30 de septiembre de 2024

CARRERA NOCTURNA DEL GUADALQUIVIR 2024

Desde diciembre de 2021, mi puesto en la Universidad de Sevilla está en la Biblioteca Rector Machado y Núñez. La misma se encuentra a dos pasos de la Avenida de la Palmera, por lo que se halla muy cerca del lugar donde se sitúa, desde hace unos años, el principio y el final de todas las carreras más multitudinarias de Sevilla. Una de ellas es la Carrera Nocturna del Guadalquivir, que se disputa el último viernes de septiembre, desde 1989.


En 2023, el día de la Nocturna me tocó trabajar por la tarde, por lo que acabé mi jornada a las 20'30 horas. Dado que me pegué desde mediodía en el interior del edificio, no noté nada, pero, al salir, me encontré con el dispositivo de la prueba ya montado. Teniendo en cuenta que el evento junta a 22.000 personas, la parafernalia que vi era tremenda. Tanto, que los alrededores de la biblioteca estaban vallados, y habían cortado el paso por delante. Esa circunstancia no tuvo mayores repercusiones para mí, puesto que me dejaron irme a casa, pero sí hizo que volviera a tomar contacto con la carrera sevillana más popular, tras varios años sin prestarle demasiada atención. Yo la había corrido nueve veces, desde mi debut en el 2000, pero no había participado en ella desde 2019, y me entraron unas ganas enormes de hacerlo otra vez. Por eso, en la edición número 36 de la cita, me he fundido de nuevo con la marea naranja.


Ya conté, en el post que escribí en 2019 sobre la Carrera Nocturna del Guadalquivir, que esta cita tan clásica estuvo muchos años venida a menos, pero que se revitalizó a partir de 2013. El pasado viernes, comprobé que su estado de salud sigue siendo bueno. La verdad es que se trata de un evento masivo, y, pese a eso, está muy bien organizado. No siempre fue así, pero es evidente que los responsables han aprendido de sus errores, por lo que, hoy día, todos los detalles se cuidan al máximo.

Entre los aciertos, el más importante es que empieza y termina en la Avenida de la Palmera, que es larga y ancha, por lo que puede dar cobijo a miles de personas. De hecho, se trata de una calle tan espaciosa, que permite que se puedan alcanzar las filas cabeceras por los laterales, incluso llegando a la salida con el tiempo relativamente justo. Además, a posteriori también tiene capacidad para ir absorbiendo a los que van acabando. Aparte, se ponen vallas al principio del kilómetro inicial, para evitar que la gente se sume a la carrera sin haber pasado por el arco de salida y cree un tapón, que es algo que sucedía antes. Por otro lado, el recorrido lo han pensado bien, porque se rodea el centro de Sevilla por su primer anillo, que es bastante vistoso, y que está formado por avenidas muy amplias. El circuito no tiene ni una sola esquina, lo que es un acierto, porque posibilita que corran grandes multitudes por él con un mínimo de soltura.


Otro punto a favor de la la Nocturna es que congrega a bastante público en las calles, a pesar de que no es demasiado competitiva. Por eso, se corre por grandes avenidas, flanqueadas por un montón de personas que forman un pasillo humano bien nutrido. 

Por último, gran parte del éxito de la carrera radica en que ofrece alicientes para todos. Primero, los que quieren pelear por los puestos de honor pueden hacerlo. No hay premios en metálico, pero los galgos salen en los periódicos mucho más que en otras pruebas. De hecho, a los cracks se les reserva el cajón delantero en la línea de salida, lo que demuestra que se mima a los que compiten de verdad. Segundo, a los que no optamos a ganar nada, pero queremos correr a tope, tampoco se nos ponen trabas. Realmente, resulta muy sencillo salir cerca de la cabeza y encontrar espacio para ir a muerte sin obstáculos. Y tercero, los que prefieren ir tranquilos, o, incluso, los que van a jurdear, está claro que no se sienten intimidados. Este año, María me acompañó, se quedó por los alrededores, sentada en una terraza, y me confirmó que, diez minutos después del pistoletazo inicial, todavía había grupos de personas que iban camino de la salida, sin estresarse ni un poco. En efecto, se dan dos horas para completar 8.500 metros, por lo que casi es posible ir a gatas. En vista de eso, no es raro ver padres y madres empujando carritos de niño, gente disfrazada, abuelos andarines y señoras con bolso. 

