Desde diciembre de 2021, mi puesto en la Universidad de Sevilla está en la Biblioteca Rector Machado y Núñez. La misma se encuentra a dos pasos de la Avenida de la Palmera, por lo que se halla muy cerca del lugar donde se sitúa, desde hace unos años, el principio y el final de todas las carreras más multitudinarias de Sevilla. Una de ellas es la Carrera Nocturna del Guadalquivir, que se disputa el último viernes de septiembre, desde 1989.
Ya conté, en el post que escribí en 2019 sobre la Carrera Nocturna del Guadalquivir, que esta cita tan clásica estuvo muchos años venida a menos, pero que se revitalizó a partir de 2013. El pasado viernes, comprobé que su estado de salud sigue siendo bueno. La verdad es que se trata de un evento masivo, y, pese a eso, está muy bien organizado. No siempre fue así, pero es evidente que los responsables han aprendido de sus errores, por lo que, hoy día, todos los detalles se cuidan al máximo.
Entre los aciertos, el más importante es que empieza y termina en la Avenida de la Palmera, que es larga y ancha, por lo que puede dar cobijo a miles de personas. De hecho, se trata de una calle tan espaciosa, que permite que se puedan alcanzar las filas cabeceras por los laterales, incluso llegando a la salida con el tiempo relativamente justo. Además, a posteriori también tiene capacidad para ir absorbiendo a los que van acabando. Aparte, se ponen vallas al principio del kilómetro inicial, para evitar que la gente se sume a la carrera sin haber pasado por el arco de salida y cree un tapón, que es algo que sucedía antes. Por otro lado, el recorrido lo han pensado bien, porque se rodea el centro de Sevilla por su primer anillo, que es bastante vistoso, y que está formado por avenidas muy amplias. El circuito no tiene ni una sola esquina, lo que es un acierto, porque posibilita que corran grandes multitudes por él con un mínimo de soltura.
Otro punto a favor de la la Nocturna es que congrega a bastante público en las calles, a pesar de que no es demasiado competitiva. Por eso, se corre por grandes avenidas, flanqueadas por un montón de personas que forman un pasillo humano bien nutrido.
Por último, gran parte del éxito de la carrera radica en que ofrece alicientes para todos. Primero, los que quieren pelear por los puestos de honor pueden hacerlo. No hay premios en metálico, pero los galgos salen en los periódicos mucho más que en otras pruebas. De hecho, a los cracks se les reserva el cajón delantero en la línea de salida, lo que demuestra que se mima a los que compiten de verdad. Segundo, a los que no optamos a ganar nada, pero queremos correr a tope, tampoco se nos ponen trabas. Realmente, resulta muy sencillo salir cerca de la cabeza y encontrar espacio para ir a muerte sin obstáculos. Y tercero, los que prefieren ir tranquilos, o, incluso, los que van a jurdear, está claro que no se sienten intimidados. Este año, María me acompañó, se quedó por los alrededores, sentada en una terraza, y me confirmó que, diez minutos después del pistoletazo inicial, todavía había grupos de personas que iban camino de la salida, sin estresarse ni un poco. En efecto, se dan dos horas para completar 8.500 metros, por lo que casi es posible ir a gatas. En vista de eso, no es raro ver padres y madres empujando carritos de niño, gente disfrazada, abuelos andarines y señoras con bolso.
Yo, como habrá quedado claro, soy de los que se apuntan para ir al máximo, aunque no se tomen tiempos oficiales. Siempre lo he hecho. Por ello, en 2015 me vi corriendo relativamente delante, y me encantó avanzar, con poca gente a mi alrededor, por las amplias avenidas de la ronda histórica, llenas de público en las aceras. Eso es lo que me reenganchó a esta carrera. En 2019, busqué repetir esa sensación, y el otro día pretendía lograr lo mismo. Por suerte, lo conseguí, pese a que cada vez me cuesta más. La verdad es que en 2015 fui a 4:12 el kilómetro, cuatro años después lo hice a 4:17, y este 2024 me he tenido que conformar con marcar una media de 4:28.
Sin embargo, es difícil correr de una manera más estable, que como lo hice el viernes. La prueba es que tomé dos tiempos, uno en el kilómetro 3 y otro en el 8, y la media no se movió de 4:29 hasta el final, cuando mejoró un pelín. Lo cierto es que me aislé, y me adapté de una forma perfecta a avanzar en mitad del caos.
Efectivamente, si la semana pasada, en La Campana, me vi corriendo solo, en la Nocturna me fui al extremo opuesto, que es hacerlo todo el rato rodeado de gente, que te adelanta por los dos lados, o a la que tu mismo sobrepasas, sin que sea posible encontrar a nadie que te sirva de referencia. A pesar de esto, me centré en mis sensaciones, y no me moví de los 4:29 por kilómetro de los que hablaba, hasta que rebasé la banderola del 8. En ese momento, tuve capacidad para meter el turbo, cosa que me alegra infinito.
Recorrer la recta de meta, sita en la Avenida de la Palmera, fue una gozada. Al encararla no iba solo, ni mucho menos, pero pude disfrutar de la calle despejada, antes de que empezaran a llegar las hordas de corredores.
Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 255.
% del Total de Carreras a completar: 25'4%.
Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 37'1%).
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 37'1%).