Dos de dos. Tras correr 10 kilómetros en 42:59 en la primera carrera del circuito del Instituto Municipal de Deportes de este año, el pasado domingo también logré acabar la segunda en menos de 43 minutos, que es mi objetivo para las cinco pruebas. En esta ocasión transitamos por Triana y por Los Remedios, y me sentí como en casa, por razones que ya expliqué hace casi dos años, cuando corrí por esos barrios la última vez.
Aquel día paré el crono en 42:57 y acabé esta carrera por quinta vez en mi vida. Esta ha sido, por tanto, la sexta, aunque resulta curioso que podría haber sido la octava, ya que el evento atlético del distrito trianero tiene el dudoso honor de ser el único en el que me he retirado dos veces. La segunda fue en 2016 y se debió a una lesión, pero la otra se remonta a 2001, nada menos, y en esa ocasión lo problemas físicos no tuvieron nada que ver, sino que el fiasco estuvo más bien motivado por temas extradeportivos. Por aquel entonces solo había participado en dos pruebas, y la que transcurre por Triana y por Los Remedios iba a ser la tercera, pero en ese año 2001 las carreras de distrito entraron en un túnel del que estuvieron a punto de no salir y yo me vi afectado por esa circunstancia.
El caso es que hasta el año 2000 las populares del IMD de Sevilla, que tenían unos quince años de vida, fueron gratis, pero en 2001 el Ayuntamiento decidió empezar a cobrarlas a 500 pesetas. En aquellos tiempos había menos carreras, pero muchas de ellas eran gratuitas y algunos clubes sevillanos montaron en cólera por la supuesta mercantilización de los eventos deportivos en la capital. La Carrera Popular Triana Los Remedios (hoy día llamada Carrera Popular Parque Vega de Triana) fue la primera en la que hubo que pagar, las inscripciones no menguaron, pero el día en cuestión unos pocos intentaron boicotear la cita como medida de protesta. Pese a esto, la salida se dio. El recorrido en esas ediciones de principios de siglo daba una vuelta al Parque de los Príncipes, recorría un par de calles de Los Remedios y volvía a pasar en el kilómetro 3 por la que había sido la salida, antes de alejarse hacia Triana. Esa circunstancia la aprovecharon los piquetes para no echar a correr, quedarse allí para taponar la calle y evitar que la competición se siguiera disputando a partir del tercer kilómetro. Por desgracia para ellos, la avenida en ese punto era muy ancha y hubo corredores de los que iban en cabeza que rompieron el piquete y continuaron corriendo. La prueba estuvo parada unos minutos, pero yo no me vi afectado, porque para cuando llegué al kilómetro 3 la normalidad se acababa de restablecer. En consecuencia, seguí corriendo, aunque aquello había dejado de ser divertido. Visto su escaso éxito, los piquetes, que representaban a los principales clubes de Sevilla, optaron por seguir una táctica más cabal y empezaron a correr intentando explicar a los que iban alcanzando el por qué de su actitud. A mí un tipo me pidió que me uniera a la causa y que entrara sin dorsal. Yo por aquel entonces aún no tenía una opinión formada acerca del tema de que se cobre en las carreras (ahora sí) y decidí solidarizarme con la reivindicación, lo del piquete me había tocado las narices porque no son formas, pero esa otra manera de alentar la protesta sí me pareció lógica y el hombre en primera instancia me convenció. Por otro lado, la competición ya estaba totalmente desvirtuada, por lo que cuando llegué al final y vi que eran decenas las personas que estaban entrando sin dorsal, comprendí que en esas condiciones no tenía sentido ni aparecer en la clasificación. En consecuencia, pasé bajo el arco de meta sin el número puesto y no quedó constancia en ningún sitio de que yo hubiera completado esos 10.400 metros. Realmente no me retiré, pero en mis estadísticas no cuenta esa participación.
