4 de enero de 2020

GARGANTA LA OLLA 2019

¡Feliz Año! Ya empezó 2020, pero aún tengo pendientes un par de post de la escapada con la que terminamos 2019, que nos llevó a la comarca cacereña de La Vera. En efecto, durante el último fin de semana del año estuvimos pernoctando en el Parador de Jarandilla de la Vera y aprovechamos esa circunstancia para conocer un poco el entorno. La jornada más activa fue la del sábado. Ese día pasamos la mañana visitando la principal atracción de los alrededores, que es el Monasterio de Yuste, y por la tarde nos dirigimos a la que nos dijeron que es la localidad más bonita de la zona, Garganta la Olla.

Hay que decir, en primer lugar, que Garganta la Olla tenía un nombre más bonito en la Edad Media, ya que en aquella época el pueblo era conocido como Ad Fauces, que en latín significa junto a las gargantas. Pese a esto, la actual denominación no le viene mal, ya que la población está en el fondo de una enorme hondonada y se encuentra en la confluencia de dos gargantas (las mismas que en el medioevo ya formaban parte de la designación latina).


La Vera ya es, de por sí, una zona un tanto recóndita, y Garganta la Olla ni siquiera está en la carretera principal que atraviesa la comarca, por lo que se encuentra bastante aislado de todo. Dado que solo se accede al pueblo por pequeñas carreteras no es de extrañar que el mismo tenga poco más de 900 habitantes. Es uno de esos asentamientos en los que la población está cayendo lenta pero inexorablemente desde hace 70 años, el lugar es bonito, pero de eso, en un sitio así, solo pueden vivir unos cuantos. Yo recomiendo su visita, a mí me gustó y nos encontramos, además, conque nos trataron muy bien.

Garganta la Olla destaca principalmente por la buena cantidad de elementos de arquitectura popular que conserva. Para verlos, nosotros al llegar aparcamos pronto y, para empezar, recorrimos entera la Calle Chorrillo, que es la más importante y llega hasta la Plaza Diez de Mayo, la que ejerce de centro neurálgico de la localidad.



La Calle Chorrillo está flanqueada por un buen número de casas del siglo XVI y XVII, muchas de las cuales conservan en buen estado las balconadas sobre vigas de madera y otros componentes originales que están bien identificados. Me llamó la atención que en los dinteles de piedra que coronaban muchas de las puertas y ventanas, así como en otros elementos supervivientes de la Edad Moderna, estaban bien visibles fechas, nombres y símbolos que tenían pinta de llevar ahí tanto tiempo como las viviendas.



La pena (para el visitante) es que esas casas son privadas, tanto que en una de ellas vi entrar a un señor que venía de currar del campo, tal cual. Debido a eso creí que nos íbamos a ir sin ver ninguna por dentro, pero tuvimos mucha suerte y acabamos visitando la más interesante de todas, La Casa de Las Muñecas, que data del siglo XVI. Por su nombre y por su aspecto esta casa es como de cuento, pero en realidad las muñecas eran las prostitutas que trabajaban allí hace 500 años.


La Casa de Las Muñecas tiene hoy día un negocio de alimentación en su parte baja, nosotros nos detuvimos en él para comprar un poco del afamado pimentón de La Vera, un producto que tiene su denominación de origen protegida. El que nosotros compramos me he fijado después y no se si se ajusta a los cánones que se exigen para usar la denominación Pimentón de La Vera, ya que el envoltorio es bastante sibilino y en ningún lado pone de manera explícita que sea pimentón de La Vera, ni que tenga la denominación de origen protegida. Solo dice que es pimentón y que se produce en Aldeanueva de la Vera, ergo es pimentón de La Vera, pero en ninguna frase aparecen juntas las palabras pimentón y La Vera, ni se dice lo de la denominación, por lo que supongo que no se ajusta por alguna razón a los preceptos necesarios para ser llamado Pimentón de La Vera.


