27 de mayo de 2019

ALMONTE 2019 (VISITA DE MAYO)

Esta vez no hemos tardado demasiado en regresar a Matalascañas, estuvimos allí en marzo y hemos vuelto el pasado domingo. Desde hace casi tres meses solo he tenido tres días libres en el trabajo que hayan caído en fin de semana y en dos de ellos hemos aprovechado para ir a ver el mar. La Playa de Matalascañas es la que está más cerca de Sevilla, por lo que es lógico que haya sido el destino elegido para pasar esas dos jornadas.


En marzo ya comenté en el post que escribí que tenía ganas de volver a la zona central del Paseo Marítimo de Matalascañas, ya que no andaba por allí desde hacía años. El otro día tenía muy fresco el propósito que me hice en esa última visita, que no era otro que intentar tirar para la citada parte del Paseo la próxima vez que fuera a la localidad almonteña. Por esto, al llegar allí no lo dudé a la hora de esquivar el aparcamiento que hay en su extremo oeste, ya que dejar el coche en él nos hubiera llevado seguro a pasar el día en los lugares donde estuvimos las dos últimas veces. Como alternativa, bordeando por el norte la población nos dirigimos hacia el este y, tras recorrer unos 1.200 metros, nos internamos directamente en el meollo de la misma. A pesar de que era un domingo del mes de mayo Matalascañas estaba medio vacía, seguramente porque hacía fresco, por lo que no tuvimos problemas para aparcar, pese a que hacerlo en el sitio donde lo hicimos debe ser casi imposible en otros momentos del año.


En Matalascañas hay un buen número de pisos, pero en la zona donde dejamos el coche solo hay chalets construidos en parcelas individuales. 


Toda la población está dividida en sectores y dentro de cada uno de ellos las casas tienen números, pero las calles no tienen nombres estándar. Nosotros, por ejemplo, aparcamos en el Sector D, al que se le ha asignado el nombre de Sector Dehesa de las Marismillas. En total hay 27 sectores y todos se identifican con una letra, así como con un nombre.


Desde la calle del Sector D donde aparcamos hasta la playa se puede ir sin problema, aunque el camino de bajada es bastante intrincado y va recorriendo estrechos pasillos entre los muros de las parcelas.


Una de las particularidades de Matalascañas es que tiene un paseo marítimo ininterrumpido que mide cinco kilómetros. La pena es que este es muy estrecho casi todo el rato y está algo encajonado, ya que en el lado en el que no está la playa las edificaciones, pese a que no son en su mayoría muy altas, no dejan espacio entre sus muros y el propio paseo. 


Tengo que refrescar mi memoria con respecto a como es el Paseo Marítimo más adelante, pero al menos en las partes que pertenecen al Sector Cerceta (el C) y al Sector Dehesa de las Marismillas, que son los que he recorrido las dos últimas veces, el largo paseo apenas si mide un par de metros de ancho y se da contra sucesivas tapias.


Solo en el extremo oeste de esos dos sectores y en un punto intermedio que medirá unos 200 metros el Paseo Marítimo se ensancha un poco y da un respiro.


La coartada es que la Playa de Matalascañas es tan bonita que al final uno no mira más que hacia ella y tiende a no girar la cabeza hacia el lado de las construcciones.


Para comer, esta vez fuimos a lo seguro y miré en Tripadvisor como estaba la cosa por la zona. Yo quería almorzar en el Paseo Marítimo y el Chiringuito La Cabaña cumplió, no solo ese requisito, sino también el de estar bien valorado en la mencionada web. 


La verdad es que el restaurante me encantó, en primer lugar por su privilegiada situación. Fue un auténtico placer disfrutar de una buena comida mirando al mar desde tan cerca


Aparte, por tan solo 55 euros comimos bastante bien los cuatro, con postre incluido y repitiendo bebida. El servicio, además, fue amable.


Más allá del almuerzo, la tarde de playa fue una auténtica gozada. Nosotros íbamos a echar unas cuantas horas al borde del mar y en mi opinión el día salió perfecto para estar a gusto en la arena. Me sorprendió mucho lo tranquilo que estaba Matalascañas para ser un domingo de finales de primavera. Cierto es que a principios de mayo el calor apretó ya de lo lindo y que el pasado fin de semana, precisamente, las temperaturas habían vuelto a pegar un bajón, pero aún así el día fue soleado, hasta el punto de que María, Julia y yo llegamos incluso a bañarnos (Ana no se atrevió). Sin duda fue una alegría encontrarme en Matalascañas un ambiente tan plácido. No estuvimos solos, pero la calma reinó por doquier.


Antes de irnos acabamos dando una rápida vuelta por la parte antigua de Matalascañas, una zona de la que ya he hablado en los post anteriores.


Nuestra idea era merendar antes de volver a casa, pero se nos hizo tarde y no vimos el lugar apropiado para ello, por lo que acabamos comprando galletas y batidos en un chino de la Avenida de las Adelfas. En cualquier caso, el infructuoso intento por encontrar una cafetería con pasteles me permitió recorrer, mejor incluso que otras veces, el intrincado entramado de callejuelas de esa zona comercial de la Matalascañas primitiva, que parece un zoco por su distribución, pero que por su estética no puede ocultar que pertenece a un asentamiento costero de los de perfil más popular.


Se puede decir que aproveché el día libre a tope. Me temo que ya no voy a tener más posibilidades de moverme de Sevilla hasta las vacaciones de agosto, por lo que en las próximas semanas me voy a centrar en escribir un par de nuevos post sobre mi ciudad y también haré una pequeña crónica de las pocas carreras que corra. Por suerte, Matalascañas me recargó las pilas para que no se me haga tan dura la ausencia de excursiones y viajes en los dos próximos meses.



Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado ALMONTE.
En 1994 (primera visita incompleta), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Huelva: 2'5% (hoy día 29'1%).
En 1994 (primera visita incompleta), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 1'5% (hoy día 19'9%).


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