El problema tardó bastante en solucionarse. A partir de ese día los clubes decidieron protestar de una manera más civilizada, simplemente no yendo a las carreras, por lo que la cantidad de corredores bajó. Luego el Ayuntamiento para las últimas citas de esa edición del circuito decidió dejar en suspenso lo de cobrar por la inscripción, quizás buscando el consenso. Ese acuerdo no se produjo y en 2002 las pruebas volvieron a costar dinero (ya 3 euros). Ante esa circunstancia los clubes decidieron reventar otra vez las carreras a lo bestia, evitando que se dieran las salidas. La de Triana no se disputó por ello, yo en esa no iba a tomar parte en cualquier caso, pero en mayo sí me apunté a la del Parque Amate, me fui para allá y me encontré conque no pude correr debido a la barrera humana que formaron unos cuantos al darse el pistoletazo inicial. Poco después recibí en mi casa esta carta, firmada por el delegado de deportes del Ayuntamiento de Sevilla, en la que se explicaba con detalle la situación:
Lo que argumentaba Pablo de los Santos en esa carta me pareció muy lógico. En ese momento ya sí definí mi postura, no estoy en contra de que se cobre un precio lógico por participar en una carrera, aunque este es un tema largo de explicar. Como digo, tomé partido por los responsables del consistorio, pero no volví a ir a ninguna prueba de distrito hasta 2007, pese a que en 2003, tras las elecciones municipales y con un nuevo edil como delegado de deportes, el problema se solucionó, los clubes ganaron el pulso y las inscripciones volvieron a ser gratuitas.
Dicen, no obstante, que la venganza es un plato que se sirve frío, en apariencia los clubes se salieron con la suya, pero no creo que fuera casualidad que a partir de ese año 2003 las carreras de distrito en Sevilla empezaran a estar cada vez más escondidas, hasta el punto de que en 2005 solo se celebraron tres, no cinco, y todo sus recorridos discurrieron por parques, dando vueltas a los mismos por dentro en plan hamster. En definitiva, las carreras estuvieron casi muertas durante un par de años, en 2007 las mismas empezaron a regresar con timidez a las calles, lograron asentarse y cuando en 2012, en plena crisis, se asumió que los ayuntamientos no estaban para costear eventos deportivos, aprovechando el primer arreón del boom del atletismo popular se decidió volver a cobrar por las pruebas de running en Sevilla y ya nadie protestó.
Estamos en 2019 y es bien sabido que el circuito está ya más que afianzado. A mí me encanta y es mi ilusión correr este año de nuevo todas las carreras que lo componen, pero, como comenté cuando participé en la de Nervión y San Pablo, desde hace dos meses trabajo los fines de semana y entro a currar normalmente los domingos a las 10. Gracias al permiso de las jefas ese día pude entrar a las 11, pero para lograr cuadrarlo todo tuve que organizar una especie de yincana que implicó ir al coche nada más terminar de correr, coger la mochila con la ropa limpia, montarme en una bicicleta de Sevici y tirar sin respiro para la tienda, donde logré estar a la hora fijada, limpio y dispuesto para el trabajo. Este pasado domingo fue la segunda edición de esa yincana, en esta ocasión su punto de partida no era San Pablo, sino Triana, pero el destino era el mismo. Por fortuna, si el pasado día 4 la cosa salió bien, el otro día fue mejor aún y a las 10'50 ya estaba al pie del cañón en la tienda. Afortunadamente el clima acompañó y no empezó a llover hasta un buen rato después, lo que ayudó al correr y también evitó complicaciones en ese periplo posterior.