Con independencia de esto, que no es relevante, lo que sucedió fue que mientras María compraba la bolsa de pimentón, yo, que me había salido del local, intenté asomar la cabeza por el vecino portón entreabierto que daba al recibidor de La Casa de Las Muñecas, y un señor que no estaba muy lejos y que parecía estar ocioso me preguntó si quería ver bien su interior. Fui afortunado, porque la persona en cuestión, que resultó llamarse Mario, era la propietaria actual de la vivienda y del negocio donde acabábamos de comprar el pimentón. Según nos dijo, él y su familia son de Plasencia, pero viven allí, en esa impresionante casona. Con mucha amabilidad nos abrió la puerta y accedimos al enorme vestíbulo de la misma, desde donde apreciamos perfectamente su distribución. Me pidió que no echara fotos y yo respeté su voluntad, pero a cambio nos contó que la edificación, además de 140 m² de buhardilla, tiene otros 520 m² divididos en dos pisos. El segundo de ellos cuenta con un balcón corrido interior adonde dan las habitaciones y que se asoma a la entrada. En total, en la casa había hasta 28 habitaciones, la más grande, que tiene casi 40 m², era la de la madame. Esta estancia cuenta con tres ventanas, una orientada a cada punto cardinal (por el cuarto está la puerta de la habitación). Desde ellas la señora controlaba todo lo que pasaba en los alrededores (en la imagen inferior se ve, en la primera planta de la casa azul, la ventanita desde la que avistaba la embocadura de la plaza mayor).


Las 28 habitaciones estaban comunicadas entre sí por dentro y, por lo visto, en el sótano del inmueble arranca un túnel que se supone que llegaba hasta la plaza (los más osados dicen que iba hasta las afueras), y que servía para entrar y salir del lupanar con discreción. Mario nos dijo que ese fue el primer prostíbulo oficial de España. Eso no se si es cierto, pero lo que sí es seguro es que se creó a raíz de la llegada de Carlos I a La Vera para que su séquito pudiera aliviar las calenturas. En Jarandilla de la Vera hay otra casa parecida, cuya fachada también está pintada de azul añil, pero la de Garganta, gracias a Mario y a su familia, parece estar en un mejor estado de conservación.

El otro lugar que vimos por dentro en Garganta la Olla fue la Iglesia de San Lorenzo Martir, que está en la zona más alta del pueblo. Siempre me gusta entrar en algún edificio cuando visito los sitios, para que no se quede todo en un mero callejeo, así que me alegré de poder dar una vuelta por el interior de este.



Por lo demás, nos dimos detenido paseo, el pueblo tiene muchos rincones pintorescos y merece la pena verlos con calma.

Nosotros, tras dejar atrás la Plaza Diez de Mayo pasamos, por ejemplo, por la Calle Huertas, que a pesar de la cantidad de coches que tiene aparcados es muy pintoresca y es un lugar perfecto para comprobar como es la arquitectura tradicional de la zona, en la que destacan las casas con soportales y con balcones sostenidos mediante vigas de madera.



Más allá, casi en el extremo norte del pueblo, está la Calle Piornala, en la que es digna de observar una casa soportada por tres vigas que están apoyadas en una roca sin más. La estructura que sujeta la vivienda produce un poco de vértigo.


Tras llegar a la Plaza Portal y ver la Iglesia de San Lorenzo nos encaminamos de nuevo al sur, hacia la Plaza Diez de Mayo. Garganta La Olla no es la típica población turística en la que todo está montado para que el entorno sea armónico. Económicamente Extremadura en general no está para tirar cohetes y en los pueblos cada uno tiene su casa como puede, pero en Garganta se ve que tratan de que haya la mayor cantidad posible de lugares vistosos.



En definitiva, me fui con buen sabor de boca, y eso que no vimos el museo etnográfico ni el museo dedicado a la inquisición que parece que hay. No fue necesario para irme contento.



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado GARGANTA LA OLLA.
% de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Cáceres: 50%.
% de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 34'9%.


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