30 de enero de 2018

MEDIO MARATÓN DE SEVILLA 2018

Me costó trabajo, pero este año decidí no correr el Maratón de Sevilla para, entre otras cosas, poder ir a tope en el Medio Maratón de Sevilla, que se ha disputado cuatro semanas antes. Ya asumí hace tiempo que cuando me pongo un dorsal me embalo seguro, así que desde entonces me concentro siempre en llegar fresco a las citas que más me importan y no me apunto a carreras preparatorias, los entrenamientos los realizo por mi cuenta y cuando compito lo hago para darlo todo, dentro mi modesto nivel. Esa mentalidad ha provocado, precisamente, que para poder correr con garantías el Maratón de Sevilla haya estado varios años sin participar en la media de la ciudad.

Como saben todos los corredores sevillanos, el Medio Maratón de Sevilla se llamó hasta 2015 Media Maratón Isla de la Cartuja. Apenas un par de meses antes de la celebración de esa edición de 2015 se intentó crear otra media maratón en Sevilla que llevara el nombre de la ciudad y que circulara por el centro, pero el proyecto acabó en fracaso absoluto, ya que el Ayuntamiento desautorizó la disputa de la carrera cuando solo quedaban cuatro días para la cita. Aquello fue muy sonado, pero no impidió que dos meses después se disputara la tradicional Media Maratón de La Cartuja, organizada por el Club Atletismo San Pablo, que sí contaba con el beneplácito del consistorio. Realmente, era ilógico y absurdo que en Sevilla se celebraran dos pruebas de 21 kilómetros en menos de tres meses y para 2016 se tomó la decisión correcta, a mi modo de ver, que era convertir la Media de la Cartuja en el medio maratón oficial de la ciudad, sacando su recorrido de la Isla de la Cartuja. Así pues, en 2016 la media maratón de toda la vida ya se llamó Medio Maratón de Sevilla "Isla de la Cartuja" y discurrió por el casco histórico por primera vez en dos décadas. En 2017 la transición se acabó de realizar y la prueba, pese a que conservó la antigüedad (de manera explícita fue la edición 22), ya se llamó simplemente Medio Maratón de Sevilla. Este año se ha disputado la edición número 23 y, de nuevo, la referencia a la Isla de la Cartuja ya no ha aparecido por ningún sitio, pero la fecha ha sido la de siempre (el último domingo de enero) y el final ha estado ubicado, como de costumbre, en el Estadio de la Cartuja. El circuito, por otro lado, ha sido el moderno: ya no se dan vueltas y vueltas por los terrenos de la antigua Expo'92, sino que se ha diseñado un trazado que no deja de lado ninguno de los highlights sevillanos.


Esa y otras novedades han sido las que han hecho que me apeteciera tanto volver a disputar esta carrera. Mi primera participación en la Media de la Cartuja data de 2003, en aquella ocasión se disputó su octava edición y para mí fue la tercera media de mi vida (acabé en 1h34). Después terminé la prueba cuatro veces más (2004, 2006, 2009 y 2010), la de 2009 fue la peor media maratón de mi trayectoria deportiva (1h50), pero en 2006 y 2010 corrí en 1h29.


En 2004 acabé en 1h31 y a eso hay que añadir que en la edición de 2014 me retiré en el kilómetro 17. Mi relación con la Media Maratón de la Cartuja, por tanto, viene de lejos, su recorrido siempre fue feo y frío a más no poder (la Isla de la Cartuja es un parque empresarial y una zona universitaria donde no hay un alma los domingos por la mañana), pero la realidad es que la organización nunca pretendió engañar a nadie con eso y, en cambio, siempre ofreció una competición bien montada y muy rápida (la zona es llana como un plato). Dentro de la Isla de la Cartuja el recorrido de la carrera cambió casi todos los años, hubo alguna edición, incluso, en la que se atravesó parte del vecino barrio de San Jerónimo o se corrió por el paseo peatonal que bordea el Río Guadalquivir por la otra orilla, pero la realidad es que la Media de la Cartuja estaba un poco escondida y daba mil vueltas.


