España tiene repartidas por su geografía un total de 74 catedrales católicas. Las más famosas son las de Sevilla, Zaragoza, Santiago de Compostela y Córdoba, que están incluidas en el Top 15 de los monumentos más visitados de nuestro país. Fuera de ese selecto grupo, no obstante, hay otras catedrales, como la de León, Burgos o Mallorca, que también son grandiosas, pero, en cualquier caso, todas ellas coinciden en que están en ciudades de una cierta entidad. Hay, sin embargo, unas pocas catedrales que están situadas en pueblos cuyo tamaño contrasta con el de tan magnos edificios. En este grupo está incluida la Catedral de la Asunción de El Burgo de Osma.
El Burgo de Osma, como ya comenté en el anterior post, es una población de 3.700 habitantes que está inserta en un municipio llamado El Burgo de Osma-Ciudad de Osma, el cual no llega a las 5.000 almas. A pesar de esto, la Catedral de El Burgo de Osma tiene un tamaño muy considerable, por lo que casi se puede decir que en ella cabrían todos los vecinos de la localidad si fuera necesario. De todas formas, con independencia de este contraste la Catedral de El Burgo de Osma destaca por lo espectacular y bonita que es.
La primitiva Catedral de El Burgo de Osma fue ordenada construir por Pedro de Bourges, obispo de Osma desde el año 1101 hasta su muerte ocho años después. Originalmente se realizó en estilo románico, de acuerdo con los cánones estéticos de la época, pero Juan Domínguez, obispo de Osma entre 1231 y 1240, ordenó su demolición en 1232 para construir otra más grande que pudiera competir en importancia con las catedrales que se estaban construyendo en Burgos, Toledo y León. En ese momento ya imperaba el gótico como estilo arquitectónico, por lo que el nuevo templo se erigió adoptando muchos de sus elementos formales característicos.
La torre de la Catedral, sin embargo, no es gótica, sino barroca, ya que el campanario original se vino abajo en 1734 y el nuevo se levantó con este estilo. Mide 72 metros, por lo que se ha convertido en el elemento característico del perfil de El Burgo de Osma.
Aparte de la torre, por fuera el elemento de la Catedral que me parece más espectacular es su portada meridional, que es la principal, con sus arcos apuntados y sus esculturas.
Además de esta portada, el templo tiene otras dos: la Portada de la Capiscolía, que está a la izquierda de la portada principal y que es la que nosotros usamos para entrar, y la Portada de San Miguel, que se encuentra situada a los pies de la iglesia y que está como escondida.
Hay que decir que yo tenía muchas ganas de ver bien la Catedral de El Burgo de Osma, porque es uno de los monumentos de España cuya visita es imprescindible. Por ello, nos enteramos bien y decidimos intentar llegar a tiempo de unirnos a una visita guiada que iba a tener lugar a las 12 de la mañana. Por desgracia, salimos tarde de Soria y nos resultó imposible llegar a la hora señalada a nuestro destino. Debido a eso nos relajamos un poco y finalmente no intentamos entrar en el templo hasta poco antes de las 13 horas, sin saber que a mediodía el mismo cierra a las 13'30 y no abre hasta las 16'00. Dado que para nosotros era imposible esperar a la tarde para ver la iglesia decidimos entrar, pese a que teníamos poco más de media hora para recorrerla. Eso hizo que se me quedaran cosas importantes por ver, aunque es muy probable que pueda volver a El Burgo de Osma y por ello no me cabe duda de que en el futuro podré subir a la torre de la Catedral o admirar con detenimiento su retablo mayor, por ejemplo.
En esta ocasión lo que sí que pudimos ver bien fue el claustro y el Museo Catedralicio. El primero es tan sobrio como el resto de la Catedral por dentro.
El Museo Catedralicio, por su parte, tiene repartidos sus objetos por varias dependencias a las cuales se accede desde el mismo claustro. No soy demasiado aficionado al arte sacro, pero durante un buen rato recorrimos las estancias viendo retablos, pinturas, esculturas, orfebrería y objetos de culto que son testimonio de la historia de la Catedral y de la de otros templos de la provincia.
En el claustro resultan interesantes los dos arcos dobles que están detrás de un cristal y que son los únicos elementos románicos que se conservan fuera de la sala capitular. En realidad la Catedral románica se echó abajo en 1232, como he dicho, pero el nuevo edificio no se levantó de golpe, sino que se estuvieron acometiendo reformas hasta finales del siglo XVIII. En concreto, el claustro actual sustituyó al románico a principios del siglo XVI, aunque aún se conservan esos dos arcos dobles románicos, que realmente lo que hacen es comunicar el claustro con la sala capitular, la única estancia de toda la Catedral que sobrevivió a la demolición de 1232 y a las sucesivas reformas. En esa sala está el sepulcro de Pedro de Bourges, conocido como San Pedro de Osma desde su canonización. Por desgracia a esta sala solo se puede acceder al realizar la visita guiada, por lo que nosotros nos tuvimos que conformar con ver su interior a través de una puerta de cristal. Ver bien la sala capitular será otra cosa de las que haga cuando tenga ocasión de volver a El Burgo de Osma y a su Catedral.
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