21 de abril de 2017

PARQUE NATURAL CABO DE GATA-NÍJAR 2017

El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es un espacio protegido que ocupa una superficie de casi 50.000 m², 12.000 de los cuales son de mar (es un parque marítimo-terrestre). Esa condición anfibia que presenta hace que incluso su parte terrestre, situada por completo en la provincia de Almería, sea famosa por su relación con el Mediterráneo. De hecho, el Parque se extiende a lo largo de 63 kilómetros de costa y es conocido por sus impresionantes playas, muchas de las cuales son vírgenes o conservan un carácter muy natural.

Pese a esto, no todo es playa y acantilados en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, también es interesante el duro paisaje de origen volcánico que muestra tierra adentro. Sin embargo, hasta el momento en mis tres visitas al Parque, incluida la del pasado fin de semana (las otras fueron en 2006 y 2007), no me he alejado apenas del mar, es más, la única concesión que he hecho hasta ahora a la naturaleza interior de la zona ha tenido que ver también con el agua salada: junto al poblado de Cabo de Gata hay una gran salina frente a la cual se ha habilitado un observatorio (el Observatorio de la Salina de Cabo de Gata) desde el que, en teoría, se pueden ver una gran variedad de aves acuáticas. En 2007 paramos en él y en esta ocasión también hemos intentado avistar, sin mucho éxito, a los flamencos que parece que viven en la laguna.


Con esta excepción, todas las demás incursiones en los terrenos del Parque Natural han tenido que ver con la costa, y en las visitas de 2007 y de este 2017 no han faltado tampoco los ratos de playa. En efecto, en 2007 visité la Playa de los Genoveses, una de las más afamadas, y también la Playa de Cabo de Gata, que es de las pocas que se pueden considerar urbanas (a ella se asoma el poblado de Cabo de Gata, por lo que tiene incluso un pequeño paseo marítimo). 


En aquella ocasión, sin embargo, pese a que estuve una semana entera en el citado poblado, fui con mi familia política a empaparme de playismo sureño, por lo que descansé mucho, pero, por contra, pude explorar el entorno más bien poco (en el post dedicado a Chiclana de la Frontera que escribí en agosto de 2016 ya hablé de lo que implica un plan playista).

En este 2017 las circunstancias tampoco han invitado a llevar a cabo planes muy intrépidos, porque hemos estado en Retamar durante tres días un total de ocho adultos y siete niños menores de 9 años, pero estaba en el ánimo de todos el aprovechar al máximo el buen tiempo y las posibilidades del entorno, por lo que a diario nos hemos desplazado al Parque Natural buscando disfrutar de sus playas. De hecho, Retamar se asoma, literalmente, al extremo oeste del Parque, por lo que el primer día ya estuvimos un rato en la Playa de Torregarcía, que es la más occidental del espacio protegido. La misma está a continuación del Paseo Marítimo de Retamar y tiene un fácil acceso desde el núcleo de población a través de un camino que atraviesa la Rambla del Agua (el límite real de los terrenos del Parque). Sin embargo, la Playa de Torregarcía es de piedras, por lo que no destaca por su comodidad y no tiene servicio alguno. Aún así, comparte con el resto de esa parte de la costa su carácter salvaje y se abre de una manera maravillosa al paisaje costero del Cabo de Gata y sus alrededores, una tierra que para algunos es un secarral desierto, pero que para mi es un oasis para los sentidos: luz y amplitud para la vista, sol para la piel, silencio para el oído y olor a mar para el olfato (del disfrute del gusto también hablaré más abajo).

El resto de las playas que visitamos en nuestros tres días de vacaciones fueron más cómodas que la de Torregarcía. La que más me gustó fue Cala Rajá, una playa que está bastante escondida y que tiene un acceso un poco complicado: a ella se puede uno aproximar por una carretera estrecha pero asfaltada (aunque está hecha polvo), pero en un momento dado ya hay que coger un camino que no es fácilmente transitable con un coche normal, de hecho para recorrer la última parte del mismo ya es necesario un 4x4. Una vez recorrida esa última parte del camino (a pie si no se dispone de ese tipo de vehículo), se va hasta el agua recorriendo el final de una agreste rambla que da acceso a una calita de lo más pintoresco.






Después de semejante camino uno hubiera esperado llegar a la playa donde vivió Robinson Crusoe, pero evidentemente no eramos los único que sabíamos de la existencia de aquel rincón (es una cala que está en todos los mapas). Pese a esto, estuvimos muy a gusto (allí cayó el primer baño de mar del presente año, a pesar de que el agua estaba helada).


Ese mismo día, antes de comer, habíamos estado un rato en la Cala del Corralete, la más cercana al Cabo de Gata. Allí no tuvimos tiempo de darnos un chapuzón, pero sí pudimos disfrutar del entorno casi paradisíaco.



La otra gran jornada de playa fue la del día siguiente, que fue sábado. Nuestra idea inicial era ir a la Playa de los Genoveses o a la Playa de Monsul. Las mismas están poco antes de llegar a San José, todavía en la parte sur del Parque, y son dos de las más famosas del mismo.



