27 de febrero de 2018

VILLANUEVA DEL ARISCAL 2018

Hace justo un año, con motivo de la segunda edición de las Jornadas Enoturísticas que se celebraron en Villanueva del Ariscal, escribí el primer post de este blog dedicado a mi pueblo de adopción. Aquella fue una buena excusa para hablar de algunos de sus lugares más interesantes. Afortunadamente, las Jornadas fueron un éxito y este año el Ayuntamiento ha vuelto a organizar una nueva edición, en la que otra vez se ha abierto de manera especial el patrimonio a los visitantes y se ha organizado una ruta gastronómica por casi todos los bares locales. 


Esta ha sido, por tanto, otra buena ocasión para volver a profundizar un poco en las maravillas de Villanueva del Ariscal. En 2017, además, la cita me pilló más desprevenido, pero este año la estaba esperando y eso ha hecho que haya podido encajar perfectamente en el fin de semana un par de recorridos culturales, y que también hayamos disfrutado a tope del célebre tapeo ariscaleño.

Antes de nada, hay que decir, no obstante, que uno de los lugares visitables durante las Jornadas no estaba en Villanueva del Ariscal, sino en EspartinasAdemás, también estaba incluida en la ruta de la tapa un bar que, igualmente, pertenece a este pueblo vecino. En el post que escribiré a continuación, dedicado a él, quedará explicado a qué se ha debido esa doble intrusión.

En cualquier caso, los demás bares y tabernas incluidos en el concurso de tapas, así como los otros elementos patrimoniales que han sido objeto de visitas especiales, ya sí han estado, como es lógico, en Villanueva del Ariscal. El año pasado, con motivo de las Jornadas visité Bodegas Góngora, que están situadas en la Hacienda Pata de Hierro y que son la punta de lanza vinícola de la localidad. Conocido ya, por tanto, el edificio civil ariscaleño más importante, este año decidí ir a por alguno de los religiosos, que son básicamente dos. De ellos, acabé entrando el sábado en la Ermita de San Miguel, una sencilla iglesia del siglo XVIII de una sola nave donde se halla la imagen de la Inmaculada Concepción, la patrona local.


En la Ermita de San Miguel con motivo de las Jornadas no había una visita guiada, como ha habido en otros edificios, sino una exposición religiosa titulada Devociones Particulares, que a mí realmente no me interesaba apenas, pero que sirvió de excusa para entrar en el templo y verlo con toda la calma del mundo.


El domingo completé mi tour de este año yendo a ver Bodegas Silva. Bodegas Góngora es el productor de mosto por excelencia en el pueblo y a su rebufo funcionan otras cuantas bodegas que solo comercializan sus caldos a muy pequeña escala. Bodegas Silva ya ni siquiera es una de ellas, pero fue un importante productor de mosto hasta que echó el cierre hace años. Hoy día no hay a la vista ninguna indicación de su antiguo esplendor.

Precisamente por lo oculta que está, me volví loco buscando la bodega. El mapita del libreto de las Jornadas estaba mal y habían señalado su ubicación en un sitio que no era, lo que se sumó al hecho de que llevo casi diez años viviendo en Villanueva y nunca había visto referencia alguna a la existencia de una bodega llamada Silva. Los pueblos, sin embargo, son una caja de sorpresas, porque con frecuencia detrás de las fachadas más simples se abren grandes casas que tienen a su espalda solares enormes y edificios que no llegan a verse desde la calle. Por ello, pensaba que Bodegas Silva debía estar oculta detrás de alguna sencilla fachada. No me equivocaba, pero lo que no me podía imaginar era que la misma da a una calle que se encuentra a escasos dos minutos de mi piso.


Resulta que paso por delante de la entrada de la bodega a diario, pero normalmente lo único que se ve es una casa encalada con una puerta de hierro verde, cerrada a su lado. Tras dar vueltas durante casi media hora, intentando desentrañar el mapa, por fin averigüé que tras la cancela verde hay un espacio de varios miles de metros cuadrados en los que hace tiempo se hizo vino.



Como se puede comprobar, los edificios no se han echado a perder del todo, pero se han deteriorado por el desuso.



Durante años, las viejas instalaciones han estado abandonadas, pero en la actualidad las mismas están siendo restauradas. En esta ocasión lo que vi, por tanto, fueron las obras, pero estoy seguro de que el año que viene se podrá contemplar el edificio ya remodelado.


El principal divertimento de las Jornadas de este año, no obstante, al margen de las visitas, fue la ruta de la tapa que hicimos. Es un hecho que Villanueva del Ariscal, gracias a la presencia en el pueblo de un buen número de tabernas y bares en los que se come muy bien y se bebe buen vino joven, es uno de los puntos de referencia para los sevillanos a la hora de organizar las típicas comidas de fin de semana, en las que uno sale de la ciudad para darse un pequeño homenaje culinario. Es normal, por tanto, que al organizar cualquier evento relacionado con el mosto, la implicación de los negocios de restauración en el mismo sea de capital importancia.