Yo, como habrá quedado claro, soy de los que se apuntan para ir al máximo, aunque no se tomen tiempos oficiales. Siempre lo he hecho. Por ello, en 2015 me vi corriendo relativamente delante, y me encantó avanzar, con poca gente a mi alrededor, por las amplias avenidas de la ronda histórica, llenas de público en las aceras. Eso es lo que me reenganchó a esta carrera. En 2019, busqué repetir esa sensación, y el otro día pretendía lograr lo mismo. Por suerte, lo conseguí, pese a que cada vez me cuesta más. La verdad es que en 2015 fui a 4:12 el kilómetro, cuatro años después lo hice a 4:17, y este 2024 me he tenido que conformar con marcar una media de 4:28.

Sin embargo, es difícil correr de una manera más estable, que como lo hice el viernes. La prueba es que tomé dos tiempos, uno en el kilómetro 3 y otro en el 8, y la media no se movió de 4:29 hasta el final, cuando mejoró un pelín. Lo cierto es que me aislé, y me adapté de una forma perfecta a avanzar en mitad del caos. 


Efectivamente, si la semana pasada, en La Campana, me vi corriendo solo, en la Nocturna me fui al extremo opuesto, que es hacerlo todo el rato rodeado de gente, que te adelanta por los dos lados, o a la que tu mismo sobrepasas, sin que sea posible encontrar a nadie que te sirva de referencia. A pesar de esto, me centré en mis sensaciones, y no me moví de los 4:29 por kilómetro de los que hablaba, hasta que rebasé la banderola del 8. En ese momento, tuve capacidad para meter el turbo, cosa que me alegra infinito.


Recorrer la recta de meta, sita en la Avenida de la Palmera, fue una gozada. Al encararla no iba solo, ni mucho menos, pero pude disfrutar de la calle despejada, antes de que empezaran a llegar las hordas de corredores.


En definitiva, la Nocturna del Guadalquivir es una carrera diferente, y es tan entrañable, que me da igual que no haya ni clasificaciones. Han pasado 24 años desde que debuté en ella, y me produce unas sensaciones indescriptibles. No soy un incondicional, de manera que entre una y otra vez que la corro pasa tiempo, pero, al hacerlo, todas esas emociones vuelven, por lo que sé que repetiré en el futuro.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 255.
% del Total de Carreras a completar: 25'4%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 37'1%).


21 de septiembre de 2024

CARRERA SAN NICOLÁS 2024

Tengo la sensación de que hacía siglos que no cogía carretera y manta, y me iba a disputar una carrera popular de las normales y corrientes, fuera de mi zona de confort, que es la que está centrada en Sevilla capital y en su área de influencia. Así, a bote pronto, que yo recuerde, la última vez que lo hice fue en octubre de 2022, cuando fui a Villaverde del Río. Tampoco hace tanto. Sin embargo, hay que remontarse a diciembre de 2015 para encontrar la anterior. Lo cierto es que vengo pecando un poco de perezoso desde hace tiempo, a la hora de ir a correr a los pueblos que se encuentran algo alejados de la gran ciudad. Nada más que por eso, ya tuvo un significado especial la prueba en la que participé el pasado sábado en La Campana.


La verdad es que, para tomar parte en competiciones más largas o prestigiosas que impliquen viajes, nunca me han dejado de apetecer los líos, pero para las carreras de domingo me he vuelto muy comodón. Hubo un tiempo, hace ya casi dos décadas, en el que me encantaba ir a correr a pueblos random. Por aquel entonces, me juntaba a menudo con un grupo de amigos, y no dudábamos en hacer kilómetros y en explorar las provincias de Sevilla o de Huelva, disputando pruebas variopintas.


No obstante, a la hora de coger el coche, para correr en localidades alejadas de Sevilla capital, ellos eran más intensos que yo, que me unía a sus locos planes solo de vez en cuando. Por eso, participaron en una serie de citas atléticas a las que yo no llegué a acudir. En algunos casos, se me quedó la espinita de no haberlo hecho... y es en este punto donde enlazo con la Carrera Popular San Nicolás, porque esta prueba fue una de esas a las que yo pasé de ir. Poco después de aquel día, fijé mi reto de disputar, al menos, una carrera en cada uno de los pueblos de la provincia de Sevilla, y, desde entonces, me venía arrepintiendo de no haber ido a competir a La Campana, aquella tarde de sábado de septiembre. 

Pese a todo lo dicho, lo cierto es que ya había atravesado una meta en La Campana. Fue en diciembre de 2009, cuando disputé la Carrera Popular de Chamuscaos. Este evento une Fuentes de Andalucía y La Campana, que distan unos 15 kilómetros, con la particularidad de que las ediciones pares acaban en La Campana, mientras que las impares finalizan en Fuentes. Algún día volveré competir en esta cita y hablaré de ella. De momento, solo voy a decir que, a la hora de cumplir mi reto de correr, al menos, una carrera en cada uno de los pueblos de la provincia de Sevilla, me gustaría que las pruebas comenzaran y terminaran en la localidad en cuestión. Por eso, en La Campana la cosa se me había quedado un poco coja. Este 2024, por fin he saldado la pequeña cuenta pendiente. 

