26 de julio de 2025

PORTUGAL 2025 (VISITA DE JULIO)

Este año, teniendo en cuenta las perspectivas, parecía que se nos iba a ir el verano sin echar ni un fin de semana de playa. En vista de eso, decidimos buscar un alojamiento en algún lugar que estuviera cerca de la costa, con la idea de poder pasar un par de días de sol y de mar. Dada la improvisación y las fechas, para no dejarme un riñón, opté por alquilar un apartamento que aparentaba tener sus pegas, pero que era asequible. Su principal inconveniente era, en apariencia, que estaba en Vila Real de Santo António


Vila Real de Santo António es un municipio de Portugal que se encuentra justo en la esquina sureste del país. En principio, se halla en una zona muy propicia para el turismo veraniego, pero lo cierto es que su capital no está en primera línea de costa, por lo que no parece un buen sitio para pernoctar, si el plan es ir a la playa.


Como se puede ver en la imagen satélite, el pueblo de Vila Real de Santo António se asoma a la desembocadura del Río Guadiana, y se encuentra enfrente de Ayamonte. En realidad, es una localidad muy bonita, pero la definen dos características, que hacen que sea raro alquilar allí un apartamento. La primera es la que he comentado de que está alejada del mar, en una zona en la que el turismo playero lo copa casi todo. En ese contexto, queda como un destino incómodo. La segunda es que sus calles llaman poco la atención, porque la población surgió de la nada en 1774, diseñada ex novo con el objetivo de controlar la entrada de pescado y de otras mercancías a través del Guadiana. En aquella época, España era aliada de Francia, mientras que Portugal lo era de Inglaterra, por lo que los dos estados vecinos siempre estaban a la gresca, y Vila Real nació solo para plantar cara a la cercana Ayamonte. Debido a eso, tiene una estructura funcional tan cuadriculada, que parece artificial. 


En Finlandia, la tradición marca otra cosa, como conté hace poco, pero en Portugal se admiran las callejuelas serpenteantes, no las ciudades que parecen un tablero de ajedrez. En España también. Por eso, y por la ausencia de edificios destacados, es raro que los españoles vayan a Vila Real de Santo António a hacer turismo propiamente dicho. Hace años, los andaluces atravesaban el Guadiana e iban a comprar las célebres toallas portuguesas al país vecino. De este, Vila Real era el sitio más cercano donde se podía parar, lo que convirtió la localidad en el principal punto de venta de productos textiles de algodón del sur de Portugal. Hoy día, en los tiempos de Internet y de la globalización, todo llega a todos lados, y, si no, todo te lo llevan a casa, por lo que ya nadie hace excursiones para ir a por el ajuar. 

En consecuencia, las razones para ir de visita a Vila Real de Santo António han desaparecido, salvo que la diversión consista en coger la embarcación que cruza el Guadiana en 10 minutos y lleva de Ayamonte al Puerto de Vila Real. Por lo visto, durante esa breve travesía se ve una bonita panorámica del entorno del río, por lo que hay españoles que echan un rato en Vila Real con la excusa de disfrutar del paseo en barco, pero, desde luego, no es un lugar para ir a dormir. Por eso, yo localicé en él un apartamento a buen precio.

El tema es que, en realidad, yo lo que quería era aprovechar la playa, pero como nunca he necesitado alojarme en primera línea para eso, pues muchas veces he encontrado sitios para pernoctar baratos, no excesivamente lejos del mar. Es verdad que, a cambio, me veo obligado a coger el coche o a andar, según, y tengo que ir ligerito de bártulos, pero a mí me merece la pena. Además, gracias a la costumbre de salirme de los circuitos preparados para el turismo playero, he podido conocer pueblos como Vila Real, que, al final, resulta que tienen su atractivo. 


Realmente, Vila Real de Santo António es un pueblo digno de ser visitado, porque tiene un frente fluvial bonito, y porque no deja de ser curioso que una localidad en la que viven casi 12.000 personas, mantenga una estructura tan cuadriculada, dispuesta como una malla, a partir de un epicentro muy definido, situado en la Praça do Marquês de Pombal.


A mí, Vila Real de Santo António me pareció un pueblo pintoresco, que está muy cuidado, y que cuenta con un Paseo Fluvial que es maravilloso, tanto de día, como de noche. 


Resulta que, tras la puesta de sol, es una delicia ir a tomar un mojito al borde del Río Guadiana. Allí, en el Jardím da Avenida da Republica, ponen unos chiringuitos con mesas, en los que se puede beber algo en un ambiente relajado y fresco, mientras se echa un rato de agradable charla, en el que no falta la suave música de fondo. El primer día paramos en Boa Praça.


El segundo, nos quedamos en Saal, que era otro cocktail bar de carácter efímero, montado para despachar bebidas en plan tranquilo.


Aparte, es cierto que el pueblo de Vila Real de Santo António no tiene playa, pero en su término municipal sí hay unas cuantas. Sin embargo, los dos días nosotros optamos por irnos un poco más lejos.