Aparte, no es ningún secreto que a mí el tapeo y el cerveceo me gustan más que a un tonto un lápiz, pero el año pasado durante las Jornadas solo tuve ocasión de ir a un bar (aquello no llegó a la categoría de ruta). Curiosamente, el bar al que fuimos lo están reformando y está cerrado desde hace unas semanas, de manera que este año no podíamos empezar por él. Sin embargo, en la ruta sí estaban incluidos otros 19 establecimientos, que participaron en el concurso de tapas (que yo sepa, todos los que están abiertos en la actualidad en el pueblo salvo dos, sin contar las cuatro cafeterías que hay). La mecánica del concurso consistía en ir a los bares, tomar la tapa hecha especialmente para participar en el certamen, junto con un vasito de mosto, y votar por la mejor. Nosotros nos pusimos manos a la obra el mismo viernes por la noche, yendo, probablemente, al bar más inesperado de todos, el de la Peña Sevillista Santiago. La razón de empezar por ahí fue simple: conocemos a la pareja que, desde hace un par de meses, lleva el bar, y a media tarde del viernes recibimos por WhatsApp este cartel:


La de la Peña Sevillista no hubiera sido mi primera opción por dos razones: la primera es porque soy del Betis, por lo que mi territorio natural, de ser alguno relacionado con el fútbol, no es precisamente una peña sevillista, pero aparte, no hubiera ido a probar en primera instancia la tapa de una peña futbolera, porque las mismas suelen ser lugares un tanto costras. No obstante, la pareja que lleva la Peña Sevillista nos cae bien y se lo está currando, así que nos presentamos allí con Ana, con Julia y con otras dos amigas suyas, dispuestos a hacer bulto y a poner nuestro granito de arena para que empezaran el fin de semana con buen pie. Realmente, la Peña Sevillista, en contra de la norma, resultó ser un lugar agradable y nada cutre. Su tapa, llamada Delicias del Sur, era una pavía de merluza que estaba muy buena y que fue un buen comienzo para nuestra ruta.


El día grande de nuestro tour, sin embargo, fue el sábado. A mediodía, quedamos con Fran y Belén, dos amigos vecinos que tienen dos hijas de edades clavadas a las de Ana y Julia, y todos nos dispusimos a dar buena cuenta de unas cuantas tapas (estaban a tan solo 2'5 euros). La primera parada la hicimos en El Mellizo, la taberna más emblemática de Villanueva del Ariscal. La misma es todo un clásico en el que se han conservado las tradiciones a pesar del paso de los años: su suelo es de albero, sus mesas son de madera y sus sillas de enea, se pide en la barra y el lugar es de todo, menos tranquilo y ordenado. Es una auténtica taberna, que tiene el atractivo de que no está montada así para disfrute del turismo, sino que se fundó en 1954 y apenas se ha reformado. Eso se nota en sus paredes y techos, pero también se percibe en el sabor que tiene.



Aún así, no es un lugar al que vaya a menudo en invierno, porque su interior se llena, es un poco caótico y pedir en la barra la comida es un inferno. En verano, en cambio, abren justo enfrente, al otro lado de la calle, una amplia terraza en la que se está de miedo.


El sábado la habían habilitado y allí nos tomamos la tapa, que en teoría era de tortillita de bacalao, aunque las tortillitas, en realidad, eran una especie de buñuelos. No me importó, porque me encanta el bacalao de todas las maneras, hasta el punto de que esa tapa tomó la delantera como mi favorita. Aparte, El Mellizo tiene la particularidad de que hace su propio mosto.


La noche anterior, en la Peña Sevillista nos habían puesto el clásico mosto que Bodegas Góngora produce para su venta. Está bueno, pero me gustó más el mosto casero de El Mellizo.

La segunda parada del almuerzo fue el chasco del día. Tras comenzar en la taberna ariscaleña más popular, decidimos mantener el nivel de tipiquismo y nos dirigimos a otro establecimiento que es todo un referente en el pueblo, la Taberna El Melao. La misma está cortada por el mismo patrón que El Mellizo y es el primer bar que uno se encuentra si va a Villanueva y tira directamente para el centro. Se trata de una tasca de toda la vida, que pone las mesas en la calle, por las buenas (no es un lugar muy cómodo para ir con niños pequeños, precisamente porque las mesas están en la misma calzada).



En ella he tapeado unas cuantas veces y me gusta, no le voy a poner la cruz definitiva por una mala experiencia, pero hay que decir que esta vez lo que tomamos en El Melao fue una estafa, lo cual es una pena, porque no creo que sea buena política engañar al personal justo en el día en el que se están intentando promocionar las bondades gastronómicas de la localidad.