Como he dicho, pese a sus pegas, la Media Maratón de la Cartuja a mí siempre me gustó, pero desde 2014 no había vuelto a correrla. Ese año me retiré porque había estado con fiebre muy alta debido a una gripe hasta el martes anterior a la prueba, fui bien 15 kilómetros, pero me tuve que echar a andar totalmente exhausto poco después, y no quise acabar arrastrándome. Luego, en 2015, 2016 y 2017 decidí, con buen criterio, que correr la media acababa siendo contraproducente para mi participación en el Maratón de Sevilla y no me inscribí, pese a que no me faltaron ganas para sacarme el dorsal, sobre todo desde que me enteré de que el circuito ya recorría las partes más bonitas de la ciudad. Por eso, este año le he dado la vuelta al planteamiento y he sacrificado la prueba reina para correr la 23ª edición del Medio Maratón de Sevilla.


Tengo que decir que llevaba mucho tiempo reclamando para Sevilla una media como las que he corrido en otras ciudades, porque aquí solo se echaba toda la carne en el asador, en lo que a recursos se refiere, en el maratón. La Media de la Cartuja era entrañable, pero no tenía el estatus que debe tener una prueba de 21 kilómetros en una ciudad como Sevilla. Ahora eso ha cambiado, por fin, y el remozado Medio Maratón de Sevilla ya no solo tiene un recorrido alucinante, sino que recibe la cobertura que se merece, su distancia está homologada y tiene detalles como la feria del corredor o la salida por cajones, que le dan al evento un nivel de seriedad importante.


Aparte de todo lo comentado, desde el punto de vista personal la carrera fue muy bien. La salida tuvo lugar a las nueve de la mañana, lo que hizo que tuviera que pegarme un buen madrugón. Lo menos bueno que tuvo la prueba, además, fueron las distancias que hubo que recorrer antes de empezar, para dejar el coche, ir hasta el guardarropa (al que se accedía por la Puerta N del Estadio de la Cartuja) y para llegar luego hasta la salida, ubicada en la Avenida de Carlos III. En esta calle se coloca desde hace unos años la salida del maratón, porque es una avenida muy amplia, larga y apartada, perfecta para organizar a una multitud antes de una carrera. La última vez que participé en la Media de la Cartuja llegaron a meta poco más de 1.200 personas, pero el domingo acabaron casi 8.000 corredores, por lo que ya era necesaria una salida preparada para las masas. Lo que sucede es que la salida del maratón siempre se coloca en la parte de la Avenida de Carlos III más cercana al Estadio, pero en este caso la entrada a mi cajón (que era el primero) estaba a unos 2.000 metros de la puerta del guardarropa, por lo que tuve que avanzar al trote un buen trecho hasta que logré llegar a él.

Más allá de eso, todo estuvo muy bien organizado, la salida se dio con puntualidad y no me encontré tapones al echar a correr. Nada más salir vi, unos metros más adelante, el globo de 1h30 y me dispuse a intentar que no se me fuera demasiado rápido. Lo bueno fue que me encontré muy bien desde el principio, sin forzar hice los dos primeros kilómetros a 4:20 y gracias a eso empecé a ver como le comía terreno al globo hasta alcanzarlo. Pasado el segundo kilómetro me coloqué a su altura y, sin pretenderlo, poco después lo dejé atrás. Ese principio fue una gozada, me sentía fresco y fue un acicate ir rodando a ese nivel sin ir forzado. Luego comprobé que la liebre no iba marcando con exactitud el ritmo, sino que iba acumulando algo de retraso, pero yo eso aún no lo sabía y me motivó llevar el globo detrás todo el rato.

Esa primera parte de la carrera fue, probablemente, la más fría de toda, porque no hubo mucho público animando, ni siquiera en la parte de Triana que atravesamos (recorrimos la Calle López de Gomara y la Ronda Triana, las arterias más amplias del barrio). Era muy temprano y fuimos por calles muy amplias, lo cual se notó en el ambiente. Después de dejar atrás Triana, nos metimos de nuevo en la zona de la Cartuja, y hasta que no llegamos al Puente de la Barqueta, en el kilómetro 8, apenas si volvimos a ver gente en las aceras. Yo iba fenomenal, estable y cómodo, pese a que iba haciendo kilómetros incluso a 4:14. El Puente de la Barqueta sí estuvo muy animado, porque era un punto por el que íbamos a volver a pasar al final y allí se congregó más público. En el kilómetro 10 marqué 43:11 y empezó a costarme más trabajo mantener el ritmo, pero a partir del 12 apreté un poco los dientes y pude mantenerme constante.