Echando el día en la Praia da Alagoa

El litoral del Algarve, como el de la vecina Huelva, más que tener playas, tiene playa. Esos significa que, realmente, con lo que cuenta es con una uniforme barra de arena infinita, que se asoma al Océano Atlántico, la cual se denomina de diferentes maneras en función del municipio por el que discurra, o en base a lo que tenga a su espalda. El primer día, nosotros nos movimos hasta el trozo de costa que está delante de una localidad llamada Altura, la cual pertenece al concelho de Castro Marim


En ese tramo, el trecho de fina arena dorada se denomina Praia da Alagoa. Es un privilegio tener, no muy lejos de casa, arenales interminables de esa categoría.


Regreso a la Ilha de Tavira

El segundo día nos fuimos más al oeste. A partir de la Praia de Manta Rota, un brazo de agua de mar, que se va agrandando conforme avanza hacia occidente, separa del continente el cordón de arena del que hablaba antes. Se forma así una laguna salada, llena de canales e islotes, que es una zona húmeda de gran importancia medioambiental. Desde 1987, la misma conforma el Parque Natural da Ría Formosa.


Pertenecen al Parque Natural da Ría Formosa un total de 60 kilómetros de costa, que son los que van desde Manta Rota hasta Vale do Lobo. Por el este, el último tramo lo ocupa la citada Praia de Manta Rota, que todavía no se encuentra en ninguna isla. A partir de ahí, hacia el oeste, en el litoral se suceden, en forma de barrera, cinco islotes que están separados del continente por un canal de agua, así como dos penínsulas. A pesar de la cantidad de turismo que soporta el sur de Portugal, toda esa franja inmediata al mar conforma un paraíso natural, en el que la gran barra de arena se ha mantenido casi virgen.

De esas cinco islas comentadas, la Ilha de Armona y la Ilha de Tavira son las que yo conozco. Precisamente, a una playa que se ubica en esta última, es adonde fuimos el segundo día.


La Ilha de Tavira es toda de arena, y mide 11 kilómetros. Por el este, está separada de la Ilha de Cabanas por un canal artificial. En cambio, por el oeste, el espacio con la Ilha de Armona se formó de manera natural. En el post que le dediqué a Portugal en 2018, ya hablé de la Ilha de Tavira, porque accedimos a ella a la altura de la Praia do Barril, que se encuentra en su sector central. Por contra, en esta ocasión, y en las demás en las que he visitado la isla, he estado en su extremo oriental. Allí, hay un complejo turístico, integrado por un camping y por varios restaurantes.



A ese complejo se llega con un pequeño barco, que se coge en Quatro Águas, y que atraviesa la Ría Formosa.



Quatro Águas es un asentamiento en el que no tiene pinta de vivir nadie. Allí, lo que hay es un pequeño puerto deportivo, un hotel, un par de restaurantes, dos edificios que parece que pertenecen a la policía y al servicio de guardacostas, así como una caseta, en la que se compran los billetes para ir a la Ilha de Tavira.


La ruta desde Quatro Águas hasta Ilha de Tavira es breve, pero el entorno es precioso, por lo que se disfruta una barbaridad.


Tras el paseo, se arriba al muelle de la isla, y, desde allí, la distancia hasta la Praia da Ilha de Tavira no es grande. Para llegar a ella, hay que recorrer un camino de cemento, que se abre paso entre un buen número de restaurantes. La entrada al Parque de Campismo da Ilha de Tavira también da a ese sendero pavimentado. 


Dada la cantidad de gente que vi en esa zona, temí que nos estábamos metiendo en la boca del lobo, pero lo cierto es que, al poco, llegamos a la paradisiaca Praia da Ilha de Taviraque se abre al Océano Atlántico sin trabas, y la aglomeración se diluyó.


Yo he estado en esa parte de la Ilha de Tavira en bastantes ocasiones. Son muchas las historias que he vivido ese sitio, desde que me estrené, yendo de camping con mis amigos en 1997. A pesar de su reducido tamaño, también podría contar alguna que otra anécdota acaecida en Quatro Águas. La próxima vez será. Ahora, del pasado solo voy a añadir que, en 2010, pasé una noche en el Hotel Vila Galé Albacora, que es el hotel de Quatro Águas al que antes hice referencia. El mismo se encuentra en el lugar donde el Río Gilão desemboca en la Ria Formosa, pero en el lado opuesto al del resto de Quatro Águas.


El hotel lleva abierto desde el año 2000, en las instalaciones rehabilitadas de un antiguo arraial atunero, es decir, de un asentamiento en el que vivían, de manera semipermanente, los pescadores de atún que faenaban en la costa del Algarve, y en el que preparaban el pescado. Alojarme en ese establecimiento fue un privilegio, que no he querido dejar de recordar.

Dos chiringuitos y un restaurante

Pero volviendo al último fin de semana, no quiero terminar el post sin hablar de los tres lugares donde comimos. En el primero, realmente lo que hicimos fue cenar. Estaba en la Avenida da República de Vila Real de Santo António, justo enfrente del puerto deportivo, y se llamaba Restaurante O Pescador.


