14 de agosto de 2023

OJÉN 2023

Hace unos días, hablé en este blog de un pueblo malagueño denominado Gaucín, y ahora me voy a centrar en otro llamado Ojén.


Gaucín y Ojén son dos localidades cortadas por el mismo patrón, pero, en realidad, esta segunda es mayor. Cuenta con unos 4.200 habitantes. Más allá de eso, ambas son poblaciones serranas y blancas, que se asoman a la Costa del Sol. No obstante, a pesar de lo cerca que tienen el mar, el ambiente playero les resulta totalmente ajeno.

De todas formas, yo no estuve en Ojén y en Gaucín en el marco del mismo viaje. A este último pueblo, fui a principios de agosto, cuando estuve pasando una semana en la Casa Rural Cortijo Don Pablo, con mi familia política. De eso he hablado en el post anterior. En cambio, a Ojén he ido en los días en los que he estado, con María y con las niñas, en Marbella, disfrutando de la tercera fase de las vacaciones estivales de este 2023. 

El plan marbellí ha sido muy playero, pero una tarde decidimos hacer algo diferente, y nos metimos un poco hacia el interior de la provincia, para ir a conocer Ojén, que nos habían dicho que es un lugar que merece la pena. Entre esta localidad y Marbella apenas si hay 8 kilómetros de distancia.

El principal atractivo de Ojén, aparte de sus blancas y cuidadas calles, son sus cuevas de origen cárstico. En el Neolítico, estuvieron habitadas, y ya en tiempos más recientes se han usado para dar abrigo al ganado. A finales de 2005 se restauraron, y se abrieron a las visitas. Hoy día, podemos distinguir entre las Cuevas Altas y las Cuevas Bajas. Estas últimas se encuentran habilitadas para usos culturales. Por lo visto, en ellas se celebra, desde un belén viviente, a la fiesta de Halloween del pueblo. Yo me quedé cerca, pero no las vi. Las altas, en cambio, sí las exploré. 


Las Cuevas Altas son dos. Una está más arriba que la otra. La que se halla abajo es la Cueva de las Campanas, y la superior se denomina Cueva de las Columnas. Esta última tiene el atractivo añadido de que ejerce de mirador.



A la Cueva de las Columnas se llega subiendo por una escalera de considerables dimensiones, que hace que no sea accesible para todo el mundo. Arriba, la caverna está arreglada, pero no es muy grande. 



En mi opinión, lo más destacado de la Cueva de las Columnas no es la propia cavidad, sino las vistas que se ven desde la barandilla que la cierra. Con respecto a la Cueva de las Campanas, esta se encuentra al nivel de la Calle Carretera, que es el nombre que recibe la carretera A-7103, cuando se convierte en travesía, al atravesar Ojén.


La Cueva de las Campanas es una gruta más cerrada, a la que se accede por una puerta, que supongo que se cierra en algún momento.


En ella, es más acusado el problema de las cuevas, que es que no están limpias, y que desprenden un desagradable tufillo a pis. Para mí, es indignante que existan personas tan incívicas, como para dejar latas y plásticos en un sitio así, pero el hecho de que haya gentuza que se dedique a orinar y a pintar en las paredes, en un lugar que es un referente local, provoca que se me caiga el alma a los pies. El nivel educativo y moral de un porcentaje de la población es deprimente.


En todo caso, tras ver las cuevas, abandonamos la travesía y, bajando, nos dirigimos al centro del pueblo, para cenar. Las callejuelas que vimos, a lo largo de ese paseo, me encantaron.



El epicentro de Ojén es la Plaza de Andalucía. Se trata de un espacio irregular en su distribución, pero, a la vez, precioso y lleno de vida.


En la Plaza de Andalucía está la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, y también la Fuente de los Chorros, que es el símbolo del pueblo.


La Fuente de los Chorros es más emblemática por la importancia práctica que tuvo antaño, que por su relevancia histórica, ya que data de 1905. No obstante, contribuye a darle un toque fresco y pintoresco a la plaza en la que se asienta. Tras pasar por ella, el agua es transportada mediante acequias, hasta las afueras de la localidad, y se usa para el riego.

La Plaza de Andalucía estaba muy animada. Arriba, en la travesía, habíamos visto algo de movimiento, pero luego el pueblo me pareció que se encontraba bastante tranquilo... hasta que llegamos a su meollo. En las fotos, se aprecia el buen ambiente que había allí. Para cenar, María y yo decidimos dejar que fueran Ana y Julia las que eligieran dónde hacerlo. Había hasta seis bares distintos en los que sentarse, en la propia Plaza de Andalucía y en el contiguo Paseo de Ojén, pero fueron a elegir el que menos me apetecía. Se llamaba Vikingo Taberna Gourmet. A mí, el nombre me echó para atrás, ya que no pegaba nada en un sitio como Ojén. Sin embargo, estaba cantado, realmente, que las niñas iban a elegir ese negocio para que comiéramos, habida cuenta de que anunciaba en la pizarra que las carnes a la brasa eran la especialidad de la casa. Pues bien, tengo que decir que, en ese lugar, me tomé las costillas de cerdo más deliciosas que he probado en mi vida.


Mi bagaje, a la hora de tragar carnaca, es limitado, pero he comido costillas un buen puñado de veces, y jamás me habían gustado tanto. Al final, en ese rincón de la Sierra de las Nieves, casi por casualidad, disfruté de uno de los trozos de carne más ricos que he probado. Guiris había por allí unos cuantos, no en vano Ojén está a dos pasos de la Costa del Sol, como he dicho, pero, aun así, fue una agradable sorpresa lo bien que cenamos.

Tras este pequeño paréntesis serrano a nuestra semana de sol y playa, regresamos a Marbella. Sobre este famoso pueblo mediterráneo, y sobre su entorno costero, van a versar los dos próximos posts de En Ole Väsynyt.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado OJÉN.
% de Municipios ya visitados en la Provincia de Málaga: 21'4%.
% de Municipios de Andalucía ya visitados: 21'7%.


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