26 de octubre de 2018

CIUDAD REAL 2018

Ciudad Real es uno de esos sitios a los que la gente no suele ir si no es para hacer algo concreto. Yo mismo, que no había estado nunca allí hasta el pasado fin de semana, he acabado yendo para correr un maratón, también tenía ganas de conocer la población, pero sin la excusa de la carrera probablemente no hubiera ido hasta no se sabe cuando. La razón es que Ciudad Real, a priori, no parece tener grandes atractivos ni destaca por nada en particular. De hecho, en Castilla-La Mancha es la cuarta capital de provincia menos poblada (no llega a 75.000 habitantes) y no tiene una historia demasiado llamativa, ya que la villa nació en el siglo XIII y su único periodo de esplendor duró solo unos veinte años, en tiempos de los Reyes Católicos, cuando fue sede del Tribunal de la Santa Inquisición (1483-1485) y luego de la Real Chancillería (1494-1500). Con la expulsión de los judíos y de los moriscos, y tras el traslado de las dependencias de las citadas instituciones a Toledo y a Granada, respectivamente, comenzó un periodo de decadencia para la población que se extendió hasta el siglo XIX. Con la llegada del ferrocarril y la mejora de las comunicaciones la ciudad pudo empezar a crecer poco a poco a lo largo del siglo XX, pero siguió estando en una especie de limbo hasta los años noventa. En esa década dos fueron las circunstancias que la dinamizaron un poco: en primer lugar, la Universidad de Castilla-La Mancha, que tiene allí la sede central y uno de sus campus, y que se había fundado en 1985, se asentó definitivamente y empezó a crecer. Además, en 1992 Ciudad Real se vio beneficiada por la inauguración de la primera línea de alta velocidad ferroviaria de España, que cubría el trayecto Sevilla-Madrid, ya que se estableció en su estación una de las pocas paradas del recorrido. Esos dos hechos no provocaron una revolución, pero motivaron que Ciudad Real se revitalizara un poco, siendo precisamente ese dinamismo el que pone en muchos casos a la ciudad manchega en el mapa, a falta de lugares históricos llamativos. Cierto es que los eventos que acoge son modestos, pero me da la impresión de que en ellos se echa toda la carne en el asador y eso es, al final, lo que cuenta. Yo viví en persona uno de ellos, el Quixote Maratón, y puedo decir que me sorprendió el nivel de entusiasmo con el que se organizó la cita: a nivel institucional la implicación fue máxima, las autoridades pusieron las calles y edificios a disposición del evento, y gracias a eso me fui con la sensación de que Ciudad Real es una población pequeña pero segura de si misma. La manera de sus gentes de promocionar el limitado patrimonio que tienen reforzó para mí esa imagen, allí hay poco que ver, pero se vuelcan sin ningún tipo de complejo para que el visitante lo disfrute. Por el centro, además, vi un montón de movimiento diurno, lo que acabó de causarme una buena impresión.

Gracias a ese compendio de cosas me he quedado con ganas de volver a Ciudad Real, la verdad. Lo que me resta por conocer allí es de una importancia relativa, pero da igual, cuando siento que en un lugar me están poniendo la alfombra roja se ganan mi simpatía para siempre, y en los dos días que pasé en Ciudad Real tuve todo el rato la sensación de que el objetivo de todos era ponerme las cosas fáciles para que estuviera a gusto, pese a que no dejé de ser un visitante anónimo más.


Como he dicho, Ciudad Real no es una referencia a nivel turístico, pero conserva algunos elementos de un cierto interés. A nivel histórico, dado su nombre es evidente que en el pasado estuvo ligada a la realeza de manera explícita. En concreto, fue Alfonso X el que, en 1255, amuralló y renombró como Villa Real un pequeño asentamiento preexistente, marcando así el destino del pueblo. En 1420 Juan II aumentó el estatus de este y Villa Real adoptó su actual denominación. 

El corazón de la ciudad es la Plaza Mayor. En uno de sus extremos está el Ayuntamiento, un curioso edificio de inspiración neogótica que me pareció muy original, aunque estoy seguro de que fue muy polémico cuando se construyó en 1976.


En el otro extremo de la Plaza está la Estatua de Alfonso X, que homenajea al padre de la ciudad y a cuya derecha se alza la Casa del Arco, originaria del siglo XV y que fue el consistorio hasta 1864. En ella hay un Reloj con Carillón que suena cuatro veces al día y que acompaña a un breve espectáculo de muñecos animados protagonizado por las figuras de Don Quijote y Sancho, la pareja manchega por excelencia, y la del propio Miguel de Cervantes. En la actualidad el conjunto es toda una atracción, pero es bastante moderno, ya que se instaló en 2005 con motivo del 750 aniversario de la fundación de Ciudad Real. Nosotros lo vimos en funcionamiento en el pase de las 20'00 horas (de milagro, porque inexplicablemente el jolgorio empezó antes de tiempo, como se puede ver en la foto).


La Plaza Mayor es el punto por el que uno pasa una y otra vez cuando pasea por el centro de Ciudad Real. En sus soportales hay multitud de bares y nosotros a mediodía no nos fuimos de allí sin tomarnos una caña, que vino acompañada de su correspondiente tapita (este es otro sitio donde se estila esta buena costumbre, al final va a ser Sevilla el único lugar de España donde uno se toma las cervezas a cara de perro). El bar donde hicimos nuestra parada, elegido al azar, fue el Mesón El Ventero. Lo de servirnos la jarra helada fue un detalle que me enamoró.



