6 de diciembre de 2024

MADRID 2024

Hace tiempo, me propuse ir a Madrid al menos una vez al año, y hay algo en el universo que se ha conjurado para que pueda cumplir con mi objetivo. Si no, no se entiende que, de los últimos 31 años, solo en 6 no haya estado en la capital, teniendo en cuenta que vivo en Sevilla, y que casi nunca he viajado por trabajo. Este 2024, pensaba que no iba a poder cumplir con mi aspiración por séptima vez, pero, como digo, alguna fuerza externa tiende a llevarme a Madrid periódicamente, aunque yo no lo planee. 


El caso es que el pasado fin de semana surgió la oportunidad de dejarme caer por Madrid una vez más. En realidad, yo fui de acompañante de María, que iba a hacer un examen de oposición, por lo que parte del plan estuvo mediatizado por esa circunstancia, pero eso no impidió que pudiera darme un par de paseos. Además, nos alojamos en un apartamento turístico que estaba situado en una zona de la ciudad que yo nunca había pisado. La misma se conoce popularmente como Villaverde Bajo, aunque, en la actualidad, ese nombre no se usa para designar ningún barrio oficial madrileño.


En realidad, Villaverde fue un municipio independiente hasta 1954, cuando se unió a Madrid y nació el distrito de Villaverde. Ese pueblo recorrió, por tanto, el mismo camino que Barajas de Madrid, que desapareció en 1950, y que pasó a ser un distrito de la capital denominado Barajas. De él hablé hace unos meses. En el caso de Villaverde, en 1954 era un ente municipal que estaba ya dividido en dos poblaciones, desde que, a mediados del siglo XIX, su zona se convirtiera en un nudo ferroviario, y eso provocara el surgimiento de Villaverde Bajo, a pocos kilómetros de lo que pasó a conocerse como Villaverde Alto, que era el núcleo original. Años después, esa dualidad entre Alto y Bajo sigue vigente, aunque ahora todo se encuentre unido y estemos hablando de dos simples barrios oficiosos de Madrid.

Desde que se creó, Villaverde ha sido el distrito más industrial de la capital. De hecho, varios polígonos industriales ocupan una gran porción de su territorio. Hoy día, se encuentra dividido en cinco barrios oficiales. Villaverde Alto forma parte del de San Andrés, que está al oeste, mientras que Villaverde Bajo se corresponde con todo el sector sur de Los Rosales. Esta es la zona que yo recorrí.

Los Rosales es una barriada obrera de libro, en la que abunda la multiculturalidad. Por lo visto, en 2019 eran inmigrantes el 15'9% de sus vecinos, según el Estudio Sociodemográfico de los Barrios de Madrid Ligados a los Planes Integrales de Barrio (PIBA), que es un documento oficial del Ayuntamiento de Madrid. El 15'9% de la población no parece mucho, pero tampoco sé que es lo que se considera inmigrante. Es posible que la cifra no contemple a las personas cuyos padres vinieron de fuera de nuestras fronteras, pero que ya han nacido aquí. Estos son españoles a todos los efectos, pero contribuyen a la diversidad cultural de los sitios donde viven. En Los Rosales está claro que los hay en cantidad.

En todo caso, en el citado estudio se afirma que Los Rosales es el vigésimo barrio más vulnerable de Madrid, de los 128 en los que está dividida la ciudad, teniendo en cuenta su composición social y su nivel económico. Ese dato sí es, quizás, más descriptivo de lo que uno puede encontrarse en esas calles del límite sur de la capital de España, que no es otra cosa que gente que es currante y trabajadora, pero que no lo tiene fácil. 

Nosotros, en Villaverde Bajo estuvimos muy a gusto. De hecho, dado que llegamos a Madrid a mediodía, lo primero que hicimos fue ir a comer. Para encontrar algún sitio donde hacerlo, atravesamos la barriada de lado a lado, hasta que dimos con un bar que nos convenció, junto al Parque de la Fuente


En efecto, en uno de los laterales de esa zona verde tiene su velador el Bar Cafetería Donde Siempre, que es donde nos sentamos. Al sol, en un ambiente muy tranquilo, estuvimos en la gloria. 


Donde Siempre es una tasca prototípica, con una amplia carta de comida. La experiencia me dice que, en ese tipo de bares, es mejor no pedir pescado, sobre todo frito, por lo que nosotros nos tomamos un par de cañas, con sus correspondientes tapas de salchichas con patatas, además de una ración de lacón, y nos quedamos tan a gusto. A María le hacía falta un rato así, porque se examinaba al día siguiente y a esa hora estaba ya más que nerviosa.

Con respecto al lugar donde nos alojamos, creo que nunca había dormido en un apartamento más minúsculo. Estaba situado en una especie de ensanchamiento de la Calle Eduardo Minguito, que estaba atestado de coches.



Lo que aparece en la foto superior es el apartamento entero (la instantánea está tomada desde el zaguán). Era tan chico, que el armario no podía usarse sin quitar la silla, y lo que se ve encima de ambos era la cama, que impedía que la puerta del baño se abriese del todo. Eso sí, tenía una ventana que daba a la calle. Por suerte, solo lo queríamos para dormir. 

Tras el agradable rato comiendo, y la correspondiente siesta en el infra apartamento turístico, volvimos a nuestra realidad y nos dirigimos a Ciudad Universitaria, que es el barrio donde tiene sus instalaciones la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Allí es donde María iba a hacer su examen. 


