domingo nos despedimos con la idea expresa de repetir la reunión el año próximo. La estancia la disfrutamos a tope y aún hay muchas cosas que hacer por los alrededores. Ojalá el año que viene podamos venirnos todos de nuevo unos días.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado ALMERÍA.
En 2003 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Almería: 12'5% (hoy día 25%).
En 2003 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 21'5% (hoy día 32'2%).


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado ALMERÍA.
En 2003 (primera visita), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Almería: 1'9% (hoy día 7'8%).
En 2003 (primera visita), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 6'8% (hoy día 19'2%).


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