28 de abril de 2019

UBRIQUE 2019

Hay que reconocer que Ubrique no sería un lugar tan conocido si no fuera por Jesús Janeiro, el torero que se hace llamar Jesulín de Ubrique. Jesulín destacó como matador de toros y también como personaje público un tanto estrafalario en los años 90 del siglo XX. Luego, durante los primeros años del siglo XXI intentó despegarse del mundillo del corazón y pulió su imagen, como celebridad y como torero, para luego retirarse prácticamente de los ruedos y de la vida pública en 2008. Desde entonces sus apariciones han sido esporádicas, pero a lo largo de más de 15 años paseó el nombre de Ubrique por toda España y por parte del extranjero, lo cual le ha valido una estatua en su pueblo natal. Jesulín puso a Ubrique en el mapa y eso es justo reconocérselo. Más allá de eso, es evidente que la población tiene entidad suficiente como para caminar sola.


Yo fui por primera vez a Ubrique en verano de 1996. Fue una visita fugaz y distraída, por lo que tenía en mente volver desde hace muchos años. Como ya comenté hace dos posts, la pasada Semana Santa disfrutamos de dos días en Tambor del Llano, una casa rural que está a las afueras de Grazalema, y esa circunstancia la aprovechamos para explorar un poco la zona. El primer día surgió la posibilidad de ir a Ubrique, que está a poco más de 20 kilómetros del citado alojamiento, por lo que pude por fin saldar mi cuenta pendiente. La excusa para desplazarnos hasta allí fue ir a alguna de las muchas tiendas de marroquinería que hay en el pueblo, yo incluso aproveché para comprarme un cinturón, pero lo cierto es que lo que realmente quería era echarle un ojo al que es el segundo Pueblo Blanco más grande de todos lo que conforman ese popular conjunto de poblaciones.


En efecto, Ubrique es un señor pueblo: tiene más de 17.000 habitantes y es un referente a nivel internacional en el sector de la marroquinería, es decir, en la industria de artículos de piel. En Ubrique el 70% de la población activa trabaja en algo relacionado con esta actividad productiva, que cuenta en el municipio con 290 talleres que exportan género para las marcas más exclusivas de Europa. Ir allí y no comprar alguna prenda de cuero es casi un delito. Por eso, nuestra primera parada tras aparcar el coche fue la tienda Piel de Ubrique, donde me agencié el cinturón que necesitaba.


Una vez hecho esto pasamos a lo siguiente, que era conocer el pueblo. Como he comentado, Ubrique es uno de los famosos Pueblos Blancos de la sierra de Cádiz, lo que indica que, además de ser la patria chica de Jesulín y el epicentro nacional de la manufactura de la piel, es un sitio que se merece una visita.

Los Pueblos Blancos tienen unas dimensiones muy variadas y de todos ellos Ubrique es el segundo más grande. Es de alabar el hecho de que en su proceso de crecimiento en esta población han tenido el detalle de no alterar la fisionomía del conjunto, hasta el punto de que incluso muchos de sus bloques de pisos están encalados y tienen tejas en su parte superior en vez de azotea. Eso hace que desde lo lejos nada desentone en Ubrique y pueda seguir siendo considerado un Pueblo Blanco.


En relación con esto es destacable lo preciosa que es la visión que se tiene de la población cuando se viene por la A-374. Desde las calles altas también hay vistas muy bonitas como las de la foto superior, en las que Ubrique se muestra como un lugar estéticamente muy homogéneo.

Sin embargo, la diferencia entre los Pueblos Blancos de menor tamaño y Ubrique es que en la zona de expansión de este su talante pintoresco se diluye un poco, lo cual es difícilmente evitable, ya que su parte comercial está hecha para dar servicio a miles de personas y eso hace que las vías sean más anchas y no puedan estar todas empedradas.

Pese a esto, en Ubrique está todo muy cuidado, ese epicentro de tiendas es agradable, aunque no sea tan llamativo, y en cuanto uno sale de él y empieza a subir por la ladera de la montaña enseguida empieza a ver imágenes de postal.