De él, me gustó que pusieron de su parte para hacernos un hueco, dado que íbamos sin reserva y que estaban los restaurantes hasta la bola. Además, el bacalao dorado y los salmonetes a la brasa que nos sirvieron estuvieron buenos. También disfruté del hecho de que la inmensa mayoría de los comensales que atiborraban el salón eran gente local. Incluso, había allí una familia enorme celebrando un cumpleaños, así como otros grupos de personas que, evidentemente, no eran turistas. En resumen, cenamos en medio de un cierto caos, en un ambiente bastante poco refinado, pero la verdad es que todo fue muy auténtico.

Al día siguiente, ya cambiamos de tercio y comimos en un chiringuito de playa puro y duro. En concreto, reservamos una mesa en el Restaurante Das Marés, que está, literalmente, en la Praia da Alagoa.


Para mí, Das Marés fue el mejor restaurante de los tres que visitamos. El tercero se llamaba Restaurante Água Viva, se encontraba en la Ilha de Tavira, y tampoco estuvo mal, pero era más turístico, es decir, que si en O Pescador y en Das Marés nos atendieron con transparencia sendos camareros, que eran tan eficientes como antipáticos, en Água Viva nos captó un lisonjero vende motos, que nos despachó el pescado que le dio la gana, tras decirnos, estando ya sentados en la mesa, que no tenía carta, y luego se ocuparon de nosotros un par de jovenzuelos desganados, con pinta de estar trabajando como castigo, por no haber dado palo al agua en el instituto durante el curso. En consecuencia, la experiencia podría haber sido nefasta, pero lo cierto es que, al final, nos comimos unas sardinas asadas y un robalo bien cocinados. La relación cantidad-precio solo rozó el aprobado, pero, al menos, conseguimos salir de allí sin ser estafados.  

En definitiva, el improvisado fin de semana me ha dado la oportunidad de hablar de la parte oriental de la Ilha de Tavira. Tenía muchas ganas de hacerlo. Además, he podido reflejar en este post que ya acaba, otros cuantos momentos puntuales que me apetece guardar en la memoria. No obstante, continúa estando pendiente el viaje por Portugal que tengo pensado.


Reto Viajero TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO
Visitado PORTUGAL.
En 1987 (primera visita), de los 44 Países del Mundo que están en Europa, % de visitados: 4'5% (hoy día 43'2%).
En 1987 (primera visita), de los 196 Países del Mundo, % de visitados: 1% (hoy día 10'2%).


21 de julio de 2025

CARRERA NOCTURNA GINES 2025

En 2024, me inscribí en la Carrera Nocturna Gines porque había participado en ella en 2019, y recordaba que me había gustado. Tras disputarla de nuevo, corroboré que la prueba merece mucho la pena, dado que se atraviesa el meollo de Gines tres veces, antes de regresar por cuarta vez a él para acabar, lo que favorece que haya un ambientazo tremendo en esa parte del pueblo. Además, la organización me pareció modélica. Todo lo bueno hizo que las tremendas cuestas, los adoquines y el calor pasaran a segundo plano.

Por otro lado, en 2024, después de cruzar la meta me encontré por casualidad con mi amigo Raúl, que había ido de acompañante de Ana, su mujer.  Él y yo nos vemos con cierta frecuencia, pero es evidente que nos habíamos dejados cosas por contar. De cara a esta edición de la cita, sí nos pusimos de acuerdo, y decidimos correr los tres, por lo que estaba asegurado también un buen rato tras la carrera. En consecuencia, me apunté.


Correr carreras en julio es arriesgado, aunque sean nocturnas, porque si sale una noche de verdadero calor sevillano, uno puede pasarlo mal. Por suerte, el viernes el termómetro no estaba disparado, por lo que las perspectivas fueron buenas desde el principio. Además, llegué pronto a Gines, y eso posibilitó, incluso, que pudiera saludar a algunos compañeros del club con los que me encontré.


Los prolegómenos fueron relajados y entretenidos, pero llegó un momento en el que hubo que mentalizarse y prepararse para echar a correr. 


Por recordar un poco como es el trazado de la carrera, este está compuesto por dos vueltas a un circuito. En el post que escribí el año pasado, dije que este tenía tres cuestas considerables, pero son cuatro, en realidad, con la cosa de que todas las subimos dos veces. La primera de ellas, para colmo, es de adoquines. Sin embargo, la más dura es la de la Avenida II Duque de Ahumada

El caso es que yo ya sabía a qué me enfrentaba, y, encima, me encontré con una noche fresca, hasta cierto punto, así que dosifiqué, y lo pude dar todo sin sufrir escabechinas. La verdad es que fui a tope, pero estable, jugué bien con los desniveles y me sentí aceptablemente fuerte, aunque mi ritmo de carrera siga cayendo en picado. En efecto, en 2024 corrí a 4:34, y este 2025 no he podido bajar de 4:47 de media. La diferencia es abismal, lo que no implica que mis sensaciones no fueran buenas el otro día. Terminé el 118 de 448 participantes.