Con todo, al final me he encontrado conque la Carrera Popular San Nicolás ha sido algo más que un simple trámite para avanzar en el reto. En realidad, ha resultado ser una gran experiencia. Ya desde el principio, cuando, yendo para La Campana en coche, abandoné la autovía A-4, me adentré en La Campiña de Carmona, y conduje durante 15 kilómetros por una desierta carretera provincial, me di cuenta de que iba a una de esas competiciones en las que los pocos que participan tienen un nivel importante. En ese sentido, el contraste con las ciudades y con los pueblos donde viven los urbanitas es tremendo. Estos, con frecuencia tienen trabajos sedentarios, pero, a la vez, hacen ejercicio para intentar minimizar el impacto de su vida demasiado estática. Muchas de estas personas llenan las carreras populares, habiendo entrenado lo básico, o sin tener unas especiales cualidades. En las poblaciones pequeñas y aisladas, en cambio, la ocupaciones vitales suelen ser duras en mayor medida, y lo de hacer deporte porque sí, sin destacar especialmente, se lleva menos, de manera que solo corren los máquinas, porque a todo el mundo le gusta hacer lo que se le da bien, aunque el entorno no fomente el ocio deportivo. Para ejemplificar este hecho, puedo aportar datos de mi última carrera en Sevilla capital, y compararlos con los de la de La Campana. Así, en octubre de 2022, en la Carrera Casco Antiguo, corriendo yo a 4:27, acabé el 460, y llegaron por detrás mía 2.151 runners, es decir, el 82'4% del total. El sábado, yendo al mismo ritmo, crucé la meta en el puesto 30, pero me siguieron apenas 44 atletas, o sea, el 59'5% de los que habían tomado la salida. Lo que quiero reflejar es que, para los corredores de un nivel medio, lucen bastante más los eventos multitudinarios que los modestos. 

Sin embargo, las citas con poca gente aportan experiencias nuevas que no tienen precio. Eso es lo que me pasó el otro día. Para empezar, jamás había disputado una competición con una participación tan baja. En La Campana solo corrimos 74 personas, lo que, para mí, es todo un récord. Además, como el recorrido fue de 7.850 metros, hubo espacio para que los corredores nos distanciáramos mucho entre nosotros, y yo viví en mis carnes lo que es avanzar sin ver al que te precede. Esto no era la primera vez que me sucedía. En algún tramo de alguna carrera puntual ya lo había experimentado, pero nunca tanto rato como en la Carrera Popular San Nicolás

La Carrera Popular San Nicolás estuvo compuesta por dos vueltas idénticas a un circuito. En consecuencia, pasamos un par de veces por el centro de la localidad, aunque solo de refilón, por lo que no hubo demasiados adoquines en el trayecto. Lo que sí hubo fue un buen número de giros en ángulo recto, como suele ocurrir en las carreras de los pueblos.


La salida y la meta estuvieron situadas en la Avenida de Fuentes de Andalucía, la primera junto al arco, y la segunda bajo el mismo. 


La Avenida de Fuentes de Andalucía es la travesía de La Campana. En el pueblo, desemboca igualmente la carretera que yo usé para llegar en coche, pero la principal vía que lo atraviesa es la A-456, que va de norte a sur y lleva a Lora del Río por un lado, así como a Fuentes por el otro. De ahí el nombre que tiene, en el trozo en el que ejerce de calle. En ese pedazo urbano está el Ayuntamiento de la Campana, y también el Parque Antonio Machado, que es el lugar donde se habilitó la recogida de dorsales y todos los actos posteriores al fin de la carrera.

El caso es que salimos cuando estaba anocheciendo, y en seguida torcimos a la derecha y nos metimos en el centro del pueblo por una calle de adoquines. Luego, efectuamos otro giro a la izquierda y recorrimos entera la Calle Lora. Durante ese kilómetro inicial, fui acompañado, pero, tras el tercer viraje, que fue de nuevo a la izquierda, superé a tres corredores que me precedían, y, para mi sorpresa, me percaté de que solo veía a dos mujeres (una me había adelantado hacía poco) y a un hombre, que iba como a 60 o 70 metros. Antes de alcanzar la parte más dura del circuito, que fue la de la calle que limita el casco urbano campanero por el suroeste, ya había dejado atrás a una de las chicas y había perdido de vista a la compañera, así como al hombre al que llegué a divisar a lo lejos. Delante, no llevaba absolutamente a nadie, y eso que aún ni había completado la mitad de la primera vuelta.

