31 de diciembre de 2018

CÁDIZ 2018

Ya había contado en otros posts que tengo a parte de la familia dispersa por Andalucía, principalmente. En Cádiz, en concreto, viven unos tíos míos y mi prima, esta circunstancia me ha llevado a la Tacita de Plata muchas veces, pero aún no me había dejado caer por allí por motivos familiares desde que escribo en este blog (sí con otros fines). Sin embargo, el pasado fin de semana mi prima bautizó a su cuarta hija (nada más y nada menos), nos invitó, y como no suelo perderme ese tipo de saraos nos plantamos en la capital gaditana con la idea de pasar un buen rato y también, como no, de disfrutar de las bondades de una ciudad en la que siempre es un verdadero placer estar, aunque sea solo unas horas (la siguiente foto es de 2007, yo he cambiado un poco, pero la luz y el olor de Cádiz siguen siendo una gozada para los sentidos).


Como digo, cuatro son los bautizos que me prima ha celebrado ya en Cádiz, y a esos hay que sumar los dos de los hijos de mi primo, que también han sido allí pese a que él vive en Gijón desde hace años. Realmente creo que no he ido a los seis, pero casi. Todos los actos religiosos anteriores habían tenido lugar en la Iglesia de San Severiano, un templo construido en 1947 que está en la zona moderna de la ciudad. Por ello, en esta ocasión pensé que el sitio iba a ser el mismo, pero no se por qué problema mi prima se tuvo que buscar otra iglesia y todos salimos ganando, ya que acabamos en el corazón del popular Barrio de la Viña, la cuna del Carnaval y la más fiel representación urbana de la idiosincrasia gaditana. La Viña es a Cádiz lo que Triana a Sevilla, y ocupa parte de la esquina suroeste del centro, que es a mi juicio la más bonita de este.

En efecto, la ceremonia se celebró esta vez en la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, que está en la confluencia de la Calle San Nicolás y la Calle Virgen de la Palma. Ambas están adoquinadas y forman un ángulo recto en cuyo vértice está el templo.


El mismo es muy curioso, ya que además de ser pequeño es de planta circular. No es muy antiguo, data de 1768, pero no lo conocía y me gustó verlo con calma.


Después del bautizo recorrimos la Calle Virgen de la Palma, tampoco había estado en ella, me pareció de las más pintorescas de la ciudad y va a dar justo a la Playa de la Caleta.


El día estaba maravilloso y el paseo por la Avenida Duque de Nájera, bordeando la playa, fue una delicia.


Nuestro destino era el Parador de Cádiz, el emblemático sitio donde tuvo lugar el convite.


En este Parador no he dormido nunca, pero he estado en varios eventos celebrados en él, antes de su remodelación y después. Se abrió en 1929 con el nombre de Hotel Atlántico y fue el segundo establecimiento de la red Paradores que se inauguró (dicha red cumplió 90 años hace poco más de dos meses y cuenta en la actualidad con 97 alojamientos). Al hotel primigenio se le añadió en 1964 un anexo, luego la parte antigua se demolió en 1981 y se sustituyó por una edificación funcional (así lo conocí yo), y finalmente en 2009, cuando era ya evidente que el Parador estaba anticuado y avejentado, fue derribado entero y levantado de nuevo. Su nueva versión se inauguró en 2012 y sigue siendo toda una institución en Cádiz. En la actualidad, es un dechado de modernidad.



A pesar de lo innovador de sus aspecto, en mi opinión el Parador está muy bien integrado en el entorno, por el lado de la calle no resulta chocante y por el del mar tiene una terraza en la que yo me podría pasar horas.


A esa terraza da el Salón Camposoto donde se celebró el bautizo y en ella echamos un agradable rato, disfrutando del inigualable sol invernal del sur de España.



De niño recuerdo haber estado en la predecesora de esa terraza, en aquella época la misma llegaba hasta la balaustrada que da al océano. Hoy día se ha respetado la Ley de Costas al levantar el nuevo edificio y la zona inmediata al mar forma parte de un paseo marítimo público, de manera que la plataforma de madera perteneciente al Parador no llega hasta la barandilla, sino que comunica con el paseo por medio de unos escalones. Nosotros no desaprovechamos la oportunidad de bajar por ellos y asomarnos a ver las vistas.


Después de comer no pudimos alargar mucho más nuestra estancia en Cádiz. En los últimos tiempos no he ido por allí tan a menudo como antaño, pero para mí es una de las ciudades de referencia y se que no tardaré en volver.


Con esta breve excursión y con su correspondiente post me despido hasta 2019, un año que seguro que me traerá un montón de planes interesantes que me encantará reflejar en este blog, en el que sigo escribiendo después de 32 meses con la ilusión del primer día.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado CÁDIZ.
En 2000 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Cádiz: 35'7% (hoy día 78'6%).
En 2000 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 16'5% (hoy día 33'9%).

Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado CÁDIZ.
En 2000 (primera visita consciente), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Cádiz: 20'4% (hoy día 50%).
En 2000 (primera visita consciente), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 4'1% (hoy día 19'9%).


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