29 de noviembre de 2024

CARRERA POPULAR FRAN CASTILLO 2024

La séptima edición de la Carrera Fran Castillo me dejó agotado, y no me refiero a que acabara cansado físicamente, sino al hecho de que viví con demasiados nervios su organización y su puesta en marcha, por lo que, al final, sentí alivio cuando pasó el evento. Me he quedado con pocas ganas de más movidas en mi pueblo. 


No obstante, mi participación en la prueba fue mejor de lo esperado. En primer lugar, cubrí los 5.000 metros del circuito en 21:55, lo cual no es mala marca para mí, en los tiempos que corren. Además, las sensaciones me dejaron muy buen sabor de boca, deportivamente hablando, aunque está claro que me beneficié de que conocía el recorrido al dedillo, porque entreno por él cada dos por tres. De hecho, había realizado un tirada de reconocimiento apenas unos días antes. 


De todas formas, en esta prueba, el mayor escollo para mí no tenía que ver con la orografía o con el trazado, sino con el hecho de que, al correr por Villanueva, que es donde vivo, existía el riesgo de que saliera demasiado rápido por culpa de la excitación, y acabara pagándolo. Siempre que compito delante de tantos vecinos y conocidos tengo cuidado con eso, pero a veces me he venido arriba en exceso, en ciertos momentos, y el subidón me ha pesado después. Dado que la Carrera Fran Castillo circula por caminos de la parte oeste de la localidad, y por una zona de urbanizaciones en las que no suele haber mucho público en las aceras, ese peligro es menor que en la Carrera Nocturna San Ginés, que transita por las calles del centro, pero, aun así, en la primera mitad de la carrera hay que evitar embalarse, para no sufrir al final. 

En este caso, no arranqué más fuerte de lo normal. La cosa empezó bien. Además, cuando sonó el pistoletazo inicial, yo apenas si había tenido tiempo de pensar, porque había llegado trotando un par de minutos antes a la línea de salida, tras asegurarme de que María se quedaba cortando una calle, en la que se veía que podía haber problemas de tráfico... pero de eso hablaré ahora después. Lo que cuenta, de cara a mi participación en la carrera, es que yo eché a correr sin haber tenido ocasión de ponerme nervioso.


Por primera vez, en las siete ediciones que se llevan disputadas de la Carrera Fran Castillo, la salida estuvo ubicada en la Avenida de Andalucía, que es recta, llana y ancha. Tras una curva inicial, dimos una vuelta por la zona de adosados de la parte oeste del casco urbano ariscaleño. 


Después de 1.650 metros, volvimos a la Avenida de Andalucía, pero avanzando en el sentido opuesto al inicial. Por eso, doblamos la misma curva que al principio, pero viniendo desde el lado contrario. En ese momento, la carrera iba ya totalmente abierta. Yo iba corriendo junto a otro corredor, llamado Julio Heras, al que había alcanzado. 


En compañía de Julio, recorrí de nuevo parte de la zona de adosados, y, desde allí, salimos al Camino Cerralde. Por él he entrenado cientos de veces, así como por el Camino de los Rubiales, que es el que cogimos de vuelta. Ambos se encuentran en buen estado. Corrimos por tierra unos 2.500 metros.


En el trecho que avanzamos por tierra, la distancia entre los corredores se hizo enorme. Yo terminé el 27 de la general, por lo que no me precedía ya mucha gente en ese tramo. Sin embargo, en él dejé atrás a Julio Heras, y adelanté a tres personas más, cerrando algún que otro hueco considerable. El hecho de conocer cada metro que pisaba, me permitió dosificar cuando era consciente de que el camino iba a picar arriba, así como apretar si sabía que podía contar con terreno para recuperar. En la recta de meta, me pasó como una moto un chaval joven que llevaba detrás, de esos que te recuerdan que, con los años, la velocidad se va para no volver, pero esa circunstancia no borró la sensación de que había ido bastante bien. 