En este punto, tengo que poner de manifiesto que la Carrera Popular San Nicolás no fue como otras carreras nocturnas de pueblo en las que he participado, en las que la gente se tira a la calle para animar. En La Campana, el público brilló por su ausencia, la verdad. Además, la prueba no se puede decir que estuviera muy bien señalizada, y algunos de los escasos voluntarios que vi, estaban más pendientes de pelar la pava, que de marcar la dirección del recorrido. Debido a todas esas circunstancias, me vi corriendo a ciegas, hasta el extremo de que me llegué a equivocar de camino. Fue insólito. Lo cierto es que, en un momento dado, me fui para donde no era, en un cruce en el que ni había público, ni había vallas, ni había voluntarios, ni flechas, ni nada. Lo mismo no era tan difícil elegir la opción correcta, pero el corazón me latía a mil y me confundí. Por suerte, desde un coche me dieron una voz para que parara, luego un policía, que estaba cortando el tráfico, me pegó otro grito, y yo, tras pararme, fui capaz de averiguar que dirección tenía que seguir. Fue un poco desastre. Esos instantes de zozobra me hicieron perder tiempo, lo que provocó que un corredor que llevaba a lo lejos casi me alcanzara. En el kilómetro que quedaba, hasta completar la primera vuelta, no volví a despistarme, pero me tuve que mantener alerta. En vista de eso, cuando, al comenzar la segunda vuelta, mi perseguidor, que era un chaval que se llamaba Francisco Barcia, se cansó de ir a mi espalda y aceleró, no vi con malos ojos que me adelantara. No digo que le dejara pasar, pero reconozco que pensé en utilizarlo de referencia, en la medida de lo posible. Por ello, aunque se me despegó enseguida, me aferré a su estela con uñas y dientes, y lo aguanté ahí los 3.500 metros que nos quedaban. El pobre dudó un par de veces, y también tuvo que reconducir levemente su trayectoria en una ocasión, porque es que el circuito no estaba bien balizado. Yo, al ir detrás de él, por fortuna me olvidé de los problemas. 

Al final, Francisco me sacó 5 segundos. Por su parte, él llegó 24 segundos después que su antecesor, que a su vez entró 19 segundos más tarde que la chica que me había rebasado a mí, al poco de empezar. Por detrás mía, el siguiente atleta tardó en cruzar la meta otros 24 segundos. Como digo, íbamos todos muy dispersos. Yo tuve suerte de poder correr cerca de alguien, pero no fue lo normal.

En definitiva, la Carrera Popular San Nicolás tuvo su punto original. Para mí, lo de correr con tan poca gente fue una experiencia nueva, que me divirtió mucho. Además, ya puedo incluir, a todos los efectos, La Campana en la lista de pueblos en los que he disputado alguna carrera.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 254.
% del Total de Carreras a completar: 25'3%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en LA CAMPANA.
En 2009 (año de la primera carrera corrida en La Campana), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 17'1% (hoy día 38'1%).


11 de septiembre de 2024

CROSS POPULAR SOLIDARIO VIRGEN DEL CARMEN 2024

La sexta edición del Cross Popular Solidario Virgen del Carmen fue la primera carrera que disputé, cuando se reanudó la vida medio normal tras la pandemia de COVID-19. Dicha prueba se celebró en septiembre de 2021. Para mí fue muy especial, por lo que di mi palabra de que volvería. El pasado domingo cumplí la promesa. 


Lo cierto es que quería volver a participar en el Cross Popular Solidario Virgen del Carmen por lo que he comentado arriba, pero también porque fue una carrera que me encantó. La misma parte del Paseo Fluvial Virgen del Carmen, que está situado junto al Río Guadalquivir, en la localidad de San Juan de Aznalfarache.


El Paseo Fluvial Virgen del Carmen está adoquinado y cuenta con un carril bici, pero pronto se convierte, tanto hacia el sur, como hacia el norte, en un camino de tierra apelmazada. 



Hacia el sur, el camino no pasa de Gelves, por lo que no se alarga mucho, pero, en cambio, hacia el norte llega hasta la altura de Santiponce. En este sentido es en el que se disputó la carrera. El sendero de tierra era estrechito, pero su suelo estaba muy bien. 