Fallo de organización

Hay que decir, que la posición que logré acabó siendo clave, porque se formó un tapón considerable en meta, en el momento en el que comenzó a llegar el grueso de los corredores. Yo creo que otros años no había habido problemas, pero en esta edición dejó de caber gente en la zona habilitada para acoger a los finishers. En vista de eso, los que fueron terminando, a partir del puesto 150 o así, se tuvieron que empezar a detener antes de cruzar la línea final, porque el barullo de detrás impedía el paso y el registro del tiempo. Fue una cagada monumental de la organización, que explica por qué aparece en la clasificación que casi el 45% de los participantes corrieron a 6:00 el kilómetro, como mínimo, cuando lo normal es que no superen esa media más del 20% de las personas que disputan una carrera. 

La aglomeración a mí no me afectó, porque cuando yo llegué aún pude atravesar la línea de meta, pero lo cierto es que ya vi demasiada gente atascada en la zona acotada detrás. El problema fue que el ritmo de los que salían de ella por el único sitio posible, después de recoger la bolsa del corredor y las mil cosas que dan en esta carrera, era mucho menor que el de los que entraban por el otro lado. Fue un fallo grave, que yo solo había visto una vez, en la masiva Carrera Nocturna del Guadalquivir. No sé qué pasó en Gines, porque la participación en esta edición de su nocturna apenas fue un poco superior a la de 2024, y, ni el año pasado, ni en 2019, yo vi que hubiera contratiempos. 

En todo caso, la gente se tomó el percance con filosofía, y el ambiente no se estropeó. Yo, tras encontrarme con María, que había estado en casa de una amiga, precisamente en Gines, esperé a que entraran en meta Raúl y Ana, que sí se vieron afectados por el atasco. Cuando acabaron, los cuatro nos fuimos a echar una cerveza y una tapa a la cercana Abacería El Cantinero

Dije al principio, que una de las razones que me llevaron a apuntarme de nuevo a la Carrera Nocturna Gines fue su modélica organización. Lo del follón de la meta es un lunar importante, pero yo creo que no volverá a pasar. Además, todo lo demás siguió funcionando muy bien. Realmente, esta carrera es de esas a las que apetece acudir año tras año.


Reto Atlético 1.002 CARRERAS
Carreras completadas: 264.
% del Total de Carreras a completar: 26'3%.

Reto Atlético PROVINCIA DE SEVILLA 105 CARRERAS
Completada Carrera en GINES.
En 2007 (año de la primera carrera corrida en Gines), % de Municipios de la Provincia de Sevilla en los que había corrido una Carrera: 13'3% (hoy día 39%).


18 de julio de 2025

AEROPUERTO DE MÁLAGA-COSTA DEL SOL 2025

Han pasado casi siete años, desde que estuve por última vez en el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol. Fue en 2018. Tras aquella visita, y tras la de 2017, ya escribí sendos post, en los que expliqué el porqué de hablar de él en este blog. También hice referencia a su historia, por lo que voy a tratar de no repetirme.


Mi idea, ahora, es profundizar un poco más en como está organizado el aeropuerto, así como detallar como fue nuestra experiencia en él en esta ocasión.

El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol tiene tres terminales, construidas en momentos distintos. Yo siempre he cogido los vuelos en la T3, aunque en 2018 accedimos al edificio por la T2, por lo que pude ver la diferencia que hay por dentro entre esta y la tercera parte del aeropuerto, que es la más moderna.


Aparte, como en todos los grandes aeropuertos, en el de Málaga están muy separadas la zona destinada a dar servicio a los pasajeros que van a coger vuelos y la habilitada para recibir a los viajeros que llegan. 

La zona de salidas del aeropuerto

La parte dedicada a las salidas en el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol se encuentra situada en la primera planta del edificio. 


Normalmente, los vehículos con los que se llega al gran complejo suben a la gente a esa primera planta por una rampa poco llamativa, lo que implica que uno no percibe con claridad que está en alto cuando se baja del autobús o del coche, pisa el asfalto y entra en el edificio, accediendo de forma directa a su piso de arriba. Al margen de esto, como he dicho, el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol se divide en tres terminales. La T1 es la más antigua y ya no se utiliza para operaciones relacionadas con los vuelos comerciales, por lo que se mantiene cerrada al público y no tiene puertas de embarque. En consecuencia, los tres diques para coger aviones con los que cuenta el aeropuerto en la actualidad, se hallan situados en la T2 y en la T3. Tanto en una, como en la otra, hay mostradores de facturación, aunque la mayoría se encuentran en esta última. 


De todas formas, el acceso al 100% de las zonas de embarque se realiza a través de un único filtro de seguridad, que está situado en la T3 (en el croquis que he puesto arriba, aparece señalado en rojo y marcado con las palabras security check). 