En definitiva, desde el punto de vista atlético, la carrera cumplió con mis expectativas. Mi objetivo era bajar de 22:00 minutos, y lo logré. Además, disfruté de la sensación de competir por los lugares por donde tantas veces entreno. Por último, el hecho de correr en casa, posibilitó que me viera Ana en dos ocasiones, desde su puesto de voluntaria, así como María desde el suyo. También me animaron algunas caras conocidas, y vi a otros paisanos en la zona meta.

No obstante, como he dicho, acabé un poco harto de todo lo que envolvió a la cita. Desde que conocí a Fran Castillo, este se ha involucrado en la organización de un buen número de pruebas. Inicialmente, no eran en Villanueva, pero luego ya sí. En las dos primeras en mi pueblo, que también es el suyo, lo que hizo fue ayudar a la Hermandad Sacramental a poner en marcha una competición de carácter solidario. Después, en 2016, el Ayuntamiento se estrenó como responsable del desarrollo de una carrera, y en las que han venido a continuación el asesor técnico ha sido Fran. Bajo su tutela, se han disputado en Villanueva del Ariscal una milla, siete ediciones de la carrera que lleva su nombre, y dos de la de San Ginés, que se celebra en agosto. Hasta ahí, sin problema. 

Yo me llevo bien con Fran, y eso ha provocado que haya tratado de ayudarle siempre. En las primeras carreras en las que se involucró, estuve muy metido en el ajo. Luego, por motivos ajenos al atletismo, me desmarqué de la mayoría de las labores, y en los últimos tiempos lo único que he hecho ha sido correr con él, en los meses previos, para darle mi opinión acerca de los recorridos que propone, así como echar un cable el día de marras. Sin embargo, no he dejado de seguir de cerca como se iba desarrollando el montaje de las pruebas, y he comprobado que los dirigentes municipales no solo han encargado a Fran el diseño de los trazados, sino que se han implicado lo justo en lo demás. Al principio, daba la impresión de que estaban encima en mayor medida, pero el tema ha ido a peor. Curiosamente, en mayo de 2023 hubo elecciones, y cambió el partido que gobierna el pueblo, con la cosa de que el nuevo concejal de deportes es hermano de Fran. Gracias a esto, yo creo que se ha empezado a celebrar la Carrera Nocturna San Ginés, pero, a nivel de compromiso, el asunto no se ha resuelto. Yo no se donde está el quid de la cuestión, pero creo que, con un poco de interés, se podría resolver el gran problema, que es que no hay una cabeza visible en el Ayuntamiento, que esté al frente de la organización de la cita. Casi todo lo que se hace recae en Fran, y él no tiene capacidad ni medios para poner en marcha solo un evento de ese calibre. Con el resto de las labores necesarias, digamos que se salvan los muebles, pero la mañana o la tarde de la competición, que es el momento en el que hace más falta un responsable acreditado, es cuando queda patente el desbarajuste, de cara a cortar las calles y a coordinar los voluntarios. Además, muchos de los vecinos ni siquiera saben que una carrera va a pasar por la puerta de su casa, por lo que cuentan con salir, coger el coche y hacer vida normal, y los conflictos no tardan en surgir. En semejante follón, la policía municipal a duras penas hace lo indispensable, el técnico del Ayuntamiento, que debería ser el que liderara el cotarro in situ, se pone de perfil, el delegado de deportes va a remolque, y es Fran, que, aunque sea amigo mío, no se caracteriza por su capacidad de gestión, el que se preocupa de que se cierre el circuito y de que se distribuyan por él los voluntarios, para que no se pierdan los corredores, ni los atropellen. La consecuencia es que, desde dentro, la sensación es de improvisación absoluta.