El día amaneció bueno y a media mañana nos encaminamos hacia la vertiente este del Parque. Al llegar al entorno de esas playas había ya bastante gente y no fue fácil aparcar, porque los lugares de estacionamiento están muy regulados, supongo que para controlar la masificación, pero el problema real fue el viento, que hizo imposible que nos quedáramos allí (finalmente aparcamos cerca de la Playa de Monsul, pero la ventolera era apañada y la niebla tampoco ayudaba, por lo que decidimos irnos. La cercana Playa de los Genoveses parecía estar igual).


Yo en la Playa de los Genoveses ya había estado: como he dicho al principio fue de los pocos sitios del Parque que vi en 2007 (la foto de abajo está hecha en el camino que lleva a la playa y se ve en ella, al fondo, el Morrón de los Genoveses, que es el límite sur de ese arenal).


En aquella ocasión fui en julio y no me dio la impresión de que hubiera tanta gente, tuvimos que andar un rato para llegar a la playa desde el coche, igual que parece que hay que hacer ahora, pero tuve una mayor sensación de aislamiento al llegar a la primera linea de costa.

En este caso, sin embargo, no hubo ocasión de ver si en la playa había mucha o poca gente, porque no llegamos a la arena. Al ver como estaba el tema allí decidimos buscar otro lugar, y, para ello nos pusimos en manos de nuestros anfitriones almerienses, que asumieron la responsabilidad y decidieron que fuésemos a la Playa del Arco, que está junto a Los Escullos, unos kilómetros más al norte. Yo, la verdad es que no tenía apenas esperanzas de que allí el tiempo fuera a estar mejor, pero ciertamente me equivoqué del todo, porque al llegar a Los Escullos ni había niebla ni soplaba el viento.


No creo que fuera la orientación de la playa la responsable de la diferencia, ya que, como se puede ver en el mapa de abajo, tanto la playa que está junto a Los Escullos, como las dos que están al sur de San José, miran al este. Sin embargo en estas no se podía estar y en la Playa del Arco sí, eso lo comprobamos nosotros mismos.


El caso es que en la Playa del Arco encontramos libre el extremo de la misma que está más pegado a Los Escullos y allí colocamos nuestro campamento, en el que estuvimos muy a gusto todo el día. En esta playa cayó el segundo baño marino del año, hacía muchísimo tiempo que no me metía en un agua tan fría (ni siquiera la del Mar Cantábrico en verano está tan congelada), pero la temperatura en la arena era magnífica y logré bañarme tras pasar un buen rato al sol.


El acceso a la Playa del Arco es muy cómodo, ya que se puede dejar el coche muy cerca, pero en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, incluso en esas circunstancias, se ve uno rodeado de un entorno natural alucinante.


Pese a todo lo dicho, sí hay un lugar que he visto en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar las tres veces que lo he visitado y que no está relacionado con las playas, y es, como no, el Cabo de Gata, el accidente geográfico que, por su importancia, marca todo el entorno circundante. En la misma punta del cabo hay un faro al que no se puede acceder, pero un poco más abajo está el Mirador de las Sirenas, desde donde se puede uno asomar al precioso Arrecife de las Sirenas.



La carretera que lleva al Cabo de Gata no tiene salida, pero del final de la vía asfaltada sale un camino de tierra que permite avanzar un poco (no mucho) y ver el faro desde el otro lado. Desde allí también se puede observar el Arrecife de las Sirenas desde arriba.



En 2007 llegamos incluso algo más allá, a lo alto del Acantilado de Vela Blanca, pero para eso hay que recorrer en sentido inverso la última parte de la carretera que lleva al Cabo y bordear la costa por donde se puede. La panorámica desde la parte alta del Acantilado es impresionante, se mire para donde se mire.



Para acabar con buen sabor de boca, y nunca mejor dicho (faltaba mencionar el disfrute para el sentido del gusto que nos brindó el Parque), tengo que hablar de la comilona que nos dimos en el Restaurante Bar El Faro, el lugar más cercano al Cabo de Gata en el que se puede regalar uno un homenaje culinario.


El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es un lugar bastante árido y además está protegido, por lo que hay amplios espacios de terreno en los que no encuentra uno ni un alma. Hay, sin embargo, oasis dispersos como este restaurante, que se encuentra en un lugar aislado pero maravilloso. Allí disfrutamos el viernes de un delicioso arroz negro, por gentileza de nuestro amigo anfitrión.


Tan solo tres días en tierras almerienses bastaron para cargar bien las pilas. Esa esquina de España tiene el don de servir como bálsamo contra el estrés. El hecho de que mi amigo Fran haya echado allí raíces garantiza que no será esta la última escapada que hagamos a esa zona.


Reto Viajero MONUMENTOS DESTACADOS DE ESPAÑA
Visitado PARQUE NATURAL CABO DE GATA-NÍJAR.
En 2006 (primera visita), % de Monumentos Destacados de España visitados en Andalucía: 62'5% (hoy día 75%).
En 2006 (primera visita), % de Monumentos Destacados de España visitados: 31% (hoy día 39%).


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