9 de abril de 2022

VILLANUEVA DE LA CONCEPCIÓN 2022

Villanueva de la Concepción es uno de los municipios más jóvenes de Andalucía. Hasta la Edad Media, su territorio estuvo habitado en varias ocasiones, pero durante toda la Edad Moderna esa zona de la provincia de Málaga se mantuvo despoblada. En el Siglo XVIII, la nueva acumulación de gente en el lugar donde ahora se asienta el pueblo fue consecuencia de la conversión en Camino Real de la senda que existía entre Málaga y Antequera. La ruta entre dichas poblaciones ya existía desde el medioevo, pero el estado del camino no era bueno. En ese siglo XVIII, en el marco de una política general de inversión pública, promovida a nivel nacional desde el gobierno central, que estuvo basada en mejorar la red de comunicación terrestres para facilitar el comercio y el tránsito de personas, el trazado entre Málaga y Madrid se arregló, incluido el mencionado trozo que unía la capital malagueña con Antequera. Así, el sendero se ensanchó, y se le dotó de buenos puentes y de un firme que permitiera el paso de carruajes. Gracias a esas mejoras, impulsadas por la Corona española, el trayecto subió de estatus y pasó a ser considerado Camino Real. Junto a la nueva importante vía, pronto empezaron a surgir alquerías, cortijos y otros asentamientos. El de Villanueva de la Concepción tomó carta de naturaleza oficial como Población Rural el 3 de noviembre de 1880. Ese es el punto de partida del pueblo, que fue creciendo con los años. El proceso de segregación de Antequera, de quien dependió desde su conformación, se inició justo un siglo después, en 1980. A partir de ahí, se fueron dando, con lentitud, pero sin pausa, los pasos necesarios para que Villanueva de la Concepción se constituyera en Ayuntamiento independiente. El proceso culminó en 2010. Por tanto, como ente autónomo, El Pueblecillo está a punto de entrar en la adolescencia.


Teniendo en cuenta lo que he contado, es evidente que en Villanueva de la Concepción no hay un solo edificio histórico. El pueblo, eso sí, goza de una situación privilegiada con respecto al Torcal de Antequera. De hecho, fue la cercanía al acceso a ese espacio protegido lo que hizo que nosotros recaláramos allí, el pasado fin de semana.


Lo cierto es que el Torcal está dentro de los límites municipales de Antequera, pero el Centro de Visitantes Torcal Alto, que ejerce de puerta de acceso a esa pedregosa maravilla, está tan solo a nueve kilómetros de Villanueva de la Concepción


Antequera, en cambio, queda a quince kilómetros. En cualquier caso, yo no hubiera tenido problemas por pernoctar en Antequera para ir al Torcal, pero el alojamiento perfecto, bonito y barato, apareció en Villanueva de la Concepción, así que la oportunidad para conocer este pueblo apareció sola.

En la actualidad, en Villanueva de la Concepción viven casi 3.500 personas. Como no podía ser de otra forma, dado su origen reciente, la estructura de su entramado urbano es muy cuadriculada, y la carretera MA-3404, que se denomina Avenida de Blas Infante al atravesar el pueblo, ejerce de espina dorsal de este. 


El resto de las calles, tanto a un lado como al otro, siguen una trayectoria más o menos paralela o transversal a esa avenida principal. 

Sin embargo, seguramente porque al ir construyendo las calles paralelas a la Avenida de Blas Infante se intentaron seguir las curvas de nivel, las vías no corren unas al lado de las otras, siguiendo un paralelismo exacto, sino que hay una cierta irregularidad en los trazados, que hace que la planta del pueblo parezca más o menos natural. He visto poblaciones, en zonas llanas, que se extienden en cuadrículas mucho más perfectas, lo que siempre produce una inevitable sensación de artificialidad. En Villanueva de la Concepción no tuve tanto esa impresión.


Con independencia del entramado urbano, en Villanueva todo es moderno. No obstante, me sorprendió lo bien surtido que está el pueblo en lo que a equipamientos se refiere. En efecto, vi una buena zona deportiva montada en una simple plaza, perfecta para que los chavales hagan deporte sin líos, también había varias áreas de juegos infantiles, un camino bien habilitado que, bordeando la carretera general, permitía alejarse del casco urbano paseando (o corriendo, como yo hice), un campo de fútbol, un pabellón cubierto y una piscina, que solo vi desde fuera, pero que tenía una pinta muy apañada.

Sin embargo, lo que más me gustó fue que me di una buena vuelta por la población y vi bastante vida. El caso es que nosotros llegamos a Villanueva el viernes por la noche, cansados y con el tiempo justo para ir al supermercado, cenar y acostarnos. Al día siguiente había que madrugar, y nos esperaba una intensa ruta por el Torcal. El sábado por la mañana lo dimos todo en la excursión, pero, pese a esto, tras volver al apartamento, después de pegarme una siesta en condiciones para reponerme del pateo senderista, me fui a explorar un poco el pueblo y a correr. María y las niñas tenían que estudiar, se habían llevado sus tareas y en la salita de nuestro alojamiento se impuso el ambiente de trabajo, por lo que yo aproveché para darme un paseo y para entrenar un rato. Gracias a eso, recorrí la parte norte de Villanueva de la Concepción de cabo a rabo. Como digo, vi movimiento de personas, dado que había niños jugado al fútbol, padres con peques en los parques infantiles, gente en los bares y en las plazoletas, caminantes, e incluso me crucé con otro tío que iba corriendo, cosa que no me esperaba en un lugar como ese.