Eso significa que, las personas que van a embarcar en el Dique B, que es el que está en la T2, tienen que facturar las maletas en esta terminal, pero luego deben desplazarse a la T3 a pasar el control policiaco. Una vez que lo hayan hecho, no tendrán más remedio que volver a desandar el camino por dentro, para regresar a la T2 y acceder al Dique B (los diques o muelles son los añadidos perpendiculares que tienen los edificios principales de los aeropuertos, diseñados para permitir que los aviones se acerquen y la gente se pueda montar en los aparatos sin andar por la pista).


Aparte del Dique B de la T2, el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol cuenta también con un Dique C y un Dique D en la T3 (creo que no hay un Dique A, no se por qué). En realidad, el C ya existía antes de que se construyera la T3, pero se adaptó al hacerla, y ahora está plenamente integrado en la nueva terminal. 


Desde el cielo, se ve como el Dique C, que está rodeado con un círculo rojo en esta imagen que acabo de poner, tiene el aspecto de la T2 (de hecho, es exactamente igual al Dique B), pero ha quedado unido a la T3.

Por su parte, el Dique D, que se construyó a la vez que la T3, es el más grande. Mide 240 metros, y, a diferencia de los otros dos, que son perpendiculares al edificio de las terminales, discurre paralelo a las pistas.

En cualquier caso, en la T3 no solo destaca el muelle de embarque, sino que también lo hace el edificio procesador. En él, sobresalen el vestíbulo de facturación, que ocupa 20.000 m², la zona de controles de seguridad y el área comercial. Todo eso conforma el corazón del aeropuerto. 

Por lo que respecta al sector de las tiendas y los restaurantes, a él se llega tras pasar el control policial. Al hacerlo, lo primero que se atraviesa, sin remedio, es el Málaga Duty Free, y, al salir de él, se desemboca en el resto de la vasta zona comercial del aeropuerto. Esta tiene, incluso, un añadido elevado, al que se accede mediante una escalera mecánica. En él, hay unos cuantos negocios más. Desde esa segunda planta, que no ocupa toda la superficie del edificio procesador, ni mucho menos, se disfruta de una panorámica bastante interesante de parte del mismo.


Desde la zona de tiendas y de restaurantes, uno ya puede dirigirse a las puertas de embarque, tanto si están en el Dique B, como si están en el C o en el D.

Por el aeropuerto de madrugada

Hasta ahora, las 20:55 era la hora más tardía a la que yo había estado en el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol. En esta ocasión, sin embargo, cogimos el vuelo a la 1 de la mañana, por lo que tuve la oportunidad de ver el aeropuerto casi desierto. De hecho, nuestra salida fue la penúltima del día, y ya no quedaba ningún avión por aterrizar. Por eso, no había ni rastro de la incesante actividad que yo recordaba en el complejo. Lo cierto es que estuvimos en familia. 


Lo bueno de coger el vuelo tan tarde, fue que todo lo pudimos hacer con calma, y que no nos topamos con colas ni con bullas en ningún lado. El control de seguridad también lo pasamos en un momento, en el que los policías y los seguratas parecían estar ya menos estresados que en las horas en las que hay una mayor afluencia. Lo malo, en cambio, fue que casi nos quedamos sin cenar. De hecho, cuando desembocamos en la zona comercial, nos encontramos el grueso de los negocios de restauración chapados, o en proceso de cerrar. En vista de eso, nos dirigimos raudos al Burger King, dado que pensamos que podía ser el restaurante más laxo con el horario. Por fortuna, no nos equivocamos.


Sin embargo, hay que decir que cenamos gracias a la benevolencia de los empleados de la hamburguesería, porque ellos realmente también estaban acabando la jornada. Lo que pasa es que habían dejado a un par de personas pendientes del mostrador y de la cocina, mientras los demás limpiaban, pero nos vendieron los menús casi de milagro. Me parece que fuimos los penúltimos del día en ser atendidos.

El Burger King estaba, precisamente, en el piso elevado de la zona comercial al que me refería antes.


El caso es que la cena me supo a gloria. El estrés de salir de Sevilla a media tarde e ir pasando etapas, hasta llegar al punto en el que ya no nos quedaba más que embarcar, lo había llevado bien, pero fue al sentarme a comerme la ensalada de pollo crujiente, cuando de verdad respiré. El hecho de estar casi solos no hizo sino aumentar mi sensación de paz.

Después, ya nos encaminamos a la puerta de embarque, y esperamos junto a ella, hasta que pudimos montarnos en el avión. Esos momentos previos al comienzo de un gran viaje son una gozada imposible de describir.


La zona de llegadas

Comenté antes, que en los aeropuertos tienden a tener bien diferenciadas las zonas de salidas y de llegadas. En el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, la parte dedicada a los embarques está en la primera planta, como ya ha quedado dicho. La de desembarque, por contra, se encuentra a nivel del suelo, como en la mayoría de los aeródromos. 


El día de nuestro regreso, nosotros, nos bajamos del avión a través de una pasarela, por lo que no pisamos la pista, pero pronto descendimos por una escalera mecánica a la planta inferior del edificio.

