28 de julio de 2020

TERUEL 2020

Ya puedo decir por mí mismo que Teruel existe y, es más, estoy en posición de afirmar, después de la visita del otro día, que es una ciudad que merece la pena.

Dicho esto, tengo que empezar el presente post hablando del contexto en el que seguimos. Llevaba más de un mes sin escribir en el blog, en parte porque hemos estado de mudanza durante el mes de julio y eso siempre absorbe, pero también porque la vida sigue golpeada por el impacto del maldito SARS-CoV-2. En efecto, durante la primavera de este apocalíptico año la crisis de la COVID-19 nos ha tenido dos meses metidos en casa y luego ha provocado que durante el largo desconfinamiento haya sido muy complicado moverse. En junio hicimos un esfuerzo para inventarnos algunos planes, pero la cosa no se arregla, la pandemia nos sigue azotando y tras lograr una relativa estabilidad están apareciendo por doquier un montón de rebrotes. En España se está extendiendo un cierto clima de psicosis, no entre toda la población, pero sí entre parte de ella. Yo, a pesar de esto, no quería dejarme llevar por la negatividad y he programado unas vacaciones que sean compatibles con la realidad que estamos viviendo, pero que no se vean afectadas por el clima catastrofista. Por ello busqué un lugar asequible y retirado donde pudiéramos pasar unos días tranquilos, haciendo senderismo, que es un plan muy aséptico. Lo encontré en los Pirineos franceses, por lo que hemos pasado unos días en Ax-les-Thermes. Esto, sin embargo, será objeto de otro post. Este se va a centrar en la tarde-noche que pasamos en Teruel, que es donde paramos a pernoctar camino de Francia.

Dada la preocupación que hay en España con el tema de los rebrotes, existe mucha información sobre qué sitios están peor o mejor en ese sentido, por lo que unos días antes de partir vi que atravesar la Península Ibérica es como cruzar un campo de minas, dado el elevado número de lugares afectados por casos de COVID-19 que hay repartidos por la geografía nacional. Yo no estoy muy preocupado por el tema, pero tampoco quiero ser irresponsable y, sobre todo, cumplo las normas, así que me propuse atravesar el país evitando puntos conflictivos y sin entrar en bares ni parar en ninguna población, salvo para dormir, con la idea de evitar riesgos. Llevando bocadillos solventamos el tema de las comidas y para pernoctar elegí hacerlo en Teruel, que permanece ajeno a los rebrotes y que nos cogía más o menos de camino. Además, reservé un par de habitaciones en el Parador de Teruel, en principio porque es un hotel que ofrece todas las garantías de salubridad del mundo. Sin embargo, no se puede negar que, además de por precaución, también nos alojamos allí para darnos el gustazo.


El Parador de Teruel es el 19º establecimiento de la cadena Paradores de Turismo en el que he pernoctado (el 8º desde que escribo este blog). El mismo es menos señorial que otros que conozco, pero lo disfruté mucho. Se inauguró en 1956, por lo que es el 19º más antiguo de los 98 que ya hay. Su edificio es un palacete de inspiración mudéjar, lo que hace que a pesar de ser menos espectacular que los de otros Paradores, en Teruel se encuentre dentro de contexto.


Al hacer la reserva no miré cuales eran los servicios que ofrecía el Parador, pesaron más otras circunstancias, pero al llegar nos enteramos de que tiene piscina y de que estaba abierta. Dado que iba con María y con las niñas, desde el momento en el que nos lo dijeron en recepción fui consciente de que íbamos a aprovecharla. Yo no soy muy aficionado a las piscinas, pero en este caso no me resultó difícil darme un chapuzón, porque hacía bastante calor y porque está realmente bien, la han hecho rodeada de una amplia explanada de césped, a pocos metros del edificio principal, y su recinto es muy agradable.


