En los años 60 del siglo XX, la gente ya iba al trozo de costa en el que hoy está Matalascañas, pero, en aquella época, en la playa solo había un puñado de chiringuitos. Para los que hemos visitado esta pedanía del municipio onubense de Almonte más recientemente, ver la siguiente foto es flipante.
La instantánea la he cogido prestada de un grupo que hay en Facebook, llamado Matalascañas Playa Doñana, y muestra que Matalascañas no existía hace 50 años. Hoy día, lo que hay es lo que se muestra en la siguiente foto satélite, en la que he marcado el sitio aproximado desde el está tomada la imagen de arriba, así como la dirección en la que se sacó.
La diferencia es abismal. Siendo estrictos, al edificar de esa manera se perpetró una especie de crimen, en el que el damnificado fue el Parque Nacional de Doñana, que es el que rodea Matalascañas por el sureste y por el noreste. Por el suroeste, la localidad se abre al mar, mientras que, por su noroeste, lo que se extiende es el Parque Natural de Doñana, que está menos protegido que el Nacional, por lo que se puede atravesar para llegar a la zona habitada. Sin embargo, voy a hacer de abogado del diablo, y voy a decir que, realmente, dado que se acotó, para que fuera urbanizado, un rectángulo de 4 kilómetros de largo por 1 de ancho, que dicho espacio se ha respetado con escrúpulo, y que el mismo se encuentra inserto en un área virgen que supera los 1.224 km², por lo que es como una gota en un vaso de agua, pues la conclusión es que Matalascañas no hace verdadero mal a nadie. En ese paraíso natural, se podría haber construido un pueblo más bonito, pero, desde luego, el entorno no se ha visto afectado por su presencia.
El caso es que, dado que Sevilla se encuentra a 80 kilómetros de Matalascañas, el litoral de esta localidad se considera como la playa de los sevillanos. Yo, además, vivo 10 kilómetros más cerca. Por esa razón, este es el sexto post que le dedico a Matalascañas en el blog, puesto que, en los últimos años, he ido en varias ocasiones a comer allí al sol. El sábado regresé a eso, precisamente, por lo que voy a escribir otro pequeño artículo. No obstante, por aportar algo nuevo, en él voy a contar como está organizado el núcleo habitado, y qué es lo que yo he visitado desde 2016.
Administrativamente, Matalascañas no está dividido en barrios, sino en sectores. En el post que escribí en mayo de 2019, incluí un mapa, en el que se reflejaba con claridad como ser distribuían esos sectores por la población. En esta ocasión, voy a poner otra imagen, que refleja lo mismo.
Como se entrevé, en Matalascañas hay 27 sectores, en los cuales las casas se organizan por números correlativos. Las calles, en cambio, no tienen denominación específica. De esos 27 sectores, 20 están designados con letras mayúsculas, que van de la A a la T (sin incluir la Ñ), y los 7 del extremo este, que se construyeron en una segunda fase, se bautizaron con las letras minúsculas que van de la a y a la g. Lo que pasa es que, parece que quedaba mal lo de limitar el nomenclátor de una población, en la que han acabado viviendo 2.500 personas, a un montón de letras y números, por lo que se le añadió a cada sector el nombre de una planta o de un árbol, cuya primera letra es la asignada a ese sector. De esa forma, es más fácil recordar las direcciones y se las puede mencionar de una manera menos áspera. Todo muy original y divertido.
Aparte, hay una serie de sectores que están agrupados bajo el nombre común de Caño Guerrero. Son los bautizados como K, O, P, Q, R y S, es decir, son todos los que se edificaron al final de la primera fase, quitando el T, en el cual se construyó una urbanización de casitas a la que se denominó, en concreto, Pueblo Andaluz.
Así pues, al principio de la fase inicial de desarrollo de Matalascañas, salvo el Sector A, que tiene aspecto de un barrio del extrarradio de una gran ciudad, el resto se llenó de casas unifamiliares. Por eso, la mayoría del oeste de la localidad está conformada por una tupida trama de chalets con jardín, que se asoman a un montón de calles, desde las cuales solo se distinguen vallas con setos. Es impersonal, pero al menos queda uniforme. En Caño Guerrero, en cambio, se perdió el norte, y se empezaron a ejecutar promociones al tun tun, sin orden ni concierto, por lo que se alternan los pisos, con las urbanizaciones cuadriculadas de adosados, y con otras que se encuentran cerradas por muros. Por allí, también hay descampados, que se han quedado sin construir, un polígono, así como zonas de aparcamiento distribuidas sin una planificación aparente. Es un lugar poco atractivo, por decirlo finamente. De todos los sectores, el P o Palmito, que es el más céntrico de Caño Guerrero, es el que se ve cuadriculado en la imagen inferior. En él estuve el otro día.