Al principio, durante 3 kilómetros corrimos paralelos al Guadalquivir, pero, en un momento dado, el circuito se separó del río y se metió hacia el interior, llevándonos, a lo largo de 2.500 metros, por un camino que hizo como un arco, antes de enlazar de nuevo con el sendero primigenio. Por él, pero en sentido inverso, regresamos, recorriendo los 5 kilómetros que había hasta la meta. 

La carrera, por tanto, discurrió entera por caminos. Estos estaban en perfecto estado, salvo el del tramo que se alejó del río, en el cual había bastantes piedras sueltas. Por otro lado, el trazado fue llano. Solo se subieron, y luego se bajaron, unas cuantas pequeñas rampas, que se han generado al no soterrar del todo algunos desagües o tuberías que van a dar al río.

El caso es que en 2021 participé en el Cross Popular Solidario Virgen del Carmen, porque en aquel momento me pareció una buena carrera para volver al ruedo tras la pandemia, y esta vez he vuelto porque me encantó. Después de disputarla de nuevo, me reafirmo en que es una cita muy recomendable. Para mí es perfecta, porque es llana y recta. Me chiflan las pruebas así. A cambio, no se ve un alma animando, y hay que soportar una considerable dosis de calor húmedo. Lo cierto es que hay bastante sombra, pero lo de ir corriendo a tope junto al Rio Guadalquivir, en pleno mes de septiembre sevillano, es sinónimo de sudar a chorros.

Aparte de disfrutar mucho del recorrido, yo iba con el objetivo de mejorar la marca que hice hace 3 años. En aquella ocasión, tras 22 meses sin competir, corrí los 10.500 metros a 4:27. Superar eso no parecía difícil, pero no lo logré, porque, en el tiempo transcurrido desde septiembre de 2021, mi punta de velocidad ha desparecido. Ahora, soy capaz de rodar diez kilómetros, solo y sin vaciarme, a una media estable de 4:50, pero bajar de 4:30 en una carrera me parece una utopía, aunque me deje los higadillos. El pasado domingo, sin ir más lejos, ese fue mi ritmo.


La verdad es que las sensaciones en carrera fueron buenas, pese a la media. De hecho, una vez que superé el primer kilómetro, en los siguientes 9.500 metros rebasé a 6 corredores y me pasaron 9, por lo que fui bastante estable. Solo tuve un rato menos confortable. En efecto, durante los 3 kilómetros iniciales fui a tope, pero bien. Sin embargo, en el trozo en el que nos separamos del río, la presencia de piedras me incomodó y me sacó de punto un pelín. Por ello, encaré el retorno con una cierta inquietud, ante la posibilidad de hundirme. Por suerte, me perseguía otro corredor, que me pasó cuando cogimos de nuevo el camino junto al rio, y que se me puso delante. Siguiendo su ritmo, sentí como la energía volvía a mí. En un determinado momento, me percaté de que él empezaba a flaquear, y comencé a tirar yo, con la idea de devolverle el favor. Así fuimos un tiempo, hasta que noté que perdía comba. Aflojé algo, para ver si aguantaba, pero, al darme cuenta de que se me separaba de todos modos, incrementé la marcha muy poco a poco, sin brusquedad, para que me fuera teniendo de referencia. Gracias a esos movimientos fui distraído. Aparte, al regresar fue de gran ayuda divisar, a lo lejos, la torre del Monumento al Sagrado Corazón, que se eleva por encima de San Juan de Aznalfarache. Conforme avanzaba lo fui viendo más cerca, y esto me vino genial, aunque el tramo final se me hizo un tanto largo, dado que no estaban marcados los kilómetros y que no llevaba ninguna referencia real de lo que me quedaba.

En meta, paré el crono en 47:13. A pesar de las sensaciones positivas, y de todo lo que apreté, el ritmo medio fue de 4:30. No logré el objetivo. Sin embargo, me fui con un sabor de boca muy bueno, gracias al agradable rato que eché en la zona de meta. Para empezar, Juan Manuel Villalba, mi compañero de fatigas durante unos kilómetros, que entró 16 segundos después que yo, me tendió la mano cuando me vio. Eso me encantó. También charlé con unos cuantos conocidos, y, por último, estuvo conmigo María, que me está acompañando otra vez a las carreras.

En definitiva, empecé la temporada 2024-25 disfrutando de una de esas pruebas que se organizan los domingos por la mañana en los pueblos, en las que uno pasa un rato saludable y entrañable, que revitaliza cuerpo y mente. 


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 253.
% del Total de Carreras a completar: 25'2%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SAN JUAN DE AZNALFARACHE.
En 2004 (año de la primera carrera corrida en San Juan de Aznalfarache), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 6'6% (hoy día 37'1%).