La zona de llegadas de los aeropuertos es el lugar en el que empiezan de verdad los viajes, cuando uno aterriza en el destino adonde se dirige, pero también es dónde terminan, cuando está volviendo a casa. 


En mi caso, en la zona de llegadas del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol lo que siempre me pasa es que termino las vacaciones, por lo que es un sitio que me resulta mucho menos simpático que el recinto de salidas. Allí, lo más importante que uno se encuentra son las cintas transportadoras en las que se recoge el equipaje. Yo, frente a ellas volví a cruzar los dedos, para que ninguna de las nuestras estuviesen entre el 0'8% de las maletas que se pierden cada año en los aeropuertos españoles. Por suerte, tras un rato de espera aparecieron todas.

Otras veces, tras salir a la parte pública de la zona de llegadas del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol nos hemos parado a tomar algo. Sin embargo, en esta ocasión también habíamos volado tarde y era casi la 1 de la madrugada, lo que implica que ya no había nada abierto. Además, aún teníamos que ir a por el coche al aparcamiento de larga estancia, por lo que, sin entretenernos, dimos por concluida esta nueva visita al cuarto aeropuerto con más tráfico de pasajeros de España.


Reto Viajero MARAVILLAS DE ANDALUCÍA
Visitado AEROPUERTO DE MÁLAGA-COSTA DEL SOL.
En 2013 (primera visita), % de Maravillas de Andalucía visitadas en la Provincia de Málaga: 17'6% (hoy día 35'3%).
En 2013 (primera visita), % de Maravillas de Andalucía visitadas: 28'9% (hoy día 40'5%).


15 de julio de 2025

HELSINKI 2025

La verdad es que no pensaba ir a Helsinki este verano, porque ya estuve en la capital finlandesa en 2013, tenía la sensación de que la vi bien, y no es una ciudad que destaque por nada en concreto. Sin embargo, Julia dijo que quería conocerla, dado que la otra vez que fuimos no tenía ni 3 años, y no la recordaba. En vista de eso, María y yo reestructuramos sin dudar los planes, y pasamos en Helsinki el último día de nuestras vacaciones en Finlandia.


Además, lo de decir que ya conozco bien un sitio, y que no necesito volver a él, no va conmigo. Es innegable que Helsinki es una ciudad de talla humana, con una historia corta, pero no es cierto que no merezca la pena. Lo que pasa es que hay que degustarla con calma, disfrutando de los detalles. Los que viajen solo para ir a lugares mediáticos dirán que en Helsinki no hay cosas que ver, pero yo no soy de esos.

Un poco de historia

Helsinki se fundó oficialmente en 1550, pero a principios del siglo XVIII era un simple poblado de madera, en el que vivían unas 1.700 personas. La construcción de una fortaleza naval en unas islas que se encuentran situadas delante, hizo que aumentara de estatus, pero su importancia fue secundaria hasta que Rusia le arrebató a Suecia todo el territorio de la actual Finlandia, en 1809. Esa circunstancia provocó el nacimiento del Gran Ducado de Finlandia, como estado autónomo integrado en el Imperio Ruso. Su capital era Turku, pero los rusos consideraron, en 1812, que esta ciudad estaba demasiado influida por Suecia, por lo que trasladaron la capitalidad del ducado a Helsinki. Eso potenció su desarrollo demográfico y arquitectónico. El objetivo de Rusia era que Helsinki se pareciera a San Petersburgo, por lo que Johan Albrecht Ehrenströn planteó un proyecto urbanístico acorde a esa idea. Ese diseño lo puso en práctica el arquitecto alemán Carl Ludwig Engel. A lo largo de más de dos décadas, este hombre trabajó para darle a Helsinki una impronta que no ha desaparecido. Gracias a él, en gran parte, la población se convirtió en una referencia en el norte de Europa, hasta el punto de que, en 1917, cuando Finlandia se independizó, la cabecera del país se mantuvo allí.

En definitiva, hoy día Helsinki es una ciudad de 685.000 habitantes, que es muy paseable y muy amable. Por ello, es perfecta para ir con niños. Está dividida en 60 distritos. Los 5 que se considera que son su núcleo son Kruununhaka, Kluuvi, Kaartinkaupunki, Kamppi y Punavuori


Nosotros, en 2013 pasamos tres noches en Helsinki, y tuvimos tiempo de ver la Capilla Kamppi, que es conocida por todos como Capilla del Silencio (está en el barrio llamado Kamppi), así como la Estación Central de Helsinki (está en Kluuvi).


También visitamos el Parque Sibelius, con su Monumento a Sibelius (está en Taka-Töölö), la Catedral de Helsinki (se encuentra en Kruununhaka), así como la fortaleza de Suomenlinna, que es uno de los siete sitios finlandeses que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (en el post anterior hablé de Vanha Rauma, que es otro). El distrito de Suomenlinna está compuesto por ocho islas, que se hallan situadas a tres kilómetros del puerto de Helsinki. Seis de esas islas pertenecen a la fortificación homónima.

