29 de agosto de 2022

MANILVA 2022

Últimamente, hacer una visita estival a Manilva se está convirtiendo en una tradición. Hasta 2019, yo jamás había puesto un pie en la parte occidental de la costa de la provincia de Málaga, pero desde que nuestra amiga Rosalba alquila una casa en Aldea Beach, para veranear el mes de agosto, solo hemos faltado a la cita el año del confinamiento. Este 2022 tampoco hemos dejado pasar la oportunidad de echar un día en la Playa de los Toros y en su entidad poblacional anexa.



En este caso, solo pasamos una jornada en Manilva, dado que nos limitamos a ir a buscar a Ana, que ha estado allí en el periodo comprendido entre nuestra llegada de Italia y nuestra partida a Punta Umbría. Precisamente, el día antes de tirar para la costa de Huelva fue cuando María y yo nos fuimos hasta la casa de Rosalba, para recoger Ana y que pudiera cambiar el litoral malagueño por el onubense. Lo que pasa es que, para darle un poco de chicha al hecho de cascarse 230 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, para ejercer de padres, nos fuimos temprano y aprovechamos la coyuntura para visitar el Castillo de la Duquesa, que es uno de los pocos enclaves del municipio costasoleño que no conocía.


Nosotros salimos de casa a eso de las 9'45 de la mañana y llegamos al entorno del Castillo de la Duquesa aproximadamente las 12'15 horas. Esta fortaleza se halla en un núcleo poblacional llamado también Castillo de La Duquesa.


En Manilva, si se hace una lista de las poblaciones que integran el municipio, en primera línea de costa, desde el extremo oeste del mismo, hasta su límite por el este, se pueden individualizar La ChulleraAldea BeachAlcorrínCastillo de La Duquesa y San Luis de Sabinillas. Manilva capital se encuentra ya en la sierra, y al norte del término municipal, más retirado aún, está Honda Cavada.

Con respecto a Castillo de la Duquesa, el ente lo conforman una serie de calles urbanizadas de trazado más o menos cuadriculado, que tienen a su espalda la fortaleza y un terreno no construido, que ha resultado tener restos arqueológicos. Luego, ese núcleo no se encuentra aislado, y habría que incluir como parte integrante del mismo una serie de urbanizaciones que tiene al norte, así como el Puerto Deportivo manilveño. En todo caso, el meollo del enclave habitado es el que está conformado por el fuerte y por la zona de casas que este tiene delante.

Ese fuerte es el Castillo de la Duquesa propiamente dicho, que es llamado a veces Castillo de Sabinillas. Se trata de la típica construcción que el 90% de los veraneantes de Manilva probablemente no se han molestado en conocer, pero que tiene más importancia histórica de la que parece. Fue construido en 1767, durante el reinado de Carlos III, que fortificó la costa del antiguo Reino de Granada, aprovechando y recuperando las estructuras existentes, y construyendo también hasta 32 nuevas.

En ese sentido, el litoral andaluz está jalonado de tal cantidad de torres almenara, que sería una pasada consultar un censo y visitarlas todas. En concreto, en la provincia Málaga hay 41. El número ya lo conozco. Ahora solo queda ir a verlas. El Castillo de la Duquesa no es una de esas torres, pero sí quedó incluido en el entramado defensivo que montó Carlos III. En origen, estaba destinado a defender el tramo costero cercano de las constantes incursiones de piratas y corsarios. Tiempo después, a principios del XIX, durante la Guerra de la Independencia, la fortaleza fue ocupada por los franceses y se erigió en enclave estratégico, por lo que llegó a ser atacada por los ingleses desde el mar. Tras el fin de la contienda regresó a manos españolas, pero al ser tomada Argelia por los franceses, en 1830, la piratearía prácticamente se extinguió en la zona, por lo que perdió su función primigenia. No obstante, siguió sirviendo de puesto de vigilancia, dado que a mediados de siglo pasó a convertirse en cuartel del Cuerpo de Carabineros, un cuerpo armado que se había creado en 1829 para vigilar las costas y las fronteras del contrabando. Los carabineros utilizaron el Castillo hasta 1890, año en el que se construyó otro cuartel a 100 metros y lo dejaron vacío. En ese momento, se empezó a usar como almacén, cuadra y pajar por las autoridades municipales, y durante parte del siglo XX estuvo literalmente okupado, ya que sirvió de vivienda a más de 70 personas, que se instalaron entre sus muros y lo convirtieron en su vivienda. En 1975 fue abandonado, y eso acabó provocando que se promoviera su rehabilitación, llevada a cabo en 1998.

Por lo que respecta a su estructura, el Castillo de La Duquesa es un importante ejemplo del tipo de fuerte que se construía en España en el convulso siglo XVIII.


En primer lugar, destaca su batería semicircular orientada al mar, que tenía cuatro cañones, y que también se utilizaba para vigilar.