Tras degustar la tapa llegó el momento de comer de verdad. Para ello busqué en TripAdvisor un restaurante italiano céntrico donde poder comerme un buen plato de pasta, no en vano me esperaba al día siguiente todo un señor maratón y no quería romper con las tradiciones. Ciertamente, no encontré muchos restaurantes donde elegir, pero solo necesitaba uno que estuviera bien y por suerte apareció sin demasiada dificultad el lugar perfecto: en la Taberna Napoletana, ubicada en la Calle Lanza, me tomé unos tagliatelle zucchini perfectos para la ocasión.


Con independencia de los paseos, y más allá de los sitios donde comimos y bebimos, cuatro fueron los enclaves de Ciudad Real que visitamos en profundidad y en los que entramos. El primero fue el Antiguo Gran Casino, un inmueble inaugurado el 7 de junio de 1887 para ejercer de lugar de reunión de la burguesía ciudadrealeña, que hoy día alberga un conservatorio y también se usa para actos culturales (allí se dieron los dorsales del Maratón y en sus dependencias nos agasajaron de lo lindo, tanto a nosotros los corredores como a nuestros acompañantes, aunque de esto hablaré en el post dedicado a la carrera). En el Antiguo Gran Casino destacan los detalles, es el típico edificio que hay que ver con calma, pero que no tiene nada que sobresalga especialmente, por lo que es bueno tener una excusa para entrar y pasar en él un rato (si no, lo más normal será entrar por una puerta y salir por la del otro lado en un par de minutos). Nosotros echamos en sus salones más de una hora, entre unas cosas y otras, lo que hizo que me fijara bien en sus molduras, en los radiadores art decó con decoración vegetal y en las bellas lámparas de araña.


También estuvimos visitando con relajación el Museo Municipal Manuel López-Villaseñor, sito en la Casa Natal de Hernán Pérez del Pulgar, un noble que se ganó el favor de los Reyes Católicos por su valentía y su buen hacer guerrero durante la última fase de la reconquista, hasta el punto de que está enterrado en la Catedral de Granada no muy lejos de ellos. La casa donde nació Pérez del Pulgar es la más antigua que se conserva en Ciudad Real, está en la Calle Reyes y es interesante en sí misma, en ella no se pueden sacar fotos, pero los patios merecen la pena.


Con respecto al Museo, el mismo alberga la obra de Manuel López-Villaseñor, uno de los máximos exponentes de la pintura española de la segunda mitad del siglo XX. Yo la verdad es que no lo conocía, pero la exposición me impresionó, no solo pintaba muy bien, sino que además muchos de sus cuadros realistas me parecieron impactantes.

Me llamó mucho la atención también la exposición temporal que vimos allí, que ocupaba otra dependencia de la casa y que estaba dedicada a Darkphoto, el certamen internacional de fotografía de terror y ciencia ficción que se celebra en el marco de Hemoglozine, el festival internacional de cine de terror y cine fantástico de Ciudad Real, que ha celebrado su undécima edición este 2018 .


El caso es que en una de las salas del museo estaba expuestas las mejores 40 fotografías del concurso de este año, el cine de terror no me gusta nada, pero el lado siniestro y gótico del arte me atrae, sobre todo desde el punto de vista musical, pero también en lo que se refiere a la fotografía. Por ello disfruté de la exposición, había fotos realmente tétricas.



Al fondo estaban expuestas las ganadoras de la presente edición, con la cosa de que coincidimos en la sala con Miriam Martínez Sánchez, la fotógrafa ganadora de este año, que se estaba inmortalizando con su propia foto. En el próximo certamen será esta la que aparezca en el cartel.


Las otras dos visitas que hicimos fueron a iglesias. En primer lugar entramos en la Catedral de Ciudad Real. La misma es del siglo XV, salvo la puerta de la cabecera, que pertenecía a una iglesia que estaba en el mismo emplazamiento desde el siglo XIII.


La Catedral de Ciudad Real es de una sola nave y, por lo visto, es la segunda más ancha de España con esa característica, tras la de Girona.


En el templo estaba a punto de celebrarse una boda, lo que hizo que nuestra visita tuviera que ser un tanto exprés.


La Puerta de los Reyes, que es la de la foto de arriba, da a los Jardines del Prado, que son sin duda el otro corazón de la ciudad, ya que no solo tienen a la Catedral por un de sus lados, sino que tienen por otro al Museo Manuel López-Villaseñor y por el tercero al Antiguo Casino.

El otro templo que vimos por dentro fue la Iglesia de San Pedro, que es de la segunda mitad del siglo XIV. En su interior destaca la Capilla de los Coca.


Fernando de Coca fue confesor de Isabel la Católica y se hizo enterrar en un sepulcro de alabastro que tiene encima una estatua suya que se asemeja mucho al Doncel de Sigüenza. Por respeto no hice más que una foto furtiva, ya que dentro había gente rezando.

Aparte de todo, las vías peatonales del centro de Ciudad Real, donde se encuentran la gran mayoría de los lugares de los que he hablado, son agradables y sus edificios más destacados están cuidados con esmero, pero ese meollo es realmente pequeño, no es necesario caminar mucho para encontrar, sin salir del centro, calles funcionales mucho menos vistosas. En una de ellas, llamada Calle de Pedrera Baja, nos alojamos nosotros.


En definitiva, Ciudad Real me pareció una población que ha sabido cuidar y dar lustre a lo poco que conserva del pasado, a la vez que afronta el presente sin complejos. Por ello, pese a no ser un lugar al que se suela ir por el simple hecho de hacer turismo, sí ofrece suficientes atractivos como para pasar en sus calles un par de días amables si las circunstancias lo llevan a uno allí.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado CIUDAD REAL.
% de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Ciudad Real: 50%.
% de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 33'9%.


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