Asimismo, en 2013, como experiencia única, participé en la Maratón de Helsinki, lo cual me permitió entrar corriendo en el Estadio Olímpico de Helsinki, que también está en Taka-Töölö (el distrito de Taka-Töölö se considera que forma parte del sector más occidental del centro de Helsinki).

En esta ocasión, no nos hemos movido tanto por la ciudad, porque, además, la otra vez nos alojamos en dos lugares diferentes, y eso hizo que nos alejáramos un poco del epicentro de Helsinki. Ahora, ni siquiera hemos llegado a pernoctar allí, pero sí pudimos darnos un largo paseo. También volvimos a ver la Catedral por dentro.

Un día en Helsinki

El caso es que el pasado miércoles teníamos que coger el avión en el Aeropuerto de Helsinki-Vantaa a última hora de la tarde, pero, en vez de gastar la jornada en otro lugar, decidimos darle gusto a Julia y meternos de cabeza en el centro de Helsinki.


Tras llevar una semana conduciendo plácidamente por Finlandia, me costó llegar hasta el meollo de su capital, pero al final logré soltar el coche en un aparcamiento subterráneo, en el que nos dejamos un riñón. No obstante, lo positivo fue que estaba tan bien situado, que salimos enseguida a Aleksanterinkatu.


Aleksanterinkatu es la principal calle comercial de Helsinki. Está en Kluuvi. Nosotros, en vez de recorrerla, cogimos una perpendicular y nos desplazamos hacia el sur, con la idea de empezar el paseo andando por Esplanadi. Este amplio bulevar discurre paralelo a Aleksanterinkatu, y une la zona de la plaza del mercado de Helsinki con Mannerheimintie, que es la columna vertebral de la ciudad. La siguiente foto la saqué, precisamente, en el extremo meridional de Mannerheimintie.


La cosa es que Mannerheimintie es una avenida que mide casi 6 kilómetros, y que acaba en el distrito de Haaga. Si se mira el mapa de distritos que he puesto arriba, se puede ver que este se encuentra ya bastante al norte de la ciudad.

El tema es que el sur de Mannerheimintie, así como Esplanadi y Aleksanterinkatu, estaban hasta arriba de gente. Yo tenía el recuerdo de que Helsinki era una ciudad tranquila, incluido ese sector del centro, pero tuve que matizar semejante idea, en vista de la cantidad de personas que pululaban por allí.

Dado que nosotros lo que queríamos era almorzar tranquilos, para hacerlo optamos por elegir un restaurante que estaba un poco alejado de toda esa zona. Como era nuestro ultimo día de vacaciones, decidimos que era el momento de pegarnos un homenaje, a base de buena comida finlandesa, en un barrio menos turístico. Por eso, enfilamos Mannerheimintie, para ir hacia el norte. De paso, fuimos viendo algunos de los lugares emblemáticos de la ciudad que se asoman a esta importante calle. El primero donde hicimos un alto fue Latsipalatsinaukio, que es la plaza en la que se encuentra la Capilla Kamppi de la que hablé antes.


A finales de 2013, cambiaron Latsipalatsinaukio totalmente, ya que crearon sobre ella una especie de estructura irregular como de tejido sintético, sobre la que se puede pasear.


La Capilla del Silencio se ha quedado en un extremo de la plaza, un poco escondida. De nuevo, me pareció que esa zona estaba bastante más concurrida de lo que yo la recordaba. Nosotros nos detuvimos un rato en las estructuras de Latsipalatsinaukio, pero esta vez no íbamos a entrar en la pequeña capilla, por lo que pronto seguimos nuestro camino por Mannerheimintie, que, de repente, se convirtió en una calle muy espaciosa, salpicada de edificios modernos y relevantes.




El más importante que vimos fue, sin duda, el edificio del Parlamento de Finlandia.


A partir de un determinado momento, el volumen de personas que rondaban por la calle disminuyó una barbaridad, circunstancia que yo agradecí mucho. Pese a eso, nosotros aún no habíamos llegado a nuestro destino, que estaba en Etu-Töölö. Al final, la verdad es que nos alejamos bastante del centro, por lo que pude recuperar esa impresión que tenía, de que Helsinki es una ciudad tranquila y pausada.


El restaurante donde almorzamos estaba en la calle Museokatu. Se llamaba KuuKuu. Lo cierto es que no pudimos elegir mejor, porque comimos de lujo, rodeados de paz y de un ambiente muy agradable.



Después de comer, desandamos nuestro camino y regresamos al meollo de Helsinki. También era importante no irnos sin ver lo fundamental de la ciudad. Por esa razón, acabamos en la Plaza del Senado o Senaatintori.


La Plaza del Senado es el corazón de HelsinkiEhrenströn y Engel la diseñaron para que fuera el eje político, religioso, comercial y científico de la ciudad. Por ello, la bordean el Palacio de Gobierno, el principal edificio de la Universidad de Helsinki, Aleksanterinkatu, que ya dije que es la calle de las tiendas en Helsinki, así como la Helsingin Tuomiokirkko o Catedral de Helsinki.