En la actualidad, entre el Castillo y el mar ya no hay una zona natural, pero sí es verdad que se ha mantenido un espacio muy abierto, que ayuda a poner a la fortificación en contexto. La población de Castillo de la Duquesa no está justo delante, sino un poco a la derecha.


A la espalda de la batería semicircular está situado el cuerpo principal de la fortaleza, que cuenta con una terraza a su alrededor, la cual permitía la defensa del enclave mediante fusilería.


El cuerpo principal de la construcción se distribuye entorno a un patio rectangular, al que se asoman todas las dependencias existentes. 


La entrada estaba precedida por un muro, por un foso y por un puente levadizo. Estos dos últimos ya no se conservan, por lo que hoy día se accede directamente al revellín (el número, 1 en el plano que he puesto arriba), luego se atraviesa el vestíbulo y, sin trabas, se accede al patio.


Por el lado opuesto del patio, es decir, por el que da al mar, se puede subir al tejado aterrazado por una escalera y también se accede a la batería semicircular.


Con respecto a las dependencias, la construcción tenía capacidad para albergar un destacamento de caballería, otro de infantería, así como un pajar, una cocina y una capilla. Nosotros vimos abiertas varias de las estancias. De estas, la que ejercía de almacén está restaurada, pero se encontraba vacía (es el 10 en el plano que he puesto arriba).


Las demás dependencias restauradas y que estaban abiertas sí se hallan en uso. Dos de ellas las utiliza el Club de Esgrima Internacional de Andalucía. Así, la habitación que se usaba como cuartel de caballería (la 6) alberga la mejor colección privada de España dedicada a la esgrima.


Todo lo que se expone en el Museo de Esgrima es propiedad de Alberto Cerrada, un médico aficionado a ese deporte, que cedió su colección para que fuera pública.

La muestra es entrañable, aunque esa parte del fuerte es la que está peor, como se puede apreciar en las fotos. Cuesta trabajo aislar lo expuesto del lamentable estado del techo y de las paredes. Aun así, no cabe duda de que es una colección impresionante, en la que hay de todo. A mí, lo que más me gustó fue la Camiseta Olímpica que perteneció a José Luis Abajo Pirri, el esgrimista que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Otras medallas no las recuerdo tanto, pero el día en que Pirri ganó la suya lo tengo grabado en la memoria. Esa jornada fue entrañable para mí, por otros motivos, y esa felicidad quedó unida para siempre a la medalla. Por eso me hizo ilusión encontrarme en Manilva con el homenaje al deportista.


Aparte, vimos que el Club de Esgrima Internacional de Andalucía también usa otra estancia, la que antaño albergaba la capilla (la 5), para entrenar. Me alegra que los deportes minoritarios tengan santuarios así, en algunos sitios, aunque sean puntuales y convivan con la humedad.


La otra parte del Castillo que está en uso es la que alberga las salas del Museo Arqueológico Municipal de Manilva. Esas estancias, que eran las que estuvieron destinadas a ejercer de cuartel de infantería, sí que se han rehabilitado por completo.


Todo lo expuesto en el Museo Arqueológico proviene del Yacimiento Arqueológico Romano Entorno del Castillo de la Duquesa, que colinda con el Castillo, aunque no es visitable. Las cosas que se muestran, lo mismo que el yacimiento en sí, pertenecen a los siglos que van del I al IV d. C. Así, en unas cuantas vitrinas se pueden ver objetos de cerámica común romana, cerámica de lujo, útiles de pesca u ornamentos. Igualmente, se expone una tumba de inhumación.

En definitiva, el Castillo de la Duquesa da para un buen rato y, desde luego, se merece una visita. Nosotros no vimos a mucha gente, pero tampoco estuvimos solos. En plena Costa del Sol está un poco descontextualizado, pero a mí me gustó mucho.


Después, cambiamos radicalmente de tercio. En efecto, la segunda parte de la jornada estuvo centrada en el sol y en la playa. También encontramos un hueco para tomarnos una cervecita fresca en un chiringuito. En concreto, nos dimos el refrescante homenaje en el Chiringuito Andrés y María, que está en el mismo Paseo Marítimo, tan cerca del Castillo, que no dejamos de verlo mientras nos tomábamos la cerveza.




El resto del día ya lo echamos en Aldea Beach. En casa de Rosalba comimos, y en la Playa de los Toros pasamos una relajada tarde. La jornada no dio para mucho más, pero lo cierto es que con esta tercera visita he dado un paso más en la exploración del municipio de Manilva. Empiezo a tenerlo bastante peinado.


Reto Viajero MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA
Visitado MANILVA.
En 2019 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales ya visitadas en la Provincia de Málaga: 16'6% (hoy día 19'4%).
En 2019 (primera visita), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 20'4% (hoy día 21'3%).


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si quieres comentar algo, estaré encantado de leerlo