Empiezan las vacaciones. Ha llegado el momento de aprovechar de verdad el verano y a partir de mañana martes ya tenemos cosas planeadas, pero el pasado sábado no pensábamos hacer aún nada relevante. No obstante, surgió la posibilidad de echar un día en la costa de Huelva y no la desaprovechamos.
Lo cierto es que, a veces, cuando uno va a la playa no entra en contacto para nada con ningún núcleo habitado. Sin embargo, esta vez tuve suerte y, si bien me dejé llevar y no tuve nada que ver con el plan, lo cierto es que me vi pasando la jornada en el casco urbano Isla Cristina. Gracias a eso conocí parte del pueblo. Además, pude comprobar que su vertiente marítima es una auténtica maravilla, puesto que es mucho más natural y salvaje de lo que podría parecer. En ella echamos un intenso día, disfrutando de ese pedacito de la costa onubense.
El caso es que hoy, 16 de agosto, es el cumpleaños de mi sobrina, que está veraneando con sus padres en Isla Cristina. La idea era darle una sorpresa, yendo a comer para celebrarlo, pero aunque yo estoy en mi primer día de vacaciones, para María aún es un lunes laboral. En consecuencia, adelantamos la visita y nos plantamos en Isla Cristina a media mañana del sábado 14 de agosto. Este pueblo, a pesar de su nombre, no está en una isla, sino en una península.
En consecuencia, Isla Cristina tiene por el sur una especie de paseo marítimo, pero este da a la laguna salada que acaba en el Dique de Levante. Para asomarse al mar abierto hay que recorrer una larga pasarela de madera, llamada Puente de la Gola, que atraviesa la albufera.
No muy lejos del acceso al Puente de la Gola estaba el lugar donde se encontraba pernoctando mi sobrina con sus padres. En consecuencia, hasta allí fuimos, y en la Barriada Punta del Caimán aparcamos el coche.
La Barriada Punta del Caimán es la que está más al sur del casco urbano de Isla Cristina y es la que llega hasta el Puente de la Gola. Dada la hora a la que llegamos, lo primero que hicimos fue tomarnos una buena media mañana.
Lo hicimos en la Pastelería Cafetería Pavón, un negocio que da a la Avenida Federico Silva Muñoz. El café y la media con tomate que me pusieron fueron aceptables, sin más, aunque los camareros fueron eficientes al servirnos y estuvimos a gusto en las mesas del velador.
La rectilínea Avenida Federico Silva Muñoz es la gran arteria que conduce desde el centro de Isla Cristina hasta la Avenida del Atlántico.
La Avenida del Atlántico es la que hace de paseo marítimo y, por tanto, es paralela a la playa. Por un lado bordea el límite sur de la Barriada Punta del Caimán y por el otro se asoma a la laguna que forma el Dique de Levante.
Una vez que ya teníamos los cafés y las tostadas en el cuerpo nos dirigimos a la playa. He de reconocer que, al estar con parte de mi familia política, no tenía apenas voz, ni voto alguno, a la hora de decidir donde plantar las sombrillas. Por eso, tras recorrer la pasarela de madera que acerca al mar, no tuve más remedio que seguir a mi cuñada, que decidió que lo mejor era que nos colocáramos en la punta más occidental de la Playa de La Gaviota. Para llegar allí caminamos fatigosamente por la arena durante más diez minutos, cargados con un montón de bártulos. Teniendo en cuenta que en menos de una hora había que desandar el camino para ir a comer al restaurante donde ella misma había reservado mesa, sito en la Barriada Punta del Caimán de la que procedíamos, he de reconocer que juré en arameo con el paseo. Sin embargo, por fortuna no llegué a refunfuñar en voz alta, gracias a lo cual no quedé como un cretino, porque es de justicia reconocer que el lugar donde nos instalamos me flipó.
Aunque la Playa de La Gaviota es larga, dado que toda la costa de Huelva es como un continuado arenal ininterrumpido, la misma por el oeste sí está delimitada por la desembocadura de la albufera a la que ya he hecho referencia. Dada esa circunstancia, la parte occidental de la Playa de La Gaviota es como una lengua de arena de gran belleza, sin salida, poco concurrida y desde donde se aprecian unas vistas muy bonitas. Llegar al extremo mismo de la playa me encantó.
También me gustaron las vistas de Isla Cristina desde lejos. Por el lado de la laguna la gente también se baña y es un buen sitio para coger coquinas cuando la marea está baja.
Si dudé de mi cuñada pido disculpas, porque gracias a ella conocí un lugar maravilloso. La Playa de La Gaviota estaba muy tranquila en ese extremo y es muy tendida, por lo que, cuando la marea está alta, puede uno adentrarse en el océano, caminando con el agua por las rodillas, y cuando está baja se queda a la vista un arenal mojado enorme.
Aparte de eso, no deja de ser cierto que, tras el pateo por la playa, me di un baño y en seguida tuve que regresar por donde había venido, ya que, como he dicho, fuimos a comer al Bar Verbena Casa Manino, que está en la Plaza Almería. Mi cuñada conocía el lugar y por esa razón fuimos allí a comernos un buen arroz que había encargado
A mí me encanta salir de mi zona de confort, y por eso disfruté tanto de esa comida a 40º a la sombra, en chanclas y en bañador, con restos de sal y de arena por todo mi cuerpo, y en un restaurante de batalla, que ni siquiera se encontraba al borde del mar, sino que estaba en medio de un barrio bastante poco favorecido.
Ese plan playero sureño hardcore, que tantos aficionados tiene, yo no lo soportaría muy a menudo, pero, como digo, creo que es muy saludable salir de la zona de confort de vez en cuando y, en consecuencia, me sentó como un soplo de aire fresco comer en esas condiciones. El arroz estaba bueno y, además, me tomé un par de cervezas, disfruté de un rico tomate aliñao y, sobre todo, me zampé las mejores sardinas que he tomado en mi vida. En el post dedicado a Manilva del otro día dije que al ir allí teníamos antojo de este pescado y, en efecto, nos comimos un espeto muy bueno, pero aquellas sardinas no son comparables con las del Bar Verbena Casa Manino, que resultaron ser las mejores que he catado.
Tras una larga comida, con su correspondiente sobremesa, en la que no faltó el café y el chupito de vodka caramelo, llegó el momento de volver a la arena a hacer la digestión al sol. Al plan hardcore, como digo, no le faltó de nada. Sin embargo, ni el nuevo pateo hasta la toalla, ni el posterior rato vespertino en la playa me pesaron. En realidad, me eche una cabezada bajo la sombrilla, estuve muy a gusto explorando los alrededores, me volví a bañar un par de veces y, cuando me di cuenta, estaba empezando a bajar el sol y era hora de volver a casa.
La vuelta fue parsimoniosa. De hecho, tras abandonar la playa estuvimos un rato matando el gusanillo con un picoteo improvisado en un banco de la Plaza Emiliano Cabot, antes de coger el coche. Después, nos despedimos y emprendimos la vuelta a casa, con la sensación de haber pasado un día desestresante a tope.
Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado ISLA CRISTINA.
En 2012 (primera visita incompleta), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Huelva: 25'3% (hoy día, confirmada ya esta visita, 30'4%).
En 2012 (primera visita incompleta), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 16'8% (hoy día, confirmada ya esta visita, 20'8%).
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