Visitando la Catedral de Helsinki

La Catedral de Helsinki es luterana, es decir, es una iglesia de culto evangélico. No muy lejos se encuentra la Catedral de la Dormición o Uspenskin Katedraali, que es ortodoxa, pero yo esta no la he visto en ninguna de mis dos visitas a Helsinki. De todas formas, del 100% de los finlandeses, solo el 65% se declaran religiosos, y, de estos, el 62'5% dicen ser evangélicos luteranos. Apenas son ortodoxos el 1'1%, por lo que es evidente que la principal catedral de Helsinki es la que se asoma a la Plaza del Senado. Por desgracia, la fachada que da a ella la estaban restaurando. 


Sin embargo, resulta que la planta del edificio es de cruz griega, y el mismo no solo cuenta con cuatro brazos igual de largos, sino que tiene todas las fachadas idénticas. Eso hizo que, simplemente con rodear un poco la Catedral, ya pudiéramos ver como es.



Dada la hora que era, ya tan solo teníamos tiempo para entrar en un sitio destacado, y decidimos que lo que íbamos a visitar por dentro era la Catedral luterana. La mayoría de las iglesias que he visto en mi vida han sido católicas, por lo que tenía curiosidad por ver una evangélica como esa. Como no podía ser de otra manera, pronto me percaté de que era mucho más sobria que los templos que dependen del obispo de Roma.



En efecto, en las paredes de la Catedral de Helsinki apenas si vi un cuadro y unas pocas estatuas. Una de ellas era de Martín Lutero, y otra representaba a Mikael Agricola, que, además de estar considerado como el padre de la literatura finlandesa, es la persona que reformó la iglesia de Finlandia, siguiendo los preceptos luteranos. Por su parte, el cuadro era El Descenso de Jesús desde la Cruz. Lo pintó Carl Timoleon Von Neff, y se conserva en el altar mayor.

Aparte, la Catedral de Helsinki no es muy grande, por lo que pudimos verla bien antes de bajar a la cripta.


Yo he visto unas cuantas criptas de iglesias católicas, por lo que creí que sabía más o menos lo que me esperaba. En teoría, en los templos, las criptas son cámaras subterráneas destinadas a albergar sepulcros y reliquias de fieles o de clérigos. A veces, son simplemente sótanos dedicados al culto, pero, en todo caso, lo normal es que sean espacios sagrados. Cuando se abren al turismo, en parte cambian su valor espiritual por otro conmemorativo, pero lo que vi en la catacumba de la Catedral de Helsinki supera los límites del surrealismo que yo esperaba encontrarme en ese tipo de lugares. Quizás es un problema de choque cultural, porque, si no, no se entiende que en un sitio que no está desacralizado, además de una pequeña capilla, haya exposiciones profanas, una zona de almacén y una cafetería. 
A mí me da igual, porque no soy religioso, pero lo cierto es que me extrañó un poco lo que vi. De hecho, la cafetería se llamaba Café Krypta. Si me hubieran dicho, que en un sitio con un nombre así se originó la versión finlandesa del Inner Circle, me lo habría creído... 


Ahora me arrepiento de no haberme tomado algo en ese lugar. Realmente, hubiera sido muy heavy beberse una cerveza en el hipogeo de una iglesia.

Sin embargo, nosotros lo que hicimos fue volver a la Plaza del Senado y pedirnos un helado en Senaatintorin Jäätelökioski. Las vistas desde la terraza de ese kiosko merecen la pena, así que tampoco me quejo.


Para acabar la jornada, nos movimos hasta la cercana Kauppatori, es decir, hasta la plaza del mercado de Helsinki, que a esa hora seguía con los tenderetes abiertos. En total, habría allí unos diez puestos de fruta y una veintena de tiendecillas de souvenirs, por lo que no era un lugar demasiado destacado por su actividad comercial, pero estaba en un sitio bastante atractivo, al borde de los muelles donde atracan los barcos que van a Suomenlinna.


Sentados en un banco, al borde del mar, echamos nuestro último rato de asueto en Finlandia. Cuando llegó la hora, no nos quedó más remedio que ir al parking a por el coche, para tirar ya hacia el aeropuerto. Antes, sin embargo, hicimos un alto delante de Havis Amanda


Havis Amanda es el nombre que recibe la fuente con estatuas que decora el extremo oeste de Kauppatori. Se trata de uno de los lugares más fotografiados de Helsinki, por lo que me pareció el sitio perfecto para decirle "hasta pronto" a Finlandia y a su bonita capital. 


Reto Viajero PRINCIPALES CIUDADES DEL MUNDO
Visitado: HELSINKI.
En 2013 (primera visita), % de Principales Ciudades del Mundo que están en Europa que ya estaban visitadas: 29'7% (hoy día 48'6%).
En 2013 (primera visita), % de Principales Ciudades del Mundo que ya estaban visitadas: 13% (hoy día 20%).