Pasado el ecuador de la prueba ya no iba tan suelto, como es lógico, pero los kilómetros siguieron cayendo sin percances. Pese a todo, se me había ido un poco algún parcial y ya intuía que el globo de la 1h30, que seguía a mí espalda, no estaba marcando el ritmo de manera correcta, porque yo pasé por el kilómetro 15 en 1h04:43, el globo tendría que haber pasado por ahí casi clavando 1h04 y, en vez de eso, lo llevaba unos 15 o 20 segundos por detrás desde hacía mucho.


A falta de 5 kilómetros ya calculé que no iba a bajar de 1h30, pero como ese nunca fue mi objetivo real tampoco me importó, mi intención era mantenerme estable en torno a los 4:20 por kilómetro y lo conseguí, al final ya con bastante esfuerzo.

El paso por el centro de Sevilla fue precioso. Antes ya habíamos atravesado el Parque de María Luisa y tampoco había faltado el tramo que bordea el Río Guadalquivir y que pasa por debajo de la Torre del Oro, por ejemplo. La parte del centro, sin embargo, fue la más emocionante, no quedaba mucho, por lo que la excitación estaba ya a flor de piel, y, además, pasamos por lugares tan emblemáticos en Sevilla como la Avenida de la Constitución, la Calle Tetuán o La Campana. Tampoco faltó el paso por debajo de las Setas de la Plaza de la Encarnación, uno de los puntos donde sí se congregó más gente.

Tras atravesar el centro de Sevilla el recorrido salió a las calles que bordean por el este y por el norte el Casco Antiguo, esa parte fue de nuevo amplia y resultó perfecta para echar el resto, porque si se conoce la ciudad ya se sabe que desde ahí hasta la meta el camino más corto y directo es el que se va a llevar. En ese tramo ya me di cuenta de que el globo de marras había desaparecido, poco antes aún creía que el mismo, con la idea de ajustar el tiempo, me iba a pasar como un avión antes del final, pero no fue así, en el kilómetro 17 eché un rápido vistazo atrás y el globo ya no estaba, por lo que ya me concentré en mantener mi ritmo sin ayudas externas.

Los cuatro últimos kilómetros los tuve que pelear y los hice sucesivamente en 4:18, 4:24; 4:19 y 4:20, el ritmo seguía siendo el mismo, pero ya me iba dejando los higadillos. Echando cábalas, vi que al final iba a rondar 1h31, para bajar de ahí tenía que meter una marcha más y ya iba forzado en quinta, así que me contenté con lo que llevaba y disfruté, como siempre, de esos 300 metros finales por el castigado tartán del Estadio de la Cartuja. He acabado carreras ahí del orden de 20 veces, pero me sigue gustando la sensación de bajar la cuesta del Túnel Sur, salir al casi desierto interior del estadio y dar esa última vuelta gozando de ella. Como de costumbre, las gradas de la recta de meta sí estaban llenas de gente, pero en la inmensidad del estadio esa multitud no es capaz de caldear el ambiente. Pese a esto, como digo, acabar en el Estadio de la Cartuja me encanta.


Acabé finalmente en 1h31:19, que es una marca bastante buena. Cierto es que la logré de una manera natural, hice esfuerzo físico, pero no mental, y eso puede restarle épica al logro, pero se de buena tinta que rayar a ese nivel para mí no es fácil, por lo que valoro bastante lo bien que me salió la carrera.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 209.
% del Total de Carreras a completar: 20'8%.

Reto Atlético 102 MEDIAS
Medias Maratones completadas: 37.
% del Total de Medias Maratones a completar: 36'2%.

Reto MEDIAS DE ESPAÑA Y PORTUGAL
Completado Media Maratón en la PROVINCIA DE SEVILLA.
En 2000 (año de la primera Media corrida en la Provincia de Sevilla), % de Provincias en las que había corrido una Media: 1'8% (hoy día 24'5%).

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 34'2%).


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