En relación con los sitios destacados que vi, la verdad es que en Villanueva no hay vestigios pintorescos, como ya he explicado. Todo es más o menos reciente, pero destaca lo cuidado que están sus principales enclaves, circunstancia que hace que aquello sea muy agradable. En el extremo noreste del pueblo, por ejemplo, destaca el Mirador Francisco Pérez Castro, que permite apreciar unas bonitas vistas.



Sin embargo, en este caso me extrañó como, tras habilitar el mirador, parece que lo han saboteado. Supongo que no se ha podido evitar, pero alguien ha construido un edificio justo delante, que encima se ha quedado a medio hacer, por lo que da una imagen aún peor.


Debido al esqueleto en obras de ese edificio, desde el Mirador hay que echarle buena voluntad para mirar en la dirección oportuna y que el mamotreto no entorpezca la panorámica.

Aparte de eso, en la travesía que atraviesa el pueblo me gustó el Parque Antonio Bolívar. Es muy alargado y está dividido en varias partes, que cuentan con atractivos elementos decorativos. 



Nosotros nos alojamos en los Apartamentos Villa Torcal. Su entrada estaba en la Calle Sorolla, que era una vía tranquila sin demasiada historia.


No obstante, las vistas desde el apartamento daban a la Avenida de Blas Infante, que tenía bastante más movimiento. En líneas generales, el alojamiento estuvo de diez.


Durante mi paseo vespertino, yo me moví por la Avenida de Blas Infante y por la parte norte del pueblo. Por allí es donde están el colegio, la piscina y el campo de fútbol. Para cenar, en cambio, nos fuimos para las calles que quedan al sur de la avenida principal. En ellas, las viviendas no eran muy diferentes, en toda la población predominan las casas unifamiliares, más o menos modernas, de una o dos plantas. Sin embargo, al norte de la travesía las vías tienden a tener nombres de personas o de plantas, mientras que al sur, las mismas tienen denominaciones como Calle Real, Calle Nueva o Calle Mercado. Por eso, deduje que esa era la zona considerada como el centro de la localidad. Nosotros cenamos en el Bar Jiménez, que está en la Calle Real y se asoma a la Plaza de Andalucía.


Por como se llenó el Bar Jiménez, no me cabe duda de que fuimos al lugar de referencia de los autóctonos, para tapear y para tomar unas cañas un sábado por la noche. La anécdota fue que pedimos una serie de tapas y nos pusieron unas raciones minúsculas. Me pareció tan extraño, que dudé si iban incluidas con la bebida, siguiendo la tradición habitual en Andalucía oriental. Luego vi que no, por lo que, como no estaba dispuesto a que nos fuéramos con hambre, nos liamos a pedir mini tapitas de aquellas, esperando que no costaran 3 euros cada una. Finalmente, resultó que cada una salía por 1'20. Ese precio, evidentemente, era el lógico, e hizo que, por poco más de 20 euros, nos tomáramos las bebidas y cuatro tapitas por cabeza. Nos fuimos de allí completamente saciados. La relación cantidad-precio, al final, fue magnífica. Al salir del bar, nos echamos una fotito en la Plaza de Andalucía.


A pesar del paseo exploratorio de la tarde del sábado y de la salida a cenar, me había quedado sin ver la mayor parte del sur pueblo. Por ello, el domingo, antes de irnos, nos dimos otra vuelta por esas calles, que vuelven a tener topónimos de personas. La Calle Real, por ejemplo, acaba de una manera un tanto abrupta, con un murito y unas escaleras, y abajo de estas empieza la Calle Pintor Antonio Montiel, que está impecable.


En la Plaza Pablo VI estuvimos sentados un ratito, y también vimos la Plaza García Caparrós, que es uno de los lugares recomendados del pueblo. En nuestro camino de regreso pasamos por la Calle San Antonio, que es donde está la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción.


En definitiva, doy por conocido otro pueblo de los que normalmente no se visitan por que sí. Para ir a esa clase de poblaciones es menester aprovechar las oportunidades que vienen dadas por el hecho de querer conocer otros lugares que sí son más destacados. En este caso, fue el Torcal lo que nos llevó a Villanueva de la Concepción. Pernoctar allí acabó siendo la mejor de las ideas.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado VILLANUEVA DE LA CONCEPCIÓN.
% de Municipios ya visitados en la Provincia de Málaga: 18'4%.
% de Municipios de Andalucía ya visitados: 21'2%.


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