El caso es que hasta el año 2000 las populares del IMD de Sevilla, que tenían unos quince años de vida, fueron gratis, pero en 2001 el Ayuntamiento decidió empezar a cobrarlas a 500 pesetas. En aquellos tiempos había menos carreras, pero muchas de ellas eran gratuitas y algunos clubes sevillanos montaron en cólera por la supuesta mercantilización de los eventos deportivos en la capital. La Carrera Popular Triana Los Remedios (hoy día llamada Carrera Popular Parque Vega de Triana) fue la primera en la que hubo que pagar, las inscripciones no menguaron, pero el día en cuestión unos pocos intentaron boicotear la cita como medida de protesta. Pese a esto, la salida se dio. El recorrido en esas ediciones de principios de siglo daba una vuelta al Parque de los Príncipes, recorría un par de calles de Los Remedios y volvía a pasar en el kilómetro 3 por la que había sido la salida, antes de alejarse hacia Triana. Esa circunstancia la aprovecharon los piquetes para no echar a correr, quedarse allí para taponar la calle y evitar que la competición se siguiera disputando a partir del tercer kilómetro. Por desgracia para ellos, la avenida en ese punto era muy ancha y hubo corredores de los que iban en cabeza que rompieron el piquete y continuaron corriendo. La prueba estuvo parada unos minutos, pero yo no me vi afectado, porque para cuando llegué al kilómetro 3 la normalidad se acababa de restablecer. En consecuencia, seguí corriendo, aunque aquello había dejado de ser divertido. Visto su escaso éxito, los piquetes, que representaban a los principales clubes de Sevilla, optaron por seguir una táctica más cabal y empezaron a correr intentando explicar a los que iban alcanzando el por qué de su actitud. A mí un tipo me pidió que me uniera a la causa y que entrara sin dorsal. Yo por aquel entonces aún no tenía una opinión formada acerca del tema de que se cobre en las carreras (ahora sí) y decidí solidarizarme con la reivindicación, lo del piquete me había tocado las narices porque no son formas, pero esa otra manera de alentar la protesta sí me pareció lógica y el hombre en primera instancia me convenció. Por otro lado, la competición ya estaba totalmente desvirtuada, por lo que cuando llegué al final y vi que eran decenas las personas que estaban entrando sin dorsal, comprendí que en esas condiciones no tenía sentido ni aparecer en la clasificación. En consecuencia, pasé bajo el arco de meta sin el número puesto y no quedó constancia en ningún sitio de que yo hubiera completado esos 10.400 metros. Realmente no me retiré, pero en mis estadísticas no cuenta esa participación.
El problema tardó bastante en solucionarse. A partir de ese día los clubes decidieron protestar de una manera más civilizada, simplemente no yendo a las carreras, por lo que la cantidad de corredores bajó. Luego el Ayuntamiento para las últimas citas de esa edición del circuito decidió dejar en suspenso lo de cobrar por la inscripción, quizás buscando el consenso. Ese acuerdo no se produjo y en 2002 las pruebas volvieron a costar dinero (ya 3 euros). Ante esa circunstancia los clubes decidieron reventar otra vez las carreras a lo bestia, evitando que se dieran las salidas. La de Triana no se disputó por ello, yo en esa no iba a tomar parte en cualquier caso, pero en mayo sí me apunté a la del Parque Amate, me fui para allá y me encontré conque no pude correr debido a la barrera humana que formaron unos cuantos al darse el pistoletazo inicial. Poco después recibí en mi casa esta carta, firmada por el delegado de deportes del Ayuntamiento de Sevilla, en la que se explicaba con detalle la situación:
Lo que argumentaba Pablo de los Santos en esa carta me pareció muy lógico. En ese momento ya sí definí mi postura, no estoy en contra de que se cobre un precio lógico por participar en una carrera, aunque este es un tema largo de explicar. Como digo, tomé partido por los responsables del consistorio, pero no volví a ir a ninguna prueba de distrito hasta 2007, pese a que en 2003, tras las elecciones municipales y con un nuevo edil como delegado de deportes, el problema se solucionó, los clubes ganaron el pulso y las inscripciones volvieron a ser gratuitas.
Dicen, no obstante, que la venganza es un plato que se sirve frío, en apariencia los clubes se salieron con la suya, pero no creo que fuera casualidad que a partir de ese año 2003 las carreras de distrito en Sevilla empezaran a estar cada vez más escondidas, hasta el punto de que en 2005 solo se celebraron tres, no cinco, y todo sus recorridos discurrieron por parques, dando vueltas a los mismos por dentro en plan hamster. En definitiva, las carreras estuvieron casi muertas durante un par de años, en 2007 las mismas empezaron a regresar con timidez a las calles, lograron asentarse y cuando en 2012, en plena crisis, se asumió que los ayuntamientos no estaban para costear eventos deportivos, aprovechando el primer arreón del boom del atletismo popular se decidió volver a cobrar por las pruebas de running en Sevilla y ya nadie protestó.
Estamos en 2019 y es bien sabido que el circuito está ya más que afianzado. A mí me encanta y es mi ilusión correr este año de nuevo todas las carreras que lo componen, pero, como comenté cuando participé en la de Nervión y San Pablo, desde hace dos meses trabajo los fines de semana y entro a currar normalmente los domingos a las 10. Gracias al permiso de las jefas ese día pude entrar a las 11, pero para lograr cuadrarlo todo tuve que organizar una especie de yincana que implicó ir al coche nada más terminar de correr, coger la mochila con la ropa limpia, montarme en una bicicleta de Sevici y tirar sin respiro para la tienda, donde logré estar a la hora fijada, limpio y dispuesto para el trabajo. Este pasado domingo fue la segunda edición de esa yincana, en esta ocasión su punto de partida no era San Pablo, sino Triana, pero el destino era el mismo. Por fortuna, si el pasado día 4 la cosa salió bien, el otro día fue mejor aún y a las 10'50 ya estaba al pie del cañón en la tienda. Afortunadamente el clima acompañó y no empezó a llover hasta un buen rato después, lo que ayudó al correr y también evitó complicaciones en ese periplo posterior.