Como digo, las arterias comerciales de Ubrique, que son la Avenida Dr. Solís Pascual y la Avenida de España, son algo diferentes, pero ambas son interesantes. Sin ir más lejos, la primera de las dos, donde se ubica la tienda en la que estuvimos, tiene a los lados de la calzada dos hileras de plátanos de indias que hacen que la calle parezca un bonito bulevar.


Por su parte, la Avenida de España, que es perpendicular a la primera (ambas forman como una T y la Avenida de España sería el palo largo de esa letra mayúscula), además de tener también árboles, está peatonalizada. Esas dos circunstancias hacen que sea bastante placentero pasear por allí.



Precisamente en la Avenida de España es en donde comimos. El lugar no lo elegimos esta vez por la calidad de la gastronomía, sino por su terraza.


El caso es que mi hermana tiene dos perros que nos han acompañado en este viaje a todos lados. Ella y mi cuñado se han hecho cargo de ellos en todo momento, en realidad nosotros casi no hemos notado la presencia de los animales la gran mayoría del tiempo, pero sí es verdad que el momento de las comidas era el más sensible y nos hemos tenido que adaptar al condicionante de ir con los perros. En Ubrique necesitábamos almorzar al aire libre y dado que el día amenazaba lluvia cualquier terraza no valía. Teniendo en cuenta esas circunstancias buscamos un bar en el que pudiéramos sentarnos fuera, pero que tuviera toldo, y el lugar perfecto apareció en la Avenida de España.

El sitio en cuestión se llama Bar Cervecería Cristina y tengo que decir, antes de nada, que comimos bien, yo me pedí un monumental bocadillo de pechuga de pollo que estuvo bueno y una tapa de patatas aliñadas de las de toda la vida. A pesar de esto, el negocio no destaca por su finura y no deja de ser el típico bar de batalla donde la comida es simple y económica, y donde no se cuidan en exceso las formas. Yo creo que yendo con mis padres no me sentaba en un bareto como ese desde que era niño.

Por lo demás, nuestro tour por Ubrique no fue exhaustivo. Antes de comer nos movimos por la zona llana, residencial y comercial del pueblo, que está encajonado en el fondo de un valle. Toda esa parte es moderna y menos vistosa, aunque se ha intentado conservar la armonía, como he dicho.

Después del almuerzo continuamos nuestro paseo y tiramos en dirección este. Por ese lado la población se encarama a la montaña y las calles se empinan.


Es ahí donde está la parte más pintoresca del pueblo y es esa la zona que recorrimos menos de la cuenta. Nuestro objetivo era encontrar el principio de una calzada romana que une Ubrique con Benaocaz, por lo que no nos metimos de lleno en el casco histórico, sino que anduvimos entera la Calle Dr. Serafín Bohorquez, que ya tiene una buena cuesta, pero que lo que hace es bordear el meollo de Ubrique.


Hay que decir que llegamos a encontrar en principio de la Calzada Romana, no pudimos ver su trozo más espectacular, pero buscar su inicio sirvió para que nos internáramos un poco en el entorno rural. El recorrido completo siguiendo la antigua vía romana hasta Benaocaz no es muy largo, aunque estaba fuera de nuestras posibilidades hacerlo entero.


Por ello nos volvimos y en nuestro trayecto al coche recorrimos la Avenida Juan de la Rosa, que bordea la población por el noroeste.


Me fui contento de Ubrique, porque apenas recordaba nada de mi visita de 1996 y ahora, además de poner el pueblo en el mapa (es francamente precioso el tramo de la A-374 que une Benaocaz con Ubrique), me he hecho una certera idea de como se organiza y he visto las calles principales de su área de expansión. Queda pendiente recorrer bien su parte alta, que sube por la base del Cerro de los Batanes. Tengo entendido que por esa zona hay muchas cosas interesantes que ver...



Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado UBRIQUE.
En 1996 (primera visita), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Cádiz: 13'6% (hoy día, confirmada ya esta visita, 52'3%).
En 1996 (primera visita), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 2'8% (hoy día, confirmada ya esta visita, 20'1%).


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