26 de febrero de 2022

SANTANDER 2022

Uno de los días que estuvimos en Santillana del Mar y que nada reclamaba nuestra atención en Llanes, mi madre y yo decidimos ir en Santander. La capital cántabra es una de sus ciudades favoritas desde siempre, y yo también le tengo cariño. De hecho, son muchas las veces que he ido a ella y en este blog ya he hablado de la visita que hice en 2019. Además, el día en cuestión salió algo lluvioso, por lo que nos pareció que echar la jornada en un contexto urbano podía ser buena idea.


Como he dicho, en Santander he estado bastantes veces, pero tampoco es una ciudad que tenga muy explorada. Por ello, esta visita era una gran oportunidad para ampliar un poco el número de cosas conocidas en ella. Mi madre propuso ir al Centro Botín y me pareció fantástico. En 2013, cuando estuve en Santander por penúltima vez, el mismo ni siquiera existía. En 2019 sí, pero no me fijé en él. En la actualidad, el edificio ya es un referente, por lo que ver su interior era una buena manera de conocerlo y de profundizar en uno de los principales puntos neurálgicos de la localidad.

En el post dedicado a la visita de 2019 comenté que el Puerto de Santander es muy grande y que está dividido en varios tramos. En aquella ocasión, hablé del Muelle de Calderón, que es uno de ellos. También mencioné la Grúa de Piedra, que es una antigua grúa que ha sido convertida en un monumento. Sin embargo, no hice mención al trozo del Puerto en el que está dicha grúa. Pues bien, esta se encuentra ubicada en el sector portuario que está justo al oeste del Muelle de Calderón, es decir, en el Muelle de Albareda y Maura. En él, antaño solo estaba la Grúa de Piedra y la parte más cercana al mar de los Jardines de Pereda. Ahora, en lo que era ese pedazo de parque es donde se ha erigido el Centro Botín.


El Centro Botín es un centro de arte inaugurado en 2017 por la Fundación Botín, que está íntimamente ligada al Banco Santander. Es obra del arquitecto Renzo Piano y está dedicado a desarrollar la programación de arte, música, cine, danza y literatura de la fundación. Como suele ocurrir con este tipo de lugares, yo al visitarlo estaba más interesado en ver el edificio por dentro, que en conocer la exposición de turno que albergaba. No entiendo tanto de arte como para disfrutar de las obras que no son clásicos. No obstante, otras veces lo expuesto en este tipo de centros me ha llegado más. Esta vez, sin embargo, salvo algunos de los ocho cuadros de grandes maestros de la exposición permanente, lo demás me pareció decepcionante. 

El edificio, en cambio, me gustó a todos los niveles. La estructura general de la construcción me pareció muy atractiva.

 
Aparte, me encantaron las vistas de Santander a través de sus enormes cristaleras, tanto las del lado que daba al mar, como las del que miraba directamente a la ciudad. Por las ventanas sí se podían sacar fotos del exterior, por fortuna, aunque no era posible fotografiar el interior del edificio.



Por último, me parecieron también bonitas las vistas desde la azotea. Para subir a ella no es necesario pagar la entrada, cualquiera puede hacerlo a través de unas escaleras que dan a la calle.

Después de ver el Centro Botín llegó el momento de comer. Nos apetecía pizza o pasta y, por ello, buscamos el restaurante italiano más cercano. Para llegar a él nos dimos un pequeño pateo, pero para mí estaba incluido en el plan andar por Santander, por lo que no me importó. Así pues, desde el Paseo de Pereda nos internamos en el barrio del Ensanche, que es la parte de la ciudad que se erigió en la segunda mitad del siglo XVIII, en forma de cuadrícula, al este del núcleo amurallado de Santander. Es la zona santanderina que mejor conozco. Cerca del mar es plana, pero pronto empieza a empinarse cuando se deja atrás la primera línea de costa. Nosotros nos encaminamos hacia Nomada Pizza, un restaurante que está situado al otro lado del Ensanche, en su esquina noreste, en el Paseo de Menéndez Pelayo


Esta arbolada avenida es la que une el Ensanche con El Sardinero. Nosotros, en nuestro paseo atravesamos la Plaza Pombo y la Plaza Cañadío, dos de los enclaves emblemáticos del Ensanche.


Tras la caminata acabamos desembocando en el principio del Paseo de Menéndez Pelayo y, poco después, llegamos a nuestro destino. Tengo que decir que Nomada Pizza tuvo luces y sombras para mí. El local está ambientado de forma agradable y el servicio me pareció correcto, pero la comida está muy recomendada en webs como Tripadvisor, y la verdad es que a mí no me pareció para tanto. Yo me pedí una pizza que no estaba mal, pero las he tomado mejores en bastantes sitios. Aparte, mi madre se pidió un plato de pasta y se comió lo que quiso, pero yo no pude rebañar el resto, porque el tercio de tagliatelle que se había dejado estaba nadando en aceite en el fondo del plato. Personalmente, volvería a comer allí, porque ya digo que parece un restaurante muy popular, tiene una carta muy amplia y, además, sus dueños fueron amables, pero lo que comí el otro día me pareció mejorable.

Dicho esto, lo cierto es que echamos un buen rato almorzando. Luego, desandamos nuestros pasos, más o menos, hasta el aparcamiento de los Jardines de Pereda. No obstante, no teníamos intención de irnos aún. Muy al contrario, lo que hicimos fue desplazarnos hasta la zona de las playas de El Sardinero.


Por el extremo de El Sardinero que da al mar también nos dimos un agradable paseo verpertino. Recorrimos el final de la Avenida de la Reina Victoria y el tramo de la Avenida de Castañeda que llega hasta los Jardines de Piquío. Esa zona ajardinada está situada sobre el saliente rocoso que separa la Primera Playa de El Sardinero de la Segunda Playa de El Sardinero. Allí nos sentamos durante un rato, contemplando el mar.

Antes de regresar a Santillana aún nos desplazamos hasta una tercera parte de Santander. En concreto, fuimos a los alrededores del Faro de Cabo Mayor. En 2019 no estuve muy lejos de allí, pero no llegué hasta la zona del Cabo Mayor donde está el faro. En la actualidad, el mismo es un centro de arte, que por la tarde estaba cerrado.


Desde ese lugar las vistas también son espectaculares. Hay, en ese extremo norte de la ciudad de Santander, unas cuantas cosas que explorar. Realmente, es una zona que está casi sin construir, y merece la pena recorrerla por los caminos, bordeando los acantilados.


Esta vez, sin embargo, nos quedamos en el entorno del Monumento a los Caídos, que está situado frente al Faro y se asoma al mar. Aún quedan muchas cosas por descubrir en Santander. Por fortuna, se que volveré.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado SANTANDER.
En 1997 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en Cantabria: 33'3% (hoy día 100%).
En 1997 (primera visita consciente), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 12'7% (hoy día 35'7%).


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