El caso es que, en la carrera nocturna del pasado mes de agosto, fue tal el caos, que, de cara a esta nueva cita, Fran decidió manejarse de otra forma, obviando al consistorio municipal, que seguía a verlas venir. Su solución fue hacer, con bastante antelación, un grupo de Whatsapp, mediante el cual lo voluntarios pudiéramos comunicarnos. La idea fue buena, pero yo creo que el resultado ha sido peor. Durante meses, el grupo ha echado humo, con temas más o menos relacionados, pero sin que se llegara a concretar nada. A través de él, Fran ha convocado a la gente para enseñarle el recorrido mil veces, cuando eso no hace demasiada falta (los voluntarios tienen que tener claro en qué lugar ponerse y qué hacer, no hasta donde van a correr los atletas), y, en cambio, no ha habido manera de que se coordinaran oficialmente las labores de organización la mañana de la prueba, ni aun sabiendo que este año, encima, a Fran lo operaban una semana antes, por lo que no iba a poder casi ni moverse. Se ha pedido una reunión con los responsables municipales hasta la saciedad, pero ha sido inútil. A tres o cuatro días del evento, daba la sensación de que había mil cosas en el limbo, como siempre.

Finalmente, Rafa Rodríguez, que es un vecino aficionado a correr, pero que no pasa de ser otro simple amigo de Fran, fue el que cogió el toro por los cuernos, elaboró un trabajado plan de organización de la gente, y se encargó de dirigir las labores de corte de calles y de reparto de los voluntarios el día de la carrera. Mientras, los responsables del Ayuntamiento daban vueltas por allí, abriendo mesas y transportando bolsas, como si del mundo al revés se tratase. El alcalde, incluso, participó como atleta. La policía también estaba, pero yo no la vi. Fue un poco de vergüenza.

En mi caso, Rafa me había asignado una zona, para que yo coordinase en ella a un grupo de voluntarios. Gracias a la planificación que él había hecho, yo sabía qué puntos tenían que ser cortados en ese sector, e informé con antelación a María, a Ana, y a otras personas, de manera que fue sencillo que se colocaran bien. En él último momento, vi que el cruce en el que había ubicado a Ana iba a ser un sitio conflictivo, ya que no paraban de querer pasar coches por allí, y la cambié por María, que al menos es adulta. Debido a todas esas labores, casi no llegué a tiempo de ponerme en la línea de salida.

Aparte, otros dos voluntarios se encargaron de dar los dorsales. También, delante de los corredores fueron varios ciclistas, que asumieron la responsabilidad, por amor al arte, de que la cabeza no se equivocara de camino, y, de nuevo, desde fuera todo se vio bien. 

Hay que quitarse el sombrero por los que colaboraron. Sin embargo, yo volví a presenciar como el evento se desarrollaba pasando por encima de la improvisación y de la falta de control, sin que nadie del Ayuntamiento, que supuestamente es el organizador de la competición, hiciera nada. Gracias al consistorio, la bolsa de regalos fue notable, hay que decirlo, pero lo demás funcionó por Fran, por Rafa, que, a pesar de su humildad, fue clave en el éxito de la carrera, así como por la autogestión de los voluntarios. Ver eso, una vez más, es lo que me quemó. Ya veremos si se me quita el hartazgo en el futuro, por no hablar de que habrá que hilar fino con temas como la promoción de la cita, porque se compite con pruebas de mucho tirón, y la participación de este año ha sido la segunda menor de las siete ediciones disputadas, casi igualando a la del invierno en el que aún coleaba la pandemia.


Por no acabar el post de esta manera, voy a añadir que, por mi parte, tras llegar a meta y comprobar que AnaMaría se encontraban bien (ellas siguieron en sus respectivos puestos hasta el final de las carreras de los niños), me fui, no muy lejos, a desayunar con Raúl y con Ana, que son dos amigos que vinieron a participar en la prueba. Sentado con ellos en el Café Bar Eulogio, esperé a que terminaran las competiciones de los chavales, sin tener ya demasiadas ganas de echarle más cuenta al evento. Como digo, espero que la próxima vez que se celebre alguna cita atlética en Villanueva, yo haya recuperado la motivación por ser parte de ella.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 258.
% del Total de Carreras a completar: 25'7%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en VILLANUEVA DEL ARISCAL.
En 2012 (año de la primera carrera corrida en Villanueva del Ariscal), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 19% (hoy día 37'1%).


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