Como pude comprobar, allí se podían respetar perfectamente las medidas de distanciamiento social, así que fue un rato relajado. El otro momento conflictivo en el hotel, en relación con las posibles bullas, era el del desayuno, pero también estaba bien resuelto: para evitar aglomeraciones se organizaron turnos y en el mostrador del desayuno bufé todo lo habían empaquetado, o bien se cogía con unas pinzas individuales que nos dieron a cada uno. El uso de la mascarilla para ir a coger la comida era, por otro lado, obligatorio, pero no fue desagradable cumplir lo que estaba prescrito y pudimos desayunar a gusto. Por lo demás, la noche antes decidimos no quedarnos en el Parador para cenar. Creímos que iba a ser posible dar un paseo por Teruel y buscar un sitio seguro sin problema y, en efecto, no fue complicado. En Teruel lo que vi se parece a lo que hay en Sevilla: la gente que sale de casa necesita desfogar y, aunque se cumplen las medidas de seguridad, los veladores están llenos y la gente parece estar en actitud distendida, pese al uso generalizado de mascarillas.

El Parador de Teruel está algo separado del casco urbano, por lo que es necesario coger el coche para ir al centro. Nosotros aparcamos junto al Camino de la Estación y por esta calle llegamos hasta La Escalinata, que es un monumento en sí mismo y que, además, permite salvar el desnivel que hay entre la parte baja de la ciudad y el meollo turolense, que está en alto.



La Escalinata se inauguró en 1921 y aunque su propósito era eminentemente práctico, el ingeniero José Torán de la Rad, a quien se debe el diseño, decidió darle un carácter monumental para engrandecer el acceso al casco antiguo de Teruel desde la Estación de Trenes, que está abajo. No cabe duda de que lo consiguió.




Una vez que llegamos arriba de La Escalinata enfilamos la Calle Nueva, ya que es la que lleva a la Plaza del Torico, en cuyo centro está el monumento turolense más emblemático, la Fuente del Torico. No íbamos a tener mucho tiempo para explorar la ciudad, así que quise ir al grano. No dejar de echarle un ojo al símbolo de Teruel era mi principal objetivo.



Después de ver la fuente regresamos en la misma dirección, buscando ya un buen lugar para cenar, pero recorriendo la calle paralela a la de la ida, que se llama Ramón y Cajal. En esta vía peatonal casi paramos para quitarnos el hambre, dado que tenía muy buena pinta. 


También habíamos visto muy animado, pero no demasiado, el Paseo del Óvalo, que es donde termina La Escalinata. Sin embargo, buscando un bar no llegamos allí, porque andando desembocamos en la Plaza de San Juan, un espacio muy diáfano al que se abren varios edificios oficiales. A ella da, igualmente, el inmueble que alberga el Teatro Marín y el Casino de Teruel, en cuyo bajo se abre un bar llamado Ambigú, el cual tenía muchas mesas repartidas por una de las esquinas de la plaza. 


Allí fue donde nos sentamos a cenar. Se da la circunstancia de que el bar realmente estaba especializado en jamón, así que además de unas patatas bravas que estuvieron muy buenas me pedí un bocadillo de jamón de Teruel. El jamón turolense no es el de Jabugo, pero tiene denominación de origen y una cierta fama, así que me pareció una buena oportunidad para probarlo.

En general el Ambigú Jamónbar me gustó, aunque hay que decir que en la carta ponía los precios del interior, no de la terraza, donde la comida era más cara, sin que eso quedara muy claro, por lo que el precio final, sobre todo por la sorpresa del incremento, nos pareció un poco excesivo.


En cualquier caso, Teruel se merece una visita más detallada. Cierto es que es la capital de provincia más pequeña de España, que es una ciudad que está un poco aislada en mitad de ninguna parte, y que se halla muy mal comunicada viniendo desde el sur, como pudimos comprobar, pero está muy cuidada y me pareció que tiene un centro muy amable y coqueto, a la par que animado en las noches de verano. Además, con los años han adquirido bastante renombre algunos de sus monumentos, construidos en estilo mudéjar, ya que es una población con una cierta historia. Yo esos monumentos no los vi de cerca, quedan pendientes para la próxima visita, que espero que no se demore demasiado.



Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado TERUEL.
% de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Teruel: 20%.
% de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 35'7%.


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