20 de octubre de 2022

CARRERA VILLA DE VILLAVERDE 2022

Todavía no tengo muy claro qué es lo que me pasó en la décima edición de la Carrera Villa de Villaverde.


Es verdad que hizo calor, pero no fue una locura. Aparte, la hora a la que se programó la cita no fue acertada, pero eso tampoco explica mi mal ritmo. Además, últimamente estoy durmiendo poco, y me encuentro algo cansado, pero en otras épocas he estado mucho más apretado, y esa circunstancia no ha influido tanto. El caso es que mi tiempo en la Carrera Villa de Villaverde no fue bueno, pero ni siquiera tuve la sensación de ir muy quemado. Me sentí falto de brío, pero no sufrí debacles. Sin embargo, la media final fue paupérrima. Efectivamente, la misma me salió a 4:27, teniendo en cuenta que la carrera solo constaba de 8.800 metros y que era prácticamente llana. En esas condiciones, no me explico como acabé en 39:10. Cierto es que hace meses que me cuesta mantenerme por debajo de 4:15 el kilómetro. De hecho, el curso pasado llegué a mayo corriendo a 4:18 un diezmil, y esta temporada la empecé igual, hace menos de un mes, en la nocturna de Almensilla. En Villaverde del Río, mi idea era igualar, o incluso mejorar un pelín tales registros, por lo que, cuando crucé la meta y me enteré de lo que había tardado, pensé que la prueba había tenido una distancia mayor. No fue así. Yo no llevaba GPS, pero me informé y tuve que asumir que no, que el recorrido había estado escrupulosamente bien medido, y que el que había hecho una marca de mierda era yo. El reloj no engaña.

De todas formas, antes de todo eso, como me viene pasando últimamente, arranqué tarde de casa y estuve a punto de no llegar a tiempo a la salida. Al final logré estar en ella a la hora, pero por los pelos. No obstante, el estrés previo tengo claro que no tuvo que ver con el mal resultado de la carrera. 

Con respecto al trazado de la prueba, esta pasó dos veces por la salida, antes de acabar definitivamente en el punto en el que había empezado. Sin embargo, las tres vueltas no fueron iguales. La primera recorrió el norte del casco urbano de Villaverde del Río. En ese tramo inicial estuvo la única cuesta de todo el trayecto. Se trató de una subida de unos 320 metros. Villaverde es un pueblo totalmente llano, compuesto de bastantes calles cuadriculadas, pero tiene un grupito de casas, en su extremo septentrional, que están como en una especie de elevación. El circuito al principio fue por allí. 


Una vez que volvimos a la meta, tras la primera vuelta, dieron comienzo las otras dos, que ya se extendieron también a las calles del sur de la localidad.


Aparte, el recorrido solo tuvo indicados los puntos kilométricos 2, 6 y 8. Se, por ello, que cubrí los primeros 2.000 metros en 8:28, a 4:14. Hasta ese momento todo transcurría dentro de los parámetros normales. En ese tramo, además, estuvieron los desniveles, que yo no encajé mal. En la tachuela, el descenso fue más brusco que el ascenso, dado que los 10 metros que subimos en 320 metros, los bajamos en 100. A mí, correr cuesta abajo se me da de pena, ya lo he dicho en otras ocasiones. Por eso, al ir para arriba aminoré un poco la marcha, pero descendiendo por una rampa que casi llegaba al 10% de pendiente, me corté en mayor medida, si cabe. Aun así, lo que marqué en el punto kilométrico 2 estuvo bien. Antes de completar los dos kilómetros iniciales pasamos por la meta la primera vez. En la siguiente foto, soy el de amarillo del fondo.


El problema fue que gasté 8:57 en completar el segundo 2.000, lo cual ya implica una cierta hecatombe. Marcar 4:27 y 4:28 por kilómetro, yendo a tope, por un terreno llano y recto, no tiene mucho sentido. Yo supongo que en el tercer kilometro fui algo más rápido y, en cambio, en el cuarto se anunció el ritmo del tercer 2.000, que fue desastroso. En efecto, recorrí en 9:59 la distancia que había entre los puntos kilométricos 4 y el 6, es decir, que cubrí los parciales en 4:59 y en 5:00. Yo la verdad es fui un tanto asfixiado y falto de fuerzas, y tuve que acomodar el ritmo, pero se lo que es ir a 5:00 minutos el mil, porque es la media que llevo a diario cuando salgo a correr por los caminos, y no me explico que el crono reflejara ese tiempo. El caso es que, tras un buen rato en la nevera, en el tramo final de la carrera me serené y pude avanzar de manera más estable y compacta. Eso lo noté, y lo notó el reloj, dado que tardé 8:46 del punto kilométrico 6 al 8. Luego, los últimos 800 metros los hice a 3:46, dejándome los higadillos.


Es muy probable que los puntos kilométricos no estuvieran bien puestos. La carrera sí estaba correctamente medida, eso lo comprobé, pero no puedo saber si la señalización de los parciales fue exacta. Probablemente no, y por ello hay ese salto entre los kilómetros supuestamente hechos a 5:00 de media, y luego el último 800, recorrido a 3:46. Es seguro que no hubo tanta oscilación. No obstante, en el 4:27 de ritmo final no hay trampa ni cartón.

Como he comentado, es verdad que a mitad de carrera acusé el esfuerzo, me encontré incómodo y tuve que aminorar. Noté el calor y sentí que llevaba un mes sin hacer esfuerzos intensos, es decir, que los efectos de haber competido en Almensilla ya no sumaron. Las 12 de la mañana también me parece una hora complicada para dar lo mejor de uno mismo. Sin embargo, no fui tan mal como para correr tan lento. No hubo grandes bajonazos, de hecho no me adelantó apenas gente. Acabé en el puesto 47 de 150 personas, incluso por delante de la primera mujer, pero no entiendo el triste ritmo medio que marqué.

No obstante, la experiencia fue buena. Fui a Villaverde del Rio, porque recordaba que es un pueblo llano, y a mí me molan las carreras sin cuestas. En esta ya había participado en 2015 y me gustó. Esa vez la cita se organizó en septiembre, una noche entre semana, porque se hizo coincidir con la feria local. Este 2022 han decidido trasladar la prueba a una mañana de domingo. Por eso me apeteció volver. Me queda la cosa de que en 2015 corrí los 8.100 metros, de aquella ocasión, a 4:11. Ese año la salida y la meta estaban en otro sitio, y el recorrido cambió un poco, pero al final pasamos prácticamente por las mismas calles.

Lo cierto es que tenía previsto un calendario, pero he decidido intercalar una cita en la que no pensaba participar. En principio, mi próxima competición iba a ser el 30 de octubre en Olivares. Allí me siento como en casa, y había optado por saltarme, siete días antes, la última prueba de distrito de Sevilla. Sin embargo, al final voy a ir. Las carreras en Sevilla son perfectas para saber en qué estado de forma se encuentra uno, porque son llanas, rectas, y están bien medidas, tanto en general, como por parciales. Yendo a tope en ellas se puede sacar mucha información. Son como una radiografía. Por eso, para salir de dudas, voy a disputar la Carrera Popular Casco Antiguo, y a la semana siguiente ya iremos en familia a Olivares, a correr entre amigos.


Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en VILLAVERDE DEL RÍO.
En 2015 (año de la primera carrera corrida en Villaverde del Río), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 31'4% (hoy día 37'1%).

Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 238.
% del Total de Carreras a completar: 23'7%.


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