Como se puede apreciar en el centro de la imagen, el Sector P es bastante simétrico en su ordenación. Su espina dorsal la forman tres edificios, que están llenos de locales comerciales. Nosotros dejamos el coche en la rotonda que está delante del que se encuentra más alejado de la playa.
Yo quería comer frente al mar, por lo que había reservado una mesa en el Restaurante Zahara, que está en un ensanchamiento del Paseo Marítimo.
Por ello, obviamos todos los bares y restaurantes que hay en los tres edificios comerciales comentados, y seguimos el camino que nos marcaba el mar.
La tranquilidad era la nota predominante en toda la zona, dado que la temporada alta hace semanas que acabó. Aparte, una de los aspectos más característicos de Caño Guerrero, es que, en él, el Paseo Marítimo, que en Matalascañas ocupa por completo el frente costero, y que tiende a ser demasiado estrecho, se ensancha bastante.
Es muy patente que ese ensanchamiento ejerce de centro neurálgico de Caño Guerrero, porque el nombre está escrito en el suelo con azulejos.
Por lo que respecta al Restaurante Zahara, lo cierto es que confié en lo que ponía en Tripadvisor y no me arrepentí. Yo quería comer cerca del mar, y para ello la oferta en Matalascañas es amplia, pero no tenía ni idea de cuál sitio elegir. Podría haber esperado, para decidir sobre la marcha. Eso es lo que he hecho otras veces, pero el procedimiento no siempre me ha salido bien, y en esta ocasión, en la que iba con mi madre y con las niñas, no quería para nada errar el tiro. Por esa razón, me puse en manos de la célebre página web de recomendaciones, y no me defraudó. En la misma, el Restaurante Zahara está en el puesto 6, de 72 establecimientos valorados. En su terraza, comimos de lujo, en primer lugar por la buena temperatura, pero también porque estuvimos muy tranquilos. Había otras mesas ocupadas, pero, en general, el ambiente fue de calma. Por último, lo que degustamos estuvo a la altura de las expectativas.
Después de comer, nos echamos una buena siesta junto al mar. La Playa de Matalascañas, que es el nombre que recibe el litoral onubense en todo el tramo urbanizado que se encuentra frente a Matalascañas, no destaca tanto como las zonas vírgenes que se extienden más allá de los extremos de la población, pero a mí me pareció que estaba deliciosa.
Antes de acabar, dado que he explicado arriba como se estructura Matalascañas, desde el punto de vista urbanístico, ahora voy a hacer un breve recuento de los sectores de los que he hablado en En Ole Väsynyt hasta la fecha. Así, para empezar, desde que escribo en el blog, he estado en el Sector A o Ánade Real las cinco veces anteriores que he ido a Matalascañas. Esa parte es lógico que atraiga, porque es conocida, de manera extraoficial, como El Centro, pese a que está en el extremo oeste de la población. También he visitado el Sector C o Cerceta (en marzo de 2016 y en 2022), el D o Dehesa de las Marismas (en mayo de 2019), el T o Torre Zalabar (este es de los pocos sectores que no tiene nombre de planta o de animal. Estuve en él en noviembre de 2019) y el c o Calamón (igualmente, me lo pateé en noviembre de 2019). Son solo 6 de los 27 mini barrios de la localidad. La verdad es que, en la mayoría no hay nada más que casas o bloques de pisos, pero quizás me de, en próximas ocasiones, por ir investigando, a ver si se puede destacar algo en ellos y en los demás.
Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado ALMONTE.
En 1994 (primera visita incompleta), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Huelva: 2'5% (hoy día 30'4%).
En 1994 (primera visita incompleta), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 1'5% (hoy día 22'2%).
En 1994 (primera visita incompleta), % de Municipios ya visitados en la Provincia de Huelva: 2'5% (hoy día 30'4%).
En 1994 (primera visita incompleta), % de Municipios de Andalucía ya visitados: 1'5% (hoy día 22'2%).
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