Nuestra idea era que ella tuviera clara la manera encontrar el lugar del examen al día siguiente. Por eso, fuimos hasta la misma puerta de la Facultad. En contra de lo que yo pensaba, la Avenida Complutense, que atraviesa ese barrio universitario, estaba bastante animada a esa hora, teniendo en cuenta que era sábado por la tarde. Efectivamente, había por allí muchas familias, que iban a algún tipo de actividad que se iba a desarrollar. El ambiente era entrañable. 

Nosotros, sin embargo, no echamos raíces en la zona, sino que optamos por tirar para Lavapiés, para ir a tomarnos unas cañas con Ruth, como hacemos casi siempre que vamos a Madrid. Con ella, fuimos al Mercado de San Fernando. En apariencia, se trata de un mercado clásico, y todavía conserva puestos de carne, de fruta y de verdura, pero también tiene otros que se han transformado en pequeños bares, donde se puede comer de todo. En nuestro caso, nos detuvimos en uno de gastronomía portuguesa, llamado Tasquinha Lisboa.


Siempre es un placer degustar una cerveza Sagres y probar alguna receta portuguesa, sobre todo si lleva bacalao.  


Por lo que respecta al Mercado de San Fernando, hace años ya fui, creo que en unas circunstancias parecidas, y aquello me lo encontré muy tranquilo, pero el otro día estaba hasta la bola. Me encantó ver tanta animación.

María, Ruth y yo, tras esa primera ronda, decidimos cambiar de establecimiento para la segunda, y nos dirigimos a un bareto en el que ya había estado, pero que ha sido rebautizado. Está en la Calle del Mesón de Paredes, y ahora se llama Los Rotos de Lavapiés


Antes, su nombre era Taberna Dónde da la Vuelta el Viento. Su aspecto actual es el mismo, pero supongo que ha cambiado de dueño.

Tras una segunda caña y otra tapa, llegó el momento de volver al diminuto apartamento, dado que había que madrugar mucho. Nuestra tarde en Madrid esta vez no se alargó demasiado.

Al día siguiente, María se fue al examen muy temprano. Yo la acompañé a la boca de metro, y luego me fui a correr. Al acabar, me duché y salí de nuevo, dispuesto a aprovechar el tiempo, mientras la esperaba. Mi objetivo era entrar en el Templo de Debod, que es una cuenta pendiente que tengo en Madrid. Para ello, me fui hasta el barrio de Argüelles, que no lo tengo nada explorado. De hecho, creo que no había estado nunca en la Plaza de España.


Tras echarle un detenido vistazo al Monumento a Cervantes de la citada plaza, seguí mi camino hasta el Parque del Oeste. Estuvo bien que me diera un paseo por esa zona de Madrid que desconocía, porque realmente el Templo de Debod no pude verlo. Por desgracia, no había entradas.


No me esperaba no poder entrar en el Templo de Debod, pero lo cierto es que vi Madrid lleno de turistas, por lo que no es de extrañar que hiciera falta reserva. Sin duda, pequé de inocente. Por fortuna, como he dicho me pude dar una vuelta por sitios que no conocía, entre ellos el parque donde está el templo egipcio. Desde allí, avisté, a lo lejos, la Catedral de Santa María La Real de la Almudena, que se convirtió en mi nuevo objetivo.


Antes de entrar en ella, me asomé al Mirador de la Cornisa del Palacio Real, desde donde se ven unas bonitas vistas del suroeste de Madrid.


La Catedral de Santa María La Real de la Almudena, por su parte, nunca la había visitado con tanto detenimiento. Dada la hora que era, sabía que ya no me daba tiempo a ir a ningún otro lado, pero, sin embargo, aún no tenía prisa real, así que me explayé recorriendo el templo catedralicio madrileño.


La Catedral de la Almudena se consagró en 1993, por lo que uno no la mira como si fuera un templo medieval. No obstante, es un edificio impresionante.


Curiosamente, la Virgen de la Almudena, que es la patrona de Madrid, no está situada en el altar mayor, sino en otro elevado, que se ubica en el crucero de la nave derecha. 



Yo subí a ver a la Virgen, claro está, pero lo que más me gustó fue poder contemplar, desde lo alto, el brazo menor de la Catedral y su crucero. 


Otra curiosidad que desconocía, es que en La Almudena se conserva el Arca de San Isidro, que albergó, en la Edad Media, el cuerpo de San Isidro Labrador. Algunos dicen que esa baúl es la pieza de mobiliario medieval más importante de Europa.


En definitiva, no era la primera vez que entraba en la Catedral de Santa María La Real de la Almudena, pero sí vi cosas que no conocía. Al final, la visita improvisada a Madrid fue muy fructífera.

María acabó su examen, y tiramos enseguida para el sur. Aún nos quedaba el segundo episodio de nuestra mini serie Opositores on Tour. En efecto, tanto esta prueba de Madrid, como la de Cádiz que esperaba a María al día siguiente, eran simples entrenamientos para la importante, que es la que tiene que darle estabilidad de una vez por todas. Esta, que tendrá lugar en Sevilla, será la segunda del proceso selectivo destinado a cubrir vacantes en los archivos de la Junta de Andalucía. La primera ya la aprobó en noviembre. La definitiva está al caer, y estoy seguro de que irá bien, pero, mientras la convocan, en Madrid hizo un buen ensayo. En Cádiz le aguardaba otro.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Comunidad de Madrid: 7'7% (hoy día 30'8%).
En 1988 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 4'4% (hoy día 36'3%).

Reto Viajero PRINCIPALES CIUDADES DEL MUNDO
Visitado MADRID.
En 1988 (primera visita consciente), % de Principales Ciudades del Mundo que están en Europa que ya estaban visitadas: 2'7% (hoy día 48'6%).
En 1988 (primera visita consciente), % de Principales Ciudades del Mundo que ya estaban visitadas: 1% (hoy día 20%).


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