El caso es que las migas que nos pusieron como tapa de las Jornadas dejaron mucho que desear. Para cocinar ese plato tengo entendido que es necesario echarle algo de paciencia al tema, para que el pan se haga bien, pero en este caso daba la impresión de que las migas las habían cocinado con prisas (según Fran las ponen muy ricas allí, normalmente. No se entiende qué pasó).


Sin embargo, lo verdaderamente sangrante fue el mosto que nos pusieron. Yo normalmente no soy consumidor de vino, pero hasta un niño se daría cuenta de que el que nos sirvieron estaba aguado, literalmente (en otras circunstancias se habría notado, y mucho, pero en este caso el cantazo fue demoledor, porque veníamos de haber tomado un buen mosto en El Mellizo un cuarto de hora antes). En vista del color sospechosamente claro del vino y de su insípido sabor, devolvimos los vasos y pedimos cuatro cervezas. El propietario de El Melao corrió un tupido velo, no dijo nada y no nos cobró las cervezas...

Teniendo en cuenta la mala experiencia vivida en un bar que, en teoría, es de los señeros del pueblo, cambiamos de tercio y nos fuimos a por la tapa de uno de los nuevos, el Bar Cafetería De la Cava. En efecto, el mismo lleva abierto solo un par de años, pero está ubicado en plena Plaza de España, justo enfrente del Ayuntamiento. Lo que sucede es que esa plaza no es peatonal y el local donde está el bar no tiene una zona exterior agradable donde poner demasiadas mesas. Por ahí, en la última década han pasado ya una pizzería, una hamburguesería y otro bar, sin que haya llegado a cuajar ningún negocio.


El Bar Cafetería De la Cava parece que aguanta, ojalá dure, porque su tapa de cola de toro fue, a juicio de María, la mejor de todas las que probamos.


Para cerrar esta primera etapa de nuestra ruta nos encaminamos a Casa López, que es la versión elegante de las tascas en las que habíamos comenzado el almuerzo. En Casa López se come muy bien y, a diferencia de otros lugares, se está a gusto tanto fuera como dentro. Allí nos tomamos unos garbanzos con setas y trufas que, para mí, se colocaron a la cabeza de todo lo que hasta entonces había probado.


Como se puede comprobar en la foto superior, para beber yo ya me había pasado al botellín de Cruzcampo por las buenas.

El mediodía lo acabamos con el indispensable café con pasteles en Go&Bar, la cafetería donde se comen los mejores dulces y las tostadas más ricas de Villanueva. Después, nos dimos un largo paseo por los caminos que rodean el casco urbano, para bajar la bebida y la comida que habíamos ingerido.

Aún así, todavía nos faltaban dos lugares para completar nuestra ruta (había un sorteo y el mínimo para participar era tener siete sellos de establecimientos en el folleto). Por ello, el domingo a mediodía nos dejamos caer, en primer lugar, por El Gallinero, que es una abacería de la que hablaré en el post dedicado a Espartinas, por razones que ya explicaré. Después, para cerrar la ruta de este año fuimos a la Taberna el Coco, donde me habían dicho el día anterior que la tapa de revuelto serrano de papas con chorizo estaba muy buena. La Taberna el Coco era de los pocos sitios del pueblo donde nunca había estado (es raro que no hubiera ido, porque el lugar es otra taberna atractiva y está muy bien situada en plena Calle Concepción, muy cerca de El Melao). El año pasado su propietario murió de manera repentina, a pesar de que era joven, y pensé que el negocio acabaría mal, pero ahí sigue.


Para cuando nos sentamos en sus mesas ya había probado seis tapas y era complicado que la de revuelto desbancara a la que iba en cabeza, pero finalmente mi tapa preferida fue esa y se llevó mi voto.


Nos faltaron por probar las propuestas culinarias de doce establecimientos, nada más y nada menos. De hecho, no fuimos a tres de los lugares que más frecuentamos normalmente. Tendrán que esperar al año que viene.

Me dio la impresión, al igual que el año pasado, de que las Jornadas volvieron a ser un éxito de participación, por lo que espero poder hablar dentro de 365 días de la cuarta edición de las mismas. Para entonces, aún me queda alguna visita que hacer al patrimonio local y también intentaré degustar las tapas de los bares de Villanueva que me faltan (en esta ocasión nos movimos por la zona más céntrica del pueblo, hay otra en uno de los extremos, que es el otro nudo del tapeo ariscaleño y que espero explorar a fondo en 2019).



Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado VILLANUEVA DEL ARISCAL.
En 2006 (primera visita), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Sevilla: 27'6% (hoy día 61%).
En 2006 (primera visita), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 9'8% (hoy día 18'9%).


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