Con respecto a la carrera, como digo se disputó bajo unas condiciones climatológicas mucho mejores que las de hace dos años, cuando a las 9:30 de la mañana el termómetro marcaba 25º y la humedad apretaba de lo lindo (en aquella ocasión, no obstante, estaba ya avanzado el mes de mayo). El domingo, por suerte, la mañana salió fresca, el termómetro no subió de los 13º y no llegó a llover.
Después de haber andado tan justo para cumplir mi objetivo en la primera carrera mi idea era intentar no pasar tantos apuros, aunque se de sobra que las intenciones en estas lides muchas veces se quedan en agua de borrajas, ya que al final son las piernas las que dictan su ley. En cualquier caso, había que intentarlo, por lo que busqué desde el primer momento el globo de los 40 minutos para seguir mi táctica favorita en estos casos, que consiste en aguantar su ritmo medio kilómetro y luego empezar a dejarme ir lenta pero controladamente. Hace dos semanas en San Pablo me situé mal en la salida, el globo salió muy delante desde el principio y no hubo forma de correr de manera estable, pero esta vez no estaba dispuesto a que me pasara lo mismo y busqué al del globito antes de que dieran el pistoletazo inicial, me pegué a el y lo perseguí un rato.
Después de haber andado tan justo para cumplir mi objetivo en la primera carrera mi idea era intentar no pasar tantos apuros, aunque se de sobra que las intenciones en estas lides muchas veces se quedan en agua de borrajas, ya que al final son las piernas las que dictan su ley. En cualquier caso, había que intentarlo, por lo que busqué desde el primer momento el globo de los 40 minutos para seguir mi táctica favorita en estos casos, que consiste en aguantar su ritmo medio kilómetro y luego empezar a dejarme ir lenta pero controladamente. Hace dos semanas en San Pablo me situé mal en la salida, el globo salió muy delante desde el principio y no hubo forma de correr de manera estable, pero esta vez no estaba dispuesto a que me pasara lo mismo y busqué al del globito antes de que dieran el pistoletazo inicial, me pegué a el y lo perseguí un rato.
Fui con el globo medio kilómetro y me vi bien, luego lo dejé marchar poco a poco y fui controlando en todo momento mi propio ritmo (los kilómetros 2, 3 y 4 los hice sucesivamente en 4:11, 4:11 y 4:09).
Por el ecuador de la carrera pasé en 21:17, el kilómetro quinto se me había ido un poco y pensé que si se me empezaban a escapar los segundos lo tenía crudo, pero iba cómodo y tras hacer los dos siguientes kilómetros en 4:14 y 4:13 me di cuenta de que podía conseguir el reto.
En esta carrera los 3.000 últimos metros discurren por el interior del Parque Vega de Triana, no voy a repetir lo que comenté de ese último tramo hace dos años y solo diré ahora que no es fácil dar vueltas yendo a tope por un enorme parque casi pelado de árboles, pero esta vez iba mejor que en 2017 y lo acusé menos.
Finalmente la segunda parte de la prueba la hice en 21:13, y aunque apreté al final, al igual que hace dos semanas, el sprint fue menos agónico. Finalmente volví a lograr el objetivo y acabé en 42:30 (puesto 418 de 2.723 llegados a meta), para la próxima carrera del circuito falta más de un mes, será en mayo y ahí ya volverá a entrar en juego el tema del calor, aunque esa cita será en una zona de Sevilla más alejada del río, lo cual es bueno para evitar la humedad.
Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 220.
% del Total de Carreras a completar: 21'9%.
Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 35'2%).
Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 220.
% del Total de Carreras a completar: 21'9%.
Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en SEVILLA.
En 2000 (año de la primera carrera corrida en Sevilla), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 0'9% (hoy día 35'2%).
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